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Componentes bioactivos de los alimentos: la alternativa saludable a los aditivos químicos
Los consumidores exigen alimentos seguros y de propiedades cada vez más avanzadas, pero también con un índice de naturalidad elevado. Existe un rechazo generalizado a aditivos químicos que dejan elementos tóxicos en el organismo y la alternativa pasa por una nueva generación de componente bioactivos vegetales, algunos con propiedades nutracéuticas, obtenidos de subproductos de frutas y hortalizas.
Detrás de un salchichón envasado, una porción de surimi o de una tostada de mantequilla con mermelada hay años de investigación, que han permitido poner en el mercado unos productos alimenticios seguros, libres de agentes biológicos y que mantienen sus propiedades intactas durante semanas o incluso meses. Sin embargo, estos adelantos de la industria alimentaria también conllevan un peaje invisible que, a la larga, tiene consecuencias sobre la salud de las personas.
En estos alimentos, como la mayoría de los presentes en los lineales de los supermercados, se emplea una armada de aditivos químicos. Se trata de conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, estabilizantes… que se añaden a los productos que ingerimos a diario que, si bien han supuesto un auténtico avance, su uso abusivo se está convirtiendo en un problema. Los consumidores se han cansado de ellos y exigen unos alimentos más naturales, sin renunciar a todas las ventajas que ofrecen el conjunto de aditivos químicos que los productores de alimentos emplean hasta ahora.
Componentes bioactivos, la alternativa a los aditivos químicos de los alimentos
La alternativa a los aditivos químicos usados en los alimentos puede venir de la mano de los componentes bioactivos vegetales, productos totalmente naturales, que están llamados a ser los protagonistas de la próxima revolución de la industria de los alimentos.
Los compuestos bioactivos vegetales abren un enorme abanico de posibilidades para la fabricación de alimentos de nueva generación, ya que pueden emplearse como sustitutos de los productos químicos de naturaleza tóxica o xenóbica. Asimismo, estos compuestos naturales también representan una alternativa a los envases de plásticos para alimentos, a los que estudios internacionales señalan como responsables de transferir más de 3.000 sustancias químicas a los productos que, en teoría, protegen.
Qué ventajas ofrecen los compuestos bioactivos
Aparte de contribuir a una presencia menor de aditivos químicos en los alimentos, los compuestos bioactivos ofrecen un conjunto de ventajas que los hacen muy interesantes para la industria. Muchos de los compuestos bioactivos vegetales presentan efectos beneficiosos para la salud de las personas. Cuentan con propiedades antioxidantes, antimicrobianos, espesantes, emulsionantes, formadores de películas y de fibra dietética con capacidad probiótica. Incluso, algunos de ellos permiten alargar la vida útil de los alimentos.
Los compuestos bioactivos vegetales representan una oportunidad desde el punto de vista de la economía circular. Se obtienen de subproductos de frutas y verduras, como pieles, semillas, tallos y hojas, “muy ricos en productos bioactivos”, a los que se les daría una nueva vida. Por tanto, representan una oportunidad de negocio adicional para las las empresas agroalimentarias, con una materia prima que generalmente acaba en la basura.
Por qué todavía no se emplean de manera masiva estos aditivos naturales y saludables en alimentos
Entonces, si son tan buenos, si permiten renaturalizar los alimentos y además representan una nueva vía de ingresos con los procesos de economía circular, por qué no han desplazado todavía a los componentes químicos. Los componentes naturales presentan más problemas para su manejo que los químicos. A pesar de que diversos estudios han facilitado el empleo de estos compuestos naturales en las formulación de alimentos de nueva generación, sin embargo no se sabe controlar al cien por cien todos sus efectos.
Estos compuestos extraídos de productos vegetales cuentan con un sabor fuerte, que dificulta su empleo como aditivo; del mismo modo, destacan por su baja solubilidad, su alta volatilidad, así como por una inestabilidad, que dificultan su uso en la industria.
Por otro lado, el coste de su obtención todavía no les permite competir en igualdad de condiciones con los aditivos químicos, y su uso supondría incrementar el precio de venta de los productos, algo difícil de asumir tanto por el sector como por los consumidores finales, que quieren productos más naturales, pero no siempre están dispuestos a pagar más por ellos.
Cómo se potenciaría el uso de estos compuestos naturales en la industria alimentaria
En opinión de los investigadores de la Facultad de Veterinaria de la UMU, la solución para potenciar el uso de estos compuestos naturales en la industria alimentaria pasa por el desarrollo y la optimización de los procesos biotecnológicos, mediante la síntesis por biocatalizadores.
Otra manera sería mediante la optimización de procesos de extracción y purificación a partir de subproductos vegetales, que deben llevarse a cabo mediante “tecnologías verdes, evitando el uso de disolventes de síntesis orgánica que produzcan residuos”.
La industria de los alimentos tiene ante sí un enorme reto y para superarlo cuenta con la colaboración de grupos de investigación como el de Biotecnología de los Alimentos de la Facultad de Veterinaria de la UMU. Porque la sociedad necesita alimentos seguros, con propiedades más avanzadas, pero naturales, que no supongan un aporte de tóxicos y no pongan en peligro la salud.
