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Revolucionaria impresora 3D llega a los hogares
En un avance significativo para la tecnología culinaria, la startup FoodTech3D anunció el lanzamiento de su impresora de alimentos 3D para uso doméstico, la «CuisineCreator X1«. Este innovador dispositivo promete transformar la forma en que preparamos y consumimos alimentos en nuestros hogares.
La CuisineCreatorX1 permite a los usuarios
- Imprimir una amplia variedad de alimentos, desde pasta y chocolate hasta vegetales y proteínas.
- Personalizar la forma, textura y contenido nutricional de cada alimento.
- Crear diseños complejos y presentaciones artísticas imposibles de lograr con métodos tradicionales.
Implicaciones para la Salud y la Sostenibilidad
Según la Dra. Elena Rodríguez, nutricionista y asesora del proyecto, «Esta tecnología no solo ofrece infinitas posibilidades creativas, sino que también permite un control preciso sobre la ingesta de nutrientes. Los usuarios pueden ajustar fácilmente las proporciones de proteínas, carbohidratos y grasas en cada comida». Además, la impresora utiliza cápsulas de ingredientes que reducen significativamente el desperdicio de alimentos, contribuyendo a la sostenibilidad alimentaria.
Disponibilidad y Precio
La CuisineCreator X1 estará disponible a partir de un precio inicial de $999. La compañía también ha anunciado planes para colaborar con chefs reconocidos y nutricionistas para desarrollar recetas y programas de alimentación personalizados.
El Futuro de la Cocina
Con este lanzamiento, FoodTech3D no solo está introduciendo un nuevo electrodoméstico, sino potencialmente redefiniendo la experiencia culinaria moderna. A medida que la tecnología de impresión 3D de alimentos continúa evolucionando, podríamos estar presenciando el comienzo de una nueva era en la preparación de alimentos en el hogar.
Nanomateriales en la industria agroalimentaria
El uso de los nanomateriales en la industria agroalimentaria está cada vez más extendido, sin que seamos conscientes de ello. Aun así, hacen falta más investigaciones para conocer mejor las características de las nanopartículas y poder descartar posibles riesgos para nuestra salud y para el medio ambiente.
Uso de las nanopartículas en alimentacion
En la actualidad, las principales aplicaciones de las nanopartículas en la industria agroalimentaria son los aditivos alimentarios y los materiales que se encuentran en contacto con los alimentos. Además, se está estudiando y experimentando si pueden servir para otros usos como, por ejemplo:
- Usos en agricultura Hay estudios en los que se está experimentando con el uso de nanopartículas para distribuir productos agroquímicos y fertilizantes de un modo más eficaz que el de hoy en día, así como para realizar tareas de control biológico (por ejemplo: detección de insectos y plantas patógenas).
- Usos en alimentación y salud Algunas de las investigaciones se centran en utilizar nanomateriales como potenciadores del sabor y del color de los alimentos y, también, para crear texturas (gelificantes o viscosificantes). Asimismo, se está investigando cómo extraer los agentes patógenos de los alimentos y de qué manera mejorar la absorción de nutrientes por parte de nuestro organismo.
- Usos en envases. Otros estudios que se están llevando a cabo son sobre el uso de nanomateriales para fabricar envases aportándoles interesantes propiedades como el ser antimicrobianos y antifúngicos, la detección de microorganismos dañinos o la monitorización/control/seguimiento de la temperatura y la humedad del alimento.
La súper lechuga creada en España: rica en antioxidantes, inmunoestimulantes y potenciadora de la memoria
Los ‘superalimentos’ no existen, aunque así nos lo quieran hacer creer, realmente es un término que se ha popularizado para definir a aquellos a alimentos que son excepcionalmente ricos en nutrientes, particularmente vitaminas, minerales, antioxidantes y otros compuestos beneficiosos para la salud.
Sin embargo esto puede cambiar, ya que investigadores españoles podrían haber creado a partir de una lechuga común una ‘super lechuga’, que multiplica hasta 30 veces los niveles de betacaroteno en las hojas sin afectar negativamente a otros procesos vitales como la fotosíntesis. Además pierde su color característico verde por un a dorado intenso.
El betacaroteno es uno de los principales carotenoides, pigmentos que se encuentran de forma natural en las plantas y otros organismos fotosintéticos y que benefician la salud, con propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes y potenciadoras de la cognición; además, es el principal precursor de los retinoides, compuestos químicos como la vitamina A con funciones corporales esenciales (visión, proliferación y diferenciación celular, sistema inmunitario…).
La investigación ha sido realizada por un grupo del Instituto de Investigación en Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), quienes han desarrollado un innovador método, mediante técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad lumínica.
