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La Filmoteca programa un ciclo sobre alimentación sostenible y la lucha contra modelos gastronómicos uniformes

La Filmoteca del Institut Valencià de Cultura programa, con motivo de la apertura en Valencia del Centro Mundial para la Alimentación Urbana Sostenible, el ciclo “La alimentación sostenible en el cine”.

El ciclo se proyectará en la Sala Berlanga y cuenta con 7 películas, 3 de las cuales son de producción valenciana.

“La alimentación sostenible en el cine” es un ciclo que reúne una serie de películas que, desde varios enfoques, nos hacen más conscientes de hasta qué punto la idea que las elecciones personales también hacen política y se extienden a nuestra manera de comprar, consumir y cocinar lo que comemos.

Conceptos como soberanía alimentaria, huella de carbono, consumo responsable o productos de proximidad son el hilo conductor de las diferentes obras programadas. Se trata de una selección de películas que conjuga tres pilares fundamentales de la sociedad actual como son el lenguaje audiovisual, la educación y la alimentación y que pone de relieve cómo la alimentación sostenible está íntimamente relacionada con la defensa del territorio, la ecología, la economía y el medio ambiente.

I villani: un documental con mención especial en la 75 Mostra de Venecia

El ciclo se inicia el viernes 10 a las 20:00 horas en La Filmoteca de Valencia con la proyección del documental italiano I villani y contará con la presencia del director, Daniele de Michele.

De Michele, también conocido como Don Pasta, es un conocido artista multidisciplinario italiano que ha desarrollado un proyecto cultural y artístico en torno a la alimentación y la gastronomía.

Ha sido definido por The New York Times como “uno de los activistas más creativos del mundo sobre el tema de la alimentación”. Utiliza la escritura, la performance, las instalaciones, los espectáculos, el audiovisual y el periodismo para hacer reflexionar sobre la comida y sus implicaciones culturales y ambientales.

Muy conocidas son sus sesiones como DJ en las que pincha música mientras cocina un plato de pasta o sus espectáculos Food Sound System y Wine Sound System, en los que la gastronomía, el vino, la música y el teatro se combinan de manera sorprendente.

Ha publicado numerosos libros de cocina, es colaborador de los diarios La Repubblica e Il Corriere della Sera y ha participado en la serie web Nonne d’Italia in Cucina, en la que realiza un viaje a través de las regiones italianas para entrevistar a varias abuelas sobre su cocina.

I villani (2018) es su primer largometraje documental, por el que recibió una mención especial de la FEDIC (Federazione Italiana dei Cineclub) en la 75 Mostra de Venecia.

La película sigue a cuatro personajes desde el amanecer hasta que anochece en sus tareas cotidianas. Cuatro personas que hablan de agricultura, pesca, queso y cocina familiar, y que representan la resistencia a la adopción de un modelo gastronómico y cultural uniforme en todo el mundo. Una obra que reivindica la tradición culinaria tradicional italiana.

Otras películas del ciclo

El martes 11 de junio a las 20.15 horas, La Filmoteca proyectará las películas documentales A tornallom (2002), de Enric Peris, y Savis de l’horta (2018), de David Segarra.

A tornallom es un documental que narra la lucha que en el barrio valenciano de La Punta emprendieron conjuntamente jóvenes procedentes de la ciudad y vecinos del barrio de toda la vida para la defensa de la huerta. La película ganó el premio al mejor documental valenciano en los VII Premis Tirant.

Savis de l’horta es un cortometraje documental que recupera las historias y las experiencias de mujeres y hombres agricultores de la huerta de Valencia. A través de ellos, descubriremos un mundo cultural, humano y geográfico olvidado por la sociedad moderna, un mundo que guarda un mensaje universal y muy actual sobre la experiencia humana.

El ciclo “La alimentación sostenible en el cine” se reanudará el mes de septiembre con Super Size Me (2002), de Morgan Spurlock, Fast Food Nation (2006), de Richard Linklater, La soif du monde (2012), de Thierry Piantanida y Baptiste Rouget-Luchaire, y la valenciana Y en cada lenteja un dios (2018), de Miguel Ángel Jiménez.

En Super Size Me, el director, Morgan Spurlock, investiga, en su cuerpo, los efectos de la comida basura, alimentándose únicamente tres veces al día durante un mes en McDonald’s y acudiendo, posteriormente, a un médico para hacerse unos análisis y ver los niveles de colesterol o el aumento de peso. La película fue nominada al mejor documental en la edición de los premios Óscar de 2013.