El curioso motivo por el que comemos palomitas de maíz en el cine
Es imposible no asociar cine y palomitas ya que disfrutar de una buena película mientras se disfruta del sabor salado de las palomitas de maíz es una combinación más que acertada., pero… ¿Cómo empezó todo?
El origen de comer palomitas en el cine
Los primeros en comer palomitas en el cine fueron los estadounidenses. Para conocer el origen hay que remontarse hasta octubre de 1929, más concretamente hasta el 29 de ese mes, cuando sucede el martes negro, y los valores de la bolsa de Nueva York caen de forma tal, que se produce una de las crisis más importantes de la historia de la economía moderna, el crack del 29. Más de 13 millones de personas acabaron en el paro. Por ello, el cine se convirtió en el principal medio de evasión y entretenimiento de la dura realidad porque, además, era asequible para todos los bolsillos.
El cine no valía demasiado dinero, por lo que la gente seguía acudiendo a él para disfrutar del ocio, y ahora además se compraban las palomitas de maíz antes de entrar ya que era un tentempié barato para disfrutar durante la película.
En un principio, el consumo de comida dentro de las salas seguía estando prohibido, ya que antes de estos años, las salas para las proyecciones parecían una ópera o un teatro y no se permitía comer en su interior, debido a la delicadeza de las alfombras y otros objetos decorativos. Por lo que los dueños contrataron a revisores para que comprobaran que la gente no escondiera comida y consumiera dentro de las salas, algo que enfurecía a las masas.
Pero en 1931, una mujer llamada Julia Braden vio una oportunidad de negocio. Decidió montar su propia empresa y empezar a vender palomitas dentro de las salas a cambio de darles un tanto por ciento de los beneficios a los dueños del cine. Entonces los propietarios cambiaron de opinión, vieron una oportunidad de aumentar sus ganancias, por lo que comenzaron a permitir que se consumieran palomitas dentro de los cines. No es hasta 1938 cuando los propietarios de las salas se dan cuenta de que no necesitan un intermediario como Julia para vender palomitas, si las podían producir ellos mismos y ganarse el 100% de los beneficios.
Así pues, las palomitas se unieron definitivamente con el cine tras la Segunda Guerra Mundial, donde la escasez de azúcar hizo que se potenciara el consumo de palomitas, debido a la elevada producción de maíz que había en el país y era el producto más barato. De esta manera consumir palomitas en el cine se convirtió en un hábito que arrastramos hasta hoy.
https://www.huffingtonpost.es/sociedad/el-curioso-motivo-comemos-palomitas-maiz-cine.html
La eterna polémica de la comida en el cine: ¿Es legal que las salas te prohíban llevar tus propios alimentos?
Probablemente habría gente encantada con que las cadenas de cines prohibiesen comer en las salas durante el visionado de una película, pero, aunque el asunto de la comida en los cines está siendo objeto de cierto revuelo en los últimos días, no tiene nada que ver con eso. Sino con la prohibición expresa de las cadenas de exhibición a sus espectadores de entrar con sus propios alimentos en sus instalaciones.
No es la primera vez que se habla de este tema, que, de hecho, ya ha sido objeto de polémica en ocasiones anteriores, pero el popular tuitero El Hematocrítico ha vuelto a ponerlo sobre la mesa estos días al compartir en su cuenta la fotografía de un cartel que ha visto junto a una sala en una de las instalaciones de la famosa cadena de cines Yelmo. En el cartel, que además es de gran tamaño, puede leerse que «la compañía no permite el acceso a estas instalaciones con alimentos y/o bebidas adquiridas fuera de YELMO, reservándose por tanto el derecho de admisión».
Que el hecho de que nos prohíban introducir nuestros propios alimentos en una sala de cine sea objeto de enfado, y he ahí la polémica, no es sorprendente. Al fin y al cabo las entradas no son baratas y la comida que suele venderse en las cadenas suele ser bastante cara, así que es lógico que las medidas que nos impiden ahorrar un poco en nuestras visitas al cine no sean bien recibidas. De igual modo, como las cadenas de exhibición cinematográfica también cuentan con su propia cafetería o acuerdos para la venta de comida y bebida dentro de sus instalaciones, que la gente traiga comida de fuera hace que dejen ingresar beneficios por esa vía.
Sin embargo, la cuestión aquí es la que precisamente plantea el tuit que ha vuelto a dar origen a la eterna polémica: ¿Es legal que te prohíban meter tu comida en una sala de cine?
¿Es legal? Lo que dice la Ley
La prohibición que vemos en el cartel, desde luego, se hace en base a una Ley: «Concretamente en el artículo 13.3 de la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia», puede leerse en el mismo. Sin embargo, en los mismos carteles que ha colocado Yelmo en otras salas fuera de la citada comunidad autónoma se hace referencia al artículo 7.2 del Decreto 10/2003 de 28 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Admisión de personas en los establecimientos de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.
