Unos 281,6 millones de personas sufrieron hambre aguda en 2023, según el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias, estudio conjunto de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). El documento identifica tres detonantes principales de las crisis de hambre: los conflictos, que asolan una veintena de países en los que el hambre afecta a más de 135 millones de personas; los eventos climáticos extremos, responsables del hambre de alrededor de 57 millones de personas; y los embates económicos, que causan el hambre de 75 millones de personas. Estas cifras sitúan al 2023 como el quinto año consecutivo de avance de la inseguridad alimentaria, por lo que desde las organizaciones autoras del informe se solicitan respuestas urgentes que permitan transformar los sistemas alimentarios y abordar las causas subyacentes de la seguridad alimentaria y la malnutrición.
El camino hacia una industria alimentaria más sostenible no es una tarea sencilla debido a factores como la falta de voluntad política o los temores existentes en el propio sector ante la transformación. Es necesario un cambio de rumbo ante la evidencia de que la cadena de valor no es sostenible y el sector agroalimentario no cuenta con capacidad suficiente para responder a la demanda global. Es aquí donde entra en juego la biotecnología.
La biotecnología está desempeñando un papel crucial en la lucha contra el hambre a través de diversas estrategias y tecnologías avanzadas, con el objetivo de mejorar la productividad agrícola, aumentar la resistencia de los cultivos a las enfermedades y a las condiciones climáticas adversas; así como para desarrollar alimentos más nutritivos. Hoy, con motivo del Día Mundial del Hambre, analizamos algunas de estas a través del trabajo de dos de nuestros socios: AINIA y Tebrio.
Agricultura de precisión o robótica agrícola, algunas de las principales soluciones
«La agricultura de precisión es una práctica agrícola que utiliza tecnologías avanzadas para optimizar tanto la eficiencia de los insumos como la productividad de los cultivos y la gestión del ganado”, señalan desde AINIA, centro tecnológico privado con más de 35 años de experiencia en I+D+i. El uso de tecnologías como la robótica, la teledetección, la fotónica, o la inteligencia artificial posibilita la recopilación de datos detallados y en tiempo real sobre las condiciones del suelo, el estado de los cultivos, el clima y otros factores ambientales que influyen en la producción agrícola.
Gracias a la agricultura de precisión los agricultores pueden aplicar la cantidad exacta de agua, fertilizantes y pesticidas necesarios, reduciendo así el desperdicio y los costos de producción. “Esto no solo mejora la eficiencia económica, sino que también reduce la contaminación ambiental y mejora la sostenibilidad de las prácticas agrícolas”, detallan desde AINIA.
“Al aumentar la productividad y eficiencia de los recursos agrícolas, la agricultura de precisión puede contribuir significativamente a alimentar una población mundial creciente. Mejorar los rendimientos de los cultivos en las áreas existentes de producción puede ayudar a satisfacer la demanda de alimentos sin la necesidad de expandir las áreas de cultivo, preservando así los recursos naturales”, añaden poniendo en valor los avances que están desarrollando en este campo.
“En AINIA hemos desarrollado plataformas de software propias que capturan, analizan y procesan en tiempo real datos e imágenes generados por sensores de imagen visible, espectral y láser. Este análisis permite a los agricultores tomar decisiones más informadas sobre cuándo y cómo irrigar, fertilizar, detectar la presencia de plagas o enfermedades y gestionar sus cultivos, lo cual es crucial para prevenir el desperdicio debido a sobreproducción o mal manejo de los recursos naturales”.
Un trabajo que complementan con la producción de biofertilizantes y bioplaguicidas como parte de la estrategia ‘Farm to Fork’ del Pacto Verde Europeo. “Estos productos naturales mejoran la salud y la productividad de las plantas sin los efectos nocivos de los químicos convencionales, contribuyendo a un sistema alimentario más sostenible y reduciendo la cantidad de alimentos no aptos para el consumo debido a residuos químicos”.
Desde AINIA destacan otras áreas de trabajo como el uso de sensores inteligentes y la robótica agrícola que permiten una gestión agrícola más eficiente y precisa. Unas tecnologías que permiten monitorizar las condiciones de los cultivos y responder en tiempo real a sus necesidades. La robótica colaborativa o la visión artificial también se están empleando en la compañía biotecnológica para actividades como la recolección autónoma de frutas caídas.
