Las escenas de comida son algo habitual en las películas de Quentin Tarantino y son más importantes de lo que parece. El director entró a lo grande en 1992 con la película Reservoir Dogs, y siguió con Pulp Fiction, Jackie Brown, Kill Bill. Volumen 1, Kill Bill. Volumen 2, Death Proof, Malditos bastardos, Django desencadenado, Los odiosos ocho y Érase una vez en… Hollywood.
En sus películas, las escenas de comida más recordadas tienen la doble función de relacionar a las personas que vemos y ofrecer algunas pistas sobre el pasado de ellos. Una constante en las películas de Tarantino es mostrar a personas comiendo mucho, cocinando, o incluso, hablando sobre sus preferencias alimenticias.
Una de las escenas más recordadas de Pulp Fiction presenta al asesino a sueldo Vincent Vega (John Travolta) diciéndole a su compañero Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) que en París un cuarto de libra con queso se llama “Royale con queso”. Aunque no lo parezca, esto es fundamental para saber cómo es Vincent y nos muestra que un asesino como él aún observa cosas tan comunes como nombres de hamburguesas con queso, o culturas alimentarias fuera de los Estados Unidos.
En Malditos bastardos, el antagonista , Hans Landa (Christoph Waltz), ordena strudels mostrando así su dominio sobre Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent). Además, ordena un vaso de leche para recordarle el día en que toda su familia fue masacrada. Mientras Landa está comiendo, una sensación de dolor se puede apreciar en el rostro de Shosanna.
Estas dos películas son las dos películas Quentin Tarantino que más se ven escenas de comida. Gracias a estas se puede ver el carácter y la actitud de los personajes.
El análisis de las escenas de comida en las películas de Tarantino es bastante flojo. Básicamente, se limita a mencionar que los personajes comen para mostrarnos cómo son, pero no profundiza en lo que realmente aportan estas escenas a nivel narrativo. Hablar de hamburguesas y strudels puede ser curioso, pero el artículo se queda en lo obvio, sin rascar más allá de la superficie. Podrían haber explorado mucho más el simbolismo detrás de estos momentos, que en realidad aportan mucho más que simplemente caracterizar a los personajes.
La gracia de los dialogos de Tarantino es que son orgánicos, los personajes pueden tener una charla sobre una hamburguesa para posteriormente entrar en la casa de unos criminales a saldar cuentas, esto hace más inmersivo ambas escena, te enchangan de manera atrapante de principio a fin, esa es la magia de tarantino.