La crononutrición insiste en la necesidad de adecuar la alimentación a los ciclos circadianos para mejorar la salud; por ello, es fundamental desayunar poco después de amanecer y no cenar demasiado tarde.

Cada vez que Nutriman, papel que adquiere el nutricionista Luis Zamora en el programa de Antena 3 Y ahora Sonsoles, aparece en pantalla sabemos que hay que prestar atención a lo que dice. Respaldado por la ciencia, ya que siempre que hace una afirmación busca publicaciones y estudios que lo acrediten, en una de sus últimas intervenciones ha puesto de manifiesto la importancia de las horas a las que comemos; una información especialmente útil en un país acostumbrado a hacer las ingestas en horarios que no convienen a nuestra salud.

Por qué en España no comemos a las horas que deberíamos
Los españoles, en líneas generales, cuando desayunamos, lo hacemos mal, pronto o tarde. Desde los que desayunan nada más levantarse, hasta los que ni desayunan o lo hacen a media mañana, lo cierto es que la crononutrición nos ha enseñado que lo mejor es hacerlo en una hora cercana al amanecer. Irene Domínguez, tecnóloga de alimentos y responsable de nutrición en Clínica Palasiet, nos habla de hacerlo entre la primera y segunda hora desde que te levantas, y siempre que te hayas expuesto un ratito a la luz solar para despertar a las hormonas. Es un mensaje con el que coincide Luis Zamora que en su intervención en Y ahora Sonsoles habla de cómo el cortisol está a pleno rendimiento en torno a las 8 de la mañana (o antes).
A la hora de comer, nos pasa todo lo contrario a lo que recomiendan los expertos. En España, la mayoría de la población está acostumbrada a comer después de las 14 horas. «Deberíamos comer antes de las 14 porque el cuerpo estaría mejor preparado. Habría menos resistencia a la insulina y menos picos de azúcar. El cuerpo tendría todas las hormonas preparadas y la insulina sería más efectiva. Las comidas más tempraneras se están asociando con mayor control glucémico y del peso», explica Luis Zamora antes de entrar en materia con la hora de la cena.
Los horarios laborales, que en España se prolongan -en muchas ocasiones- hasta más allá de las 21 horas, impiden muchas veces hacer una cena tempranera, que es la principal recomendación de los expertos. Y seguro que ya has escuchado eso de que debemos cenar al menos dos horas antes de irnos a la cama para que el cuerpo haga la digestión, pero es que también se ha demostrado que una cena temprana reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
La hora a la que desayunamos y cenamos afecta a la salud
Según un estudio publicado en Nature, los ritmos circadianos alimentarios están relacionados con el riesgo de enfermedad cardiovascular. En el estudio, donde participaron más de 100 mil adultos, se detectó que aquellos que realizaban la primera y la última comida del día más tarde tenían mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, es decir, que aumentaban las probabilidades de sufrir ictus, infartos…
Con estos datos, Luis Zamora recomienda cenar antes de las 20 horas. «Lo que estamos viendo es que gente que desayuna a las 8 o antes de las 8 y cena antes de las 8 sería como un seguro de vida. Y no vale saltarse el desayuno ni la cena porque hay que dar nutrientes al cuerpo», sentencia el experto en nutrición.
https://www.telva.com/bienestar/nutricion/2024/11/28/6748300d01a2f1854c8b4593.html
La crononutrición resalta la importancia de ajustar los horarios de comida a los ritmos circadianos para mejorar la salud. Cenar temprano y desayunar a horas adecuadas puede ser clave para prevenir enfermedades cardiovasculares y mantener un control óptimo del peso.
El nutricionista Luis Zamora destaca la importancia de sincronizar las comidas con los ritmos circadianos, recomendando desayunar temprano y cenar antes de las 20 horas para reducir riesgos cardiovasculares.