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¿QUÉ COMEN LOS ASTRONAUTAS EN EL ESPACIO?
Te decimos qué comen los astronautas en el espacio y qué otros factores se suman al buen desempeño de las misiones tripuladas.
Ir al espacio no es fácil. Los astronautas requieren una preparación específica, tanto física como mentalmente, con el fin de cumplir su labor. Pasa que la condiciones que imperan más allá de nuestro mundo ponen al organismo humano ante una dura prueba, por lo que el tema de la dieta es clave para el éxito de las misiones tripuladas. De manera que saber qué comen los astronautas en el espacio se vuelve una cuestión de interés.
Las comidas espaciales son preparadas y almacenadas bajo estrictos estándares. Los alimentos ingeridos, de preferencia, no deben sumar más de 2 mil 500 calorías. Estos, además, son tratados especialmente para garantizar su conservación. Los líquidos también gozan de protagonismo, pues la hidratación es fundamental en la dieta de los astronautas.
“UN ASTRONAUTA PUEDE ELEGIR ENTRE MUCHOS TIPOS DE ALIMENTOS COMO FRUTAS, FRUTOS SECOS, MANTEQUILLA DE CACAHUETE, POLLO, TERNERA, MARISCO, DULCES, BROWNIES, ETC. LAS BEBIDAS DISPONIBLES INCLUYEN CAFÉ, TÉ, ZUMO DE NARANJA, PONCHES DE FRUTAS Y LIMONADA”, APUNTA LA NASA.
Y además…
Los astronautas son hombres y mujeres en buen estado de salud. Ser seleccionado para ir en una misión espacial es el resultado de varias pruebas de conocimientos y habilidades. Una vez que pasan a formar parte de una tarea de este grado, los elegidos son adiestrados en paracaidismo, en sobrevivencia en el mar, en la selva y en el desierto. Esto es necesario debido a los riesgos habidos en el despegue y aterrizaje, principalmente.
La NASA explica que los astronautas practican ejercicios antes, durante y después de las misiones. Mientras que están en la Tierra, estas actividades se ven representadas por atletismo, natación, levantamiento de pesas o ejercicios de piso.
https://www.ngenespanol.com/el-espacio/que-comen-los-astronautas-en-el-espacio/
El chef del mar descubre un cereal marino con categoría de ‘superalimento’
Ángel León ha conseguido cultivar y cosechar la Zostera marina, que puede constituir un nuevo ingrediente llamado a revolucionar la alimentación por su enorme versatilidad.
De revolucionario puede considerarse el hallazgo de Ángel León, el denominado ‘chef del mar’, que atesora cuatro estrellas Michelín entre sus restaurantes gaditanos de Aponiente (El Puerto de Santa María) y Alevante (Chiclana). Y es que el prestigioso cocinero, tras cuatro años de investigación ha dado a conocer el descubrimiento de un cereal marino, un nuevo alimento.
De momento, según afirma León en una entrevista con EFE, el principal logro ha sido cultivar, en dos hectáreas y media de un estero de la Bahía de Cádiz, y cosechar este alimento que puede marcar un antes y un después en gastronomía. «Es un nuevo camino que se abre para el mundo», asegura.
Hace unos tres años, a 14 metros de profundidad, hallaron una planta «que parecía una espiga con un grano, un cereal». Se trataba de la planta acuática llamada Zostera marina, una fanerógama marina, de las que en Europa tan sólo existen cuatro tipos diferentes y que está en peligro de extinción. Asegura que aún no ha pensado cómo la va a cocinar, aunque ya ha comprobado que es «muy interesante a nivel gastronómico».
A medio camino entre el arroz y la quinoa, es un producto versátil que incluso podría utilizarse para hacer harina, y con ella pan o pasta.
Superalimento: propiedades del ‘cereal marino’
- En estudios comparativos respecto al arroz común y otro tipo de cereales cultivados en tierra como la cebada, el trigo, la avena o el maíz, se ha determinado que contiene mayor cantidad de proteínas de alta calidad (un 13 %), hidratos de carbono (82 % de los cuáles más de un 50 % es almidón), menos de un 2 % en grasas (vegetales), así como vitaminas A y E que ningún otro tipo de cereal poseen o altas concentraciones de vitaminas del grupo B.
- Además cuenta con ácidos grados como omegas 3 y 6, aminoácidos no existentes en cereales comunes, minerales e incluso una importante proporción de glucosa.
Un cultivo sostenible
Su cultivo está también llamado a beneficiar la salud del planeta, por las propiedades de la Zostera marina como regenerador de hábitats y por su potencial para que su cultivo sea un medio de restaurar humedales costeros y praderas marinas, los sumideros de carbono más eficaces de la Tierra.