Basada en el libro de Eric Schlosser, Fast Food Nation narra la historia de Don Henderson, un ejecutivo de una importante cadena de restaurantes de comida rápida de California que debe resolver un gran problema: averiguar cómo y por qué la carne de las hamburguesas más famosas de la empresa está contaminada. La película estuvo seleccionada en la sección oficial del Festival de Cannes del 2006.

El documental La soif du monde trabaja las diferentes problemáticas que se presentan en torno al agua: desde la contaminación, el consumo y los consiguientes efectos en la salud que podrían tener; hasta su escasa o nula presencia en determinadas regiones de todo el mundo.

Presente en la sección Culinary Cinema del último Festival de San Sebastián, Y en cada lenteja un dios nos cuenta cómo Luis Moya, guionista de profesión, vuelve a Cocentaina, el pueblo donde nació, para ayudar a su hermano, Kiko Moya, y su primo, Alberto Redrado, a escribir un libro sobre la cocina del restaurante familiar, l’Escaleta, que obtuvo el reconocimiento de dos estrellas Michelin y que se encuentra entre los 25 mejores restaurantes de España y Portugal. La película ha contado con ayudas a la producción del Institut Valencià de Cultura.

https://valenciacity.es/actualidad/la-filmoteca-programa-un-ciclo-sobre-alimentacion-sostenible-y-la-lucha-contra-modelos-gastronomicos-uniformes

El curioso motivo por el que comemos palomitas de maíz en el cine

Es imposible no asociar cine y palomitas ya que disfrutar de una buena película mientras se disfruta del sabor salado de las palomitas de maíz es una combinación más que acertada., pero… ¿Cómo empezó todo?

El origen de comer palomitas en el cine

Los primeros en comer palomitas en el cine fueron los estadounidenses. Para conocer el origen hay que remontarse hasta octubre de 1929, más concretamente hasta el 29 de ese mes, cuando sucede el martes negro, y los valores de la bolsa de Nueva York caen de forma tal, que se produce una de las crisis más importantes de la historia de la economía moderna, el crack del 29. Más de 13 millones de personas acabaron en el paro. Por ello, el cine se convirtió en el principal medio de evasión y entretenimiento de la dura realidad porque, además, era asequible para todos los bolsillos.

El cine no valía demasiado dinero, por lo que la gente seguía acudiendo a él para disfrutar del ocio, y ahora además se compraban las palomitas de maíz antes de entrar ya que era un tentempié barato para disfrutar durante la película.

En un principio, el consumo de comida dentro de las salas seguía estando prohibido, ya que antes de estos años, las salas para las proyecciones parecían una ópera o un teatro y no se permitía comer en su interior, debido a la delicadeza de las alfombras y otros objetos decorativos. Por lo que los dueños contrataron a revisores para que comprobaran que la gente no escondiera comida y consumiera dentro de las salas, algo que enfurecía a las masas.

Pero en 1931, una mujer llamada Julia Braden vio una oportunidad de negocio. Decidió montar su propia empresa y empezar a vender palomitas dentro de las salas a cambio de darles un tanto por ciento de los beneficios a los dueños del cine. Entonces los propietarios cambiaron de opinión, vieron una oportunidad de aumentar sus ganancias, por lo que comenzaron a permitir que se consumieran palomitas dentro de los cines. No es hasta 1938 cuando los propietarios de las salas se dan cuenta de que no necesitan un intermediario como Julia para vender palomitas, si las podían producir ellos mismos y ganarse el 100% de los beneficios.

Así pues, las palomitas se unieron definitivamente con el cine tras la Segunda Guerra Mundial, donde la escasez de azúcar hizo que se potenciara el consumo de palomitas, debido a la elevada producción de maíz que había en el país y era el producto más barato. De esta manera consumir palomitas en el cine se convirtió en un hábito que arrastramos hasta hoy. 

https://www.huffingtonpost.es/sociedad/el-curioso-motivo-comemos-palomitas-maiz-cine.html

La eterna polémica de la comida en el cine: ¿Es legal que las salas te prohíban llevar tus propios alimentos?

Probablemente habría gente encantada con que las cadenas de cines prohibiesen comer en las salas durante el visionado de una película, pero, aunque el asunto de la comida en los cines está siendo objeto de cierto revuelo en los últimos días, no tiene nada que ver con eso. Sino con la prohibición expresa de las cadenas de exhibición a sus espectadores de entrar con sus propios alimentos en sus instalaciones.

No es la primera vez que se habla de este tema, que, de hecho, ya ha sido objeto de polémica en ocasiones anteriores, pero el popular tuitero El Hematocrítico ha vuelto a ponerlo sobre la mesa estos días al compartir en su cuenta la fotografía de un cartel que ha visto junto a una sala en una de las instalaciones de la famosa cadena de cines Yelmo. En el cartel, que además es de gran tamaño, puede leerse que «la compañía no permite el acceso a estas instalaciones con alimentos y/o bebidas adquiridas fuera de YELMO, reservándose por tanto el derecho de admisión».

