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Luces LED para mejorar las cosechas

El Studio Roosegaarde crea prototipos, entre arte y tecnología, en los que la energía, el aire, el agua y los espacios limpios son pilares. Con el proyecto GROW intentan potenciar la calidad y cantidad de los cultivos agrícolas mediante iluminación.

El proyecto GROW, liderado por el artista holandés Daan Roosegaarde, utiliza luces LED de colores rojo, azul y ultravioleta para transformar los campos de cultivo en paisajes lumínicos y sostenibles. Esta innovadora iniciativa combina arte y ciencia para abordar los principales desafíos de la agricultura moderna: aumentar la productividad, reducir el impacto ambiental y empoderar a los agricultores. GROW no solo optimiza la producción, sino que también convierte los campos en experiencias visuales únicas que conectan a las personas con la naturaleza.

Las luces LED, diseñadas específicamente para mejorar el rendimiento de los cultivos, tienen múltiples beneficios. Las luces rojas y azules estimulan el crecimiento celular de las plantas, mientras que las ultravioleta fortalecen su metabolismo, aumentando su resistencia a plagas y sequías. Estas mejoras permiten reducir el uso de pesticidas hasta en un 50%, disminuyendo el impacto ambiental de la agricultura. Además, los cultivos iluminados requieren menos agua, lo que los convierte en una solución eficiente y sostenible.

Estéticamente, GROW transforma los campos en verdaderas obras de arte. Las luces crean patrones hipnóticos que parecen sacados de un museo de arte contemporáneo, pero su propósito es mucho más que visual. Este espectáculo lumínico sensibiliza al público sobre la importancia de los agricultores y los beneficios de integrar tecnología en la producción de alimentos. Además, la iluminación LED funciona con baterías solares, reforzando el compromiso del proyecto con la sostenibilidad energética.

El impacto global de esta tecnología es significativo. Tras su éxito en los Países Bajos, el modelo está listo para ser replicado en países de África, Asia y América Latina, donde la agricultura enfrenta grandes desafíos. GROW no solo ayuda a optimizar los recursos y reducir costos, sino que también promueve la producción local cercana a los centros urbanos, reduciendo la huella de carbono asociada al transporte de alimentos.

Para Roosegaarde, GROW es un avance hacia una agricultura del futuro, donde la tecnología, la estética y la sostenibilidad se fusionan. Este proyecto demuestra que es posible producir más alimentos con menos recursos y menor impacto ambiental, mientras se enciende una luz de esperanza para agricultores y consumidores. Como afirma su creador, “si no somos los diseñadores de nuestro futuro, seremos sus víctimas”, y GROW es una invitación a crear un futuro más brillante y armónico con el planeta.

Las nuevas tecnologías nos permiten reinventar la forma en que nos alimentamos

El continuo desarrollo de avances técnicos y científicos está propiciando la aparición de nuevas oportunidades para las empresas del sector de alimentación y bebidas en la creación de productos innovadores, la optimización de procesos y la mejora de la experiencia del consumidor, tal como afirma Denia Martínez, presidenta de AMAF. Entre las tendencias identificadas por Martínez destacan la búsqueda de proteínas alternativas, la nutrición personalizada y la forma en que los consumidores interactúan con los alimentos.

En los últimos años, la tecnología ha revolucionado la industria alimentaria de una manera sin precedentes. La aparición de nuevas técnicas ha creado nuevos escenarios de oportunidades para las empresas del sector, permitiendo la creación de productos innovadores, la optimización de procesos y la mejora de la experiencia del consumidor. Por ello, los nuevos escenarios foodtech de oportunidades en la industria alimentaria son muy amplios y muy emocionantes.

Entre las tendencias más destacadas en estos nuevos escenarios, está la búsqueda de nuevas proteínas alternativas. Con la creciente demanda de opciones más sostenibles y saludables, las proteínas alternativas, como las basadas en plantas o insectos, están ganando terreno. Estas alternativas pueden ayudar a reducir la huella ambiental y proporcionar opciones más saludables para los consumidores.