El cultivo del «cereal marino» tiene menos necesidades y requerimientos técnicos y económicos que otros cereales comunes y es más productivo ya que es una planta perenne, por lo que no es necesario resembrarla cada temporada. La estimación de rendimiento en estado silvestre es de 5 a 7 toneladas por hectárea, similar a la producción de otro tipo de cereales. Además, no requiere pesticidas debido a que no hay plagas, no sufre de enfermedades conocidas ni requiere abonos.
El Jamón de Teruel, mejor producto local de Aragón en ‘Sabores de aquí’
Poner en valor el producto local de Aragón y la importancia que tiene el sector agroalimentario para crear empleo, fijar población o impulsar la economía era el objetivo de ‘Sabores de aquí’, una iniciativa impulsada por HERALDO y Eroski en la que se han sorteado una serie de atractivos premios entre los participantes y que dio a conocer a su ganador el pasado 11 de octubre.
Fue en el marco de la Feria del Producto Local que celebra Eroski anualmente en la Comunidad y que tuvo lugar en el supermercado situado en el Camino de las Torres 109, en Zaragoza. En el acto, conducido por los miembros de Desvergonzaus, Juan Moneo y Laura Mateo, se hizo entrega de una tarjeta por valor de 500 euros para gastar en cualquier supermercado de la cooperativa a Carlos Gimeno, que venció gracias al Jamón de Teruel, y un entrañable recuerdo asociado a este popular producto, en el que su abuelo le decía cuando era pequeño que «los problemas no duran para siempre». «Para demostralo, cuando algo nos preocupaba en la familia, compraba un jamón y nos decía a mi hermano y a mí que el problema habría pasado antes de terminarlo. Siempre se cumplía. Ahora lo hago con mi mujer y sigue funcionando. Ante los problemas, trabajo, valor y Jamón de Teruel», exponía en su relato.
El premio le supuso «una gran alegría» a este zaragozano de 35 años. “Es un buen regalo, y más aún pensando en la Navidad, que en nada está aquí, así que me vendrá muy bien. Todavía no sé qué me compraré, pero algún capricho caerá seguro», explica Gimeno, destacando que una de las cosas que no faltará en su compra será el Jamón de Teruel, así como «algún vino bueno» de cara a las fechas navideñas.
Más premios
En el acto, cada uno de los otros cuatro finalistas (José Luis González, Sara García, Alejandra Lahoz y Berta Marcón) se llevó una cesta de productos locales valorada en 20 euros. Y, además, en el concurso se sortearon cinco tarjetas regalo de 20 euros entre todos los votantes, cuya recogida se producirá en la tienda Eroski de la capital aragonesa más cercana al domicilio del agraciado.
Cabe destacar que la cooperativa lleva muchos años apostando de manera notable por el producto local en Aragón, contando con numerosos proveedores locales en la Comunidad, con los que trabaja desde hace años para poder poner a disposición de sus clientes un amplio catálogo de productos de cercanía que se caracterizan por su elevada calidad y su relación con la sostenibilidad.
Ejemplo de ello son productos como el Ternasco de Aragón, el tomate rosa de Barbastro, el Jamón de Teruel, la longaniza de Graus, los vinos de la DOP Somontano, dulces como los Lacasitos o los Conguitos, o los melocotones de Calanda, convertidos todos ellos el símbolos del territorio.
El peaje de las bebidas energéticas: insomnio, palpitaciones y más ansiedad.
El consumo intensivo o crónico de estos refrescos, sobre todo entre niños y adolescentes, puede causar daños cardiovasculares y de salud mental.Sobre las estanterías de un supermercado, una hilera de latas de colores y exóticos sabores inaugura la zona de bebidas energéticas. Dentro de los envases, que anuncian gusto a melocotón, mango, coco o sandía, por ejemplo, un líquido con alto contenido en azúcar y generosas dosis de cafeína, taurina o ginseng, todos ellos conocidos estimulantes para el organismo, prometen espabilar y despertar al consumidor, mejorar su concentración, combatir el cansancio o aumentar el estado de alerta. Y probablemente lo consigan: si una taza de café lleva unos 100 miligramos de cafeína, una lata de medio litro de este tipo de refrescos alcanza los 160. Pero mantenerse alerta tiene un precio y la comunidad médica ya ha empezado a advertir de que el consumo abusivo de estos refrescos puede afectar a la salud.
La ingesta de bebidas energéticas es cada vez más usual —sobre todo entre adolescentes—, y los científicos plantean su inquietud sobre el potencial impacto cardiovascular y en la salud mental de un consumo intensivo o sostenido en el tiempo. En la literatura científica se han reportado cuadros de insomnio, palpitaciones, ansiedad o trastornos gastrointestinales asociados a tomar este tipo de refrescos. Y, según la dosis de estimulante ingerida y la predisposición de base, el peaje puede ser aún mayor: se ha notificado también algún caso puntual de paro cardíaco y muerte vinculado al abuso de estas bebidas.