Que el hecho de que nos prohíban introducir nuestros propios alimentos en una sala de cine sea objeto de enfado, y he ahí la polémica, no es sorprendente. Al fin y al cabo las entradas no son baratas y la comida que suele venderse en las cadenas suele ser bastante cara, así que es lógico que las medidas que nos impiden ahorrar un poco en nuestras visitas al cine no sean bien recibidas. De igual modo, como las cadenas de exhibición cinematográfica también cuentan con su propia cafetería o acuerdos para la venta de comida y bebida dentro de sus instalaciones, que la gente traiga comida de fuera hace que dejen ingresar beneficios por esa vía.

Sin embargo, la cuestión aquí es la que precisamente plantea el tuit que ha vuelto a dar origen a la eterna polémica: ¿Es legal que te prohíban meter tu comida en una sala de cine?

¿Es legal? Lo que dice la Ley

La prohibición que vemos en el cartel, desde luego, se hace en base a una Ley: «Concretamente en el artículo 13.3 de la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia», puede leerse en el mismo. Sin embargo, en los mismos carteles que ha colocado Yelmo en otras salas fuera de la citada comunidad autónoma se hace referencia al artículo 7.2 del Decreto 10/2003 de 28 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Admisión de personas en los establecimientos de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.

Un artículo que dispone como condición de admisión, como publica Magnet, que «los titulares de establecimientos de hostelería y ocio y esparcimiento pueden solicitar al Ayuntamiento respectivo la autorización (o DER) de la condición específica de admisión de impedir el acceso de personas que porten comidas y bebidas para ser consumidas en el interior de dichos establecimientos».

Sin embargo, los cines no podrían acogerse a dicho artículo, puesto que no son considerados establecimientos de hostelería o de ocio y esparcimiento según la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor).

La Ley de Consumidores y Usuarios, a favor de los clientes

Además, la Ley de Consumidores y Usuarios, claro, está a favor de los clientes: En su Artículo 82 se establece que “Se considerarán cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y todas aquéllas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato”.

los compañeros del sitio web Espinofhan preguntado directamente a FACUA sobre el asunto, lo que les ha permitido poner ejemplos concretos sobre conflictos resueltos a favor del consumidor, como un caso concreto en Andalucía a comienzos de 2020, cuando la Junta de la comunidad instó a Yelmo a dejar de impedir el acceso con comida y bebida del exterior en sus salas de todo el territorio andaluz. No obstante, según les comentaba el periodista y activista Rubén Sánchez, la práctica ha seguido vigente desde entonces.

De igual modo, en la publicación sobre esta noticia que FACUA recoge en su web, se incluyen declaraciones del Jefe del Servicio de Juegos y Espectáculos públicos de Cádiz en las que advertía que «son ilegales todas las condiciones específicas de admisión no autorizadas previamente (o sometidas a su control) por el Ayuntamiento». Es decir, que «ninguna empresa puede unilateralmente anunciar una condición específica de admisión sin haberla sometido a los medios de intervención municipal que correspondan». Y aclaraba: «Los cines no pueden acogerse a dicha condición de admisión, toda vez que no son establecimientos de hostelería o de ocio y espercimiento, conforme a la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor). El hecho de que en su interior tengan como servicio complementario la hostelería no cambia su consideración jurídica determinada por su licencia de apertura».

No es el único precedente. Hay otro de 2019 en Badajoz, cuando el Instituto de Consumo de Extremadura impuso una sanción de 3.005 euros a los Multicines España tras una denuncia de FACUA que señalaba una limitación abusiva del derecho de admisión que se reflejaba en un cartel que prohibía la entrada con alimentos del exterior.

https://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia-1000020361/?utm_source=chatgpt.com

Ahora puedes comer como las Gilmore Girls gracias a este libro de recetas

Ok, ok, calma. Todavía no se trata de un proyecto oficial, pero eso no nos impide soñar. El libro se llama » Come como una Gilmore: recetas inspiradas en los chefs de Stars Hollow«. 

El proyecto pertenece a Kristi Carlson, cocinera de profesión y de alma, que se encontraba en busca de un emprendimiento que le permitiera revitalizarse. Adicta a la serie, y especialmente atenta a sus aspectos culinarios, Carlson decidió juntar sus dos pasiones en una sola idea. Así nació el libro que va a compilar recetas extraídas de la serie, así como platos y comidas centrales a la trama de la serie.

