El estudio investigó la relación entre los patrones de consumo de bebidas y la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) en una población de 489 personas mayores de 20 años en una ciudad del noreste de Brasil. Las ECNT incluyen enfermedades como la hipertensión, la diabetes, el cáncer, la hipercolesterolemia y la obesidad, las cuales son problemas de salud pública importantes debido a su impacto en la calidad de vida y la mortalidad. Dado que estas enfermedades pueden estar relacionadas con hábitos de vida, como la dieta, el estudio buscó específicamente cómo el tipo de bebidas consumidas influye en el desarrollo de estas enfermedades.
Para analizar esta relación, se identificaron tres patrones principales de consumo de bebidas a través de un método estadístico llamado análisis de componentes principales. Los tres patrones fueron: «bebidas ultraprocesadas» (incluyendo refrescos y jugos industrializados), «bebidas alcohólicas» (como cerveza y otras bebidas con alcohol) y «bebidas saludables» (como agua, leche y jugos naturales).
Hallazgos principales:
- Bebidas ultraprocesadas y cáncer: El estudio encontró que las personas que consumían más bebidas ultraprocesadas tenían una prevalencia de cáncer 2,77 veces mayor en comparación con quienes consumían menos de estas bebidas. Esto sugiere que este tipo de bebidas, que suelen contener altos niveles de azúcar, aditivos y conservantes, podrían estar fuertemente relacionadas con el riesgo de desarrollar cáncer.
- Bebidas alcohólicas y obesidad: Aquellos con un mayor consumo de bebidas alcohólicas mostraron una prevalencia de obesidad casi el doble (1,97 veces mayor) que aquellos que bebían menos o no bebían alcohol. El alcohol es conocido por ser una fuente significativa de calorías vacías, lo que contribuye al aumento de peso y a la acumulación de grasa en el cuerpo.
- Bebidas saludables, hipercolesterolemia y obesidad abdominal: Por otro lado, las personas que tenían una mayor adherencia al patrón de consumo de bebidas saludables, como agua y jugos naturales, presentaron efectos beneficiosos para la salud. Por ejemplo, los individuos en el segundo tercil de consumo de bebidas saludables tenían una prevalencia de hipercolesterolemia (niveles altos de colesterol en sangre) un 39% menor en comparación con quienes consumían menos de estas bebidas. Además, quienes estaban en el tercil más alto de consumo de bebidas saludables tenían una reducción del 10% en la prevalencia de obesidad abdominal, medida a través de la relación entre cintura y estatura. Esto indica que el consumo de bebidas saludables puede ayudar a prevenir la acumulación de grasa abdominal, un factor de riesgo importante para enfermedades cardiovasculares.
El estudio concluye, por tanto, que los patrones de consumo de bebidas tienen una asociación significativa con la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles, independientemente de otros factores de riesgo. Los patrones de consumo de bebidas ultraprocesadas y alcohólicas se relacionaron con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer y la obesidad, mientras que el consumo de bebidas saludables mostró un efecto protector frente a problemas como el colesterol alto y la obesidad abdominal. Esto destaca la importancia de prestar atención no solo a lo que comemos, sino también a lo que bebemos.
Se subrrayo la necesidad de educar a la población sobre la influencia de las bebidas en la salud. Si bien las campañas de salud pública suelen centrarse en reducir el consumo de alimentos poco saludables, también es crucial incluir mensajes sobre el impacto negativo de las bebidas ultraprocesadas y alcohólicas. Asimismo, se deben promover opciones más saludables, como el agua, la leche y los jugos naturales, para prevenir la aparición de ECNT.