Todo atleta profesional debe llevar una alimentación equilibrada que le ayude a conseguir sus objetivos. Estar durante horas y horas subido a una bicicleta supone que los corredores tengan que asegurarse de que comen lo suficiente como para tener energía en cada etapa. Y, eso implica ingerir más de 5.000 calorías diarias.
La realidad es que el Tour de Francia es una de las competiciones de resistencia más duras que existen, no solo en cuanto al deporte realizado, sino también en el aspecto nutricional.
Hay poco tiempo para que los ciclistas se recuperen, y no solo se trata de las calorías ingeridas, también se debe lidiar con la falta de apetito, la fatiga y los problemas gastrointestinales que suelen darse al final de la competición. Todo debe estar perfectamente pensado para cuidar la salud y el rendimiento del deportista.
Pero, teniendo en cuenta el tiempo que los corredores pasan en la bicicleta, el transporte entre ciudades, las horas de sueño y las sesiones con fisioterapeutas, ¿cómo logran ingerir tantas calorías?
Antes del evento, los ciclistas deben enfocarse en llenar su cuerpo con reservas de glucógeno. Esto puede suponer comer 800 gramos de este macronutriente en los días previos al inicio del Tour, lo que equivaldría a 30 platos de pasta en un período de 48 a 72 horas. Evidentemente, no todo lo que comen son grandes platos, esas reservas también se llenan con alimentos de poco volumen, como la miel.
Si no hicieran esto, podrían arriesgarse a perder peso de forma extrema y a no ser capaces de competir.
Antes de la carrera:
Los snacks son una parte fundamental de la alimentación en el ciclismo. Antes de la carrera, normalmente durante el traslado al lugar de salida, los ciclistas toman tortas de arroz con miel, barritas y plátanos, acompañados de mucho líquido.
La carrera
La estrategia de alimentación durante la etapa, depende de su duración, intensidad y el clima que haya ese día. Cuanto más dura sea, más geles y bebidas energéticas deben consumir, aunque también se incluyen tortas de arroz, plátanos, pequeños sándwiches con mermelada y barritas.
Los geles, especialmente los que tienen cafeína, se han vuelto un elemento fundamental dentro de este deporte, ya que a altas velocidades es más difícil masticar y tragar alimentos sólidos.
Son los propios corredores quienes deben calcular qué tomar durante la carrera y cuándo tomarlo. Suelen llevar reservas en el maillot, y sus equipos les dan botellas con etiquetas en las que se indica qué tipo de bebida es. El ciclista así sabrá qué tiene y hacer una estimación de la cantidad que necesitan según su rol en la etapa ese día. La recuperación tras la carrera es un proceso tan importante como la carrera en sí, porque determinará el rendimiento en la siguiente etapa. Los ciclistas toman bebidas proteicas en cuanto terminan la carrera, que también les ayudará para volver a hidratar el cuerpo. La mayoría se preparan al momento, añadiéndoles fruta fresca y hielo.
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La dieta de los ciclistas del Tour de Francia es casi tan extrema como la propia competición. Ingerir más de 5.000 calorías diarias requiere una gran planificación, convirtiendo la alimentación en una clave para la resistencia y el éxito. Estos deportistas de alto nivel tienen que tener muy en cuenta su alimentación.