La biotecnología sienta las bases del futuro de la lucha contra el hambre
“La biotecnología es una piedra angular para la industria agroalimentaria. Siempre han ido de la mano. La diferencia es que ahora ya no se trata sólo de producir más, que también es importante, sino de producir mejor, de ser más eficientes para no hipotecar el futuro de la propia industria agroalimentaria. Lo queramos o no, nuestras actividades han de ser sostenibles”, expone Adriana Casillas, CEO y cofundadora de Tebrio, compañía biotecnológica dedicada a la cría y transformación industrial del insecto Tenebrio Molitor.
Casillas incide en que la biotecnología es una de las herramientas “más versátiles y poderosas que tenemos en la industria agroalimentaria”, ya que puede ayudarnos de múltiples maneras: “No me refiero sólo a la ingeniería genética para mejorar la resistencia y la adaptabilidad de nuestros cultivos. Estoy hablando del desarrollo de nuevos alimentos, como la proteína de insecto, la carne cultivada o todo lo que nos ofrece la fermentación. De la producción de ingredientes específicos para conservar mejor nuestros alimentos y hacerlos más funcionales. Tiene aplicaciones para detectar patógenos y alérgenos. Puede ayudarnos a mejorar la trazabilidad, a aumentar la seguridad, a incrementar nuestra productividad respetando los mayores estándares de calidad. Es innovación y, como tal, debería ayudarnos a construir el futuro”. En este sentido el trabajo de Tebrio juega un papel determinante.
El gusano de la harina, nombre con el que se conoce comúnmente al Tenebrio Molitor, tiene numerosas aplicaciones que van desde la alimentación animal a la nutrición vegetal, pasando por novedosos usos bioindustriales. En junio de 2021 la Comisión Europea daba luz verde a su utilización en alimentación humana tras el dictamen positivo de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), que concluía que el Tenebrio Molitor no sólo era un alimento muy nutritivo, sino también seguro.
https://asebio.com/actualidad/noticias/lbiotecnologia-innovacion-lucha-hambre
Después de leer la noticia pienso que además de ser una herramienta muy útil para aumentar la producción de alimentos y combatir el hambre, la biotecnología plantea controversias importantes tanto éticos como ambientales ,que no deben pasarse por alto. El uso de organismos genéticamente modificados sigue generando controversia, especialmente en lo que respecta a su impacto en la biodiversidad y los ecosistemas. También existe preocupación por cómo estas tecnologías pueden beneficiar principalmente a grandes empresas, dejando atrás a pequeños agricultores/autónomos . Aun así, con una regulación adecuada y un enfoque ético, la biotecnología tiene un enorme potencial para contribuir a la seguridad alimentaria de manera sostenible, ayudando a las regiones más vulnerables a adaptarse al cambio climático y mejorar su acceso a alimentos nutritivos.
Es agradable ver como los avances de la biotecnología se están utilizando para combatir el hambre en la sociedad y mejorar la sostenibilidad de la producción alimentaria. Tecnologías como la agricultura de precisión y la robótica pueden optimizar los recursos y reducir el impacto ambiental. Además, innovaciones como la proteína de insecto muestran que es posible encontrar soluciones nuevas y eficientes para alimentar a una población creciente. Sin embargo, es importante que estos avances lleguen a las regiones más afectadas por la crisis alimentaria, para que los beneficios sean realmente globales y equitativos.
Esta claro que a medida que pasa el tiempo, van apareciendo nuevas innovaciones gracias a la tecnología actual, claramente es el futuro para combatir la hambruna mundial. Herramientas como la robótica permiten maximizar el uso de los recursos y disminuir el impacto sobre el medio ambiente. Es el caso de la carne cultivada o falsa, espero que se hallen más innovaciones o recursos para combatir un problema tan grandes en muchas regiones del mundo.
Es evidente que la ciencia cada vez está contribuyendo a más campos. La ayuda que la biotecnología llega a suponer para combatir la hambruna mundial es enorme, y no únicamente puede ayudar a disminuir el porcentaje de población que padece el hambre, sino que contribuye a que se puedan asegurar alimentos de mayor calidad y que produzcan menor contaminación. Sin embargo, y es muy triste admitirlo, hay que tener en cuenta que en la sociedad actual a pesar de tener los medios para combatir el hambre, por diversos motivos, los países menos desarrollados no pueden optar a estos medios.