La enfermedad renal crónica (ERC) reduce la capacidad de los riñones para filtrar la sangre y cumplir con sus funciones vitales. Esta afección no tiene cura y se asocia con un mayor riesgo de diversas enfermedades y una mayor mortalidad. La incidencia de la ERC aumenta con la edad, afectando a más del 40% de las personas mayores de 60 años en alguna de sus formas (leve, moderada o grave).
Actualmente, se recomienda a los pacientes con ERC leve y moderada restringir la ingesta de proteínas para ralentizar la progresión de la enfermedad y evitar complicaciones metabólicas. Sin embargo, las personas mayores necesitan más proteínas que los jóvenes para mantener su función física, conservar una buena salud y recuperarse de posibles enfermedades.
Un reciente estudio, publicado en JAMA Network Open por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), CIBERESP, IMDEA-Alimentación e Instituto Karolinska, analizó datos de 8.543 personas mayores de España y Suecia, recogidos durante 10 años, para determinar la ingesta ideal de proteínas en pacientes con ERC.
“La ingesta de proteínas se estimó mediante entrevistas y cuestionarios validados, mientras que los datos de mortalidad se obtuvieron de registros nacionales de defunciones. La presencia de ERC se determinó mediante análisis de sangre y orina, así como diagnósticos médicos. Los análisis se ajustaron por variables sociodemográficas, de estilo de vida, otras enfermedades crónicas y calidad de la dieta para evitar sesgos en los resultados”, explican los autores.
Los beneficios podrían superar los riesgos
El estudio reveló que, en comparación con la recomendación estándar de 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal al día (aproximadamente 56 gramos para una persona de 70 kilos), una ingesta de 1,0; 1,2 y 1,4 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal al día se asoció con un riesgo de muerte un 12%, 21% y 27% menor, respectivamente.
“La proteína vegetal, procedente de cereales, legumbres o frutos secos, y la proteína animal, procedente de carne, pescado, lácteos o huevos, mostraron asociaciones similares con la mortalidad. Estas asociaciones protectoras eran comparables en personas de 60-74 años y en mayores de 75 años”, detalla el personal investigador.
Estos hallazgos sugieren que, en personas mayores con ERC leve o moderada, los beneficios de una mayor ingesta de proteínas podrían superar a sus riesgos en términos de mortalidad. Por lo tanto, estos pacientes podrían beneficiarse de consumir más proteínas de las actualmente recomendadas, de manera similar a las personas mayores sin ERC. Sin embargo, dada la naturaleza del estudio, no está claro si estos resultados se aplican a personas con ERC grave, de otros grupos étnicos o que sigan dietas vegetarianas y/o bajas en proteínas.
En futuros estudios, los investigadores planean examinar el papel de la dieta y la nutrición en otros síndromes geriátricos y patologías neurodegenerativas, con el objetivo de influir en las políticas de salud pública y la práctica clínica.
“Nuestras investigaciones actuales incluyen el análisis de cómo los patrones dietéticos (por ejemplo, mediterráneo, nórdico, occidental), la ingesta de proteínas y la ingesta de energía se asocian con la malnutrición en adultos mayores. Otra línea de investigación se centra en la relación entre patrones dietéticos y multimorbilidad en adultos mayores. Finalmente, estamos investigando si la adherencia a estos patrones dietéticos se asocia con biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer y neurodegeneración”, concluyen los autores.
Bueno, es interesante saber este tipo de datos importantes sobretodo para prepararse en un futuro, porque es importante cambiar la dieta de una persona a medida que pasa el tiempo ya que el metabolismo y las funciones corporales cambian o disminuyen con el tiempo, por lo que el no cambiarlo producirá efectos adversos al largo tiempo
Este tipo de investigación es crucial para mejorar la salud de las personas mayores. A menudo se subestima la importancia de la nutrición adecuada en la prevención de enfermedades, y los resultados de este estudio podrían ayudar a revalorar la necesidad de un enfoque más individualizado en cuanto a las proteínas en la dieta.
El estudio sobre la ingesta de proteínas en personas mayores con enfermedad renal crónica (ERC) sugiere que aumentar la cantidad de proteínas podría tener beneficios significativos en términos de reducir el riesgo de mortalidad, desafiando las recomendaciones tradicionales. Aunque la restricción de proteínas es común en la ERC, este estudio indica que una mayor ingesta podría ser más beneficiosa para los mayores, especialmente en formas leves o moderadas de la enfermedad.