Otra de las tendencias más relevantes en la industria alimentaria es la creación de productos personalizados a través de la tecnología. Gracias a la inteligencia artificial y el análisis de datos, las empresas pueden recopilar información detallada sobre las preferencias y necesidades de los consumidores, lo que les permite diseñar productos hechos a medida que se adapten a sus gustos y requerimientos específicos. Este enfoque de “personalización masiva” está ganando popularidad entre los consumidores que buscan opciones de alimentación más saludables y adaptadas a sus necesidades individuales. La tendencia hacia una alimentación más saludable ha llevado a la creación de alimentos funcionales y hechos a medida, campo en el que la nutrición basada en datos y la personalización desempeñan un papel fundamental.

La búsqueda de sabores únicos y saludables ha llevado al desarrollo de alimentos e ingredientes alternativos. Estos pueden incluir sustitutos de azúcar, grasas saludables y otros componentes innovadores que mejoran la experiencia del consumidor.

Otro escenario de oportunidad foodtech que está revolucionando la industria alimentaria es la optimización de procesos a través de la automatización y la robótica. La implementación de tecnologías avanzadas en la producción de alimentos, como robots y sistemas de inteligencia artificial, ha permitido a las empresas optimizar sus operaciones, aumentar la eficiencia y reducir los costos. Además, la automatización de procesos también ha mejorado la seguridad alimentaria, al minimizar el riesgo de contaminación y errores humanos en la fabricación de alimentos.

La tecnología también está abriendo nuevas oportunidades en el campo de la agricultura y la producción de alimentos sostenibles. Los avances en la agricultura de precisión, la biotecnología y la producción de alimentos alternativos están permitiendo a las empresas desarrollar métodos más eficientes y respetuosos con el medioambiente para producir alimentos. Por ejemplo, la agricultura vertical, que utiliza sistemas de cultivo en espacios reducidos y controlados, está ganando popularidad como una forma sostenible de producir alimentos frescos y saludables en entornos urbanos.

Además, la tecnología también está creando nuevas oportunidades en el campo de la distribución y el comercio minorista de alimentos. La implementación de sistemas de inteligencia artificial y análisis de datos está permitiendo a las empresas optimizar sus cadenas de suministro, mejorar la logística y ofrecer una experiencia de compra más personalizada a los consumidores. La tecnología también está facilitando la adopción de modelos de negocio innovadores, como el comercio electrónico y la entrega a domicilio, que están cambiando la forma en que los consumidores compran y consumen alimentos.

Por último, la tecnología también está revolucionando la forma en que los consumidores interactúan con los alimentos. La realidad aumentada, la realidad virtual y las aplicaciones móviles están permitiendo a los consumidores acceder a información detallada sobre los alimentos que consumen, como su origen, calidad nutricional e impacto ambiental. Estas tecnologías también están permitiendo a los consumidores participar de forma más activa en la producción de alimentos, a través de iniciativas como la agricultura urbana y los huertos comunitarios.

Como conclusión, desde AMAF (Asociación Mediterránea de Aromas y Fragancias), vemos que la tecnología está creando nuevos escenarios de oportunidades en la industria alimentaria, permitiendo a las empresas desarrollar productos innovadores, optimizar procesos, mejorar la sostenibilidad y ofrecer experiencias de consumo más personalizadas. Estos avances están transformando la forma en que producimos, distribuimos y consumimos alimentos, y están abriendo nuevas posibilidades para el sector en un mercado cada vez más competitivo y globalizado. En este sentido, la colaboración entre la industria alimentaria y la tecnología se presenta como una oportunidad única para reinventar la forma en que nos alimentamos y promover un futuro más sostenible y saludable para todos.

FUENTE: https://techpress.es/guia-tecnologia-alimentaria/las-nuevas-tecnologias-nos-permiten-reinventar-la-forma-en-que-nos-alimentamos-BM16832157

Debemos usar tecnologías genéticas ahora para evitar la próxima crisis alimentaria

https://www.newscientist.com/article/mg26435173-000-we-must-use-genetic-technologies-now-to-avert-the-coming-food-crisis

La producción de alimentos es responsable de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para garantizar que todos tengan la comida que necesitan en un mundo que se calienta, los gobiernos de todo el mundo deben invertir en asegurar nuestros sistemas alimentarios.

