La Delgada Línea entre las Modas Alimenticias y los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)
En la era de las redes sociales y la información instantánea, las modas en hábitos alimenticios se propagan a velocidad vertiginosa. Desde dietas milagrosas hasta estilos de vida alimentarios restrictivos, estas tendencias pueden parecer inofensivas a primera vista. Sin embargo, existe una preocupante relación entre estas modas y el desarrollo de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Exploremos esta conexión y sus implicaciones.
El Auge de las Modas Alimenticias
Las modas alimenticias no son un fenómeno nuevo, pero su proliferación se ha acelerado en la era digital. Algunas tendencias populares incluyen dietas detox, el ayuno intermitente y el veganismo extremo, las cuales, sin la información adecuada, pueden resultar altamente peligrosas. Pese a ello, algunas de estas prácticas pueden tener beneficios cuando se implementan apropiadamente, se reitera en muchas ocasiones que su popularización a menudo viene acompañada de información simplificada y promesas exageradas.
El Terreno Fértil para los TCA
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son condiciones complejas con múltiples factores contribuyentes. Sin embargo, las modas alimenticias pueden crear un ambiente propicio para su desarrollo y justamente los adolescentes son carne de cultivo para estas prácticas. Siendo la desinformación la principal causa del aumento del porcentaje de víctimas que estas dietas acarrean.
Muchas modas promueven reglas estrictas sobre qué alimentos son «buenos» o «malos», fomentando un pensamiento extremista del «todo» o «nada». Se llega a desarrollar una obsesión por la pureza en nuestra alimentación, donde la idea de comer «limpio» puede llevar a una preocupación excesiva por la calidad de los alimentos, característica de la ortorexia.
De igual manera, observamos como es habitual la presión social existente en los círculos cercanos. La popularidad de ciertas dietas en redes sociales crea presión para adherirse a ellas, independientemente de su idoneidad individual; al igual que la restricción calórica, que se promueve de forma severa, un factor de riesgo conocido para los TCA.
En la era de las redes sociales, frecuentemente se establece la idealización del cuerpo perfecto, donde muchas personas admiten haberse visto influidos por estándares inalcanzables y físicos idílicos que, en muchas ocasiones, no son reales. Por lo que, a menudo, estas tendencias se asocian con imágenes de cuerpos «ideales», reforzando estándares de belleza poco realistas.
Señales de Alerta
Hemos estar atentos en nuestro día a día. Es crucial reconocer cuándo una moda alimenticia puede estar cruzando la línea hacia un comportamiento problemático en nuestros seres queridos o personas cercanas a nosotros. Algunas de estas pueden ser:
- Preocupación excesiva por la comida y el peso
- Rituales alimentarios rígidos
- Aislamiento social debido a hábitos alimenticios
- Fluctuaciones extremas de peso
- Negación de hambre o fatiga
Conclusión
Las modas alimenticias pueden ser una puerta de entrada a hábitos más saludables, pero también pueden ser un camino peligroso hacia los TCA. Es crucial abordar estas tendencias con pensamiento crítico y conciencia sobre sus potenciales riesgos.
En lugar de seguir modas, las comunidades científicas recomiendan consultar a profesionales de la salud antes de hacer cambios dietéticos significativos, practicar la alimentación intuitiva y escuchar las señales del cuerpo, cultivar una relación positiva con la comida, libre de culpa y restricciones extremas y valorar la salud y el bienestar por encima de la apariencia física. Promover una relación saludable y equilibrada con la comida, basada en el disfrute y la nutrición más que en reglas rígidas, es esencial para prevenir el desarrollo de trastornos alimentarios.
Recuerda, la verdadera salud va más allá de las tendencias pasajeras y se centra en el bienestar integral, tanto físico como mental.
El aceite de palma es el «último demonio de la alimentación», pero no es el único
Gráfica 1: Contenido de grasas saturadas en productos de supermercado
Si mira en su despensa, no lo verá a primera vista, pero es muy probable que el aceite de palma esté ahí, en gran parte de los alimentos que almacena. Haga la prueba y revise la etiqueta de sus galletas, aperitivos, untables, chocolates, bollería, sopas instantáneas, pizzas o helados. El ingrediente, que a veces aparece camuflado bajo otras denominaciones, como aceite de palmiste, estearina de palma o incluso el nombre de la especie de la que procede, Elaeis guineensis, es el rey de los productos ultraprocesados, la grasa estrella para la industria alimentaria.