Como cualquier buen fan de Gilmore Girls sabe, la comida juega un rol primordial en la serie, ya que Rory y Lorelai son capaces de comer mesas enteras (sin nunca engordar, por supuesto).

Lo que primero cautivó a la cocinera fue lo imaginativo de las recetas y de los platos mencionados en la serie, que a veces rayan en lo fantasioso, como una torta de casamiento hecha de s’mores (malvavisco tostado y chocolate entre dos trozos de galleta) o  panqueques de calabaza con jalea de manzana.

Algunos de estos platos, como es de imaginarse, no son para nada fáciles de hacer por lo que la autora del libro confesó haber pasado varios meses experimentando con los ingredientes.

El libro incluiría platos como pastelillos de salmón, tartas de manzana, el famoso mac & cheese (macarrones con queso) con salsa de crema de jalapeño, helado de kiwi (!!), espaguetis con albóndigas, tortas de fresa, y el famoso risotto «mágico» de Sookie (la cocinera y amiga de las Gilmore, interpretada por la ahora famosísima Melissa McCarthy), risotto que tanto obsesiona a Sookie y cuya preparación incluye parmesano, prosciutto y semillas de calabaza. 

Claro que el libro no estaría completo sin la presencia de la hamburguesa con queso, tan central al universo de Rory y Lorelai.

No se trata solo de imaginar recetas, se trata también de intentar recrear todo lo que serie crea en torno a la comida deliciosa, especialmente el gusto por la comida y por comer, algo que Gilmore Girls hace especialmente bien.

El proyecto se encuentra aún en su campaña de Kickstarter, y al participar con donaciones es posible sugerir recetas o platos de la serie, por lo que podemos suponer que el resultante será un verdadero compilado de las obsesiones y fantasías culinarias que los fanáticos de Gilmore Girls tienen. 

Ahora puedes comer como las Gilmore Girls gracias a este libro de recetas | Entretenimiento Cultura Pop | Univision

Comidas famosas que amamos gracias al cine y la TV

Dicen que comemos con los ojos, y eso es lo que ocurre con esta selección de películas y programas de TV. La comida desempeña un papel importante en la gran y la pequeña pantalla, ya sea como accesorio que ayuda a contar la historia o como parte crucial de la trama. En algunos casos, las apariciones comestibles en la pantalla han mostrado delicias de las que muchos de nosotros nunca habíamos oído hablar. En otros, han impulsado las ventas en la vida real. A continuación, echamos un vistazo a los alimentos que desataron la locura entre los fans de la televisión y el cine.

Té, Downton Abbey

Concretamente, el té inglés. La pompa y el glamour de Downton Abbey crearon una sed de todo lo británico, e incluso en China aumentó la popularidad del té de la tarde. En el Reino Unido, una gama de tés de Downton Estate en latas decoradas con imágenes del reparto aprovechó la tendencia, mientras que la English Cream Tea Company informó de que sus ventas habían aumentado un 500%.

Cornetto, Muertos de risa

Este helado retroclásico era prácticamente desconocido fuera del Reino Unido cuando Muertos de Risa llegó a los cines en 2004. Y los Cornettos solo aparecieron en la película, escrita por Simon Pegg y Edgar Wright, porque eran el remedio favorito de Wright para la resaca. 

Espinacas, Popeye

Cualquiera que haya visto alguna vez un dibujo animado de Popeye o una de las muchas versiones cinematográficas debe saber una cosa: es «fuerte hasta el final» porque come espinacas. La verdura aparecía en el cómic original, pero fueron los cortos animados producidos por los Estudios Fleischer a partir de 1933 los que realmente dieron fama al marinero y sus compañeros. Según algunas teorías, también ayudaron a salvar la industria de las espinacas durante la Gran Depresión.

Reese’s Pieces, E.T., el extraterrestre

La popularidad de estas golosinas de maní y chocolate está indisolublemente ligada a cierta película sobre un extraterrestre que intenta llegar a casa. En E.T., el extraterrestre, Elliott atrae a la criatura a la casa con un rastro de los coloridos caramelos, resultado de un singular acuerdo de promoción cruzada entre Universal Studios y Hershey Chocolate.

Macarons Ladurée, María Antonieta

La película de Sofia Coppola María Antonieta (2006) destacó especialmente por su magnífica estética y por la habilidad de su protagonista, Kirsten Dunst, para dominar la pastelería sin apenas mancharse el maquillaje. Esta película hizo mundialmente famosos a estos dulces.

Qué representa la comida en ‘La sustancia’

La evasión de la depresión a través de la comida, el desorden alimenticio o el desmontaje de los absurdos cánones de belleza. Todo ello se enmarca dentro de una presión o fuerza maximalista de la que Demi Moore, como Elisabeth Sparkle, no puede escapar desde su propia cárcel basada en la violencia del control.