La prevalencia global del consumo se estima, según un estudio publicado este año, en torno al 32% en el último mes. Es decir, que un tercio de las personas ha ingerido este tipo de bebidas en los últimos 30 días. Pero a los expertos consultados les preocupan especialmente los jóvenes y los efectos de estos refrescos en un organismo que todavía está madurando. “Es un fenómeno social curioso. Nos debemos de preocupar, pero no ser alarmistas porque no es una sustancia tan dañina. Pero hay subgrupos de población de más riesgo a los que les puede provocar más problemas de salud mental que se pueden prolongar en el tiempo porque ocurrieron cuando esos cerebros estaban madurando”, sintetiza Chema González Echevarri, neurólogo de la Unidad de Trastornos Neurocognitivos del Hospital Joan XXIII de Tarragona. Según la encuesta ESTUDES del Ministerio de Sanidad a estudiantes de 14 a 18 años, en 2023, casi la mitad (el 47,7%) habían tomado bebidas energéticas en los últimos 30 días.
No suele haber intoxicaciones agudas en las urgencias por estas bebidas, matiza también Lidia Martínez, pediatra de Urgencias en el hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona, pero eso no le quita relevancia al fenómeno. “Es algo preocupante porque se está comercializando un producto que pueden consumir adolescentes y que crea adicción, porque la cafeína crea adicción, y la población no tiene esa percepción del riesgo”, plantea la especialista, que es también una de las coordinadoras del grupo de trabajo de Intoxicaciones de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas. Las latas llevan advertencias de que no se recomienda su consumo a niños y embarazadas.
En plena era del agotamiento, estos productos se venden como “combustible” para el cuerpo, capaces de aumentar la resistencia física o dar sensación de bienestar. Pero Sanidad apunta, en un informe, que “tienen consecuencias importantes a nivel cerebral y metabólico”. “Algunos de los efectos adversos de las bebidas energéticas son la estimulación del sistema nervioso central y cardiovascular y su relación con el sobrepeso y la obesidad. La ingesta regular de bebidas energéticas se ha asociado a la sobredosis de cafeína, la hipertensión, la pérdida de masa ósea y la osteoporosis. Entre los efectos secundarios resultantes del consumo regular se destacan palpitaciones, insomnio, náuseas, vómitos y micción frecuente”, sintetizan.
Una revisión científica sobre los efectos del consumo agudo o crónico de estos refrescos identificó 86 casos que sufrieron efectos adversos. Fueron, sobre todo, daños cardíacos, como las arritmias, pero también se notificaron nueve casos de paro cardíaco (tres de ellos terminaron en muerte). Se reportaron, además, efectos neurológicos en el sistema nervioso central (convulsiones o vasculopatía cerebral) y trastornos gastrointestinales, como hepatitis y pancreatitis.
Azúcar y cafeína, en el punto de mira
A los médicos les preocupan especialmente dos ingredientes de las bebidas energéticas: el azúcar y la cafeína (o los otros estimulantes que lleve). Sobre los segundos, González Echevarri, que también es miembro de la Sociedad Española de Neurología, describe el impacto en el cerebro: “Estimulantes como la taurina y la cafeína modulan un neurotransmisor que aumenta la concentración, pero también puede provocar problemas de insomnio o que toleres peor la ansiedad, con todos sus efectos, como taquicardias, temblores e irritabilidad”.
Un estudio recuerda que la cafeína, además de producir dependencia, está asociada a problemas gastrointestinales y psicológicos; el ginseng también se ha vinculado con el riesgo de algunos tumores y el ginkgo biloba, otro ingrediente que también se usa en bebidas energéticas, se ha relacionado con el riesgo de sangrado espontáneo, incluidas hemorragias intracraneales. Sobre la probabilidad de ictus o hemorragias cerebrales, el neurólogo señala que es “extremadamente raro”: “El cuerpo joven aguanta muchísimo porque tiene buena capacidad de reparación y todo funciona bien”.
Sin embargo, en personas con cierta susceptibilidad a problemas cardiovasculares, de salud mental o cuadros ansiosos, el consumo de bebidas energéticas sí puede exacerbar alguna sintomatología, apostilla González Echevarri: “Tienes más papeletas para que estos estimulantes descompensen algo que ya estaba de base. Las personas ansioso-depresivas o que sufren insomnio son muy sensibles a los estimulantes y les van a empeorar los síntomas. A nivel cardiovascular, es frecuente sentir taquicardia y, a veces, genera arritmias, pero eso tiene que ocurrir por ser más susceptibles o tomarse grandes cantidades”.