Un artículo que dispone como condición de admisión, como publica Magnet, que «los titulares de establecimientos de hostelería y ocio y esparcimiento pueden solicitar al Ayuntamiento respectivo la autorización (o DER) de la condición específica de admisión de impedir el acceso de personas que porten comidas y bebidas para ser consumidas en el interior de dichos establecimientos».
Sin embargo, los cines no podrían acogerse a dicho artículo, puesto que no son considerados establecimientos de hostelería o de ocio y esparcimiento según la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor).
La Ley de Consumidores y Usuarios, a favor de los clientes
Además, la Ley de Consumidores y Usuarios, claro, está a favor de los clientes: En su Artículo 82 se establece que “Se considerarán cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y todas aquéllas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato”.
Y los compañeros del sitio web Espinofhan preguntado directamente a FACUA sobre el asunto, lo que les ha permitido poner ejemplos concretos sobre conflictos resueltos a favor del consumidor, como un caso concreto en Andalucía a comienzos de 2020, cuando la Junta de la comunidad instó a Yelmo a dejar de impedir el acceso con comida y bebida del exterior en sus salas de todo el territorio andaluz. No obstante, según les comentaba el periodista y activista Rubén Sánchez, la práctica ha seguido vigente desde entonces.
De igual modo, en la publicación sobre esta noticia que FACUA recoge en su web, se incluyen declaraciones del Jefe del Servicio de Juegos y Espectáculos públicos de Cádiz en las que advertía que «son ilegales todas las condiciones específicas de admisión no autorizadas previamente (o sometidas a su control) por el Ayuntamiento». Es decir, que «ninguna empresa puede unilateralmente anunciar una condición específica de admisión sin haberla sometido a los medios de intervención municipal que correspondan». Y aclaraba: «Los cines no pueden acogerse a dicha condición de admisión, toda vez que no son establecimientos de hostelería o de ocio y espercimiento, conforme a la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor). El hecho de que en su interior tengan como servicio complementario la hostelería no cambia su consideración jurídica determinada por su licencia de apertura».
No es el único precedente. Hay otro de 2019 en Badajoz, cuando el Instituto de Consumo de Extremadura impuso una sanción de 3.005 euros a los Multicines España tras una denuncia de FACUA que señalaba una limitación abusiva del derecho de admisión que se reflejaba en un cartel que prohibía la entrada con alimentos del exterior.
https://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia-1000020361/?utm_source=chatgpt.com
La SEP prohibirá la venta de comida chatarra en las escuelas a partir de marzo de 2025
Las autoridades reconocen una epidemia de obesidad infantil provocada por el consumo en exceso de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados.
El Gobierno de México ha declarado la guerra a la comida chatarra. La Secretaría de Educación Pública (SEP) prohibirá a partir de marzo del próximo año la venta de comida ultraprocesada y bebidas azucaradas dentro y fuera de las escuelas, así lo anunció la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia matutina de este lunes. Las autoridades han reconocido que existe una epidemia de salud pública provocada por el consumo en exceso de estos productos y una de las tasas más altas del mundo en obesidad infantil. Alrededor de 15 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años son obesos o tienen sobrepeso, según datos oficiales.
La lucha del Gobierno de México contra la industria chatarra se ha llevado a cabo desde hace varios años, cuando se aplicaron las medidas para el etiquetado frontal, sin embargo, estos productos siguieron vendiéndose en los centros educativos, pese a las prohibiciones oficiales. La crisis de salud pública auspiciada por las empresas refresqueras y por las propias autoridades durante décadas, ha provocado que sea más fácil conseguir un refresco en una escuela en México que tener acceso a agua potable. La cruzada contra la comida chatarra, como es conocida popularmente, busca acabar con el sobrepeso y la obesidad infantil promoviendo un estilo de vida saludable.
El secretario de Educación, Mario Delgado, habló del cambio a la normativa que permitía hasta ahora vender estos productos en las inmediaciones de las escuelas. El pasado 30 de septiembre, estos lineamientos fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF). El Gobierno ha concedido un periodo de gracia de seis meses para que los colegios se adapten al cambio de la ley. A partir de entonces, los productos que contengan sellos y leyendas con altos contenidos en grasa, azúcares y sodio “serán considerados alimentos y bebidas no permitidos para la preparación, distribución y expendio en las escuelas”.
En México 5,7 millones de estudiantes de entre 5 a 11 años tienen obesidad, una cifra que se dispara hasta los 10,4 millones entre los 12 y los 19 años, de acuerdo a la última Encuesta de Salud y Nutrición, realizada por el Inegi. “Sabemos que no le va a gustar a algunos sectores de la industria, sobre todo a los que producen esa comida”, ha declarado Delgado desde Tabasco, en una gira de trabajo con la presidenta Sheinbaum. “Las infancias y las adolescencias pueden tomar decisiones saludables si tienen a su alcance alimentos saludables”, señalan desde el Gobierno mexicano.