Tratamiento gráfico y simbólico de la comida

La provocación de la obra audiovisual se canaliza asimismo a través de un zoom continuado a la comida, como un adelanto del horror corporal que se sucederá a posteriori. Los primeros planos de los alimentos, que parecen traspasar la pantalla, generan precisamente el efecto repugnante deseado. Algo que ya podemos ver desde el inicio del filme con la secuencia de la yema de huevo a la que se inyecta la sustancia química; que presenta, a su vez, la gastronomía como uno de los componentes clave del lenguaje visual de la película.

El filme proyecta así de manera repulsiva y audaz escenas culinarias intensificadas por el diseño de sonido y la presentación

La perspectiva tétrica y oscura de la película atraviesa la comida: Elisabeth no come por placer, sino por acelerar lo inevitable, sabiendo que el mundo la castigará por ese descontrol. Comer lo que realmente desea significa arrebatar el control de su cuerpo en una sociedad que se lo niega.

Un símbolo de violencia

Labios babeantes que desgarran comida, pavos eviscerados y consumo excesivo. Todas esas escenas decadentes adelantan las secuencias de horror corporal que le suceden. Mientras tanto, la forma de comer de los personajes los convierte en monstruos repugnantes y glotones. Véase la escena de Harvey comiendo gambas, sorbiéndolas y descuartizándolas sin control, como un acto que representa de manera sustancial su papel de hombre tóxico y repulsivo.

Por otro lado, la manera en la que Sue sorbe sus bebidas también define su personalidad, como un ser que consume todo lo que la rodea. El espectador oye y percibe el ansia de cada glug glug de su Coca-Cola que diluye en ella la codicia humana, en una misma sátira de terror en la que cada comida o bebida, junto con el acto mismo de cocinar, se convierte en una expresión de violencia.

Bajo esa misma visión, cabe poner el foco en otra de las secuencias gastronómicas en la que Elisabeth se encuentra en el Paseo de la Fama de Hollywood, y un transeúnte deja caer su pedido de fast food sobre su placa, manchándola con kétchup, como si se tratase de sangre. Sangre que anticipa la violencia posterior que la protagonista ejercerá sobre ella misma, sobre su propio cuerpo con la comida.

A medida que avanza la película, los personajes, como la yema de huevo y la clara, se dividen cada vez más. También lo hace la alimentación que marca su divergencia dietética. La dictadura del cuerpo hace que Elisabeth desde el inicio limite su comida a unos Martinis con aceitunas o un par de huevos. En su frigorífico sólo hay latas de Coca-Cola Light. No obstante, cuanto más se transforma en Sue, el odio que siente hacia sí misma también se intensifica a través de la comida.

Muchas veces, Sue se despierta tras siete días de letargo y descubre que Elisabeth ha dejado en apartamento montones de huesos de pollo, gofres y eslabones de desayuno. En este sentido, Beth se ha dado cuenta de que tiene todo el derecho a comer todo lo que quiera, al igual que ‘un hombre’. Aunque ese descontrol alimenticio haga que acabe teniendo pesadillas, como cuando se imagina que un muslo de pollo va a sobresalirle del ombligo. El tormento y el horror corporal nunca terminan.

Qué representa la comida en ‘La sustancia’ – Tapas

Tomado de: Tapas Magazine: Ñam Ñam Lifestyle. La vida a bocados. Premio Nacional de Gastronomía 2016.

¿Es real la comida que aparece en series y películas? El papel fundamental del asesor gastronómico para elaborar las recetas más icónicas del cine

Aunque algunas películas utilizan alimentos ficticios, son muchos los directores que prefieren trabajar con comida real, una apuesta que tiene sus pros y sus contras.

La tarta de chocolate de Matilda, las gambas de Forrest Gump, la hamburguesa de Pulp Fiction o el strudel de Malditos Bastardos. ¿Por qué la comida que aparece en series y películas nos abre tanto el apetito? Y, lo que es más importante, ¿es siempre comida de verdad? Carlos Brioso, tiktoker experto en cine y dueño de una productora, ha respondido a esta pregunta a través de sus redes sociales, explicando a fondo todo lo que pasa tras los fogones de grandes producciones como The Bear, la serie de Disney+ que ha traído el mundo de la cocina a muchos de nosotros.

“Hoy en día se pueden hacer muy buenos ficticios de comida”, asegura. Sin embargo, hay muchas razones por las que los directores prefieren utilizar comida real en sus rodajes. Por un lado, la interacción de los actores con la comida: “Si un actor lo tiene que comer ya no puede ser un ficticio”, explica Carlos Brioso.

