Madrid, 23 nov. (ABC) – El nutricionista y experto en seguridad alimentaria, Pablo Ojeda, ha alertado sobre una señal clave que indica que las patatas ya no son aptas para el consumo, lo que podría representar un riesgo para la salud. En su última intervención, Ojeda destacó que la presencia de brotes verdes en las patatas es una clara señal de que el tubérculo ya no debe ser consumido, ya que contiene una sustancia tóxica conocida como solanina.
La solanina es un alcaloide natural que se encuentra en las patatas y otros tubérculos de la familia de las solanáceas. Cuando las patatas se exponen a la luz durante un tiempo prolongado o se almacenan en condiciones inadecuadas, pueden desarrollar una concentración elevada de solanina, especialmente en los brotes y la piel verde. El consumo de altas dosis de solanina puede provocar síntomas de intoxicación, como náuseas, vómitos, diarrea, dolores abdominales y, en casos graves, daños en el sistema nervioso.
El experto subrayó que aunque la solanina no se distribuye de manera uniforme en toda la patata, la presencia de brotes verdes o manchas verdes en la piel es un indicativo de que la concentración de la sustancia tóxica ha aumentado. Para evitar cualquier riesgo, Ojeda recomienda eliminar los brotes y las partes verdes antes de cocinar las patatas, ya que la cocción no elimina la solanina.
Además, el nutricionista hizo hincapié en la importancia de almacenar las patatas correctamente, en un lugar fresco, oscuro y seco, para prevenir la formación de brotes y la acumulación de solanina. También es aconsejable no consumir patatas que ya hayan germinado, ya que, además de los brotes, la patata pierde propiedades nutricionales importantes.
Ojeda también indicó que, en general, es importante estar atentos a las señales que nos dan los alimentos para garantizar que estamos consumiendo productos en buen estado. En el caso de las patatas, una correcta conservación y la eliminación de partes dañadas o verdes son pasos esenciales para asegurar su seguridad y calidad.
El articulo me sorprende ofreciendo una advertencia importante sobre los riesgos asociados al consumo de patatas con brotes verdes, debido a la presencia de una sustancia tóxica. Es positivo que se enfoque en la prevención, recomendando almacenar las patatas adecuadamente en lugares frescos y oscuros, así como eliminar los brotes y las partes verdes antes de consumirlas. La información también destaca la importancia de la conservación adecuada evitando así riesgo de intoxicación. Me parece un recordatorio valioso sobre cómo pequeñas señales de deterioro en los alimentos pueden afectar a nuestra salud.
He leído sobre las patatas verdes y la solanina, y me llamó la atención que, mientras Ojeda desaconseja consumirlas, otros artículos mencionan que freírlas elimina el riesgo por completo. Sin embargo, métodos como la cocción en agua o el microondas no logran el mismo efecto. Aunque una dosis alta de solanina podría ser fatal, esto requeriría consumir unos 2 kg de patatas con alto contenido de este tóxico. En mi opinión, es mejor optar por patatas en buen estado y conservarlas correctamente para evitar riesgos.
Me parece de gran importancia que articulo o entradas de este tipo se difundan entre la gente, ya que aunque la seguridad alimentaria hoy en día es muy eficaz y no deja que cualquier alimento llegue a los supermercados o a la venta, cosas como este tipo de variación en las patatas que puede surgir por un simple mal almacenamiento del alimento, se les puede escapar. Por eso es importante y necesario que en la sociedad de hoy en día la gente, que tiene mucha información de este tipo a su alcance, este informada sobre este tipo de cosas para prevenir su salud y la de la gente a su alrededor.
Creo que este artículo hace bien en informar a la población sobre los riesgos de consumir alimentos que llevan mucho tiempo siendo almacenados o que lo han sido en condiciones subóptimas. Sin embargo, creo que en el caso concreto de las patatas, poca gente se come los brotes que comienzan a germinar tras un tiempo de almacenaje, y bien los cortamos antes de hervirlas o bien nos deshacemos de ellos al pelar las patatas, por lo que el peligro no es tan alarmante como se explica.