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El peligro de los alimentos contaminados con plaguicidas

Cada día consumimos productos con restos tóxicos, muchos de los cuales pueden provocar enfermedades graves, según el informe ‘Directo a tus hormonas’, elaborado por Ecologistas en Acción

Los plaguicidas utilizados a nivel mundial en la agricultura no solo acaban con las plagas. Las sustancias tóxicas permanecen en los alimentos e, incluso, terminan afectando a los ecosistemas porque muchos de ellos permanecen durante periodos largos de tiempo en el suelo y en el agua. Además, también influyen, en mayor o menor medida, dependiendo del grado de exposición a ellos, en muchos problemas de salud que aquejan al ser humano.

Según un estudio de la organización Ecologistas en Acción, basado en información de la propia Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se han encontrado restos de 106 plaguicidas diferentes en algo más de mil setecientas muestras de alimentos que estuvieron a la venta en España en 2022, que es el año de los últimos datos oficiales disponibles. Un tercio de esos alimentos contenían uno o más plaguicidas, y casi la mitad de ellos eran frutas o verduras, que son productos básicos en nuestra dieta.

En Hoy por Hoy Madrid, la coautora de ese informe, e integrante de la campaña ‘Toxic Free Future’, Kistiñe García, ha asegurado que en el ranking de los alimentos más contaminados, el primer puesto de dudoso honor va cambiando de un año a otro. «Este año han sido los tomates, pero el año pasado fueron los pimientos. Lo que menos nos importa es saber qué producto gana en plaguicidas cada año. Lo que realmente queremos visibilizar es que hay pequeñas cantidades de plaguicidas que estamos comiendo habitualmente sin ser conscientes de ello».

Pilar Muñoz-Calero, presidenta de la Sociedad Internacional de Medicina Ambiental, presidenta de la Fundación Alborada, catedrática de Patología y Medio Ambiente y profesora de la asignatura ‘O cambiamos de conducta, o cambiamos de planeta’, para alumnos de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, habla de los efectos que estos pesticidas pueden provocar en nuestra salud. «Muchas enfermedades, como todas esas dolencias emergentes: la sensibilidad química múltiple, la fibromialgia, la fatiga crónica o, incluso, enfermedades neurocognitivas, degenerativas, enfermedades autoinmunes, respiratorias o también el cáncer».

Lo más terrible de esto, según la doctora Pilar Muñoz-Calero, es que cada vez se están diagnosticando a edades más tempranas enfermedades que antes se daban a edades avanzadas. «Lo que no me parece lógico es que no llame la atención que enfermedades degenerativas que antes aparecían a partir de los 70 años, hoy día están apareciendo a partir de los 40. Son enfermedades ambientales que cada vez se dan con más frecuencia e, incluso, mucho antes. De hecho, en mi consulta, cada vez tengo más personas que vienen asombradas y preguntándose cómo es posible que tengan, por ejemplo, una osteoporosis a los 35 años, o que estén empezando con problemas de demencia y solo tienen 45 años. Todo esto es lo que va a provocar que, a la fuerza, tengamos que reflexionar. Especialmente el mundo sanitario, que tiene que ser consciente de lo que está pasando».

Disruptores endocrinos

De los 106 plaguicidas detectados en alimentos en España, 17 eran candidatos a ser retirados por sus efectos cancerígenos o tóxicos para la reproducción. Otros 32 no estaban autorizados por la Unión Europea, algo que puede deberse a autorizaciones excepcionales, a que se toleren en la importación, a que todavía queden restos de contaminación histórica de sustancias como el DDT o, sencillamente, al uso ilegal de estos pesticidas.

Quizá uno de los aspectos más preocupantes del análisis es que 59 de las sustancias encontradas en los alimentos eran disruptores endocrinos. Es decir: tóxicos que afectan al sistema hormonal, que actúan a muy bajas dosis, y que se relacionan con enfermedades muy graves. Hay que poner el foco, por tanto, en todos estos plaguicidas y, especialmente, en las sustancias no autorizadas. Kistiñe García ha señalado que «muchas de ellas son bioacumulables. Una vez que las comes, no se excretan con la orina. Y en cuanto a las sustancias que afectan a nuestro sistema hormonal, la legislación actual establece un límite máximo que no se puede superar, pero por debajo de ese límite sí se permite que haya plaguicidas en los alimentos. Esta legislación está dejando pasar una cantidad demasiado elevada de sustancias que pueden afectar de diferentes maneras a nuestra salud».