Pero la comida en pantalla no solo se come, también se cocina. En series y películas inspiradas en restaurantes o bares, así como en aquellas escenas en las que un personaje aparece con las manos en la masa, los alimentos toman un gran protagonismo. “Por bueno que pueda ser un ficticio, no reacciona bien a la manipulación. Están bien de aspecto, pero no puedes picarlos, trocearlos, cocerlos o ponerlos a la plancha. Porque solo la comida se comporta como comida”, explica.

Otras razones son mucho más prácticas y tienen que ver, por supuesto, con un tema económico. Los alimentos ficticios son mucho más caros que la comida real, por lo que muchos directores o productores apuestan por esta última opción. No obstante, hay excepciones. Los alimentos ficticios “salen a cuenta cuando los vas a necesitar mucho tiempo y les vas a sacar mucho partido porque la ventaja es que siempre tienen un aspecto perfecto o cuando realmente no puedes usar comida real”, aclara en su vídeo el productor.

De esta manera, es común utilizar sustitutos como cubitos de hielo de plástico que sustituyen a la versión real para que no se derritan durante las horas de rodaje. Sucede también con la comida de fondo que aparece en escenas de distinto tipo, alimentos que no son imprescindibles ni aparecen en un primer plano. Sucede con el pan en las estanterías de una panadería, las tartas en una vitrina, las cajas de frutas y verduras en un supermercado o las grandes mesas de banquetes.

El asesor culinario, un papel fundamental

En películas y series donde la cocina es la protagonista, es común que los directores cuenten con un asesor gastronómico o asesor culinario, un chef o cocinero experto que aconseja al equipo sobre cuestiones de alimentación. Su papel no es solo el de hacer que la comida se vea apetecible en cámara, sino también de asegurarse de que los procesos dentro de la cocina son creíbles y similares a los que tendrían lugar en un verdadero restaurante. Estas son algunas series y películas que contaron con un asesor gastronómico en su equipo de rodaje:

  • The Bear: la reciente serie de Disney +, basada en la historia de un restaurante y su chef, contó con la ayuda de la cocinera Courtney Storer, veterana de 15 años en la restauración y convertida en productora culinaria. Ella misma ideó todos los deliciosos platos que aparecen en pantalla y formó a los actores del exitoso programa en habilidades esenciales de la cocina. También ayudó a los guionistas a que el guion fuera lo más fiel posible a la vida de los restaurantes.
  • La vida padre: esta película narra la historia de Mikel, un afamado y ambicioso chef, que tiene su propio restaurante. El chef vitoriano Diego Guerrero, que se dio a conocer en Madrid en El Club Allard y ahora dirige sus propios restaurantes DSTAgE y DSPEAK, fue el asesor gastronómico de La vida padre. También es el autor real del macguffin de la película, la famosa receta de la crema de erizos con la que el personaje de Enric Auquer aspira a conseguir la estrella Michelin.
  • Hannibal: el chef asturiano José Andrés ayudó a los creadores de la película sobre Hannibal Lecter a crear la comida que disfrutaría el caníbal. La versión televisiva que elaboró la cadena NBC sobre el famoso Hannibal Lecter tuvo referencias al chef francés Auguste Escoffier, a vinos exquisitos y muy exclusivos, así como escenas con distintos platos.
  • Nada: la miniserie de ficción de cinco capítulos Nada narra la historia de un crítico gastronómico acorralado por la falta de recursos y la muerte de su empleada doméstica y cuenta con Robert De Niro como artista invitado. La chef Narda Lepes, galardonada como la Mejor Chef Mujer de América Latina en 2020, fue la asesora gastronómica de la miniserie.
  • Esperando a Dalí: la ópera prima de David Pujol trata sobre el arte de la vida, el amor y la comida, con el mítico restaurante de Ferrán Adrià de fondo. El chef de elBulli leyó y dio el visto bueno al guion, y recomendó tener a Eduard Bosch, exjefe de cocina de su restaurante, como asesor gastronómico de la película. Durante la película llegamos a ver incluso la creación del famoso aire de zanahoria, uno de los platos emblemáticos de elBulli.

¿Es real la comida que aparece en series y películas? El papel fundamental del asesor gastronómico para elaborar las recetas más icónicas del cine – Infobae

Tomado de: Noticias de España – Infobae

Pequeños agricultores llegan a las pantallas de los cines de todo el mundo

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, la Asociación Global de Publicidad en el Cine (SAWA) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) lanzaron una campaña global en cines para destacar el papel vital que desempeñan los pequeños agricultores en la alimentación del mundo.

