En una reciente charla TEDx titulada «Lo que la historia de la comida nos dice sobre vivir más tiempo», Toni MacAskill exploró cómo las dietas del pasado pueden contribuir a la salud y la longevidad. MacAskill, del canal de YouTube «Plant Chompers», presentó sus hallazgos en la Cumbre de Longevidad TEDxBoston el mes pasado, donde argumentó que la nutrición moderna podría beneficiarse de un enfoque renovado en algunas de las diversas dietas ricas en plantas del pasado.
MacAskill comenzó abordando la idea errónea de que las dietas de siglos anteriores eran inherentemente poco saludables. Señaló que muchas de las guías alimentarias nacionales actuales se basan en patrones dietéticos antiguos, como las dietas mediterráneas y asiáticas, que enfatizan el consumo de cereales integrales, legumbres y una variedad de vegetales como base para la salud moderna.
Uno de sus puntos centrales fue el valor de los alimentos integrales y mínimamente procesados, un principio respaldado por la ciencia de la nutrición temprana. Durante la Primera Guerra Mundial, Harriette Chick, una pionera de la ciencia de la nutrición, combatió las deficiencias de nutrientes entre los soldados británicos utilizando alimentos a base de plantas como lentejas y guisantes germinados.
MacAskill también destacó la importancia de la diversidad de plantas en muchas dietas tradicionales, que solían incluir una amplia variedad de vegetales, cereales y plantas silvestres. Concluyó advirtiendo sobre el aumento de los alimentos «hiperpalatables», que son altos en azúcar, sal y grasa, lo que hace que sea más difícil dejar de comerlos.
MacAskill subrayó que las dietas tradicionales de los siglos anteriores, que priorizaban estos alimentos, han resistido la prueba del tiempo por una buena razón. Sugirió que al adoptar la diversidad dietética y centrarse en alimentos de origen vegetal mínimamente procesados, la sociedad puede abordar los desafíos de salud contemporáneos, aprovechando la sabiduría del pasado.
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Explorar las dietas tradicionales nos recuerda el valor de los alimentos naturales y sin procesar, así como la importancia de una alimentación variada. La ponencia de MacAskill destaca cómo esta sabiduría ancestral, centrada en plantas y alimentos integrales, puede ser un faro para nuestra alimentación moderna. Volver a lo básico podría ser la respuesta a muchos de nuestros problemas de salud.
Es una charla interesante porque conecta la historia de la alimentación con los desafíos de salud actuales. Es fascinante rescatar estas dietas tradicionales no solo por ser nutritivas sino porque están respaldadas por siglos de práctica y eso refuerza la idea que lo «moderno» no siempre significa mejor. Además, del énfasis en la diversidad de alimentos procesados considerando el problema que tenemos hoy el día con los alimentos ultraprocesados.
Por ello, deberíamos de enfocar nuestra dieta a las dietas tradicionales para comer más variado, simple y natural.
Esta charla nos invita a reflexionar sobre cómo la nutrición moderna puede beneficiarse de redescubrir las dietas del pasado, que priorizaban alimentos integrales y de origen vegetal. En un mundo saturado de alimentos ultraprocesados, la sabiduría ancestral de las dietas mediterráneas y asiáticas, llenas de vegetales, legumbres y cereales, sigue siendo un recordatorio de que la salud no necesita ser compleja. Adoptar esta diversidad de alimentos podría ser clave no solo para una mejor nutrición, sino también para combatir las enfermedades relacionadas con la dieta en la sociedad actual.
En un contexto donde el consumo de alimentos ultraprocesados está en auge, el enfoque en prácticas alimentarias más naturales y diversas parece ser una solución sensata. Recuperar la sabiduría nutricional del pasado podría ayudarnos a contrarrestar las enfermedades modernas relacionadas con la alimentación y fomentar hábitos más sostenibles y saludables.
Impresiona ver cómo la historia de la comida nos puede enseñar tanto sobre salud y longevidad. MacAskill tiene un punto muy inteligente al resaltar que las dietas tradicionales ricas en plantas y alimentos integrales no solo eran saludables, sino que podrían ser la clave para mejorar nuestra nutrición moderna. La idea de volver a alimentos menos procesados y más variados, como cereales, legumbres y vegetales, tiene mucho sentido y sería una gran solución para enfrentar los problemas de salud actuales.