Utilizando plantas de tabaco (Nicotiana benthamiana) como modelo de laboratorio y lechuga (Lactuca sativa) como modelo de cultivo, el equipo liderado por Manuel Rodríguez Concepción, investigador del CSIC en el IBMCP, han observado que el betacaroteno se puede producir y almacenar en niveles muy elevados y de forma más bioaccesible fuera de los lugares donde habitualmente se encuentra en las hojas «supone un avance muy significativo para mejorar la nutrición mediante la biofortificación de verduras como la lechuga, la acelga o las espinacas, sin renunciar a su aroma y sabor característicos».
La investigación ha sido realizada por un grupo del Instituto de Investigación en Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), quienes han desarrollado un innovador método, mediante técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad lumínica.
Dentro del primer laboratorio que elabora carne cultivada en España: «No es ciencia ficción, ya la estamos fabricando»
Científicos e industria preparan una revolución de nuevas proteínas más sostenibles que cambiarán nuestra alimentación: pan de microalgas, atún y beicon vegetal, hamburguesas de hongos y verduras con sabor cárnico
Dos científicas manejan con cuidado un fino tubo de ensayo, que introducen en un equipo capaz de realizar mediciones muy precisas. Buscan la fórmula ideal para alimentar a un grupo de células y que se multipliquen lo más rápido posible hasta convertirse en un nuevo alimento. Cultivan carne en San Sebastián, una ciudad famosa por su gastronomía —la buena carne y el buen pescado son religión—, donde cualquier taberna sirve pintxos exquisitos y hasta nueve restaurantes en la provincia lucen estrellas Michelin. Nadie aquí sabe qué sabor tiene ni cómo es, ya que ese nuevo alimento no puede consumirse todavía en Europa —pero sí en Singapur y en EE UU—, a falta de autorización sanitaria.
“No es ciencia ficción, ya estamos fabricando carne cultivada y haciendo las pruebas para producirla a nivel industrial el año que viene”, explica junto a las científicas Iñigo Charola, cofundador de BioTech Foods, primera empresa que la desarrolla en España. Este es solo un ejemplo de la revolución alimentaria que veremos en los próximos años: científicos e industria trabajan en nuevas proteínas más sostenibles que se traducirán en productos como pan de microalgas, atún y beicon vegetal, verduras con sabor cárnico, hamburguesas de hongos y sucedáneos de leche no procedentes de animales.
Mercedes Vila, cofundadora de la empresa donostiarra, señala: “La ingeniería de tejidos, campo del que procedo, se usa en medicina regenerativa para ayudar a crear tejidos como piel, tendones o huesos para reparar tejidos dañados por traumatismos u otras lesiones”. Y añade: “Después se empezó a pensar que también se podía aplicar a la carne que consumimos, ya que está formada por tejido también, en especial el músculo, aunque para eso había que abaratar mucho el proceso. Y en eso llevamos siete años”.
“Primero hay que hacer una biopsia a una vaca, obtienes un grupo de células y aíslas las que te interesan. A partir de ahí empleamos la agricultura celular, es decir, cultivar esas células fuera del cuerpo del animal, imitando las condiciones de este en cuanto a temperatura, CO₂…”, tercia Charola durante un paseo por las instalaciones, donde hay siete laboratorios. En uno de ellos está Marcos Navascués, encargado de buscar la receta para alimentar a esas células: “Se alimentan igual que nosotros, pero de una manera más sencilla. Les damos azúcares, vitaminas y aminoácidos en su estado más simple. Ahora estamos probando cuáles funcionan mejor”.
“Las células se duplican cada 24 horas. En dos semanas conseguimos carne cultivada”, apunta Charola. La empresa ya cuenta con una planta piloto donde testan las condiciones para la fabricación masiva, pero no permiten al periodista visitarla para no mostrar ningún secreto industrial. Tampoco probar el sabor, que asegura idéntico a la carne normal. “Hay varias empresas en el mundo trabajando en ello y no nos podemos arriesgar”, justifica. En cualquier caso, explica que tiene biorreactores muy grandes con forma de enormes vasijas de acero inoxidable, igual que las que pueden verse en las fábricas de lácteos o cerveza.
De ahí, en lugar de un líquido, saldrá una masa de carne similar a la carne picada, como muestra en una imagen —que no permite reproducir—. “Con ella se pueden elaborar hamburguesas, albóndigas, salchichas, nuggets y cualquier otro alimento que lleve carne. El 60% de la carne que se consume hoy son preparados cárnicos. Además, nuestra carne no tiene grasa, con lo que es más saludable, y se le pueden añadir grasas vegetales como la del aceite de oliva, que son más sanas”, continúa.
Hace unos días, una carta abierta firmada por antiguos ministros, expertos y premios Nobel exigió a la UE que invierta dinero público para investigar nuevos alimentos, entre los que incluía carne cultivada, fermentación de precisión y proteínas vegetales, como una forma de luchar contra el cambio climático y hacer la dieta más saludable. “Es una revolución que ya está en marcha”, resume Javier Martín, fundador de la consultora especializada en la industria alimentaria Lantern. “Hace unos años arrancó con hamburguesas de legumbres o vegetales que solo se vendían en tiendas veganas. Ahora ya tenemos proteínas texturizadas de soja o guisante en réplicas de nuggets, salchichas o pollo muy interesantes a nivel de textura y sabor, que se venden en muchos supermercados. Y se está trabajando en nuevas proteínas no animales”.