El filme «A New Day», un spot cinematográfico premiado de 45 segundos, que muestra la vida de personas rurales y comunidades agrícolas en Túnez y el norte de África, será proyectado en cines de todo el mundo. Durante los próximos seis meses, muchos miembros de SAWA se unirán para transmitir este poderoso mensaje, aumentando la conciencia sobre el papel esencial de las comunidades rurales y los desafíos que enfrentan.

A pesar de las severas sequías, las personas destacadas en el filme continúan cultivando alimentos y adaptándose a los desafíos climáticos gracias al apoyo de un proyecto financiado por el FIDA en Túnez.

Ante el cambio climático y los conflictos crecientes que desafían la seguridad alimentaria y los sistemas alimentarios globales, la campaña busca inspirar acciones para aumentar las inversiones inteligentes y dirigidas en la agricultura. Se estima que invertir en agricultura es de dos a tres veces más efectivo para reducir la pobreza que invertir en cualquier otro sector.

“Sabemos que el cine, con su gran pantalla, gran sonido y ambiente envolvente, puede educarnos, conmovernos y cambiar nuestros corazones y mentes. Los ciudadanos entienden que existen problemas complejos como el cambio climático y el hambre, pero a menudo se desconectan debido a sentimientos de desesperanza,” dice Julian Pinn, CEO de SAWA.

“Los cines globales proporcionan la plataforma perfecta para destacar los problemas críticos que enfrentan los pequeños agricultores todos los días. Estamos muy agradecidos por su colaboración,” dijo Kathrine Meighan, Vicepresidenta Asociada, Departamento de Relaciones Externas y Asesora General de FIDA. “La película llama a los ciudadanos y a los líderes mundiales a tomar una decisión: reaccionar a una crisis tras otra o invertir en soluciones sostenibles y estructurales que garanticen la seguridad alimentaria para las futuras generaciones,” añadió Meighan.

“Desde 2015, el Medio Cinematográfico Global ha apoyado los Objetivos de Desarrollo Sostenible y estamos comprometidos y emocionados de ver a tantos de nuestros miembros y sus socios cinematográficos globales apoyando este importante mensaje y el trabajo vital de FIDA. Esperamos que los líderes mundiales escuchen su llamado y tomen medidas para invertir en un futuro más esperanzador para todos nosotros,” agregó Pinn.

Feeling Good

El atemporal himno de la cantante de blues estadounidense Nina Simone, «Feeling Good», sirve como banda sonora y marca el tono de la campaña, subrayando temas de libertad, resiliencia y esperanza. «Feeling Good» recuerda a los espectadores que existen soluciones para los desafíos más apremiantes del mundo y que las personas rurales, que llevan vidas dignas, están impulsando su propio desarrollo y pueden prosperar aún más con un poco de apoyo. La icónica canción fue donada al proyecto.

“Esta canción edificante, combinada con la capacidad única del poder del cine para conmover emocionalmente a las personas, tiene como objetivo educar a los ciudadanos sobre por qué sus líderes deben usar sus impuestos para invertir en soluciones que impulsen cambios a largo plazo y soluciones reales, como la agricultura sostenible y climáticamente inteligente, para aquellos que lo necesitan,” dijo Pinn.

El filme fue concebido por el director galardonado Jonathan Pearson y la compañía de producción con sede en Londres UNIT9. La modelo somalí-canadiense, activista y Embajadora de Buena Voluntad de FIDA, Sabrina Dhowre Elba, narra la pieza, que recientemente ganó un premio British Arrow por cinematografía y color.

Día Mundial de la Alimentación

El Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada año el 16 de octubre, es un momento crucial para reflexionar sobre el estado de la seguridad alimentaria en todo el mundo y el Derecho a la Alimentación Adecuada, un derecho humano reconocido por el derecho internacional.

Los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos del mundo, pero son de los más afectados por el hambre y la pobreza. El cambio climático les impacta desproporcionadamente, incluso cuando trabajan para alimentar al mundo, recibiendo solo el 0.8 por ciento del financiamiento climático total, muy por debajo de las necesidades.

Las inversiones para aumentar la producción de alimentos, construir resiliencia ante el cambio climático y proporcionar acceso a conocimientos, mercados y tecnologías pueden sacar de la pobreza y el hambre a las personas más vulnerables en las zonas rurales, donde viven el 80 por ciento de las personas más pobres del mundo.

