Elena Gallardo explora el impacto de la alimentación antiinflamatoria y el mindfulness para lidiar con el estrés que sufre el sistema digestivo.
Aunque pueda resultar complicado de entender, la alimentación tiene un impacto directo en nuestra salud general, especialmente en los sistemas digestivo e inmunológico. Sí, tal y como dijo el filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerbach en 1850, «somos lo que comemos«, una cita que formó parte de su obra Enseñanza de la alimentación. Hoy, gracias a los avances de la ciencia, se reconoce que ciertos alimentos pueden reducir la inflamación y, con ello, mitigar el estrés en nuestro sistema digestivo. La nutrición antiinflamatoria emerge así como un pilar fundamental para combatir enfermedades relacionadas con la inflamación crónica y para promover el equilibrio cuerpo-mente. En caso de padecer hinchazón de forma habitual, es aconsejable acudir a la consulta de un especialista en la materia.
Según detalla Elena Gallardo, neurocientífica con doble titulación, Biología y Medicina, en su último libro De la inflamación al bienestar, neurociencia para regular tu sistema nervioso y mejorar la conexión cuerpo-mente (23,70 euros en Almuzara Libros), «el estrés no resuelto y mantenido en el tiempo provoca cambios fisiológicos en nuestro cuerpo» que a su vez exacerban la inflamación en diferentes sistemas corporales, incluido el digestivo.
La estrecha relación entre alimentación, estrés e inflamación
Estrés prolongado y sobreactivación del sistema inmunológico
Gallardo explica que el estrés sostenido en el tiempo puede desencadenar un ciclo inflamatorio. Este ciclo ocurre cuando el sistema inmunológico permanece «en guardia«, activando constantemente a los macrófagos (células inmunes de defensa) para combatir amenazas internas y externas, como ciertas bacterias en el sistema digestivo. Cuando los niveles de estrés permanecen altos, la inflamación se vuelve «silenciosa» o de «bajo grado», avanzando sin mostrar síntomas notables en un inicio, pero afectando a largo plazo la salud intestinal y la calidad de vida. «Sentir malestar en el estómago cuando estamos estresados e inflamados es muy normal. El sistema digestivo está considerado nuestro segundo cerebro«, subraya la experta.
¿Qué papel tienen los alimentos antiinflamatorios?
Una dieta rica en alimentos antiinflamatorios ayuda a reducir los efectos del estrés crónico. Alimentos como el pescado azul, las frutas y los vegetales frescos, así como los alimentos ricos en antioxidantes, promueven una respuesta inmunitaria equilibrada y reducen la sobreactivación de las células inmunes en el sistema digestivo. Además, Gallardo sugiere que una dieta basada en alimentos naturales es capaz de reducir la «carga de trabajo» de los macrófagos y promover la salud digestiva. Así que, incluir esta serie de alimentos en nuestra dieta, es remar a favor de nuestro bienestar.
Consejos para combatir la Inflamación y el estrés a través de la alimentación.
Evitar los alimentos ultraprocesados.
Pese a que es popularmente conocido que los alimentos ultraprocesados no son precisamente buenos para nuestra salud, su consumo aún sigue disparado en nuestro país. El libro enfatiza los efectos negativos de este tipo de alimentos, que contienen aditivos y conservantes que el sistema digestivo no reconoce como nutrientes.
Esto provoca una respuesta de «alerta constante» en los macrófagos, contribuyendo a una inflamación prolongada. «Los alimentos ultraprocesados presentan un bajo nivel nutricional y pueden alterar nuestra flora bacteriana, provocando una mala absorción de los alimentos que tomamos«, puntualiza la neurocientífica. En la medida de lo posible, es aconsejable optar por alimentos en su estado menos tratado.
Los alimentos ricos en antioxidantes fortalecen el sistema inmunológico y ayudan a combatir el estrés oxidativo, que es clave para una salud digestiva óptima. Al elegir alimentos frescos y naturales, se ayuda al cuerpo a «mantener un equilibrio» que disminuye el impacto del estrés en la digestión.
El mindfulness, un arma a tener en cuenta para reducir el estrés
Uno de los pilares de una buena salud digestiva es el control del estrés. Gallardo recomienda prácticas como el mindfulness, que permite una mayor conciencia de los agentes estresores y su impacto en el cuerpo. «Entrenar la atención nos permite tener más conciencia sobre cuáles son los agentes estresores», afirma la profesora. La respiración profunda es una herramienta valiosa para relajar el sistema nervioso y evitar el impacto del estrés en la digestión, al igual que se recomienda limitar el uso del teléfono móvil. La neurocientífica hace hincapié en que «la relación entre cuerpo y cerebro es la base para una digestión saludable y una mente equilibrada«.
«Evita el móvil en las horas previas a dormir y adáptate a un sueño reparador para ayudar a tu cerebro a desconectarse y reducir la inflamación«, leemos en De la inflamación al bienestar, neurociencia para regular tu sistema nervioso y mejorar la conexión cuerpo-mente. El equilibrio entre el sistema nervioso y el sistema digestivo es fundamental para una buena salud. Las prácticas de atención plena ayudan a disminuir la inflamación silenciosa y promueven una digestión saludable. En estos casos, también es recomendable acudir a la consulta de un experto para dar con las prácticas de mindfulness que mejor encajan con nuestras necesidades.
Alimentación antiinflamatoria, guía práctica para reducir el estrés
La relación entre alimentación, estrés e inflamación muestra cómo los alimentos antiinflamatorios mejoran la salud digestiva y el bienestar general. Adoptar estos hábitos es clave para prevenir enfermedades y vivir mejor.
Es revelador cómo el estrés crónico puede desencadenar inflamación silenciosa, impactando a largo plazo el sistema inmunológico y digestivo. La inclusión de alimentos antiinflamatorios como frutas, vegetales frescos y pescado azul, junto con la reducción de ultraprocesados, se presenta como una estrategia clave para romper este ciclo. Además, resalta la importancia de técnicas como el mindfulness para gestionar el estrés y mejorar el equilibrio cuerpo-mente.