Se estima que un alumno consume un promedio diario de más de 500 kilocalorías en productos chatarra, de acuerdo con la organización Mi Escuela Saludable, una iniciativa que forma parte de El Poder del Consumidor. Mientras que en el 98% de las escuelas mexicanas se venden productos chatarra y en el 70%, refrescos. Solo en dos de cada 10 escuelas hay acceso a agua potable. La nueva iniciativa busca promover el consumo de agua natural e incentivar que la mayoría de centros escolares tengan bebederos públicos para 2030.
Delgado ha acusado a la industria refresquera y de los ultraprocesados de “invadir de publicidad” a los más jóvenes, lo que da como resultado “ser uno de los países con mayores niveles de obesidad infantil en el mundo”. La realidad es que el consumo de azúcar en dos terceras partes de la población escolar supera el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunado a que la mayoría de los escolares y la mitad de los adolescentes no practican ningún tipo de ejercicio.
Después de la medida, corresponde a las escuelas, a los padres y las madres seguir estos lineamientos e impedir la distribución de este tipo de productos. Desde la Secretaría de Educación aseguran que buscarán capacitar a las autoridades y al personal académico para que se priorice el consumo de fruta y verdura de temporada, a la vez que se emprende una agresiva campaña publicitaria con materiales educativos que promuevan la alimentación saludable, guías del buen comer y recetarios con preparaciones económicas y sanas. El Gobierno mexicano llevará a cabo la medición y clasificación de las escuelas que sean saludables y se compromete a monitorear los planteles para que se cumpla la nueva normativa.
El peligro de los alimentos contaminados con plaguicidas
Cada día consumimos productos con restos tóxicos, muchos de los cuales pueden provocar enfermedades graves, según el informe ‘Directo a tus hormonas’, elaborado por Ecologistas en Acción
Los plaguicidas utilizados a nivel mundial en la agricultura no solo acaban con las plagas. Las sustancias tóxicas permanecen en los alimentos e, incluso, terminan afectando a los ecosistemas porque muchos de ellos permanecen durante periodos largos de tiempo en el suelo y en el agua. Además, también influyen, en mayor o menor medida, dependiendo del grado de exposición a ellos, en muchos problemas de salud que aquejan al ser humano.
Según un estudio de la organización Ecologistas en Acción, basado en información de la propia Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se han encontrado restos de 106 plaguicidas diferentes en algo más de mil setecientas muestras de alimentos que estuvieron a la venta en España en 2022, que es el año de los últimos datos oficiales disponibles. Un tercio de esos alimentos contenían uno o más plaguicidas, y casi la mitad de ellos eran frutas o verduras, que son productos básicos en nuestra dieta.
En Hoy por Hoy Madrid, la coautora de ese informe, e integrante de la campaña ‘Toxic Free Future’, Kistiñe García, ha asegurado que en el ranking de los alimentos más contaminados, el primer puesto de dudoso honor va cambiando de un año a otro. «Este año han sido los tomates, pero el año pasado fueron los pimientos. Lo que menos nos importa es saber qué producto gana en plaguicidas cada año. Lo que realmente queremos visibilizar es que hay pequeñas cantidades de plaguicidas que estamos comiendo habitualmente sin ser conscientes de ello».
Pilar Muñoz-Calero, presidenta de la Sociedad Internacional de Medicina Ambiental, presidenta de la Fundación Alborada, catedrática de Patología y Medio Ambiente y profesora de la asignatura ‘O cambiamos de conducta, o cambiamos de planeta’, para alumnos de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, habla de los efectos que estos pesticidas pueden provocar en nuestra salud. «Muchas enfermedades, como todas esas dolencias emergentes: la sensibilidad química múltiple, la fibromialgia, la fatiga crónica o, incluso, enfermedades neurocognitivas, degenerativas, enfermedades autoinmunes, respiratorias o también el cáncer».
Lo más terrible de esto, según la doctora Pilar Muñoz-Calero, es que cada vez se están diagnosticando a edades más tempranas enfermedades que antes se daban a edades avanzadas. «Lo que no me parece lógico es que no llame la atención que enfermedades degenerativas que antes aparecían a partir de los 70 años, hoy día están apareciendo a partir de los 40. Son enfermedades ambientales que cada vez se dan con más frecuencia e, incluso, mucho antes. De hecho, en mi consulta, cada vez tengo más personas que vienen asombradas y preguntándose cómo es posible que tengan, por ejemplo, una osteoporosis a los 35 años, o que estén empezando con problemas de demencia y solo tienen 45 años. Todo esto es lo que va a provocar que, a la fuerza, tengamos que reflexionar. Especialmente el mundo sanitario, que tiene que ser consciente de lo que está pasando».
Disruptores endocrinos
De los 106 plaguicidas detectados en alimentos en España, 17 eran candidatos a ser retirados por sus efectos cancerígenos o tóxicos para la reproducción. Otros 32 no estaban autorizados por la Unión Europea, algo que puede deberse a autorizaciones excepcionales, a que se toleren en la importación, a que todavía queden restos de contaminación histórica de sustancias como el DDT o, sencillamente, al uso ilegal de estos pesticidas.