Una peligrosa mezcla con alcohol
El consumo de bebidas energéticas no suele llevar a los pacientes a urgencias, pero sí hay una situación grave en la que estos refrescos pueden estar implicados: las intoxicaciones por alcohol, cuenta Martínez. “Es un problema porque estos refrescos compensan el efecto del alcohol y no se tiene tanta conciencia del efecto [de este tóxico] en el organismo, se asumen más riesgos y, cuando se pasa el efecto estimulante, aumenta el nivel depresor que genera el alcohol”, explica la pediatra, que es también la responsable de la consulta de Toxicología Pediátrica del Sant Joan de Déu.
Estas bebidas disfrazan los efectos depresores del alcohol y eso puede provocar que se ingieran más cantidades del tóxico. Según la encuesta ESTUDES, casi uno de cada cinco estudiantes de 14 a 18 años ha mezclado bebidas energéticas con alcohol en los últimos 30 días.
La pediatra pide no minimizar el impacto de estas bebidas en la salud y admite que tampoco en las consultas se pregunta de rutina por el consumo de cafeína cuando, por ejemplo, llega un paciente con síntomas ansiosos. “Si preguntásemos por el consumo de cafeína a los adolescentes, a lo mejor, nos sorprenderíamos y le encontraríamos relación con el dolor de cabeza o los síntomas ansiosos”, sopesa.
Martínez, que está poniendo en marcha un estudio multicéntrico para saber qué consumo están haciendo de cafeína los chavales que acuden a urgencias, insta a “incorporar” esa pregunta en el diagnóstico diferencial. “La intoxicación aguda no tiene tanta repercusión. Pero el consumo mantenido pasa más desapercibido y tiene efectos claros en la salud física y emocional”, incide. E insiste en que una bebida energética no es como un refresco de cola tradicional: “La cantidad de cafeína es muy diferente [medio litro del de cola puede tener 56 miligramos] y, además de cafeína, las bebidas energéticas tienen otras sustancias y todas son psicoestimulantes y cardioestimulantes. El cerebro de un adolescente necesita estar libre de tóxicos para desarrollarse lo mejor posible”.
Los expertos consultados advierten de que, aunque hay evidencias sobre las consecuencias agudas de la ingesta, se desconocen los efectos a largo plazo de un consumo crónico. González Echevarri avisa, eso sí, de que “en un cerebro que está madurando, todo lo que module la neurotransmisión, puede generar un cambio”. Caínzos, por su parte, subraya la necesidad de dar más información “sobre los riesgos de tomar tres latas”: “No pueden banalizar la cantidad que ingieren en poco tiempo”.
Banco de Alimentos lanza ‘Plan B’, una iniciativa contra el desperdicio alimentario
El desperdicio de alimentos es una realidad preocupante en España: más de 1.200 millones de kilos o litros de comida terminaron en la basura en 2023. Y convive con otro hecho muy relevante: el 6% de las familias españolas sufren pobreza alimentaria y carecen de recursos para acceder a este sustento. La paradoja es llamativa y cuanto menos grave, más aún si atendemos a que ambos problemas van en aumento. La pobreza material ha incrementado un 18% y el desperdicio un 1,1% en el último año, según datos del INE y el Ministerio de Agricultura. Ante esta situación, los Bancos de Alimentos lanzan ‘Plan B’, una iniciativa que busca reducir esta brecha y facilitar que los alimentos no terminen en la basura, y sí en las manos de quienes más los necesitan.
El plan, presentado este martes en Madrid, consiste en construir un puente solidario entre grandes donantes y organizaciones benéficas que después ayudan a las personas que sufren escasez alimentaria. Mediante una plataforma online, la fundación servirá de nexo de unión «fundamental» que pone en contacto a todos los miembros de la cadena alimentaria para «rescatar alimentos que tienen mucha vida», en palabras de José Manuel Marcos, responsable del proyecto.
En total, 54 Bancos de Alimentos en toda España y casi 6.500 organizaciones benéficas participarán en ‘PlanB’ para afianzar un compromiso que ya es vigente. En los últimos seis años los Bancos han repartido 471 millones de kilos de excedente alimentario y, de hecho, un 57% de las contribuciones de 2023 provinieron de comida que iba a ser despilfarrada.
Pero se pretende aspirar a más y conseguir que más grandes donantes se vuelquen con este fin, puesto que existen ciertos sectores en los que es más difícil evitar el desperdicio. José Manuel Marcos pone de ejemplo el sector agrícola, que carga con el 44% de las pérdidas y en el que se tiende al despilfarro por mal aspecto; o la industria alimentaria, en la que se tiran lotes con desperfectos cuyo contenido puede ser consumido.
