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La literatura gastronómica: un viaje de palabras y sabores a través del tiempo

Desde las antiguas civilizaciones hasta las redes sociales, la literatura gastronómica ha sido un espejo cultural, reflejando lo que comemos, soñamos y somos. El ser humano del siglo XXI vive una paradoja curiosa: ya no cocina tanto como antes, pero nunca había hablado tanto de cocina. Estamos rodeados de una comunicación gastronómica que nos bombardea, estimula, y hasta nos educa. Pero este fenómeno no es tan moderno como parece. La fascinación por describir los alimentos y su disfrute es tan antigua como el acto de comer, y ha evolucionado a lo largo de la historia, tomando formas y sabores diversos en cada época.

Orígenes: de la arcilla a la poesía

La gastronomía comenzó a inscribirse en tablillas de arcilla hace más de 4,000 años, en la civilización sumeria. Lo que hoy consideramos literatura gastronómica, en sus orígenes, era una labor burocrática de registrar en escritura cuneiforme las provisiones del estado: camellos, cabras, dátiles y trigo. Sin embargo, este registro básico fue el punto de partida de algo más significativo. Ya en la antigua Grecia, el poeta Arquestrato escribió en el siglo IV a.C. un poema dedicado al placer de comer, Hedypàtheia, la primera obra en la que la gastronomía tomaba forma poética. Aunque esta obra no alcanzó la popularidad de otros géneros, sentó las bases para ver la cocina como un arte, digno de ser celebrado en palabras.

Roma y el placer de contar banquetes

La civilización romana llevó la literatura gastronómica a nuevos niveles de esplendor y detalle. Marco Caio Apicio, en su famoso De Re Coquinaria, describió recetas y banquetes con una pasión que no solo apuntaba al placer, sino a la abundancia y el lujo que definían a la sociedad romana. La vida en Roma giraba en torno a los conviviums, banquetes que exaltaban el estatus y la buena vida. En contraste, Petronio, en El Satiricón, mostró la cara menos glamorosa de estos excesos, representando la decadencia en el célebre banquete de Trimalción. Esta dualidad en la literatura de la época ya mostraba el potencial de la gastronomía como metáfora de la condición humana.

Edad Media y Renacimiento: la cocina de los poderosos

Durante la Edad Media y el Renacimiento, el relato gastronómico fue dominio de aquellos que tenían acceso a los mejores ingredientes y a la sabiduría culinaria. Desde el Llibre de Sent Soví en catalán hasta los tratados de cocineros como el Maestro Rupert de Nola, la comida estaba ligada a la realeza, la nobleza y las instituciones religiosas. En el siglo XVI, la llegada de ingredientes del Nuevo Mundo a Europa dio paso a una nueva dimensión en los recetarios y relatos gastronómicos, como el Historia General de las Indias, donde se describe la fusión alimentaria entre continentes.

La cocina como identidad en la España del Siglo de Oro

El siglo XVII español reflejó en su literatura dos realidades opuestas de la gastronomía: la cocina lujosa de la corte, reflejada en tratados de cocina como el Arte de Cozina de Francisco Montiño, y la miseria de la novela picaresca, con El Buscón de Quevedo como emblema. Este contraste revelaba la desigualdad social, tema recurrente en la literatura gastronómica de la época.

Siglo XVIII y XIX: la gastronomía se vuelve francesa

La literatura gastronómica evolucionó con la llegada de Brillat-Savarin y su Fisiología del Gusto, obra que trascendió la mera receta para reflexionar sobre el placer de la comida. Francia exportó el concepto de gourmand y la sofisticación culinaria, mientras que en España la condesa de Pardo Bazán defendía la cocina y la cultura españolas en obras como La cocina Española Antigua. En este periodo, la gastronomía se vinculó con ideas de nación, identidad y tradición, temas aún vigentes.

De la guerra a la vanguardia: el siglo XX y el redescubrimiento de la gastronomía

Con las guerras y el hambre, la literatura gastronómica abordó la creatividad y el ingenio en tiempos de escasez. Obras como Cocinar a un lobo de M.F.K. Fisher reflejan el espíritu de supervivencia culinaria. En España, la posguerra trajo a autores como Manuel Vázquez Montalbán, quien integró el cocido como símbolo de unión familiar en sus novelas, mientras figuras como Simone Ortega popularizaban la cocina en los hogares con sus 1080 Recetas.

Hoy: de la tradición a las redes sociales

En la era digital, la comunicación gastronómica ha encontrado nuevos medios y lenguajes. Aunque algunos lamentan que “ya no se escribe igual”, la gastronomía sigue evolucionando en los blogs, redes sociales y programas de televisión. La literatura gastronómica actual explora el pasado, intuye el futuro y reflexiona sobre el papel de la cocina en nuestras vidas. En cada receta y en cada historia, seguimos contando la vida a través de los sabores, porque, como siempre, habrá que comérsela para contarla.

https://elpais.com/gastronomia/2024-04-23/la-literatura-gastronomica-y-sus-origenes-desde-cuando-escribimos-sobre-cocina.html




2 comentarios

  1. Es alucinante cómo la comida ha sido siempre parte de nuestra cultura, desde las primeras inscripciones hasta los banquetes romanos e incluso, la cocina española del Siglo de Oro,. Esto refleja que la gastronomía siempre ha sido mucho más que solo comer. Hoy en día, con las redes sociales, sigue evolucionando, mostrando que la comida sigue siendo una gran fuente de inspiración.

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