Quizá uno de los aspectos más preocupantes del análisis es que 59 de las sustancias encontradas en los alimentos eran disruptores endocrinos. Es decir: tóxicos que afectan al sistema hormonal, que actúan a muy bajas dosis, y que se relacionan con enfermedades muy graves. Hay que poner el foco, por tanto, en todos estos plaguicidas y, especialmente, en las sustancias no autorizadas. Kistiñe García ha señalado que «muchas de ellas son bioacumulables. Una vez que las comes, no se excretan con la orina. Y en cuanto a las sustancias que afectan a nuestro sistema hormonal, la legislación actual establece un límite máximo que no se puede superar, pero por debajo de ese límite sí se permite que haya plaguicidas en los alimentos. Esta legislación está dejando pasar una cantidad demasiado elevada de sustancias que pueden afectar de diferentes maneras a nuestra salud».
Acumulación de plaguicidas
A veces no se tiene en cuenta que un mismo alimento tiene restos de más de un plaguicida. Según el estudio de Ecologistas en Acción, el cóctel de plaguicidas en un solo producto se ha constatado en un 22% de las muestras analizadas. Por ejemplo: una sola pera ha llegado a tener restos de 9 tóxicos diferentes. La contaminación múltiple es elevada y el problema es que cuando se autoriza la venta de un pesticida, se hace teniendo en cuenta cómo afecta ese producto, individualmente observado, a los animales o al ser humano. Pero no se tiene en cuenta el efecto que puede tener una combinación de varios plaguicidas en un mismo alimento.
Pilar Muñoz-Calero señala que «no solo es que estemos contaminando el medio ambiente. Es que, luego, todo esto llega a nuestro organismo y está provocando multitud de enfermedades. El problema es que si en una ensalada ponemos una lechuga que puede tener restos de 7 plaguicidas, más un tomate que puede tener otros 5… imagínate el efecto cóctel y lo que está realmente provocando en nuestro organismo. Con el efecto acumulativo, a veces es difícil decir que un determinado tóxico sea el causante de una enfermedad, porque en realidad es una carga tóxica que se va acumulando en el organismo y que luego se va manifestando con multitud de patologías diferentes».
Ecologistas en Acción, además, denuncia que hay pesticidas que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición no busca en sus análisis, como el glifosato. La organización ecologista pide que se incluyan esos pesticidas que ahora no se buscan pero, sobre todo, pide que se aumente el número de muestras analizadas, porque España es el país que menos muestras de alimentos analiza. «La Unión Europea obliga a hacer mediciones y controles, pero no obliga a realizar un número determinado o un porcentaje concreto. Por eso, países como Bulgaria analiza 220 muestras por cada cien mil habitantes, mientras que España solo inspecciona algo más de 3 muestras por cada cien mil habitantes», recuerda Kistiñe García.
Los platos tradicionales que podrían desaparecer a causa del cambio climático
La tortilla española, la lasaña italiana o la baguette francesa son algunos de los platos tradicionales que “están en peligro si no se rehabilita urgentemente la naturaleza”, alertaron cocineros de varios países europeos. El cambio climático ha puesto en peligro el patrimonio cultural gastronómico a tal punto que la dieta mediterránea podría desaparecer si no se toman medidas conjuntas.
El último informe científico del instituto de política medioambiental europea (IEEP por sus siglas en inglés), asegura que los efectos del cambio climático y las prácticas agrícolas insostenibles han afectado la producción de aceitunas, patatas y trigo en España, Italia, Polonia, Francia y Alemania. En 2022, el organismo ya había registrado “la cosecha de aceitunas más baja desde principios de siglo”.
Algunas de las medidas que propone el instituto son la plantación de setos y la creación de paisajes más diversos. También ha sugerido aumentar el número de depredadores naturales de las plagas y proporcionar buenos hábitats a los polinizadores de cultivos vitales.
El IEEP ha unido fuerzas junto a cocineros europeos y organizaciones ecologistas para incentivar estas medidas a partir de la Ley de restauración de la naturaleza. La normativa fue aprobada el pasado mes de febrero en el Parlamento Europeo, pero su votación final, requerida por el Consejo, ha sido pospuesta varias veces.
Las asociaciones de defensa del consumidor alertan que el refresco Dr Pepper contiene un posible ingrediente cancerígeno
Denuncian que el producto aporta más del 130% de la cantidad de azúcar recomendada al día, que equivale a 13,4 cucharadas, y de la presencia de Caramelo IV, que ha sido tachado de cancerígeno y fue eliminado de otras bebidas en 2012.
La asociación civil El Poder del Consumidor emitió una advertencia sobre el refresco Dr Pepper Cream Soda debido a la presencia de Caramelo IV, un colorante asociado con riesgos cancerígenos. La organización señala que el producto, comercializado en México, también excede las cantidades recomendadas de azúcares y calorías, y contiene jarabe de maíz de alta fructosa, lo que podría representar riesgos adicionales para la salud.