Existen dos problemas monumentales con el sistema alimentario mundial. En primer lugar, cientos de millones de personas no pueden permitirse comprar suficiente comida nutritiva para mantenerse saludables. En segundo lugar, es increíblemente destructivo. Seguimos talando selvas tropicales para hacer espacio para los ranchos, y tanto las granjas convencionales como las orgánicas producen todo tipo de contaminantes, generando más de un tercio de los gases de efecto invernadero.

A medida que el mundo supera un aumento de 1,5°C en la temperatura (ver «2024 será el primer año que supera el límite de calentamiento de 1,5°C»), las cosas podrían empeorar mucho más. Pero hay mucho que podemos hacer, desde comer menos carne hasta reducir el desperdicio de alimentos (ver «¿Es la crisis alimentaria por el cambio climático aún peor de lo que imaginamos?»). Con los increíbles avances en las tecnologías genéticas en los últimos años, también existe un gran potencial para mejorar las plantas y los animales que proporcionan nuestra comida. Podemos hacerlos más nutritivos, más saludables, más capaces de adaptarse a las condiciones cambiantes y menos susceptibles a enfermedades que están prosperando debido al calentamiento global. También deberíamos poder crear plantas que necesiten menos fertilizantes y capturen más energía solar.

Los beneficios de todo esto serían enormes: más alimentos de menos tierra, precios más bajos, menores emisiones de gases de efecto invernadero y menor probabilidad de que virus como la gripe aviar H5N1 causen otra pandemia.

Por lo tanto, sorprende que la mayoría de los países no estén invirtiendo mucho en mejorar los cultivos. Existe algo de inversión privada, pero esas empresas no harán que sus tecnologías estén disponibles de forma gratuita, lo que ralentiza su adopción.

También estamos restringidos por la idea de que los métodos de cultivo más «naturales» son mejores, con la oposición a los cultivos genéticamente modificados (OGM), lo que dificulta y encarece su aprobación.

Esto está comenzando a cambiar, con muchos países facilitando la llegada al mercado de cultivos y animales editados genéticamente, pero necesitamos más acción, y rápido.

La idea de que los alimentos orgánicos son mejores para el planeta y los OGM son peores es una narrativa falsa que oculta una realidad mucho más incómoda: continuar como estamos conducirá a más destrucción y más hambre.

Los expertos avisan de la «falta de fiabilidad» de las apps que escanean los alimentos

Las aplicaciones móviles que permiten escanear el código de barras de productos alimentarios para conocer su valor nutricional, el grado de procesamiento o los aditivos que contienen parecen ser una solución conveniente para los consumidores que quieren tomar decisiones informadas sobre su alimentación. Sin embargo, muchos nutricionistas y dietistas no las consideran herramientas totalmente fiables. La doctora Mercedes Noval, facultativa del Servicio de Endocrinología del hospital de Son Espases, alerta sobre las limitaciones de estas aplicaciones, ya que, aunque pueden servir como guía, no siempre brindan información precisa sobre la calidad real de los alimentos. Un claro ejemplo que menciona es el de una barra de pan industrial, que, a pesar de tener harinas de baja calidad y otros ingredientes poco saludables, la app podría clasificarla erróneamente como un producto saludable. Esto resalta uno de los principales problemas de estas apps: la simplificación excesiva de la información nutricional, lo cual puede llevar a conclusiones equivocadas.

Además, la doctora Noval también señala que el hecho de que un producto sea considerado saludable no implica que no tenga calorías o que se pueda consumir en grandes cantidades sin consecuencias. Menciona el caso de la avena, un cereal muy saludable por su alto contenido en fibra, pero que, a pesar de sus beneficios, tiene un alto contenido calórico que no debe pasarse por alto. Según Noval, las apps pueden servir como una herramienta orientativa, pero no deben tomarse al pie de la letra. La clave, según ella, es la educación nutricional, un aspecto que debería ser parte de la formación en todos los colegios para que las personas puedan tomar decisiones más informadas y responsables sobre su alimentación.