En las últimas semanas, está en boca de todos. La polémica sobre su uso ha alcanzado tales dimensiones que varias cadenas de supermercados han anunciado su intención de prescindir del aceite de palma en sus productos de marca blanca e incluso el Congreso de los Diputados ha aprobado una proposición no de ley que, entre otras disposiciones, insta al Gobierno a restringir el acceso a los productos con aceite de palma por parte de la población infantil. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) también ha recordado en un comunicado que «se está trabajando con la industria alimentaria y otros agentes implicados en la reformulación o mejora de la composición de los alimentos», lo que incluye la sustitución de las grasas empleadas «por otras vegetales más saludables».
Pero, ¿qué efectos tiene sobre la salud?, ¿por qué se ha convertido en el último demonio de la alimentación?
En primer lugar, el aceite de palma es muy rico en grasas saturadas, por lo que «no es recomendable en un contexto de dieta saludable, ya que eleva el colesterol y puede favorecer la aterosclerosis y enfermedades cardiovasculares», señala la AECOSAN, que recuerda que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejan reducir la ingesta de estas grasas y limitar su consumo a menos del 10% de las calorías totales de la dieta (un máximo de 20-22 gramos de grasa saturada al día para un régimen aproximado de 2.000 kcal).
Al igual que la agencia, muchas voces, como la Asociación Española de Pediatría, se han manifestado en las últimas semanas asemejando el perfil de este aceite con el de otros productos ricos en grasas saturadas y señalando que al margen de la recomendación general de limitar el consumo de estas grasas «no existen datos específicos concluyentes sobre el consumo de aceite de palma, sobre todo cuando se estudia en el contexto de una dieta equilibrada».
Sin embargo, otros especialistas, como Aitor Sánchez, dietista-nutricionista, tecnólogo alimentario y divulgador científico, consideran que este argumento «supone una simplificación enorme porque hace tiempo que sabemos que no todas las grasas saturadas son iguales».
El perfil de estas grasas, explica, depende mucho de sus características. «Y resulta que el aceite de palma está compuesto principalmente por ácido palmítico, que se ha demostrado como uno de los menos saludables dentro de los saturados, tanto a nivel cardiovascular como en la relación que tiene con la aparición de diferentes patologías, como el cáncer».
Lo más preocupante, subraya, es que para su empleo en la industria, el aceite se somete a un proceso de refinado en el que se forman ciertas sustancias, como el glicidol, sus ésteres y los MCPD (monocloropropanodiol). Estas moléculas que aparecen al calentar la grasa a altas temperaturas (superiores a 200 grados) se han asociado con un mayor riesgo de problemas como el cáncer. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado recientemente un informe en el que precisamente advierte sobre la excesiva exposición de los consumidores ante estos compuestos, que no sólo se forman en el proceso de obtención de aceite de palma para uso industrial sino también, en mayor o menor medida, en otros aceites vegetales que se refinan.
Un uso rentable
Este refinado es fundamental para aportar al aceite algunas de sus propiedades más apreciadas por la industria, como su sabor neutro. «Además confiere una buena textura, permite que el producto se mantenga sólido a temperatura ambiente y se deshaga en la boca, le da estabilidad… También es muy barato, por lo que su uso es realmente rentable para las compañías», añade Miguel Ángel Martínez, catedrático de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Navarra y uno de los principales investigadores sobre la dieta mediterránea en nuestro país, quien recuerda que un tercio del consumo mundial del aceite vegetal procede del aceite de palma pese a que su empleo masivo no sólo tiene consecuencias para la salud, sino también éticas y medioambientales.
Su método de producción ha sido muy criticado porque ha contribuido a deforestar hectáreas de selva tropical (se cultiva principalmente en países como Indonesia o Malasia, que han perdido gran parte de sus áreas boscosas) y se han denunciado en múltiples ocasiones las precarias condiciones laborales que tienen las personas que trabajan en su obtención, así como la expulsión de comunidades indígenas que se produce a medida que aumentan las zonas de explotación (se emplea también para la industria cosmética y la obtención de biodiésel).
Por todos estos motivos, no es la primera vez que el aceite de palma se pone en la picota pública. Sin embargo, hasta hace apenas tres años, su uso permanecía en gran medida velado para el gran público ya que la legislación permitía ocultar su empleo bajo la denominación genérica de «aceites vegetales». Desde que, en 2014, entró en vigor el Reglamento Europeo 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, es obligatorio especificar el origen de la grasa que emplea un producto (no es lo mismo usar aceite de oliva, rico en ácidos grasos monoinsaturados, cuyas propiedades se han demostrado beneficiosas para la salud, que otras grasas), aunque no hay obligación de mencionar el porcentaje real empleado, algo que reclaman muchos especialistas. «En muchos se puede inferir evaluando la cantidad de grasas saturadas que tiene, pero debería detallarse», asegura Carlos Ríos, dietista-nutricionista y miembro del colectivo Dietética sin patrocinadores.