Según el análisis de la asociación, cada envase de 600 mililitros de Dr Pepper Cream Soda contiene 67,2 gramos de azúcares, equivalente a 13,4 cucharadas cafeteras. Este contenido supera las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere limitar el consumo de azúcares añadidos al 10% de la ingesta calórica total. De esta forma, el producto aporta el 134,4% de esa recomendación para adultos y el 167,5% para niños.
Además, el refresco incluye jarabe de maíz de alta fructosa como edulcorante, compuesto que, según estudios citados por la organización, podría dañar directamente el páncreas y está asociado con condiciones como sobrepeso, obesidad y diabetes. “El exceso de fructosa en forma libre impacta negativamente en el organismo, ya que puede dañar al páncreas, al hígado y al metabolismo”, indica el informe de El Poder del Consumidor.
El ingrediente que más preocupa a la asociación es el Caramelo IV, también conocido como caramelo de sulfito de amonio, utilizado para dar color al refresco. Diversos estudios en roedores mostraron que este aditivo está relacionado con el desarrollo de distintos tipos de cáncer, como leucemia y cáncer de hígado. “Este colorante se mezcla con sulfuros y amonio, lo que genera subproductos altamente cancerígenos, como el 2-metilimidazol y el 4-metilimidazol”, señala el reporte.
El Poder del Consumidor también advierte sobre la presencia de cafeína en el refresco. Una concentración de 12 miligramos por cada 100 mililitros, lo hace inadecuado para niños. Asimismo, señala que el benzoato de sodio, otro de los ingredientes, puede liberar benceno al combinarse con soluciones ácidas, además de que es otro compuesto asociado con riesgos cancerígenos, aunque el riesgo es bajo.
Otra de las críticas parte por su publicidad que la asociación considera dirigida a adolescentes a pesar de las advertencias en el etiquetado que sugieren evitar su consumo en menores. “La publicidad parece estar claramente dirigida a niños y adolescentes, de manera sutil y engañosa”, menciona el informe. México es uno de los países con la tasa de obesidad infantil más alta del mundo y a partir de marzo de 2025 prohibirá la venta de comida ultraprocesada y bebidas azucaradas dentro y fuera de las escuelas.
El caso de California
En 2012, empresas como Coca-Cola y PepsiCo anunciaron cambios en las fórmulas de sus bebidas en Estados Unidos para reducir los niveles de 4-metilimidazol y evitar así tener que colocar advertencias de riesgo de cáncer en sus productos, según reportaron medios como BBC yNPR. Esto ocurrió después de que el Estado de California incluyera al 4-metilimidazol en su lista de agentes cancerígenos, lo que obligaba a los fabricantes a informar a los consumidores sobre su presencia. Sin embargo, en su momento, las compañías afirmaron que sus productos eran seguros y que el cambio obedecía a una adaptación regulatoria, por lo que no cambiaron la fórmula en otros países.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) señaló que un consumidor tendría que ingerir más de 1.000 latas de refresco al día para alcanzar las dosis que han mostrado vínculos con el cáncer en estudios con roedores; sin embargo, distintas organizaciones pidieron a la FDA prohibir el uso del colorante.
Actualmente, en la página de Coca-Cola México, la empresa dice que el Caramelo IV le da al refresco su aspecto distinto y contribuye para su apariencia única. También dice que todos los colorantes usados “se han probado exhaustivamente y son reconocidos como seguros por las autoridades”.
Dietas plan based: «Evita todo lo que puedas los alimentos malsanos»
- Las dietas plant-based se asocian con una serie de beneficios para la salud, que incluyen la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas
- «Empieza poco a poco, reduciendo 50% el consumo de carne y sustituyéndolo con proteínas de origen vegetal»
- La clave para una transición exitosa radica en la gradualidad y en la planificación cuidadosa de las comidas
La adopción de dietas plant based ha ganado popularidad en los últimos años, no solo por los beneficios que ofrece a la salud humana, sino también por su impacto positivo en el medio ambiente y en el bienestar animal. Sin embargo, a pesar de estos beneficios, muchas personas encuentran difícil la transición inicial hacia este tipo de alimentación. Por si tienes dudas, repasamos los beneficios de las dietas plant based, así como las estrategias recomendadas por expertos para comenzar y mantener este estilo de vida.
Las dietas plant based se caracterizan por un enfoque en alimentos de origen vegetal, tales como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas. Según la Escuela de Medicina de Harvard, este tipo de dieta se asocia con una serie de beneficios para la salud, que incluyen la reducción del riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
Uno de los beneficios más documentados de las dietas plant based es su capacidad para mejorar la salud cardiovascular. La Dra. Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de Harvard, señala que este tipo de dietas ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL (el malo) y a mantener una presión arterial saludable. Esto se debe, en parte, a que las dietas basadas en plantas son naturalmente bajas en grasas saturadas y ricas en fibra, lo que favorece la salud del corazón.
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Otro beneficio importante es la prevención y manejo de la diabetes tipo 2. Según el Dr. Michael Greger, autor del libro How Not to Die, las dietas plant-based pueden mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir los niveles de glucosa en sangre. Este efecto se atribuye al alto contenido de fibra y al bajo índice glucémico de los alimentos vegetales, que ayudan a mantener estables los niveles de azúcar en sangre.