Por otro lado, Pilar García, nutricionista y dietista de la clínica Quirón, también muestra desconfianza hacia estas aplicaciones. Señala que una de las principales dificultades al utilizar estas herramientas es la falta de regulación y control en el etiquetado de productos alimentarios, lo cual complica cada vez más las compras. García denuncia que muchas veces los productos etiquetados como ‘Bio’ o ‘Light’ son comercializados como saludables, cuando en realidad contienen grandes cantidades de azúcares añadidos, grasas saturadas u otros ingredientes poco beneficiosos. Explica que, por ejemplo, lo único que diferencia a un producto ‘light’ de uno convencional es una reducción del 30% en su contenido de grasa, lo cual no necesariamente lo hace más saludable.

La nutricionista subraya que el marketing juega un papel muy importante en las decisiones de compra, ya que muchas veces los consumidores compran productos basándose únicamente en las etiquetas atractivas o en la información proporcionada por estas apps, sin cuestionar si realmente son tan saludables como parecen. De hecho, menciona que muchas de estas apps no analizan todos los aspectos importantes de los productos, como el tipo de azúcares, el refinado de los ingredientes o el contenido de grasas. García explica que al comprar productos envasados debemos ser conscientes de que son procesados, y la lectura de la letra pequeña es fundamental para conocer qué estamos consumiendo. Ella advierte que un producto ‘light’ puede incluso tener más azúcares y ser más calórico que uno que no lo es, lo que demuestra cómo los consumidores pueden ser engañados por la etiqueta o la información de las apps.

García resalta que cada persona debe aprender a comer de todo, siempre que no tenga una condición de salud que lo impida, y que no existen dietas universales. Por eso, aunque las apps pueden ser útiles, siempre deben tomarse con precaución y no sustituir la educación alimentaria ni el juicio personal.

Ultrasonidos para comprobar el estado de los alimentos sin tocarlos

Un sistema de medida ultrasónico no invasivo evalúa la calidad de alimentos derivados de cereales en la línea de producción y en tiempo real

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en colaboración con la Universitat Politècnica de València (UPV) han desarrollado un nuevo sistema ultrasónico no invasivo para la industria alimentaria que permite analizar la textura de productos derivados de cereales, como galletas, pan, snacks y pasta, entre otros muchos, sin tocarlos, y en tiempo real. Su uso permitiría clasificar productos o rechazarlos si se alejan del estándar de calidad óptimo o adaptar los procesos de elaboración cuando se identifica que las propiedades del alimento no son correctas. El sistema, bajo coste y sencilla implementación en las líneas de proceso, ha sido patentado de forma conjunta por el CSIC, la UPV y el Centro de Innovación Aplicada de Cerealto Siro Foods.

La textura es una propiedad de calidad muy relevante en la industria alimentaria, que se ve influenciada por muchos factores, como la materia prima del producto o el proceso de elaboración. Por ejemplo, en el caso de una galleta, un horneado demasiado intenso puede hacer que la galleta sea muy dura y un horneado deficiente puede llevar a texturas excesivamente blandas. Por otro lado, la variación de textura también puede deberse a pequeños cambios de composición, por ejemplo, humedad, o a otros factores.

“Con este sistema es posible evaluar y conocer las propiedades de calidad del alimento de forma instantánea en la línea de producción, sin tocarlo en ningún momento. Sería como hacer una ecografía del producto, pero sin contacto con el sensor”, explica José V. García-Perez, investigador del Grupo de Análisis y Simulación de Procesos Agroalimentarios del departamento de Tecnología de los Alimentos de la UPV.

“En la línea de producción, los productos circulan a una velocidad elevada y, dada la naturaleza del producto, es imposible emplear técnicas convencionales de ultrasonido con acoplamiento por líquidos o geles. Además, como la superficie de los productos es muy irregular, es difícil lograr una adecuada transmisión del ultrasonido”, explica el investigador del CSIC Tomás Gómez, del Instituto de Tecnologías Físicas Leonardo Torres Quevedo (ITEFI).

