La obesidad infantil en España está estrechamente ligada a la desigualdad social, afectando especialmente a niños de familias de bajos ingresos. Según el estudio Aladino 2023, los menores de hogares con ingresos bajos presentan una tasa de sobrepeso 17 puntos superior a la de aquellos de familias acomodadas. Además, el acceso a alimentos saludables es limitado para las familias con menos recursos, donde el consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas es mucho mayor. Los datos también revelan que el 6,9% de los menores en España no pueden consumir carne, pollo o pescado cada dos días, lo que agrava la situación.
Esta problemática de salud pública, que puede generar enfermedades como diabetes y problemas cardiovasculares, requiere estrategias que vayan más allá de la promoción de hábitos saludables. Expertos señalan la necesidad de regular la publicidad de productos no saludables dirigidos a jóvenes y de reducir la brecha social para mejorar la salud infantil.
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