Seguir leyendo en: «Rescatar alimentos que tienen mucha vida»: Banco de Alimentos lanza ‘PlanB’, una iniciativa contra el desperdicio alimentario (20minutos.es)
El pelo encontrado en los dientes de leones de hace un siglo revela uno de los alimentos principales de su dieta: humanos
El análisis del ADN de los pelos acumulados en las cavidades de los dientes de dos ejemplares de leones de Kenia, almacenados en el Museo Field de Historia Natural de Chicago desde hace un siglo, ha permitido reconstruir la ecología y la dieta rica en humanos de estos grandes felinos.
Los resultados aparecen recogidos este viernes en la revista científica Current Biology e ilustran hasta qué punto los avances biotecnológicos están permitiendo reconstruir con precisión la vida pasada.
En 1898, dos leones asaltaron un campamento de trabajadores de la construcción de puentes en el río Tsavo (Kenia), devorando al menos a 28 personas hasta que John Patterson, el ingeniero que dirigía el proyecto, les disparó. Patterson acabó vendiendo los restos de los cuerpos de los leones al Museo Field de Historia Natural de Chicago en el año 1925.
Años más tarde, en la década de los 90, el gestor de colecciones del museo, Thomas Gnoske, se dio cuenta, mientras examinaba las dentaduras de aquellos leones, de que los dientes rotos dejaban al descubierto cavidades donde habían ido acumulando pequeños amasijos de restos de pelo de sus presas a lo largo del tiempo, y comenzó a estudiarlos junto con otros investigadores.
Ahora, los avances en microscopía y genómica han permitido reconstruir la dieta y el entorno en el que se movían aquellos leones a través del análisis del ADN de esas muestras de pelo almacenadas en los dientes rotos.
Esta es la ciudad vasca donde mejor se come, según ‘The Times’
La combinación de alta cocina, pintxos y la riqueza de productos locales hacen que esta pequeña ciudad sea un referente gastronómico indiscutible
Barra repleta de pintxos / Iker Azurmendi
La gastronomía vasca es mundialmente conocida por su excelencia, y dentro de esta tradición culinaria, Gipuzkoa brilla con luz propia.
Este territorio ha consolidado su reputación como una de las zonas gastronómicas más importantes del mundo, combinando una rica herencia culinaria con una innovación constante en sus cocinas.
Recientemente, el periódico británico The Times incluyó a Donostia en su lista de «las 9 mejores ciudades del Estado para comer» (9 of Spain’s best cities for food), ocupando el sexto puesto, un reconocimiento más que merecido.
La tradición culinaria de Donostia
La gastronomía de San Sebastián (Donostia) se distingue por su compromiso con la calidad de los ingredientes frescos (de mar y tierra) y el respeto a la tradición culinaria vasca, al tiempo que abraza la innovación. La ciudad es famosa por sus pintxos, pequeñas obras de arte culinarias que van desde creaciones simples y tradicionales como la gilda hasta elaboraciones sofisticadas que rivalizan con la alta cocina.
Esta cultura gastronómica se refleja tanto en los numerosos bares de pintxos que salpican la ciudad como en sus restaurantes de renombre internacional. Lo que hace única a San Sebastián es su capacidad para equilibrar la preservación de las raíces culinarias vascas con una constante reinvención, lo que ha llevado a la ciudad a ser reconocida mundialmente por publicaciones prestigiosas y por la comunidad gastronómica internacional.
La experiencia del pintxo
Los pintxos son una expresión de la creatividad y la destreza culinaria de los chefs vascos. En cada bar, se puede encontrar una propuesta única, desde los clásicos hasta los más innovadores, con combinaciones de sabores que sorprenden el paladar. Esta diversidad y riqueza gastronómica han convertido a Donostia en un destino gastronómico de culto.
Alta cocina: una ciudad de estrellas Michelin
San Sebastián (Donostia) se destaca como un destino gastronómico de primer nivel, combinando la cultura del pintxo con una notable oferta de alta cocina. La ciudad es una de las que más estrellas Michelin tiene per cápita, con restaurantes emblemáticos como Arzak, Akelarre y el de Martín Berasategui, este último con tres estrellas Michelin.
Estos chefs son pioneros de la nueva cocina vasca, que fusiona tradición e innovación a través de técnicas modernas y un profundo respeto por los productos locales. Esta combinación ha convertido a San Sebastián en un lugar imprescindible para los amantes de la gastronomía.
Restaurante Martín Berasategui portador de 3 estrellas Michelin
Donostia, en el contexto gastronómico internacional
El reconocimiento de San Sebastián (Donostia) por parte de The Times al incluirla en la lista de las mejores ciudades para comer resalta su constante protagonismo en el mapa gastronómico internacional. A pesar de ser una ciudad pequeña, su influencia en la cocina mundial es inmensa, convirtiéndose en un lugar de inspiración y aprendizaje para los chefs más renombrados. Sus restaurantes y bares atraen a comensales que buscan experiencias culinarias únicas, lo que posiciona a San Sebastián no solo como un destino turístico por sus paisajes y cultura, sino también como una meca para los amantes de la buena comida.