La información nutricional que aparece en el etiquetado es muy mejorable, coinciden en señalar los expertos consultados. «Ahora ha saltado la preocupación por el aceite de palma, pero hay situaciones más escandalosas, como por ejemplo que no sea obligatorio mencionar la presencia de ácidos grasos trans, cuyos efectos para la salud son mucho más perjudiciales», subraya Miguel Ángel Martínez.
No sólo es legal no detallar la presencia de este ingrediente en los productos -puede aparecer bajo la denominación de «grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas»-, sino que el porcentaje que se emplea puede integrarse dentro del porcentaje general de grasas saturadas declaradas pese a que sus efectos para la salud son mucho más nocivos.
En el año 2006, un metaanálisis publicado en la revista médica The New England Journal of Medicine demostró que un aumento del 2% de la energía diaria a través de la ingesta de ácidos grasos trans se relaciona con un incremento del 23% en el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria.
La evidencia científica contra las trans llevó a que algunos países, como Dinamarca, limitaran duramente su uso en la cadena alimentaria, aunque en la mayoría de las naciones no se ha elaborado una legislación al respecto de su uso, sino que la regulación se ha limitado a una serie de recomendaciones para reducir su empleo a menos de un 2% de la grasa total del producto.
Según explica el investigador, las trans -que se elaboran mediante un proceso de hidrogenación de aceites vegetales- nacieron precisamente para ocupar el lugar de grasas saturadas de origen animal en los productos procesados, después de que varios estudios asociaran su uso con un aumento del riesgo cardiovascular sin saber que su perfil era aún peor que el de sus predecesoras. Posteriormente, el uso del aceite de palma también se potenció como sustituto de las trans, aunque, nuevamente, no parece la alternativa óptima para la salud de los consumidores.
La polémica en torno al aceite de palma ha hecho que mucha gente haya empezado a buscar productos que en su composición no contengan este ingrediente, sustituyéndolos por otros que emplean otros tipos de grasa. Sin embargo, para los expertos en nutrición, esa «no es la solución del problema».
«Un ultraprocesado que no contenga aceite de palma no es por ello más saludable. Contendrá muy probablemente otras grasas de mala calidad, grandes cantidades de azúcares, sal y harinas refinadas, cuyo perfil nutricional tampoco es recomendable», apunta Miguel Ángel Lurueña, especialista en Tecnología de los Alimentos y consultor científico-tecnológico independiente para empresas alimentarias.
«Se está demonizando el aceite de palma, como también ha pasado con el azúcar, pero esa no es la cuestión principal. Hay que fijarse en el alimento en su conjunto. Y si lo que te preocupa es la salud, lo que tienes que hacer es dejar de comer comida ultraprocesada en general, no uno de sus componentes en concreto», añade.
«No comemos nutrientes, sino alimentos», subraya en la misma línea Carlos Ríos, que explica que es fundamental tener en cuenta la «matriz alimentaria», las interacciones entre todos los componentes de un producto y nuestro organismo. La «comida real», la que no pasa por un proceso largo de elaboración industrial, puede ser rica en componentes como los ácidos grasos saturados, pero, en su conjunto, también posee otros elementos beneficiosos que, compensan, al menos en parte, los perjuicios asociados a un determinado nutriente, explica.
Coinciden con su punto de vista Martínez y Sánchez: «La mejor garantía es apostar por los alimentos en los que no es necesario mirar la etiqueta, porque no la tienen. Hay que basar la dieta en alimentos frescos o mínimamente manipulados, en frutas, verduras, legumbres, carnes no procesadas, porque esos son saludables al 100%», remarcan.
«Muchas empresas han reaccionado a polémicas como la del aceite de palma retirando el componente en cuestión, pero reformulando los productos de forma que contengan ingredientes poco saludables, lo que en definitiva es una estrategia de márketing que no aporta nada», reflexiona Lurueña, que también critica que las autoridades reaccionen a golpe de polémicas y sólo pongan parches que no abordan el problema de la alimentación en su conjunto.
«La dieta de los españoles, a día de hoy, no es la mediterránea, sino la ultraprocesada y eso tiene una relación directa con el hecho de que las enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares y el cáncer sean las principales causas de mortalidad en nuestro país», coincide Ríos. «Si queremos que se reduzca el consumo de estos productos procesados insanos, ¿por qué no utilizar las mismas estrategias que se utilizaron en la lucha contra el tabaco y fueron efectivas?», expone.
No se trata de demonizar periódicamente un ingrediente, añade, sino que «la lógica y el sentido común nos dicen que deberíamos conjugar estrategias como los impuestos, campañas de concienciación y sensibilización, prohibición de publicidad, etiquetado del envase, etc. La industria está ejerciendo su poder, pero necesitamos urgentemente medidas políticas que regulen la situación y que aumenten la percepción del riesgo entre la población», concluye.
