Un estudio de OCU advierte de que uno de cada dos comedores ofrece menús muy desequilibrados: faltan legumbres, pescado azul o huevos y sobran precocinados
Con el regreso a clases, muchos niños volverán al comedor escolar, pero un reciente estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que los menús no son adecuados. Uno de cada dos menús analizados se considera «muy desequilibrado», con un exceso de platos precocinados e hidratos y una insuficiencia de legumbres, huevos y frutas. Ninguno de los menús cumple con las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y no se observan diferencias significativas entre las comunidades autónomas.
Los hidratos de carbono predominan en la alimentación escolar, especialmente a través de productos precocinados como empanadillas y croquetas, que desplazan opciones más nutritivas como el pescado azul y los huevos. El pescado azul es poco consumido, representando solo el 22% del pescado servido, a pesar de que se recomienda alternar con el pescado blanco. Aunque se incluyen verduras en cantidades adecuadas, hay un exceso en el uso de preparaciones como ensaladas y purés.
El estudio muestra que no hay diferencias significativas entre los tipos de centros o los costes de los menús escolares. Sin embargo, se observa que los colegios con cocina propia ofrecen mejores resultados en la calidad de los alimentos. Los investigadores destacan que tener una cocina en el centro ayuda a controlar la preparación de los menús y argumentan que no necesariamente incrementa los costes.
¿HAN EMPEORADO ESTOS EN LOS ÚLTIMOS AÑOS?
La OCU señala que no tienen datos sobre si han empeorado los menús en las escuelas, pero destacan que el contexto ha cambiado, con un aumento de anuncios de alimentos poco saludables que afectan los hábitos de los niños, especialmente en las meriendas caseras. La experta en nutrición, Girba, opina que la calidad de las comidas en los colegios no ha disminuido, y enfatiza la importancia del entorno familiar y educativo en la alimentación de los niños.
Garba sugiere que la educación en nutrición y la promoción de hábitos saludables deberían ser más visibles en el comedor escolar, y propone que las recomendaciones actuales se conviertan en un marco legislativo efectivo. También menciona que, en general, estamos comiendo peor, lo que refleja una falta de priorización de la alimentación saludable como clave para la salud futura de los niños.
¿QUE EFECTOS TIENE PARA LA SALUD?
Una alimentación deficiente en la infancia provoca efectos negativos tanto inmediatos como a largo plazo. A corto plazo, puede conducir al aumento de peso, caries y falta de energía, además de generar diagnósticos médicos, como diabetes, que antes eran más comunes en adultos. A largo plazo, estas consecuencias se traducen en una peor calidad de vida y una menor esperanza de vida en la adultez, así como un incremento en los gastos de salud.
WEB: https://www.abc.es/antropia/comedor-escolar-suspende-vuelta-cole-20240917120610-nt.html
Esto es un problema grave. No solamente la alimentación desequilibrada en los más jóvenes (un servicio por el que, por cierto, se paga), que es preocupante. Sino también la falta de educación en nutrición a nuestros pequeños. Además, creo debería haber una figura de un nutricionista que se encargase de fijar la dieta de los comedores escolares por distritos o barrios (pues no es realista pedir uno por colegio). Un nutricionista cada 6, 8 o 10 colegios que se encargue de ofrecer diferentes menús equilibrados por semanas y días para que los colegios puedan seguir unas pautas y una ruta de cocina y mejorar así la calidad de la nutrición de los más pequeños que, mucho más que nosotros, lo necesitan.
Es preocupante que los menús escolares sean tan desequilibrados, con un exceso de platos precocinados y una falta de alimentos nutritivos. Para mejorar esto, es fundamental implementar educación nutricional para estudiantes y padres, fomentando hábitos saludables en casa. Una opción de mejora sería introducir menús que roten semanalmente, incluyendo diferentes fuentes de proteínas y más opciones de frutas y verduras. Asimismo, otra alternativa sería involucrar a profesionales en nutrición para diseñar menús equilibrados y adaptados a las necesidades de los niños.
En mi opinión, estas acciones pueden transformar la alimentación en las escuelas y contribuir a la salud a largo plazo de los niños.
Este es un problema mayúsculo, al que no se le da tanta importancia como se merece. El cuidado y alimentación de los menores es clave para su crecimiento y los centros que ofrezcan este servicio deberían asegurar a las familias, no solo que tengan un ok de sanidad, sino que están preparados para ofrecer la mejor calidad y variedad en alimentación a los estudiantes. Además, todo aquel centro escolar que no pueda confirmar estas condiciones, debería dejar de ofrecer el servicio o mejorarlo.
El estudio de la OCU sobre los menús escolares nos dice que hay una gran falta de equilibrio en la alimentación que se ofrece a los niños en los comedores. Hay una sobreabundancia de productos precocinados y un déficit de alimentos esenciales en la dieta como legumbres, pescado azul y huevos. Este desequilibrio puede tener efectos negativos inmediatos, como aumento de peso y falta de energía.