FUENTE: Ntm, E. G. |. (2024, 8 octubre). Esta es la ciudad vasca donde mejor se come, según «The Times». Onda Vasca. https://www.ondavasca.com/esta-es-la-ciudad-vasca-donde-mejor-se-come-segun-the-times/
A menos calorías, más años, pero con matices: un estudio indaga en la compleja relación entre ayuno y longevidad
Un análisis realizado con un millar de ratones genéticamente diversos con distintos tipos de dietas de restricción calórica y ayuno intermitente muestra que los posibles beneficios de estas intervenciones son más complejos de lo que se pensaba
Consumir menos calorías puede llevar a vivir más años. La idea ha sido repetida con insistencia en los últimos tiempos, pero podría ser mucho más compleja de lo que se creía y la genética tendría un papel fundamental. Así lo explica un completo estudio realizado en casi 1.000 ratones genéticamente diversos que se publica este miércoles en la revista científica Nature. Aunque la restricción calórica demostró alargar la vida en todos los roedores, los efectos sobre su salud no siempre fueron iguales. Los datos aportan matices, detalles y nuevos conocimientos sobre la compleja relación entre restricción dietética y longevidad.
“La restricción de calorías empezó a demostrar extender la vida útil de los roedores en la década de 1930″, explica en conversación telefónica Gary Churchill, genetista del Jackson Laboratory (Maine, Estados Unidos) y autor principal del estudio junto al biólogo Andrea di Francesco. Desde entonces, la restricción calórica también ha demostrado prolongar la existencia de muchos otros seres, desde gusanos hasta macacos (aunque de forma modesta), y se ha convertido en el Santo Grial de la eterna juventud. Pero tras los grandes titulares aparecieron los matices. “A principios de la década de 2010, se empezó a ver que no todos los antecedentes genéticos se benefician igual de esta restricción”, continúa Churchill. Fue entonces cuando empezó a idear el estudio que ahora ve la luz.
El actual trabajo quería probar hasta qué punto la genética podía condicionar los resultados, así que sometió a 960 ratones hembra genéticamente diversos a cinco intervenciones diferentes. Unos tendrían una dieta normal; otros, una reducción de la ingesta calórica del 20%; y los últimos, de hasta el 40%. Hubo dos grupos de ratones que se sometieron a una dieta de ayuno intermitente, en la que los roedores estaban sin comer uno o dos días consecutivos por semana. A continuación, los autores recopilaron datos de unas 200 evaluaciones de rasgos inmunitarios, sanguíneos, metabólicos, funcionales y conductuales. Y los cruzaron.
Descubrieron así que “la restricción dietética aumentaba la esperanza de vida de los ratones en general”. Incluso en aquellos que se sometieron al plan más estricto de reducción de un 40% de su dieta normal, lo que sorprendió a los investigadores. “Es una restricción extrema. Pero no hubo ningún indicador de que algo fuera mal, aparte de que los ratones eran más pequeños de lo normal”. Los investigadores también constataron que los efectos de la restricción calórica en la esperanza de vida eran distintos no solo según el tipo de dieta seguida, sino según la edad, la ascendencia genética e incluso la resistencia del ratón a su nueva situación.
Ponerse a dieta y no adelgazar puede resultar frustrante para millones de humanos, pero en el caso de los ratones, este hecho demostró estar relacionado con un mayor incremento de la esperanza de vida. “Los animales que fueron capaces de mantener sus grasas corporales y sus niveles de glucosa altos, vivieron más. Y mi suposición aquí es que estos animales tienen una resiliencia intrínseca”, explica Churchill. “Estas intervenciones son estresantes y los animales que están perdiendo peso te están demostrando que responden negativamente a la dieta. En este sentido, las dietas simplemente revelan algo sobre la naturaleza del animal”, añade.
Otro caso en el que una mayor grasa parecía tener un efecto protector fue en los roedores de avanzada edad. Muchos mamíferos, cerca del final de su vida, empiezan a bajar de peso. A veces es la señal de que tienen alguna enfermedad, pero otras es un simple proceso de desgaste, da la sensación de que el anciano se esté consumiendo. Esto nos sucede a los humanos. “Y a los ratones”, señala el genetista, “unas semanas antes de morir empiezan a adelgazar. La capacidad de mantener la adiposidad más allá de lo normal, a una avanzada edad, es un indicador de que todavía están sanos”.