En el Día Mundial de la Alimentación, SAWA y FIDA esperan que su campaña encienda un renovado compromiso de los líderes mundiales para apoyar a los pequeños agricultores e invertir en un futuro más sostenible y seguro en términos de alimentos.

https://www.ifad.org/en/w/news/small-scale-farmers-take-to-the-screens-of-cinema-theatres-worldwide

Telemadrid estrena ‘¡Qué comemos!’, serie documental presentada por Nico Abad, que analiza la importancia de una buena alimentación

Telemadrid estrena el 6 de marzo, a las 22.40h, el primer capítulo de ‘¿Qué comemos?’, una serie documental presentada por Nico Abad, que incluirá los episodios ‘Comer es salud’, ‘El precio de la comida’, ‘Desperdicio’ y ‘Dietas’. Producida por CATORCE Producciones.

¡Qué comemos! pone el foco en que el aumento de la esperanza de vida en el siglo XX tiene que ver con qué comemos y cómo lo comemos, pero señalan que en el siglo XXI la alimentación está detrás de muchos de los problemas de salud pública: diabetes, hipertensión, infartos o cáncer. La forma en la que gestionamos la comida y sus excedentes, las modas a la hora de alimentarnos o una población infantil en la que aumenta la obesidad, debe llevarnos a una reflexión profunda sobre cómo nos alimentamos.

El primer episodio, ‘Comer es salud’, recuerda que el plato de la Universidad de Harvard es la referencia más aceptada de alimentación saludable y fácil de entender: medio plato de fruta y verdura, un cuarto de cereales integrales y el cuarto restante de proteínas de alto valor con grasas saludables. Más allá de esta fórmula, comer afecta directamente a nuestra salud y, lo que es más importante, a nuestra enfermedad. La obesidad es la pandemia de las sociedades occidentales y avanzadas, tanto en adultos como en niños. A ella se unen otras afecciones relacionadas con el colesterol, la hipertensión, intolerancias o alergias.

El segundo capítulo, ‘El precio de la comida’, abordará la elevada inflación que ha encarecido los alimentos de manera que compromete el equilibro de la cesta de la compra. Los artículos clave como el aceite de oliva, la leche, la fruta y la verdura han aumentado notoriamente sus precios lo que supone un factor determinante para decidir qué llevamos a nuestras casas. ¿Podemos aspirar a mantener una dieta equilibrada si los precios siguen escalando?

En la tercera entrega, ‘Desperdicio’, se intentará poner remedio al desperdicio de alimentos buscando, desde la administración, medidas que fomenten actuaciones para evitar la pérdida de alimentos en toda la cadena alimentaria. Así han surgido infinidad de iniciativas privadas y ONG´s que intentan aprovechar los alimentos antes de que se conviertan en basura: ofertas de última hora, comedores sociales, etc.

El cuarto episodio, ‘Dietas’, se adentrará en esta jungla para diferenciar entre ciencia y publicidad, entre resultados fiables y promesas incumplidas, entre realidad y engaños. Participarán expertos y protagonistas que vieron sus sueños hacerse realidad y otros a los que dejaron en la estacada con los mismos kilos de antes y algo menos de dinero en la cuenta corriente.

Gastronomía y cine, una ¿apetitosa? simbiosis

Desde que en 1895 Louis Lumière rodase Le repas de bébé hasta la última entrega de Chef’s Table en Netflix, la comida o su escasez han estado presentes en el cine. Hitchcock la relacionó con la muerte, Buñuel la usó para criticar a la sociedad burguesa. Más allá de los golosos banquetes de un buen puñado de películas, tras la entrega de los Goya y ante la próxima gala de los Oscar repasamos una simbiosis que puede abrir o quitar el apetito. 

Siempre ha habido distintas formas de ver el valor de la comida en la vida. Desde el inicio del cine, la comida se simbolizó no por su presencia sino por su falta. Siempre ha mostrado la diferencia de clases sociales como en las películas de Luis Buñuel. Destaca, por ejemplo, Alfred Hitchcock. Ninguna de sus películas abre el apetito. «Normalmente si los personajes comen, mueren, o se juntan a comer para matar. Utilizó la comida como reclamo publicitario». Los platos que aparecen en Frenesí resultan poco agradables a la vista, ya que quiso ironizar con la alta cocina francesa. Fue capaz de convertir una pata de cordero en un arma mortal y hacer que un arcón en el que han escondido un cadáver sirviera de mesa para cenar en La soga. «Es el director que más ha relacionado comida y muerte».

Más tarde aparecería la corriente de directores italoamericanos que introducirían la comida y la cocina como un acto de comunidad y unión en el que las familias se juntan a disfrutar de la comida juntos. Aquí destacan Martin Scorsese y Francis Ford Coppola, que en El padrino explica el secreto de la salsa de tomate para los spaghetti.

Por otra parte, la comida también puede ser el epicentro de la película desarrollando el placer hedonista como en Julie and JuliaChocolat, Ratatouille; Comer, Beber, Amar o El festín de Babette.

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