Desde una nave industrial en la localidad valenciana, el chef y su mujer, Mari Carmen Bañuls, gestionan un equipo de 80 personas para cocinar y llevar los platos a las zonas más afectadas por la dana.
“Hoy vamos a llenar tres tráilers de comida y a repartir más de 25.000 raciones”. Lo dice Ricard Camarena, cocinero valenciano con dos estrellas Michelin, que lleva 24 horas en una nave industrial cocinando con 80 personas bajo su batuta y la de su mujer, Mari Carmen Bañuls (copropietaria, directora general de la empresa Ricard Camarena). “Podríamos ser más, por la cantidad de personas que se han puesto en contacto para venir a echar una mano, pero no somos capaces de gestionar más gente”, afirma.
Ayer, a las nueve de la mañana, Camarena se disponía a cocinar lentejas en su restaurante y a preparar bocadillos para repartir entre quienes se acercaran a su local, situado en el norte de la ciudad de Valencia. Fue entonces cuando se le encendió la luz. “Llamé a los dueños de Costa Brava Food, compañía cárnica con la que fabricamos productos elaborados, y les pregunté si podíamos usar toda la capacidad productiva de la fábrica para cocinar allí. En sus instalaciones hacemos desde croquetas a empanadas, y me dijeron que fuera rápido para allá, que sacarían todo el producto de sus cámaras. Han donado toneladas de alimentos”, cuenta al teléfono.
La nave está en Cheste, una de las zonas más afectadas, “pero se halla en un alto y, aunque entró un poco de agua, las instalaciones están en marcha y aquí estamos cocinando con su generosidad y la de muchas empresas y particulares. Es fácil de decir, pero soportar la parte económica y dejar de producir lo que te aporta dinero… Cuando las cosas vienen mal, nos ponemos todos a disposición de todos”, asegura el chef.
Mari Carmen Buñols es el otro pilar de esta operación. Con la ayuda de dos personas, se encarga de toda la logística, recibe productos y gestiona el envío a las zonas más afectadas. “Está siendo lo complicado porque lo estamos haciendo con transportistas voluntarios, y Mari Carmen está en contacto con policías de municipios y alcaldes, todos desbordados. Buscamos un contacto directo para ver las necesidades reales que tienen y cómo las podemos resolver en zonas inaccesibles y prácticamente incomunicadas como Cheste, Chiva o Buñol”, explica Camarena. “Tenemos a gente de nuestra empresa que vive en estas zonas, y estamos organizando brigadas particulares con furgonetas que vienen, recogen y se van a lugares concretos para repartir la comida. Hacemos dos horarios de entrega y recepción con tráilers, y Mari Carmen ha organizado las recogidas en los pueblos”.
Ayer salieron a las doce de la noche de la nave en Cheste y hoy, a las siete de la mañana, ya estaban allí. “Los 30 kilómetros de trayecto me los paso llorando, pero en 24 horas hemos logrado una eficiencia increíble, y hoy, a las once de la mañana, teníamos producido lo mismo que ayer en todo el día”. Hoy han cocinado mucho guiso. “Hemos hecho unos 2.800 kilos de albóndigas con salsa y verduras, 2.000 kilos de jarrete de ternera en salsa con patatas, unos 6.000 kilos de pollo empanado y croquetas, 800 kilos de garbanzos con carne, y ahora estamos preparando alubias con emperador, que nos acaba de llegar un palé. Aparte, como en muchas zonas ya pueden cocinar porque ya tienen luz y agua, en los mismos envíos vamos a mandar muchas bandejas de productos para terminar (hamburguesas, filetes o conservas), para que la gente pueda tener en su casa, por si acaso”, cuenta. “Cuando pase la urgencia de alimentos, pensaremos de qué otra manera podemos ayudar. Lo importante es ir de máximo impacto a mínimo. Si solo puedes sacar barro, pues saca barro. En siete días lo estaré quitando yo. La desgracia va a ser inimaginable. Es algo inenarrable. Pero estar al servicio de los demás y ver que con lo que haces puedes mejorar en algo su vida es de las cosas más bonitas que hay. No hay una sensación que supere a esa: ni el dinero, ni el poder. Ayudar a los demás es el poder verdadero”.
Cuenta que la inspiración para llevar esto a cabo ha sido el trabajo que hace José Andrés con Word Central Kitchen. “Pero como yo lo tenía todo a mano y podía incluir la estrategia de cocinar en una industria, algo que hasta ahora nunca habíamos hecho, me he lanzado y ha sido algo exponencial. Si moviendo la espátula puedes hacer 20 raciones de garbanzos, genial, y si puedes hacer 100.000, el movimiento es el mismo”, afirma.
Es admirable el compromiso de Ricard Camarena y su equipo, que se han volcado en cocinar miles de raciones para las zonas afectadas por la DANA. Su respuesta rápida y eficaz demuestra que la solidaridad puede surgir en cualquier momento, y que el verdadero poder reside en ayudar. Inspirador.