Solemos pensar, de forma intuitiva, que una dieta estricta puede aumentar la esperanza de vida, principalmente, por mejorar la salud cardiovascular. Pero es un proceso más complejo. En este estudio constataron como “la reducción de la grasa corporal y de los niveles de azúcar en sangre, no estaban necesariamente correlacionados con una mayor esperanza de vida”. Es decir, que no es que los ratones vivieran más por no tener problemas relacionados con el sobrepeso. Había algo más que se escapaba a los análisis. “Hay algunas buenas hipótesis al respecto”, reflexiona Churchill. “Por ejemplo, la limitación de calorías cambia el funcionamiento interno de una célula, aumenta el reciclaje celular y la autofagia”. Este término, que significa literalmente “comerse a sí mismo”, sirve para explicar el proceso por el que las células queman sus componentes innecesarios o dañados para producir energía. Esto serviría para limpiar nuestro cuerpo a nivel celular. Hay mucha literatura científica que sugiere que la autofagia podría alargar la esperanza de vida.
No es el caso de este análisis. “Podemos sospecharlo, pero no hicimos estudios a nivel molecular”, explica Churchill. El especialista es cauto a la hora de trasladar sus resultados con ratones al entorno médico. “De momento, los estudios que se han realizado en humanos sobre la restricción calórica y el ayuno intermitente se centran en los efectos metabólicos. Son cosas importantes, pero no creo que a corto plazo veamos que se demuestre que estas dietas extienden la esperanza de vida de las personas”, lamenta. Un metaanálisis de la literatura científica preexistente, publicado por la revista Science, destacaba en 2021 como, a pesar de la cantidad de estudios en animales, “no es posible saber si las dietas de restricción calórica afectan al envejecimiento biológico de las personas”.
El truco para que el pan se conserve fresco y crujiente varios días más: ¡no requiere plástico!
El pan es uno de los alimentos más populares y universales. En casi todas las mesas, sobre todo ante una buena comida, no falta un trozo de alguna variedad de este alimento sencillo, socorrido y accesible, que incluso se utiliza para la elaboración de ciertas recetas. No obstante, su conservación es fundamental, ya que en cuestión de horas se puede quedar blando y, luego, como una piedra. Incluso, pasados unos días, hasta le puede aparecer moho. Un panadero ha revelado un truco sorprendentemente simple para conservar el pan fresco durante varios días sin necesidad de plástico o envolturas especiales.
Lo más común es utilizar una bolsa de plástico para guardar el pan. «La elección parece obvia: es un material duradero, reutilizable y que sella bien. Pero cuando hablamos de pan, este envase debería ser nuestra última opción», asegura el panadero holandés Joost Arijs. El motivo es que el plástico impide el intercambio de aire con el exterior y atrapa la humedad. «Estas condiciones hacen que la bolsa se humedezca rápidamente y el pan pierde su corteza crujiente, y se vuelve gomoso».
El plástico tiene otra desventaja: si se deja ahí durante demasiado tiempo, incluso puede propiciar la aparición de moho. «El pan es un alimento que se enmohece fácilmente debido a la humedad y, una vez que el hongo se afianza, no hay forma de evitarlo: hay que tirarlo», dice el experto.
Sin embargo, las bolsas de algodón permiten que el aire circule de manera adecuada, evitando este problema y manteniendo la textura del pan crujiente por más tiempo. No obstante, el panadero ha comprobado que esta alternativa todavía es mejorable.
En una bolsa de papel, pero no una cualquiera
Según el experto, el método para conservar de la mejor manera posible el pan radica en almacenarlo primero en una bolsa de papel. Sin embargo, no vale un papel cualquiera. Arijs ha explicado a la revista ‘TodoGostoso’ que debe ser parafinado porque, si no es de este tipo, el pan se pone demasiado duro. En cambio, «este envase permite que el producto respire y conserve su estado como si se acabara de sacar del horno», dice.
Si no se dispone de papel parafinado como el de cera de abejas que ya venden muchos supermercados, el panadero recomienda guardar el pan en papel de seda o simplemente sobre una toalla limpia. Eso sí: de algodón 100%. «De esta manera, se mantendrá en buen estado durante al menos dos o tres días», afirma.
El ‘boom’ de la Kombucha, la bebida ancestral convertida en el probiótico de moda
No hay más que escribir el hashtag #kombucha en Instagram para darse cuenta de la dimensión que ha alcanzado el consumo de esta bebida en los últimos tiempos. ¡Más de dos millones de publicaciones! Influencers y amantes de la vida sana se han volcado en ensalzar sus virtudes como alternativa a los refrescos, los zumos azucarados o el alcohol. Resulta chocante teniendo en cuenta que se trata de una bebida milenaria, y puede que incluso algunos lleven años tomándola en casa de la mano de sus abuelas sin haberla bautizado con este nombre.
