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¿Cómo afecta el ciclo menstrual a la alimentación de las mujeres?

Un estudio llevado a cabo en Alemania y publicado en 1995 indago sobre el consumo de alimentos durante el ciclo menstrual a partir de los datos de 27 mujeres entre 21 y 48 años, que no usaban anticonceptivos orales y que tenían un periodo regular. Se observó que durante durante la fase lútea (la fase justo después de la ovulación y antes del inicio del periodo) hay una mayor ingesta de energía total que en la fase folicular (la fase que va desde el inicio del periodo hasta antes de la ovulación), y esto se puede relacionar con bajos niveles de estrógeno y serotonina y con complejos mecanismo neuroquímicos. También, se evidenció que puede cambiar la percepción del olor y el sabor de los alimentos y preferir los de sabor dulce.

Durante la ovulación hay una ingesta más baja de energía y durante la fase lútea hay una mayor ingesta de energía, la denominada hiperfagia lútea: un aumento exagerado del apetito.

Además, durante esta fase aumenta el deseo por comer alimentos dulces y ricos en grasa. Para comprender estos sucesos es necesario correlacionar las fluctuaciones de las hormonas que se producen en los ovarios (estrógeno y progesterona) con los otros movimientos de otras hormonas que participan en la regulación de ingesta de alimentos. También, este estudio resulta interesante porque pone de relieve que algunas mujeres pueden ser más sensibles a la hiperfagia lútea y ser más propensas a la obesidad.

Otro estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 52 mujeres sobre  las fluctuaciones hormonales y la ingesta de alimentos determinó que hay una disminución de la ingesta de alimentos y aumento del estradiol cerca de la ventana de fértil, es decir,  cerca de la ovulación. Y en  la fase lútea,  aumenta la progesterona y el consumo de alimentos.

Otro estudio publicado en 1997 indagó por esta correspondencia y reveló la importancia de la serotonina en el control de los antojos de alimentos. La serotonina es un neurotransmisor, es decir, un compuesto químico que transmite información de una neurona a otra sobre procesos relacionados con el apetito, el sueño, niveles de ansiedad y estados de ánimo; comúnmente se le asocia con el bienestar y la felicidad.

Así pues, en la fase premenstrual se observó que hay mayores deseos de alimentos altos en carbohidratos y se manifiestan síntomas de depresión, lo que es asociado con una baja actividad de serotonina. Este estudio sugiere que este antojo puede ser un mecanismo de adaptación ante la falta de serotonina, puesto que el consumo de carbohidratos aumenta su presencia en el cerebro. No obstante, se menciona que son conclusiones incipientes.

Este artículo evidencia que los antojos son más intensos cuando la depresión es grave y que ésta es mayor durante la fase premenstrual, lo que puede conllevar al aumento de peso. Además, los cambios en la serotonina pueden implicar mayor vulnerabilidad a los antojos, al aumento de alimentos y a la depresión.

Por su parte, para conocer sobre la relación entre la ingesta de alimentos y mujeres con TDPM (Trastorno Disfórico Premenstrual), un estudio publicado en 2008 que contó con 29 participantes estadounidenses -un grupo tenía TDPM y el otro no-, determinó que en las mujeres con TDPM hubo un aumento en el apetito y en la ingesta de alimentos durante la fase lútea, en comparación con la fase folicular y con mujeres que no padecen de TDPM. El aumento de apetito es sobre todo de alimentos altos en grasa, ya sea dulces o salados

Esta investigación sugiere que las ganas de comida se relacionan con un déficit de serotonina y/o con neuroesteroides (estos intervienen en procesos cerebrales relacionados con el estado de ánimo y comportamiento).

Por lo que el ciclo menstrual afecta constantemente ya no solo al cuerpo de la mujer sino también a su apetito.

https://helloclue.com/es/articulos/dieta-y-ejercicio/la-relacion-entre-la-alimentacion-y-las-fases-del-ciclo-menstrual


4 comentarios

  1. Me parece muy útil esta información puesto que comprender cómo las hormonas del ciclo menstrual afectan el apetito podría ayudar a muchas mujeres a ser más conscientes de sus necesidades y, quizás, a gestionar mejor estos impulsos alimenticios. Además, creo que este enfoque no solo podría contribuir a la salud física, sino también al bienestar emocional, sobre todo en momentos difíciles de manejar.

  2. ¡Qué interesante! No es sorprendente que el ciclo menstrual tenga un impacto tan grande en lo que comemos, pero es fascinante ver cómo las fluctuaciones hormonales afectan directamente nuestros antojos y el apetito. Sin duda, un recordatorio de que nuestros cuerpos tienen una lógica compleja y que la alimentación está muy vinculada a todo nuestro equilibrio hormonal.

  3. El ciclo menstrual influye en el apetito, especialmente en la fase lútea, cuando aumenta el deseo por alimentos dulces y grasos debido a las fluctuaciones hormonales y la baja de serotonina. Las mujeres con TDPM son más susceptibles a estos antojos, lo que puede contribuir al aumento de peso. Es interesante cómo las hormonas afectan no solo al cuerpo, sino también al comportamiento alimentario.

  4. Me parece un tema muy interesante y muy importante de tratar, ya que como hemos podido leer, el ciclo menstrual puede influir de manera notable en los hábitos alimenticios de las mujeres y también en el estado anímico. Por eso creo que es importante tener en cuenta estos cambios hormonales y tratar de mantener un equilibrio saludable en la alimentación, adaptándose a las necesidades del cuerpo en cada fase del ciclo menstrual.

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