La esperada producción estrenó este fin de semana en la pantalla de Max
La serie trae consigo el aroma de una cocina ancestral.
«Como agua para chocolate», la novela de Laura Esquivel, es una historia que logró trascender generaciones. Sus personajes han viajado en el tiempo y resuenan con una fuerza única que late en el corazón de cada actor y actriz que les da vida, primero en la película de Alfonso Arau y ahora en la serie que produce Salma Hayek; el elenco encontró más que una adaptación, un espejo en el que se reflejan sus propias historias y las de sus familias.
La serie trae consigo el aroma de una cocina ancestral, pero también los secretos que se cuecen en silencio, y la herencia de mujeres que han contenido su esencia entre ollas y fogones. Como es el caso de Irene Azuela, quien encuentra en su personaje, Mamá Elena, un espejo de su abuela: “mi abuela era muy rígida también, no había manera de que mostrara sus emociones, porque tenía la gran labor de sacar adelante a tres hijas”.
“Era como si la sociedad, los mandatos, las tradiciones, el deber ser, le hubieran dicho que tenía que ser siempre fuerte por sus hijas y eso fue apenas, no estamos hablando de 80, ni de 100 años, fue apenas. Es una herencia que seguimos teniendo y ahora nos empezamos a cuestionar tantísimas cosas más, pero no estamos tan alejados de eso. Me parece interesante que mamá Elena no se cuestiona si lo está haciendo bien o mal”, agregó.
En cada gesto de Mamá Elena, Azuela coloca una herencia ancestral de mandatos y responsabilidades: “en ese entonces esperaba que las madres les dieran a sus hijas un techo y una comida y un señor con el que casarse y con eso ya estaba, entonces puedes entender un poco más de la señora, de su rigidez y de su poca flexibilidad cuando se trata de decir me siento triste, tengo anhelos, quisiera buscar lo que hay más allá de una hacienda”, dijo.
Es emocionante ver cómo la adaptación de *Como agua para chocolate* en formato de serie no solo revive la historia original, sino que además añade capas de significado al reinterpretar los personajes y sus emociones. Irene Azuela da vida a Mamá Elena desde una perspectiva conmovedora, explorando la fortaleza y los sacrificios que muchas mujeres han heredado y que hoy seguimos cuestionando. Esta serie promete conectar profundamente con el público al entrelazar gastronomía, tradición y el legado femenino, haciéndonos reflexionar sobre nuestras propias raíces. ¡No puedo esperar para sumergirme en esta versión tan íntima y cautivadora!
La forma en que has contextualizado el tema en el panorama actual es muy acertada.
Esta historia siempre es especial porque mezcla emociones, tradiciones y esa conexión con la cocina que es como mágica. Me encanta cómo el personaje de Mamá Elena refleja esas generaciones de mujeres fuertes que, aunque no mostraban sus sentimientos, eran las que sostenían todo. Es loco pensar que esas ideas de «lo que una mujer debe hacer» no están tan lejos de nuestro presente. Seguro que la serie nos hará pensar mucho mientras disfrutamos de la historia y ese toque tan mexicano.