Lantern acaba de publicar el informe The Green Revolution, que analiza el sector en España, y calcula que las proteínas alternativas a la carne mueven ya unos 113 millones de euros anuales, mientras que las alternativas a la leche generan 370 millones. La población veggie, que aglutina a veganos, vegetarianos y flexitarianos —con consumo de carne solo ocasional—, ha pasado del 9% al 11% en cuatro años. Los expertos calculan que en la próxima década las fuentes alternativas podrían suponer más del 10% del mercado de proteínas.
‘ElHormiguero’ da visibilidad a la tecnología alimentaria que puede ayudar a los que padecen la disfagia
El programa invitó al plató a dos ingenieros de ‘Cocuus’, una empresa biotecnológica de Pamplona, que han ideado un sistema para que la gente con disfagia pueda comer.
El invitado encargado de cerrar la primera semana de la temporada era el futbolista Lamine Yamal. Para tratar de sorprender al invitado, el departamento de ciencia del programa llevó al plató a unos ingenieros que han tenido una preciosa iniciativa: crear comida y bebida que parece real, pero que realmente está preparada para facilitar el comer a gente con disfagia, dificultad para tragar que presentan, en su mayor parte ancianos, paralíticos y personas con Down, entre otros. Esto permitirá que los que sufren de este padecer, puedan continuar disfrutando la comida, sin alimentarse únicamente de puré, que les produce rechazo en la repetitividad de la dieta que llevan.
Alimentos transgénicos, sus ventajas y desventajas en la industria alimentaria
Los alimentos transgénicos son aquellos alimentos que han sido modificados con el objetivo de adquirir ciertas características que no son propias de ese alimento, se suelen añadir genes de otras especies como por ejemplo en los cultivos para adquirir cierta resistencia a plagas o simplemente para mejorar su calidad nutricional. Los Alimentos transgénicos han supuesto un debate durante varios años y en este artículo podemos ver tanto las ventajas como las desventajas que pueden ocasionar.
Ventajas de los alimentos transgénicos
Existe un gran debate sobre el uso de alimentos transgénicos, agunas personas creen que son una forma segura y eficaz de mejorar la producción de alimentos y la nutrición, pero alguna de sus ventajas son:
Mayor productividad agrícola: Mediante la modificación genética, se han desarrollado cultivos resistentes a enfermedades y plagas, lo que reduce la necesidad de utilizar pesticidas y otros productos químicos.
Además, se han obtenido variedades de cultivos que pueden resistir condiciones climáticas adversas, como sequías o temperaturas extremas, lo que garantiza una mayor disponibilidad de alimentos en regiones con problemas de escasez.
Mejora de la calidad nutricional: Algunos cultivos han sido modificados para aumentar el contenido de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales, se han desarrollado variedades de arroz transgénico enriquecido con vitamina A, lo cual es especialmente relevante en regiones donde la deficiencia de esta vitamina es común y causa problemas de salud.
Reducción del uso de agroquímicos: Esto conlleva a una reducción en el uso de herbicidas, disminuyendo los impactos negativos en el medio ambiente y la salud humana, al mismo tiempo, se han desarrollado cultivos resistentes a insectos plaga, lo cual reduce la necesidad de aplicar pesticidas, promoviendo una agricultura más sostenible.
Desventajas de los alimentos transgénicos
También hay una serie de posibles desventajas en el uso de alimentos transgénicos. Una preocupación es que podrían ser perjudiciales para la salud humana. No existe un consenso científico sobre este tema, pero algunos estudios han planteado preocupaciones sobre el potencial de los OGM en:
Posibles impactos en el medio ambiente: Existe la preocupación de que los genes modificados puedan cruzarse con especies silvestres relacionadas, creando híbridos indeseables y afectando la biodiversidad, además, algunos temen que los cultivos transgénicos puedan volverse invasivos y desplazar a las especies autóctonas, alterando los ecosistemas naturales.
Riesgos para la salud humana: Aunque se han realizado numerosos estudios sobre la seguridad de los alimentos transgénicos, aún existen preocupaciones acerca de posibles efectos adversos a largo plazo. Algunos críticos argumentan que la introducción de nuevos genes en los alimentos puede causar alergias u otros problemas de salud.
Sin embargo, la mayoría de las agencias reguladoras y organizaciones científicas reconocidas consideran que los alimentos transgénicos actualmente en el mercado son seguros para el consumo humano.
En conclusión podemos decir que los alimentos transgénicos pueden ser muy útiles ya que tienen una gran variedad de usos pero se debe extremar la precaución ya que una mala gestión de ellos puede ocasionar daños graves al ecosistema y por lo tanto se deben estudiar de manera más exhaustiva para determinar su seguridad.