Fuente: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2017/05/02/5907764046163fc6018b467b.html
Ecógrafo de alimentos
Desarrollan un nuevo sistema ultrasónico no invasivo para la industria alimentaria que permite analizar la textura de productos derivados de cereales, sin tocarlos, y en tiempo real.
Investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV), pertenecientes al Departamento de Tecnología de los Alimentos, han desarrollado un nuevo sistema ultrasónico no invasivo para la industria alimentaria que permite analizar la textura de productos derivados de cereales, como galletas, pan, snacks y pasta, entre otros muchos, sin tocarlos, y en tiempo real. Su uso permitiría clasificar productos o rechazarlos si se alejan del estándar de calidad óptimo o adaptar los procesos de elaboración cuando se identifica que las propiedades del alimento no son correctas. El sistema ha sido patentado por la UPV en colaboración con el CSIC e I+dea, Centro de Innovación Aplicada de Cerealto Siro Foods.
La textura es una propiedad de calidad muy relevante en la industria alimentaria, que se ve influenciada por muchos factores, como la materia prima del producto o el proceso de elaboración. Por ejemplo, en el caso de una galleta, un horneado demasiado intenso puede hacer que la galleta sea muy dura (o quebradiza) y un horneado deficiente puede llevar a texturas excesivamente blandas. Por otro lado, la variación de textura también puede deberse a pequeños cambios de composición, por ejemplo, humedad, o a otros factores.
“Con este sistema es posible evaluar y conocer las propiedades de calidad del alimento de forma instantánea en la línea de producción, sin tocarlo en ningún momento. Sería como hacer una ecografía del producto pero sin contacto con el sensor”, explica José V. García-Perez, investigador del Grupo de Análisis y Simulación de Procesos Agroalimentarios (ASPA) del departamento de Tecnología de los Alimentos de la UPV.
“En la línea de producción, los productos circulan a una velocidad elevada y, dada la naturaleza del producto, es imposible emplear técnicas convencionales de ultrasonido con acoplamiento por líquidos o geles. Además, como la superficie de los productos es muy irregular, es difícil lograr una adecuada transmisión del ultrasonido”, explica el investigador del CSIC Tomás Gómez, del Instituto de Tecnologías Físicas Leonardo Torres Quevedo (ITEFI). La tecnología desarrollada por Gómez y el testo del equipo del ITEFI logra superar esos problemas gracias a un conjunto de emisores y receptores de gran sensibilidad y ancho de banda, combinados con un procedimiento de toma de medidas y procesado de señal que permite determinar la textura del producto.
El sensor patentado por la UPV, en colaboración con el CSIC e I+dea, destaca también por su bajo coste y su sencilla implementación en las líneas de proceso.
https://www.upv.es/noticias-upv/noticia-13733-ecografo-de-al-es.html
Un mayor consumo de carnes rojas y procesadas aumentarían el riesgo de desarrollar cáncer colorrectar
En 2015, la evaluación que llevó a cabo la OMS de la carcinogenicidad (potencial para causar cáncer) de las carnes rojas y procesadas abrió el debate sobre que tan sanos son estos alimentos. Se descubrió que la ingesta de grandes cantidades de carne roja, como la res, el cordero y el cerdo,y carne procesada como salchichas o jamón, estaba asociado a un incremento en el riesgo de contraer cáncer de intestino, siendo mayor incluso el riesgo relacionado con la carne procesada. Este efecto podría explicarse, en principio, por la formación de productos químicos cancerígenos en la carne después del procesamiento (como el curado y el ahumado) y la cocción a alta temperatura (en sartén, en la parrilla o en una barbacoa). Por otro lado, en el caso de las carnes rojas se estima que una de las proteínas (la que les da el color rojo) puede dañar el intestino cuando se procesa.
Así mismo, la investigadora en Ciencias Médicas del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINS) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Tania Aburto Soto, advirtió sobre el mismo hecho e informó en una entrevista que consumir 50 gramos diarios de carne procesada incrementa 18 por ciento el riesgo de cáncer, debido principalmente a las nitrosaminas, compuestos carcinogénicos que dañan las células del aparato digestivo.
De este modo, diferentes estudios han proporcionado información esencial que refuerza la importancia de moderar el consumo, particularmente de carne procesada así como el efecto de la ingesta de carne roja.
https://www.eufic.org/es/vida-sana/articulo/que-tan-perjudicial-es-comer-carne-roja-para-nuestra-salud-y-el-medioambiente/
La verdad sobre entrenar en ayunas y su impacto en el rendimiento.
Son muchos los debates que giran en torno a si conviene o no entrenar en ayunas. Hay teorías que manifiestan que ejercitarse con el estómago vacío fomenta la pérdida de peso; en el otro extremo están los que dicen que el consumo de alimentos antes de entrenar es necesario para tener energía y que los músculos funcionen de manera correcta. ¿Cuál es la teoría indicada? ¿El ayuno se aplica de igual manera para todas las personas y deportes?