La inflamación crónica es un factor de riesgo para numerosas enfermedades, incluyendo la artritis, las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Las dietas plant based, que son ricas en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo. Los alimentos como frutas, verduras y especias como la cúrcuma, que a menudo se incluyen en estas dietas, son particularmente efectivos en este aspecto.
Desafíos de la transición a una dieta plant-based
A pesar de los beneficios claros, son muchas las personas que se encuentran ante al verdadero desafío al intentar adoptar una dieta plant-based. Para muchos, uno de los mayores obstáculos es la percepción de que este tipo de dieta es restrictiva o difícil de seguir. Sin embargo, como explica el Dr. Mauricio González, especializado en medicina interna y nutrición de origen vegetal, la clave para una transición exitosa radica en la gradualidad y en la planificación cuidadosa de las comidas.
Una estrategia recomendada para aquellos que desean abrazar una dieta plant-based es comenzar de manera gradual. “Empieza poco a poco, reduciendo 50% el consumo de carne y sustituyéndolo con proteínas de origen vegetal como los hongos y las lentejas, por ejemplo”, explica el doctor Mauricio González. Por ejemplo, las legumbres como las lentejas y los garbanzos pueden sustituir a la carne en platos como guisos y ensaladas, mientras que los frutos secos y las semillas pueden aportar proteínas y grasas saludables. En estas primeras etapas “Es importante que centres tus comidas en leguminosas, verduras y cereales integrales para mantener un equilibrio saludable”.
Suplementación y aspectos nutricionales
Es importante destacar que algunas personas pueden necesitar suplementar su dieta con ciertos nutrientes que son más difíciles de obtener exclusivamente a través de fuentes vegetales. La vitamina B12, el hierro y el omega-3 son ejemplos de nutrientes que requieren una atención especial. La Dra. Lucía Martínez, autora del libro ‘Vegetarianos con más ciencia’, enfatiza la importancia de la suplementación de vitamina B12 para evitar deficiencias a largo plazo.
Además, afirma que “el consejo alimentario dirigido a esta población debe de empezar por el mismo lugar que empieza la del resto, porque el entorno es común, y porque los consejos básicos de nutrición también son los mismos, esto es: come verduras, frutas y hortalizas, bebe agua, obtén proteínas y grasas de fuentes saludables y de calidad, evita todo lo que puedas los alimentos malsanos”.
El impacto ambiental de las dietas plant-based
Además de los beneficios para la salud, las dietas plant-based tienen un impacto positivo significativo en el medio ambiente. Según el tercer estudio The Green Revolution de la consultora The Lantern, la producción de alimentos vegetales genera significativamente menos emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la producción de carne y productos lácteos. Este cambio en la dieta puede contribuir a la mitigación del cambio climático y a la conservación de los recursos naturales.
En definitiva, adoptar una dieta plant-based puede parecer un desafío al principio, pero con la información adecuada y una estrategia gradual, es posible disfrutar de los numerosos beneficios que ofrece para la salud y el medio ambiente. Los expertos coinciden en que la planificación y la educación son fundamentales para asegurar una transición exitosa y sostenible a largo plazo.
Alerta alimentaria »grave» por los altos niveles de mercurio de un atún del supermercado
La UE ha alertado de este producto procedente de España
Nueva alerta alimentaria que afecta a uno de los productos más consumidos en los supermercados de España. Se trata de unos lotes de atún en los que se ha detectado un »alto» nivel de mercurio (más del normal) y que procede de nuestro país. Además, se ha detectado que estos artículos también se comercializan en pescaderías y en otros países, como Italia.
De hecho, fueron las autoridades sanitarias italianas las que alertaron al Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF, por sus siglas en inglés), desde donde analizaron los productos que señalaban en la notificación y detectaron una concentración de mercurio que superaba los límites que permite el margo legal europeo: 1,7 ± 0,4 mg/kg, mientras que lo permitido es hasta 1,0 mg/kg.
Nueva alerta alimentaria que afecta a uno de los productos más consumidos en los supermercados de España. Se trata de unos lotes de atún en los que se ha detectado un »alto» nivel de mercurio (más del normal) y que procede de nuestro país. Además, se ha detectado que estos artículos también se comercializan en pescaderías y en otros países, como Italia.
De hecho, fueron las autoridades sanitarias italianas las que alertaron al Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF, por sus siglas en inglés), desde donde analizaron los productos que señalaban en la notificación y detectaron una concentración de mercurio que superaba los límites que permite el margo legal europeo: 1,7 ± 0,4 mg/kg, mientras que lo permitido es hasta 1,0 mg/kg.
La alerta emitida por la RASFF ha sido calificada de »grave» y afecta a unos lomos de atún procedente de España, (Thunnus albacares), descongelados y marinados que se pueden comprar en supermercados o pescaderías. En Italia, por su parte, ya ha sido retirado del mercado y han pedido a los compradores que no lo consuman, ya que, según informan las autoridades sanitarias, su consumo podría suponer un »riesgo significativo para la salud», especialmente para mujeres embarazadas o niños.