Acumulación de plaguicidas

A veces no se tiene en cuenta que un mismo alimento tiene restos de más de un plaguicida. Según el estudio de Ecologistas en Acción, el cóctel de plaguicidas en un solo producto se ha constatado en un 22% de las muestras analizadas. Por ejemplo: una sola pera ha llegado a tener restos de 9 tóxicos diferentes. La contaminación múltiple es elevada y el problema es que cuando se autoriza la venta de un pesticida, se hace teniendo en cuenta cómo afecta ese producto, individualmente observado, a los animales o al ser humano. Pero no se tiene en cuenta el efecto que puede tener una combinación de varios plaguicidas en un mismo alimento.

Pilar Muñoz-Calero señala que «no solo es que estemos contaminando el medio ambiente. Es que, luego, todo esto llega a nuestro organismo y está provocando multitud de enfermedades. El problema es que si en una ensalada ponemos una lechuga que puede tener restos de 7 plaguicidas, más un tomate que puede tener otros 5… imagínate el efecto cóctel y lo que está realmente provocando en nuestro organismo. Con el efecto acumulativo, a veces es difícil decir que un determinado tóxico sea el causante de una enfermedad, porque en realidad es una carga tóxica que se va acumulando en el organismo y que luego se va manifestando con multitud de patologías diferentes».

Ecologistas en Acción, además, denuncia que hay pesticidas que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición no busca en sus análisis, como el glifosato. La organización ecologista pide que se incluyan esos pesticidas que ahora no se buscan pero, sobre todo, pide que se aumente el número de muestras analizadas, porque España es el país que menos muestras de alimentos analiza. «La Unión Europea obliga a hacer mediciones y controles, pero no obliga a realizar un número determinado o un porcentaje concreto. Por eso, países como Bulgaria analiza 220 muestras por cada cien mil habitantes, mientras que España solo inspecciona algo más de 3 muestras por cada cien mil habitantes», recuerda Kistiñe García.

https://cadenaser.com/cmadrid/2024/09/26/el-peligro-silencioso-de-los-plaguicidas-ocultos-en-los-alimentos-radio-madrid/?utm_source=chatgpt.com


5 comentarios

  1. Me parece preocupante cómo estas sustancias, incluso en pequeñas cantidades, se acumulan en los alimentos y generan un efecto que podría estar relacionado con enfermedades graves, como las neurodegenerativas o autoinmunes, que ahora aparecen en edades más tempranas.

  2. Estoy de acuerdo con la necesidad urgente de mejorar la regulación, el control y la reducción del uso de plaguicidas en la agricultura para proteger la salud pública y el medio ambiente. Este articulo también destaca la importancia de la concienciación del consumidor y la promoción de prácticas agrícolas más sostenibles.

  3. Es alarmante que los alimentos que consumimos a diario contienen plaguicidas que afectan nuestra salud y la del medio ambiente. La falta de controles adecuados y la permisividad en los límites de estas sustancias reflejan una negligencia preocupante. Es inaceptable que, por descubiertos regulatorios, se comprometa la seguridad de las personas y las futuras generaciones en favor de intereses económicos.

  4. Este artículo resalta la necesidad urgente de adoptar una postura más estricta y responsable respecto al uso de plaguicidas en la agricultura. Es crucial que se revisen tanto las políticas de control y la legislación vigente como los métodos de análisis y monitoreo de residuos tóxicos en los alimentos, con el fin de proteger tanto nuestra salud como el medio ambiente. Este tipo de información debe generar una mayor conciencia y un impulso hacia un modelo agrícola más sostenible y menos dependiente de sustancias químicas peligrosas.

  5. Leyendo el artículo creo que el peligro de los alimentos contaminados con plaguicidas debería de ser una gran preocupación debido a los altos riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Algunos países ya han implementado normas de seguridad para reducir la exposición a plaguicidas en los alimentos, pero si es verdad que el cumplimiento de estas regulaciones depende de la calidad de la vigilancia y control. Esta claro que los alimentos contaminados con plaguicidas pueden representar un peligro para la salud humana y el medio ambiente. Pienso que apoyando prácticas agrícolas más sostenibles y responsables puede contribuir a reducir el uso de plaguicidas y su impacto en la salud pública y le medio ambiente.

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