La relación que se tenga con la alimentación antes del ejercicio físico impactará en el rendimiento y el estado de salud en general. Puntualmente, cuando se trata de hacer ayuno intermitente -una práctica que se basa en abstenerse de consumir alimentos durante un mínimo de 12 horas-, la médica deportóloga Alejandra Hintze, habla acerca de la importancia de entender que tiene que ver con una técnica nutricional que vale la pena implementarla en ciertas ocasiones y en determinadas personas. “No todos se van a beneficiar del ayuno intermitente”, sostiene la experta. Por ejemplo, “una alimentación libre de gluten no se le recomienda a todo el mundo. Los que tienen que comer de esta manera son los celíacos y los intolerantes al gluten”, explica Hintze y aclara que este mismo razonamiento aplica para el ayuno intermitente. “Siempre van a estar los que se beneficien y los que no”, agrega.
Joaquín González Saucedo, nutricionista especializado en deporte de alto rendimiento, comenta que para alcanzar los objetivos deseados hay que planificar de la mano de un profesional de la salud, y de manera individualizada, el tipo de alimentación y ejercicio que se va a realizar teniendo en cuenta las condiciones físicas, el estilo de vida y las necesidades de cada uno. “Hay que destacar por ejemplo que no funcionan las mismas normas para un deportista de élite que para uno amateur, más allá de que haya ciertas pautas en común para todos”, menciona.
Ayuno y deporte, ¿van de la mano?
“El ayuno intermitente antes de entrenar tiene ventajas, pero no para todos los atletas”, dice Hintze. En los deportes de resistencia de larga duración como en el caso del triatlón, la natación, un maratón o el trail -correr en la montaña-, “está totalmente desaconsejado no comer porque el cuerpo necesita tener reservas de glucosa para moverse durante muchas horas”, detalla la médica. De lo contrario, “el organismo atacará sus propias fuentes de glucosa y se podría generar un cuadro de debilitamiento”, ahonda la deportóloga. Para Hintze, esta situación impide el buen rendimiento deportivo debido a la falta de energía.
Aun así, son muchos los que deciden hacer ejercicio aeróbico en ayunas con la excusa de que los ayuda a perder peso. “La discusión arranca acá”, comenta Hintze. “No hay dudas de que podés correr 21 kilómetros haciendo ayuno, pero el rendimiento no va a ser el mejor”, aclara. No se puede pretender conseguir un entrenamiento dando el cien por ciento en ayunas “porque estás con déficit calórico; y si bien el cuerpo lo puede resistir, el resultado final no será el esperado a diferencia de si se hubiera desayunado”, especifica la deportóloga.
Un informe del portal Runner´s World cita un estudio realizado por la Universidad de Nottingham en Reino Unido que menciona que realizar una caminata luego de siete horas de ayuno, podría ser una estrategia eficaz para aumentar la oxidación de grasas. No obstante, aseguran que existe el riesgo de perder rendimiento. Otra investigación publicada por la International Journal of Sport Nutrition and Exercise Metabolism, destaca que realizar ejercicio aeróbico moderado para perder tejido adiposo después de ayunar, no siempre mejora la utilización de los lípidos, por lo tanto precisan que es conveniente hacer ejercicio de resistencia luego de una ingesta ligera de comida.
Cuando se trata de un entrenamiento de fuerza González Saucedo sugiere evitar la práctica del ayuno intermitente, en especial si el objetivo es ganar masa muscular. Esto se debe a que el alimento es considerado el combustible de los músculos: “Les provee la energía que necesitan para cargar peso y luego reparar sus fibras y tejidos”, destaca el nutricionista. En estos casos, sugiere desayunar al menos una hora antes del entrenamiento y optar por alimentos que “aporten energía, fundamental para almacenar en los músculos y que le permitirá a la persona desarrollar la actividad lo más eficientemente posible”.
Entre ellos destaca los que contienen grasas saludables como la palta o los frutos secos, y los carbohidratos complejos tales como las legumbres y los cereales. Las proteínas completan la lista porque actúan sobre los tejidos de los músculos. Las sugeridas son los huevos, el pescado de aguas profundas como el salmón, el atún, la trucha y, las carnes magras dado que tienen poco nivel de grasa y además aportan calcio, vitamina D, B12, fibra y omega 3, nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del aparato músculo esquelético.
