¿Qué estamos ganando y qué estamos perdiendo?
En las últimas dos décadas, la globalización ha transformado radicalmente nuestra alimentación. Los alimentos que antes eran exclusivos de ciertas regiones hoy están al alcance de casi todos, y la variedad en nuestras mesas nunca ha sido mayor. Pero este cambio no viene sin sus sombras. Un nuevo informe de la FAO, El estado de los mercados de productos básicos agrícolas de 2024, pone el foco en cómo el comercio global está remodelando lo que comemos y los efectos de esta transformación en nuestra salud.
Más comida, más opciones, más riesgos
El comercio agrícola ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años, pasando de un valor de 400.000 millones de dólares en el año 2000 a 1,9 billones en 2022. Este boom ha permitido que más personas tengan acceso a alimentos diversos, ricos en nutrientes y más económicos. En promedio, las calorías disponibles por persona a nivel global han aumentado considerablemente, reflejando una mejora en la seguridad alimentaria.
Sin embargo, junto a esta diversidad también ha crecido el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en grasas, azúcares y sal. Según la FAO, por cada aumento del 10% en los ingresos de un país, la demanda de ultraprocesados crece un 11%. Estos productos, aunque convenientes, están estrechamente ligados al sobrepeso y la obesidad, un problema de salud que ha crecido del 8,7% al 15,8% en adultos entre 2000 y 2022.
La paradoja de la malnutrición
Un dato alarmante del informe es que en muchos países de rentas bajas y medias, la desnutrición y la obesidad coexisten. Es decir, mientras una parte de la población carece de micronutrientes esenciales como el calcio o el zinc, otra está lidiando con las consecuencias de un exceso de calorías provenientes de alimentos ultraprocesados.
¿Dónde está el equilibrio?
La globalización no es inherentemente mala ni buena, pero nos obliga a tomar decisiones más conscientes. Ahora bien, el acceso a alimentos diversos ha reducido la desnutrición y ha mejorado la disponibilidad de nutrientes esenciales, el aumento del consumo de ultraprocesados es una clara advertencia.
Para aprovechar los beneficios de este nuevo panorama alimentario, es crucial fomentar políticas que incentiven dietas equilibradas y accesibles, y que reduzcan el consumo de productos que, aunque baratos y convenientes, no benefician a nuestra salud a largo plazo.
En resumen, el comercio global de alimentos es una herramienta poderosa. Ha traído oportunidades para mejorar la nutrición, pero también desafíos que debemos abordar. Desde nuestros hábitos de compra hasta las políticas públicas, cada decisión cuenta. ¿Qué eliges poner en tu plato hoy?