Investigadores de la UBU buscan reemplazar los productos sintéticos con este residuo del vino. Aseguran que añadirlo no modifica texturas y mantiene las elaboraciones en un estado óptimo durante más tiempo.
Las uvas son un ingrediente básico en la dieta desde mucho tiempo atrás, ya que gracias a su rica variedad de nutrientes aportan múltiples beneficios para la salud. Pero sus ventajas van mucho más allá, ya que aparte de ser una estupenda fuente de sustancias terapéuticas, de esta fruta se pueden aprovechan hasta los residuos. Los hollejos y pepitas que se obtienen tras los procesos de elaboración de vinos blancos y tintos se pueden utilizar como conservantes naturales de los alimentos.
Quédate con este nombre, polvo de uva, un producto rico en fibra, antioxidantes y diversos minerales, que puede usarse como aditivo alimentario con diferentes fines: antioxidante, antimicrobiano y fuente de fibra, entre otros. Además, gracias a su alto contenido en potasio y a la presencia de diferentes sustancias saborizantes, puede emplearse como aderezo y sustituto parcial de la sal, por lo que se puede considerar como sazonador.
Todos estos estudios sobre el polvo de uva tanto a nivel celular como en animales de experimentación, han demostrado un efecto protector en la prevención y evolución de enfermedades cardiovasculares asociadas a patologías como la hipertensión, diabetes y obesidad.
En este sentido, se ha observado que la ingesta de los sazonadores reduce la presión arterial, previene el desarrollo de cambios vasculares en arterias, asociados con la remodelación hipertrófica de estos vasos, al disminuir el espesor de la pared vascular y la actividad inflamatoria implicada en el proceso y evolución de enfermedades cardiovasculares. Estos resultados respaldan el uso de estos productos en formulaciones de alimentos funcionales o como complementos alimenticios, con propiedades que pueden contribuir a mantener la salud.
Por todo ello, investigadores de la Universidad de Burgos (UBU) decidieron dar una segunda vida a este producto derivado del vino .
Me parece muy interesante esta noticia, ya que no sabía que los residuos de las uvas pudieran tener un uso tan innovador como conservante natural de alimentos. Es fascinante cómo los investigadores de la Universidad de Burgos están aprovechando estos subproductos del vino para mejorar la conservación de alimentos y contribuir al bienestar cardiovascular. Sin duda, una gran iniciativa hacia una alimentación más saludable y sostenible.
Me parece muy interesante que los investigadores de la Universidad de Burgos hayan encontrado una manera de reutilizar los residuos del vino, como los hollejos y pepitas, para crear el polvo de uva. No solo es beneficioso para la salud, ya que aporta fibra, antioxidantes y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, sino que también es una forma de aprovechar recursos que normalmente se desecharían. Además, su capacidad de funcionar como conservante natural y sustituto de la sal lo convierte en una opción saludable y sostenible para la industria alimentaria. Me parece de gran importancia la realización de más investigaciones con este tipo de fines en estos tiempos.