Después de un entrenamiento de este calibre, González Saucedo habla acerca de la necesidad de recuperar la masa y las fibras musculares dañadas y fomentar la síntesis del nuevo tejido. Para esto, la mejor opción, dice el nutricionista, son los alimentos proteicos y los carbohidratos simples: frutas y leche dado que son de rápida digestión y le devolverán al cuerpo la energía que perdió. Para el especialista, lo indicado es consumirlos dos horas posteriores al entrenamiento, momento en que el organismo aún sigue quemando calorías.
Al respecto, una reciente investigación puso en tela de juicio la idea de ayunar antes de hacer un entrenamiento de fuerza al demostrar que las personas que se ejercitaron después de una ingesta de comida, tuvieron una ganancia de masa muscular mayor, incluso se observó que lograban cargar más peso en ejercicios como las sentadillas a diferencia de quienes entrenaban de la misma manera pero en ayunas.
El análisis comparó a dos grupos de participantes que se encontraban realizando ayunos por Ramadán, fecha en el que los musulmanes realizan un ayuno durante 30 días para conmemorar la primera revolución de Mahoma. A uno de ellos se les solicitó entrenar sin romper el ayuno -que suele ser a la caída del sol-; el otro tenía indicaciones de hacerlo después de haber comido. Cabe destacar que todos los participantes independientemente del grupo al que hayan sido asignados, en los momentos que podían comer, lo hacían de la misma manera. El grupo que se ejercitó en ayunas reportó un mayor nivel de exigencia y esfuerzo al momento de ejecutar los movimientos en relación a los participantes que comieron.
Por otro lado, “en deportes que no utilizan glucosa, por ejemplo las artes marciales, que suelen ser de corta duración y no implican correr, estar en ayunas no conlleva casi riesgo ni tampoco tiene inconvenientes. No pasa nada si no tenés glucosa en el cuerpo porque en este tipo de actividades no se usan”, comenta Hintze.
Efectos adversos
Los especialistas consultados coinciden en que si bien hay personas que se verán beneficiadas haciendo ayuno, por ejemplo, aquellos que necesitan disminuir el nivel de colesterol malo (LDL) en sangre o quienes tienen que bajar de peso, lo cierto es que entrenar en ayunas puede no ser del todo ventajoso para otros. “Además de disminuir el rendimiento deportivo puede causar cefaleas, constipación, sensación de fatiga y debilidad corporal”, enumera Hintze y comenta que hay personas que por más que quieran no toleran pasar “12, 14 o 16 horas sin alimentarse y seguir con su vida diaria”.
Por su parte, Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en Nutrición del Hospital Italiano, advierte que un error frecuente es hacer ayuno intermitente durante todo el día y entrenar a la tarde. “Quienes hagan esto con frecuencia, podrían caer en un cuadro de desnutrición”. Desde el punto de vista de Hintze, es importante que en las horas en las que no se está haciendo el ayuno, se tenga una alimentación saludable y equilibrada. “No tiene sentido no comer durante tantas horas y después excederse en la ingesta de calorías. El ayuno falla cuando se sobrecompensa la ingesta de comida”, finaliza la deportóloga.
Un estudio del CSIC confirma la capacidad de los gusanos marinos para producir omega 3
Los gusanos poliquetos poseen las herramientas moleculares necesarias para producir ácidos grasos de omega 3 de alto valor nutricional. Así lo explica en una publicación científica el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS), centro perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Las investigaciones han hallado una enzima única en una de sus especies, que cumple un papel fundamental en su visión. Estos gusanos poliquetos son gusanos biodiversos, son uno de los invertebrados más abundantes del planeta, y la mayoría de las especies son marinas.
El estudio liderado por Oscar Monroig, del equipo de Especies Auxiliares en Acuicultura, Larvicultura y Ecotoxicología del IATS-CSIC, investigó la presencia de unas enzimas cruciales para la producción de estos ácidos grasos, llamadas elongasas. “Mientras que existen omega 3 de cadena corta con escaso valor nutricional y que pueden encontrarse en muchos alimentos que consumimos, los de cadena larga son los que aportan beneficios para nuestra salud y se incluyen en nuestra dieta por el consumo de productos marinos. Las elongasas son las encargadas de su producción”, declara el investigador.
Los ácidos grasos omega 3 de cadena larga desempeñan funciones importantes en la salud humana , explica el experto, resultando en un componente vital para la prevención y tratamiento de muchas de las aflicciones relacionadas con la edad.
Potenciales candidatos para la acuicultura
Su alimentación a base de detritos o materia orgánica en descomposición, junto a la posibilidad de cría intensiva, convierten a los gusanos poliquetos en candidatos ideales para la producción sostenible de harinas ricas en estos ácidos para piensos de acuicultura. “Podemos ahora confirmar que los poliquetos tienen equipos enzimáticos complementarios que les capacitan para poder realizar las reacciones bioquímicas necesarias para la producción de omega 3 de alto valor nutricional”, afirma Juan Carlos Navarro, investigador del IATS-CSIC.