Este aviso llega poco después de otra alerta lanzada por la Unión Europea hace relativamente poco tiempo, el pasado mes de abril, en la que informaban de unos lotes de atún rojo también producidos en España en los que detectaron unos niveles de mercurio de 2,2 ± 0,3 microgramos por kilo.
Sobre los límites del mercurio por la UE
Un estudio reciente de la OCU, no todos los peces contienen el mismo nivel de mercurio y, de hecho, son las especies predadoras las que sí tienen más cantidad, como el pez espada, el lucio o emperador o el atún rojo. Hablamos de un elemento químico que resulta muy tóxico para el consumo humano, ya que puede perjudicar a nuestro sistema nervioso, el inmunitario, además de poder afectar a nuestra piel, los riñones o los pulmones.
Así, con el fin de poder evitar el mayor daño a los consumidores, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria estableció hace una década unos baremos recomendables sobre el mercurio en alimentos y no fue hasta 2022 cuando la Comisión Europea fijó unos límites en el contenido de mercurio en pescado, moluscos y crustáceos. Asimismo, las autoridades sanitarias siguen recomendando que las embarazadas o mujeres en periodo de lactancia, así como los niños menores de 10 años, eviten la ingesta de estos peces con elevada concentración de este químico.
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Proteínas alternativas a partir de insectos, vegetales y subproductos de la industria con técnicas sostenibles
Proteínas sostenibles para un planeta en crecimiento
El crecimiento de la población mundial proyectado para 2050 traerá consigo una mayor demanda de alimentos, y en particular, un aumento considerable en la necesidad de proteínas. Ante esta realidad, es fundamental explorar procesos más sostenibles y fuentes de alimentos innovadoras que puedan asegurar una economía global más competitiva y responsable con el medio ambiente.
En AINIA, desde el proyecto AIRPROT financiado mediante convenio regulador de subvención de la Generalitat Valenciana, a través de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, mediante ayudas a los institutos tecnológicos de la Comunitat Valenciana para proyectos de innovación en colaboración con empresas en el marco de su Estrategia de Especialización Inteligente durante el 2024, trabajamos en el desarrollo de ingredientes proteicos a partir de insectos, fuentes vegetales y subproductos de la industria mediante técnicas avanzadas de clasificación por aire y funcionalización.
Materias primas locales: sostenibilidad y valor añadido
En AIRPROT, nos enfocamos en materias primas locales como el altramuz, una leguminosa de alta sostenibilidad que se cultiva en suelos pobres y climas moderados, siendo la Comunitat Valenciana una región clave en su producción. Este cultivo, además de ser una rica fuente de proteínas vegetales con un perfil de aminoácidos completo, ofrece beneficios tecnológicos y saludables: mejora el colesterol, reduce triglicéridos y tiene propiedades antioxidantes.
Otra fuente de estudio es la algarroba, una leguminosa mediterránea que demanda poca agua y presenta una baja huella de carbono. Trabajamos también con otras leguminosas (garbanzos, habas, lentejas) y cereales como el arroz, y exploramos el uso de subproductos de la industria local para fomentar la circularidad en la cadena de suministro. Además, consideramos el potencial de fuentes animales alternativas como los insectos, que mediante procesos de acondicionamiento pueden transformarse en ingredientes funcionales, promoviendo la sostenibilidad en la producción.
Tecnología de clasificación por aire: eficiencia y respeto al medio ambiente
La industria alimentaria muestra un interés creciente en ingredientes proteicos de calidad obtenidos de fuentes alternativas accesibles y sostenibles. Sin embargo, las técnicas convencionales de extracción de proteínas implican un alto consumo de agua, productos químicos y energía, generando problemas medioambientales y aumentando los costos de procesamiento y gestión de residuos.
La clasificación por aire, en cambio, permite el fraccionamiento en seco de proteínas y otros compuestos, utilizando únicamente aire, lo que minimiza el impacto ambiental y preserva la funcionalidad nativa de las proteínas. Esta tecnología permite separar las proteínas de los almidones y fibras según el tamaño y densidad de sus partículas, y garantiza que sus propiedades funcionales se mantengan intactas, beneficiando así su aplicación en múltiples productos alimentarios.
Funcionalización de ingredientes: adaptando las proteínas a la industria
En AINIA, estamos investigando técnicas de funcionalización (físicas, químicas y biológicas) para modificar la estructura de las proteínas y mejorar sus propiedades tecnológicas. Con esto, buscamos desarrollar ingredientes funcionales que puedan adaptarse a las diversas aplicaciones de la industria alimentaria, optimizando su rendimiento y aportando valor a los productos finales.
El proyecto AIRPROT representa una vía prometedora hacia soluciones alimentarias sostenibles y de alta calidad. Apostamos por ingredientes proteicos versátiles, naturales y eficaces que contribuyan a una industria alimentaria más resiliente, respetuosa con el entorno y preparada para las necesidades del futuro.
Proteínas alternativas a partir de insectos, vegetales y subproductos de la industria con técnicas sostenibles