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La comida en el cine

Tanto la comida como el arte cinematográfico, son hechos culturales y creativos. Dos vehículos más que eficaces de comunicación masiva. El cine produce un placer audio visual que abre en los espectadores distintos apetitos como en este caso el gastronómico.

La relación entre el arte gastronómico y el arte cinematográfico se inicia desde el principio del cine, a finales del siglo XIX. Desde los primeros films del cine mudo hasta los más actuales. Hay escenas memorables que nos remiten a la relación entre el cine y la comida, desde los Hermanos Lumière, pasando por Charles Chaplin, Buster Keaton, o el “gordo y el flaco”.

Sin embargo, el primer film, donde la comida es presentada con mayores detalles y sofisticación, ya que están enmarcados en escenas de banquetes y fiestas, es Cleopatra (1917) de Gordon Edwards, basada en la tragedia de Shakespeare Antonio y Cleopatra.

La obra cinematográfica de Charles Chaplin, tiene escenas inolvidables, donde la comida al mismo tiempo, adquiere al menos dos significados: como procedimiento para producir humor, y arrancar la risa, y como símbolo del hambre, para emocionar hasta las lágrimas a los espectadores. Como ocurre en el film La quimera del oro (1925). Donde los dos abandonados vagabundos sucumben ante el hambre. Charlot prepara una cena con lo único que tiene a mano: uno de sus zapatos de cuero con sus respectivos cordones, transformados en suculentos spaghettis, mientras su compañero cree ver en Carlitos una gallina, tratándolo de comer.

En su otra obra maestra Tiempos Modernos (1936), Chaplin es sometido a una máquina de alimentación automática para dar de comer a los obreros de la fábrica, y así eliminar el receso del almuerzo, y que estos no dejen de producir.

Otros films relevantes, en cuanto a la profundización de la problemática de la comida, como también por la divulgación de la gastronomía típica de otras culturas, asociadas íntimamente a la identidad de un país. Y donde el acto de comer, es un verdadero acto de amor, son: Comer, beber, amar (1994) de Ang Lee. Chocolate (2000) de Lasse Hallstrom, El olor de la papaya verde (1993) de Anh Hung Tran. Tomates verdes fritos (1992) de Jon Avnet. Como agua para chocolate (1992) de Alfonso Arau. La cena (1998) de Ettore Scola. Big Night (1996) de Campbell Scott y Stanley Tucci, una crítica a la cocina italiana “americanizada”, donde el risotto de tres colores y el elaborado tímpano, preparados por el increíble cocinero siciliano, compiten con las simples hamburguesas y los insulsos hot-dogs. La exquisita secuencia de la fiesta, con su increíble timbal de macarrones, del film El Gatopardo (1963) de Luchino Visconti. O la escena donde Harrison Ford, en medio de la polución y la lluvia interminable, devora un sashimi, en Blade Runner (1982) de Ridley Scott, film que nos acercó el futuro en esa preparación de la cocina japonesa.

Debemos comer para vivir, lo mismo que debemos respirar. Lo primero que gustamos es la leche del pecho de nuestra madre, acompañado por amor y afecto, que constituyen nuestros primeros sentimientos de placer. En muchos de estos films, a través del sentido del gusto, el olfato sugerido por el sentido de la vista y el oído, lo recrean.

FUENTE: https://www.topia.com.ar/articulos/comida-cine


2 comentarios

  1. Qué interesante reflexión sobre la conexión entre la comida y el cine. Es fascinante cómo ambos son formas de arte que no solo nos entretienen, sino que también nos comunican emociones . La manera en que el cine ha utilizado la comida a lo largo de su historia, desde los primeros días del cine mudo hasta las producciones contemporáneas, realmente es impresionante

  2. La relación entre el cine y la gastronomía es fascinante, ya que ambas formas de arte nos ofrecen experiencias sensoriales únicas. Las películas han sabido captar el placer de comer, desde momentos de humor hasta escenas que evocan el amor y la cultura de cada plato. Películas como La quimera del oro y Como agua para chocolate no solo entretienen, sino que también nos hacen apreciar la comida como parte esencial de nuestras vidas y tradiciones. Me parece genial que el cine resalte lo importante que es compartir una buena comida.

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