La producción a nivel global de estos compuestos es limitada, y a raíz de la expansión de la acuicultura, existe una creciente demanda en nuevas fuentes ricas en omega 3. Las estimaciones para la producción acuícola hasta 2050 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) esperan que esta se duplique con creces para esa fecha.
Los resultados de este estudio, que cuentan con la colaboración de Florian Raible y su equipo de la Universidad de Viena, demuestran que los poliquetos marinos representan fuentes alternativas de omega 3. En concreto, la especie Platynereis dumerilii utilizada en este estudio, “ofrece muchas ventajas, ya que dispone de herramientas metodológicas que nos permiten estudiar los mecanismos básicos en los que participan los omega 3, asegurando la salud y el correcto desarrollo”, justifica Marc Ramos, investigador del CSIC en el IATS y colaborador en el estudio.
https://www.rtve.es/noticias/20240620/csic-ciencia-y-tecnologia-acuicultura-salud/16155391.shtml
ABRO DEBATE: tomarías un suplemento de omega 3 hecho a partir de este gusano marino, sabiendo que su crianza es mucho más sostenible que la de otras fuentes similares como el salmón?
Llega a Madrid una de las parrillas más populares de Buenos Aires: cocina típica argentina ‘de inmigrantes’ a precio ajustado
Tras más de 20 años en Buenos Aires, La Dorita cruza el charco para abrir su primer local en Europa en el madrileño barrio de Chamberí.
No podemos concebir la gastronomía argentina sin pensar en la parrilla, en el asado, en el culto a las brasas y a la buena carne, en sus empanadas o en los vinos de Mendoza y Río Negro. Y tanto si eres un argentino con nostalgia al otro lado del charco como si eres un local con ganas de vivir la auténtica experiencia del bodegón porteño, este restaurante con nombre de mujer que ha desembarcado en la capital hace apenas unos meses es el local que buscabas.
Tal y como explica Sebastián Valles, fundador de La Dorita, después de muchos años en el sector de la gastronomía decidió abrir este restaurante que lleva el nombre de su madre -una gran madre tal y como él confiesa- hace ya más de 20 años en el barrio bonaerense de Palermo Hollywood. Ahora, Valles junto con su socio Leonardo Rainelli han decidido abrir su primer local fuera de las fronteras argentinas, siendo la capital española el lugar elegido para dar continuar trabajando en su concepto de bodegón.
«Una cocina noble y sin grandes rebusques»
Según explica el fundador de La Dorita, la cocina que sirven es un concepto de «comida típica argentina de inmigrantes». «Si bien la comida argentina es una recopilación de distintas culturas gastronómicas que llegaron al país por diversos motivos, italianos y españoles en su gran mayoría, aportamos un gran peso en la propuesta con nuestra clásica parrilla con gran variedad de cortes de primera categoría«, asegura Sebastián Valles.
Del choricampi a los chinchulines
La carta de La Dorita, tal y como adelanta el fundador del local, es lo que se espera de un bodegón bonaerense: cocina tradicional, de calidad y sin pretensiones de ser otra cosa.
Con el chef Mariano García Scarampi a los fogones en su nuevo local de Madrid, La Dorita ofrece una carta donde no faltan entrantes como sus empanadas de carne cortada a cuchillo, sus clásicos buñuelos de acelgas con mayonesa de sriracha, la provoleta argetina clásica, chinchulines, mollejas o el choricampi, «una creación propia de cuando se abrió La Dorita que es una versión mejorada del choripán argentino. Se trata de un chorizo hecho a la parrilla envuelto en pan y relleno de mozzarella y cebolla», tal y como explica el fundador.
En cuanto a los platos principales, como no podía ser de otra manera, su selección de carnes es la auténtica protagonista. Según Valles, si visitamos La Dorita no podemos dejar de probar el ojo de bife con patatas fritas, o las milanesas napolitanas, que define como ‘insuperables’. También podemos optar por el asado de tira, la entraña, la media luna de vacío, o el secreto ibérico, entre otras opciones.
Si lo que quieres es dejarte sorprender sin tener que pensar mucho, siempre puedes optar por alguna de sus parrilladas, como la opción para tres personas que incluye chorizo, morcilla, mollejas, bife de chorizo y vacío, secreto ibérico y picaña acompañado de patatas fritas y ensalada por un precio de 78 euros.
La ‘trampa’ que usan en los restaurantes para que la comida sepa mejor que en casa, según un cocinero
Muchas veces acabamos frustrados en casa cuando queremos replicar el plato estrella de nuestro restaurante favorito y el resultado no está tan sobroso ni tiene la misma consistencia.
¿Cuál es entonces el truco? El cocinero Diego Doal lo ha revelado en un vídeo publicado en su canal de la red social de origen chino TikTok.
