Los centros tecnológicos enfocados a la transformación del sistema alimentario han puesto el foco en el desarrollo de nuevas tecnologías y otras soluciones para encontrar fuentes de proteínas alternativas y desarrollar ingredientes y alimentos innovadores que, además de ser nutritivos y saludables, se puedan producir de forma eficiente y rentable y con un menor impacto medioambiental para el planeta.
La alimentación de futuro pasa por impulsar la circularidad, aprovechando y poniendo en valor los subproductos que se generan en la propia industria agroalimentaria para convertirlos en nuevos ingredientes mejorados tecnológicamente para fabricar nuevos alimentos y bebidas. La fermentación, la inteligencia artificial, las tecnologías ómicas y otras tecnologías ya lo hacen posible.
El bagazo, por ejemplo, el residuo que se genera en la fabricación de cerveza, se ha convertido en una fuente de proteínas cada vez más valorada por la industria agroalimentaria. Hace solo unas semanas la compañía distribuidora de ingredientes Trades anunciaba la incorporación a su cartera de la harina elaborada a partir de este subproducto por su representada Agrain, ideal en aplicaciones como pizza, pan, pasta o crackers.
Y en el concurso de ideas ImpacTaste, promovido por la compañía Hijos de Rivera y Blendhub, han resultado premiados snacks, panes y bebidas elaborados a partir de bagazo.
“El reemplazo de proteínas de origen animal por otras vegetales es ya una realidad que debe ser ampliada en el futuro”
La valorización de residuos para generar nuevos alimentos y luchar contra el desperdicio alimentario también ha tenido en el último año un éxito reseñable, el del proyecto WaSeaBi desarrollado por el centro tecnológico AZTI, que ha permitido desarrollar una tecnología para crear ingredientes a partir del agua utilizada en la cocción de mejillones.
Al igual que los avances, también muy significativos, en la búsqueda de nuevas fuentes de proteína a partir de insectos y, también, de vegetales como setas, frutos secos o algas para el desarrollo de productos plant-based. No solo para satisfacer las demandas del colectivo veggy o vegetariano, cada vez más numerosos, también para poder incrementar la producción de alimentos a nivel mundial.
Entre los últimos logros, las oportunidades que ofrecen el cultivo de biomasas como la lenteja de agua y las microalgas, con un alto contenido proteico y más sostenible de producir, para el desarrollo de proteínas alternativas destinadas a la fabricación de alimentos y bebidas saludables, como ha demostrado el proyecto Supralem, liderado por el centro tecnológico Ainia.
“El desarrollo de nuevos productos basados en proteínas alternativas a las de origen animal es imprescindible”, señalaban Mar Villamiel y Laura Jaime de Pablo, de CIAL (CSIC-UAM) en la Guía de la Tecnología Alimentaria 2024 publicada por Tecnifood, para poder hacer frente al incremento exponencial de la población mundial. “El reemplazo de proteínas de origen animal por otras vegetales es ya una realidad que debe ser ampliada en el futuro”.
El cell-based es otra de las alternativas que sigue avanzando. La comercialización de carne producida en un laboratorio para consumo humano ya es posible en Estados Unidos y Singapur y está más cerca en Europa, donde a finales de año la compañía británica Mealty Foods tiene previsto lanzar carne de pollo cultivada para animales. Será la primera en hacerlo en el mundo.
Y Gourmey ha sido la primera empresa en solicitar aprobación regulatoria en la Unión Europea para su foie gras cell-based, según recogía el Centro Nacional de Tecnología Alimentaria CNTA en su último Mapa de Escenarios de Oportunidad FoodTech.
Un estudio de YouGov para el Good Food Institute Europe señalaba hace unos meses que el 56% de los españoles ya está dispuesto a probar la carne cultivada y el 60% son partidarios de impulsar su producción y la I+D en la industria alimentaria.
Coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación, Eurecat, un centro que también trabaja en proyectos en tecnología alimentaria, ha destacado también entre las principales tendencias de la alimentación del futuro, el auge de los alimentos funcionales que aportan beneficios extras a la salud, así como de la nutrición personalizada para consumidores con necesidades específicas en su alimentación y que puede ayudar a prevenir la aparición de enfermedades relacionadas con la dieta.
Me sorprende especialmente el aprovechamiento de subproductos como el bagazo de la cerveza o el agua de cocción de mejillones, transformándolos en ingredientes nutritivos y sostenibles. Saber que cada vez más personas están dispuestas a probarla muestra que, como sociedad, estamos abiertos a cambios radicales por un bien mayor. Me parece que esta tendencia hacia una alimentación más innovadora y consciente va a cambiar nuestras vidas más de lo que imaginamos.