El naranja de mandarinas y calabazas llega para quedarse hasta la primavera. El amarillo del plátano, siempre presente en el frutero. El verde de la chirimoya reclama su sitio… Llega diciembre y, como en cada época del año, el consumo de frutas de temporada y cercanía no sólo es sinónimo de sabor y calidad, sino también de responsabilidad social, económica y medioambiental.
Cuando el campo y la despensa se acercan, todos ganamos. En un contexto en el que, en España, el consumo de fruta se encuentra en continuo descenso (-8,4% en los últimos 5 años, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) y el sobrepeso y la obesidad afectan a un 60% de los adultos y un 40% de los niños, es fundamental concienciar a la población sobre la importancia de unos buenos hábitos alimenticios que impliquen el consumo de fruta fresca de origen español y europeo.
El consumo de fruta de cercanía, además de contribuir a nuestra salud, es garantía de sabor y calidad, siendo alimentos producidos de acuerdo con los altos estándares europeos. Unos criterios que también deben cumplirse en materia social y medioambiental, y a los que se une también la reducción de los desplazamientos y el transporte, haciendo todo esto que el consumo de fruta de proximidad contribuya al desarrollo de nuestro sector agroalimentario, a la economía local y al cuidado del planeta.
Una decisión que enriquece nuestra dieta y es un compromiso real con el entorno. Por ese motivo, iniciativas como el programa Proper Diet, desarrollado por Plátano de Canarias y la Asociación 5 Al Día, y financiado por la Unión Europea, trabaja por promover hábitos equilibrados y responsables en torno a la alimentación.
El plátano, aliado para la economía, empleo y sostenibilidad en Canarias
El plátano de Canarias es sin duda ejemplo del impacto positivo que tiene apostar por el producto de proximidad. Con más de 7.000 productores, el sector genera en Canarias más de 9.000 empleos directos y hasta 5.000 empleos indirectos dedicados a las actividades de cultivo, manufactura y exportación. Su cultivo supera las 8.500 hectáreas en las siete islas y aporta, cada año, más de 500 millones de euros. Unas cifras que indican que el plátano es algo más que un elemento imprescindible en nuestra dieta: es un pilar de la economía y el empleo del Archipiélago.
También, un actor fundamental para el cuidado del territorio. Y es que, si se compara con otras producciones, el Plátano de Canarias destaca por su bajo impacto medioambiental. En 2022, la Asociación de Organizadores de Productores de Plátanos de Canarias renovó el Certificado AENOR de Huella de Carbono de CO2 Calculado, que certifica que el cultivo del plátano emite 120,71 gramos por kilo durante todas las etapas del ciclo de vida del producto, una cifra de emisiones que, en solo una década, el sector redujo en un 50%. Pero, además, su cultivo es un sumidero de carbono en las Islas, porque capta más CO2 .de la atmósfera del que genera: hasta -76,26 gramos de CO2/kg por plátano.
Al impacto sostenible se suma el social. En pueblos como Tijarafe, Fuencaliente, Puntallana o San Andrés y Sauces, en la isla de La Palma, más del 30% del empleo depende de su cultivo. En sitios como Barlovento pasa del 50% y en Tazacorte, del 75%. Los últimos cálculos oficiales de impacto de la actividad en 2023, estiman que los salarios pagados a los trabajadores generan una masa salarial bruta de más de 186 millones de euros en Canarias. Si se suma el empleo indirecto y la actividad del transporte, la maquinaria, el cartón, los abonos o combustibles, entre otros insumos, se alcanza un total de ingresos superior a 169 millones de euros.
En las Islas Canarias, el cultivo y la exportación del plátano tiene muchos significados. Si en Japón hay una leyenda que asegura que un hilo rojo une a determinadas personas, en Canarias ese hilo sería amarillo por este producto de proximidad fundamental que sostiene pueblos, origen de costumbres y da sentido a tradiciones locales. Además, previene la despoblación y mueve la economía local. Por eso, conviene no olvidarlo: si el campo y la despensa se acercan, todos ganamos.
https://www.elmundo.es/uestudio/2024/11/27/6746d353fdddffcc9e8b4594.html
Me parece fundamental promover el consumo de frutas de proximidad, ya que beneficia tanto nuestra salud como la economía local y el medio ambiente. Es una forma sencilla pero efectiva de apoyar prácticas sostenibles y responsables
Es increíble cómo el consumo de frutas de proximidad beneficia tanto al medioambiente como a la economía local. Apostar por productos como el plátano de Canarias es un acto de responsabilidad integral. 🌱🍌