«Esta salsa es una de las ‘trampas’ que usan los restaurantes para que la comida sepa mejor que en casa y no puede ser más sencilla«, explica el chef en el vídeo.
Técnicamente se trata de lo que se llama una reducción. Se puede hacer «con cosas que normalmente tirarías», como huesos de pollo. «Yo cada vez que como, los guardo en el congelador», dice el cocinero.
Su método es dorar la carne en el horno a máxima potencia y, después, cocinarlos en una cacerola con verduras y agua. «Puedes hacerlo de ternera o mitad y mitad. Lo importante es que esté muchas horas«, dice.
Posteriormente, hay que destapar, subir el fuego a medio-alto para reducir el líquido hasta la mitad. Tras colarlo y dejarlo toda una noche en la nevera, al día siguiente habrá adoptado una forma gelatinosa.
Tras retirar la grasa, hay que volver a reducir la salsa, sazonar y guardar. Un truco es emplear una cubitera y así se tienen pequeñas dosis para cuando haga falta.
Según el cocinero, esta es una de las elaboraciones «con más umami del mundo». En su vídeo lo vierte encima de unas verduras salteadas, pero como más le gusta es «emulsionándola con un par de nueces de mantequilla».
La importancia de los nutrientes para el crecimiento:
Los nutrientes esenciales son compuestos que permiten al cuerpo llevar a cabo todas sus funciones. Se dividen en dos tipos: nutrientes no esenciales y nutrientes esenciales.
Los nutrientes esenciales se encuentran en macronutrientes y micronutrientes. Los macronutrientes ocupan la mayor parte del alimento y se consumen en gramos, como hidratos de carbono, proteínas o grasas. Los micronutrientes se encuentran en microgramos , vitaminas y minerales.
Ya que el cuerpo cambia, necesita nutrientes distintos para optimizar el crecimiento y el buen funcionamiento del organismo. En la etapa de la infancia y preadolescencia, el hierro es el nutriente mas importante para el crecimiento. En la edad adulta, se prioriza la hidratación e ingestión de alimentos con magnesio para fortalecer los huesos y mantenerlos sanos.
Los nutrientes mas esenciales en el envejecimiento son el calcio, magnesio, hierro, zinc, vitaminas C, D, Omega 3, y B12. Una dieta equilibrada y variada es clave para obtener todos estos nutrientes. ,cuidar de nuestra alimentación es muy importante para envejecer saludablemente
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Nuevas recomendaciones sobre ingesta de proteínas para deportistas
Los expertos aconsejan comer diariamente entre 1,6 y 2,4 gramos de proteínas por kilogramo de masa corporal.
Una revisión dirigida por la Universidad de Stirling, en Estados Unidos, ha establecido nuevas directrices para medir la ingesta de proteínas en atletas de pista y campo. Los hallazgos del documento forman parte de la declaración de consenso actualizada de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) sobre nutrición deportiva para atletas de pista y campo. El doctor Oliver Witard, de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de Stirling, dirigió este informe , bautizado como documento de consenso, junto con expertos del Comité Olímpico y Paralímpico Noruego y la Confederación del Deporte, y la Universidad de McMaster en Hamilton, Canadá.
En el documento, destacan los beneficios de la ingesta de proteínas en la dieta para la adaptación al entrenamiento, la manipulación de la composición corporal y la optimización del rendimiento en atletas de pista y campo. “Recomendamos que, para facilitar la remodelación de nuestras proteínas musculares, que se están convirtiendo rápidamente debido a su alto volumen de entrenamiento, los atletas de pista y campo deben aspirar a ingerir proteínas de alrededor de 1,6 gramos por kilogramo de masa corporal cada día si su objetivo es para aumentar la masa muscular”.
El documento también ofrece orientación a los atletas de pista y campo que buscan optimizar su proporción de fuerza, potencia o resistencia al peso corporal para favorecer el rendimiento. “Los atletas de pista y campo que restringen el consumo de energía, y tienen el objetivo de minimizar la pérdida de masa corporal magra, deben apuntar a ingestas de proteínas de entre 1,6 y 2,4 gramos por kilogramo de masa corporal al día”, continuó el Witard.
La declaración de consenso anterior de la IAAF se publicó en 2007 y, desde entonces, la evidencia que sustenta las estrategias de nutrición para el entrenamiento físico en atletas ha evolucionado considerablemente.
La declaración actualizada fue dirigida por la profesora Louise Burke, del Instituto Australiano de Deportes y de la Universidad Católica de Australia. El doctor Witard explica en una nota que “los atletas de alto rendimiento ahora tienen acceso a una declaración de consenso actualizada que informa sobre las mejores prácticas de nutrición de proteínas para optimizar la composición corporal”.