En efecto, aunque no está del todo claro, los orígenes de la kombucha, combinación de té, azúcar y bacterias, suelen situarse en hacia el año 220 a.C. en la región china de Manchuria, donde era considerada como el elixir de la inmortalidad por algunas etnias de la zona. Asimismo, se piensa que llegó a Europa a principios del siglo XX a través de Rusia. Poco a poco, el consumo de esta bebida se fue extendiendo por todo el mundo, y es en Estados Unidos donde se hizo realmente popular.
De allí es Kendra Sepúlveda, que empezó fermentando kombucha en 1995 para tratar de paliar un dolor que tenía en las manos a causa de la artritis. Después de pasar por cocinas de la talla de Les Cols, restaurante de Fina Puigdevall en Olot (Girona) con dos estrellas Michelin, la chef y nutricionista aplica ahora sus conocimientos en La Casa de la Kombucha (www.casadelakombucha.es) con su socio, Seth Colchester, procedente de un familia con una larga tradición en el cultivo de productos ecológicos en Holanda.
Scoby, la palabra clave del proceso
La kombucha se obtiene a partir de la fermentación natural del té, azúcar y un cultivo simbiótico de bacterias y levaduras
En este local de la calle Tamarit de Barcelona, los vecinos del barrio, muchos de ellos personas mayores, acuden con sus botellas en busca de esta infusión refrescante servida con tirador, a modo de cerveza, o la compran directamente embotellada en envases de cristal.
Cada poco tiempo cambian los sabores, elaborados con productos 100% naturales en su propio obrador: uvas con flor de saúco, lúpulo y pomelo, arándanos y manzana, fresas con jengibre, arándanos con alga espirulina, etc., además del original.
La kombucha se obtiene a partir de la fermentación natural del té, preferiblemente verde o negro, azúcar y un cultivo simbiótico de bacterias y levaduras conocido como Scoby (el acrónimo en inglés de ‘symbiotic culture of bacteria and yeast’) o bien hongo kombucha (aunque en realidad no lo es), una especie de disco blanquecino de textura gelatinosa.
Múltiples beneficios
Se cree que mejora la digestión, reduce la hipertensión y el colesterol, alivia trastornos menstruales, tiene efecto laxante…
Durante el proceso de fermentación, que dura entre siete y catorce días, el Scoby se come buena parte del azúcar y las bacterias disminuyen, lo que resulta en una bebida refrescante con burbujas y un tanto ácida. Una segunda fermentación con frutas naturales es lo que le confiere la variedad de sabores.
Sepúlveda, que es la secretaria de la sección europea de la asociación Kombucha Brewers International (KBI), explica que “esta es la forma más casera de elaborar la kombucha, sin pasteurizar, sin añadir conservantes… Pero existen diferencias en la elaboración según la compañía”.
Si no se respetan los tiempos de fermentación o se añaden los probióticos de manera artificial, en polvo, por ejemplo, el resultado es una bebida que no necesita refrigeración y, por lo tanto, no mantiene vivos los microorganismos que le otorgan, precisamente, sus beneficios.
Las propiedades que se le atribuyen a la kombucha son infinitas: mejora la digestión, fortalece el sistema inmune, reduce la presión arterial y el nivel de colesterol, alivia los trastornos menstruales, tiene efecto laxante, ayuda en casos de asma y bronquitis, aumenta la salud de cabello, uñas y piel, mejora la función hepática, minimiza los dolores de cabeza, desintoxica el organismo, etc.
Aunque las virtudes de su ingesta regular se han podido comprobar en ensayos con animales, no existe mucha literatura científica en el caso de humanos, lo cual suscita un enorme debate. Sí podemos afirmar que, al igual que en otros productos fermentados naturalmente, como el kéfir o el kimchi, la kombucha está cargada de vitaminas y, sobre todo, de probióticos, y que estos microorganismos ayudan a fortalecer y diversificar nuestra microbiota.
En cuanto a las contraindicaciones, Sepúlveda señala que “no pueden tomar kombucha las personas con problemas renales”. Algunos expertos la desaconsejan también a las personas con el sistema inmune deprimido, a los niños y a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Contraindicaciones
Se desaconseja su consumo a personas con problemas renales o sistema inmune deprimido y a embarazadas o lactantes
En cualquier caso, Colchester recomienda “empezar con poco, observar cómo sienta y poco a poco introducir más”. También hay que tener en cuenta que, tras el proceso de fermentación, aún queda algo de alcohol en el líquido -en el caso de La Casa de la Kombucha, solo un 0,8 %.
A la pregunta de si recomiendan elaborar kombucha en casa, ambos concuerdan en que sí, pero con precaución. Y es que, al ser un ‘organismo vivo’, elaborado con bacterias y levaduras, puede contaminarse si no se extrema la higiene durante todo el proceso de fermentación. También corremos el riesgo de intoxicarnos si no contamos con los utensilios apropiados para controlar la temperatura y medir la cantidad de alcohol.