Una reciente investigación apunta que la clave podría estar en la nutrición de los neolíticos del norte de Europa
La genética no tiene el monopolio de la altura. Muchos son los factores que configuran la altura de una persona, como su entorno, su dieta… Las investigaciones más recientes de la antropología apuntan a la importancia de la cultura y los resultados han sido publicados en la revista científica Nature Human Behaviour. En este estudio, los científicos se han centrado en el análisis de los cuerpos de casi 1.300 personas que vivieron a principios del Neolítico, hace entre 8.000 y 7.000 años. Para saber cuánto medían estos primeros europeos, midieron la longitud del fémur.
Son varias las conclusiones que se han sacado. Entre ellas, que los neolíticos del norte de Europa ya eran más altos que los mediterráneos. Sin embargo, la diferencia de altura entre hombres y mujeres era mucho menor en el sur. La hipótesis que se saca es que los niños norteños estaban mejor alimentados que las niñas, a diferencia de lo que ocurría en el Mediterráneo en donde la dieta (se supone) era más igualitaria. Lo que está claro es que, al igual que en la última etapa de la Prehistoria, los europeos del Norte siguen siendo más altos que los del Sur.
Los neolíticos llegaron a Europa desde Anatolia (la Turquía moderna) y tomaron dos rutas: una por el centro de Europa hasta el Norte (Alemania, Países Bajos…) y otra siguiendo la costa hasta la actual Italia y la Península Ibérica. Aquellos dos grupos acabaron asentados en distintas partes del continente, aunque ambos implantaron la agricultura, la ganadería y el sedentarismo que acabaría desembocando en la construcción de las primeras ciudades.
La agricultura de Anatolia se pudo imitar fácilmente en la península Ibérica y la Itálica gracias a la similitud de los clima. No ocurrió lo mismo en el Norte, ya que aquellos primeros europeos tuvieron más dificultades para encontrar suelos fértiles para los cereales y, en consecuencia, se alimentaron peor. Así lo demuestran el análisis de sus huesos y sus dientes. Aún así, los científicos reconocen que no saben porque a pesar de que la alimentación de los europeos norteños era más deficiente eran más altos que los del Sur.
El estudio de los yacimientos reveló que casi la mitad de los europeos del Norte habían sufrido hipoplasia, una debilidad dental provocada por una deficiente alimentación durante la infancia. Por su parte, los mediterráneos no llegaban al 20%. De modo parecido ocurrió con la hiperostosis porótica, una lesión craneal propia de la anemia, que se presentaba en mayor medida en las personas del Norte de Europa.
La diferencia de altura entre hombres y mujeres
Mientras que los hombres del Norte eran más altos, las mujeres eran más bajas que las mediterráneas. Esto, sumado a la menor diferencia de altura entre los dos sexos en el Sur, es lo que ha llevado a los antropólogos a pensar que la clave se encuentre en la alimentación.
La líder de la investigación e investigadora de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), Samantha Cox, sugiere que la distribución de los alimentos no era equitativa por ese estrés dietético del Norte, es decir, que los hombres se alimentaron mejor que las mujeres. Por tanto, la discriminación sexual podría ser la explicación.
Otro factor que apoya esta teoría es el dimorfismo sexual, que son las variaciones de la fisionomía de los animales entre machos y hembras. La ratio del dimorfismo sexual entre las personas del Mediterráneo es del 1.05, frente al 1.14 de los Norte, una cifra muy elevada si tenemos en cuenta que las sociedades actuales que superan el 1.10 son las que han priorizado a los niños sobre las niñas, como la India.
Por ello, muchos estudios se centran ya en relacionar el dimorfismo sexual en la estatura y la nutrición entre hombres y mujeres, así como su vinculación a la discriminación por género.
Tomado de: Noticias de España – Infobae
Interesante ver como la discrepancia en la alimentación jugo un factor más en la diferencia de hombres y mujeres, cada hay menos diferencia en la altura, hoy en día, será deivertido ver que pasará en el futuro.
Me llama la atención cómo el dimorfismo sexual, además de los factores ambientales, podría reflejar desigualdades en el acceso a la nutrición entre hombres y mujeres. Reflejando nuevamente que los alimentos son un factor importante en las dinámicas sociales que definían la distribución de los recursos.
El artículo destaca cómo la altura no solo depende de la genética, sino también de factores como la alimentación y la cultura. Resalta la posible discriminación de género en la distribución de los alimentos en las primeras sociedades, lo que afectó el desarrollo físico de hombres y mujeres. Es un análisis interesante que conecta biología, nutrición y desigualdad.