La tecnología desarrollada por Gómez y el testo del equipo del ITEFI logra superar esos problemas gracias a un conjunto de emisores y receptores de gran sensibilidad y ancho de banda, combinados con un procedimiento de toma de medidas y procesado de señal que permite determinar la textura del producto.

Cómo funciona

La medida consiste en generar una onda ultrasónica que viaja a través del aire, penetra en el alimento, se propaga en su interior y, de nuevo, a través del aire, se recoge en el receptor para su análisis. Las propiedades mecánicas del alimento, de las que depende la textura, modifican la velocidad y atenuación de la onda ultrasónica, de las que se pueden inferir las propiedades texturales de interés, y así identificar productos que no cumplan con el estándar de calidad. Su implementación en la línea de producción permite analizar el 100% de la producción.

Ultrasonidos para comprobar el estado de los alimentos sin tocarlos | Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Tomado de: Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Nutrición y tecnología, la combinación del mañana

La nutrición tal y como la conocíamos está sufriendo cambios profundos y radicales. Siguiendo el auge de la sostenibilidad y la preocupación por el medio ambiente han comenzado a aparecer sustitutos de alimentos de origen animal que no requieren de compuestos animales, o nuevas formas de producir alimentos de manera que se optimiza la superficie de cultivo.

Una de las principales tendencias que surgen de la intersección entre tecnología y nutrición es el uso de wearables y otros dispositivos electrónicos que permiten la monitorización de una serie de parámetros de salud, como son la actividad física o la ingesta y quema de calorías. 

También se están desarrollando aplicaciones móviles para controlar nuestros hábitos alimentarios. Para ello se realiza un análisis de los diferentes componentes de los alimentos que ingiere el individuo, captados a partir de diferentes fuentes de información, ya sea escaneando los códigos de barras o introduciendo el alimento en la plataforma manualmente. Tras este análisis, llevar a cabo recomendaciones.

Por último, también se puede personalizar la suministración de los alimentos ingeridos dependiendo de la genética del individuo. Esto se consigue a través de test de ADN que se pueden realizar en el propio domicilio. Tras la evaluación inicial, el individuo recibe recomendaciones genéricas en base al comportamiento de individuos con características similares.

https://www.aecoc.es/innovation-hub-noticias/nutricion-y-tecnologia-la-combinacion-del-manana/

Un Avance en la Creación de Menús Personalizados

Recientemente, se ha anunciado un avance significativo en la intersección de la alimentación y la tecnología: el desarrollo de plataformas basadas en inteligencia artificial (IA) que crean menús personalizados según las necesidades dietéticas y las preferencias individuales. Empresas como Tability AI están utilizando algoritmos avanzados para diseñar planes de alimentación adaptados a factores como el estado de salud, las metas nutricionales, las alergias y hasta el nivel de actividad física de cada usuario.

Este tipo de tecnología promete transformar el modo en que entendemos la nutrición personal. Tradicionalmente, los menús y las dietas eran generalizados, pero ahora, con la ayuda de la IA, las recomendaciones son mucho más precisas y ajustadas a las características particulares de cada persona. Además, plataformas como estas no solo buscan optimizar la salud del consumidor, sino también reducir el desperdicio alimentario, sugiriendo recetas con ingredientes disponibles y accesibles, y ayudando a minimizar la compra excesiva.

Uno de los principales beneficios de este avance es que la inteligencia artificial puede analizar una gran cantidad de datos en tiempo real para predecir las necesidades nutricionales de los individuos, lo que podría tener un impacto positivo en la prevención de enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión. En un contexto más amplio, este tipo de tecnologías podría facilitar una mayor democratización del acceso a dietas personalizadas, llevando a una mejor salud pública global.

Si bien las implicaciones son prometedoras, también surgen preguntas sobre la privacidad de los datos y el potencial de dependencia de estas tecnologías para tomar decisiones sobre nuestra salud. No obstante, la integración de la inteligencia artificial en la alimentación subraya cómo las innovaciones tecnológicas están reconfigurando nuestra relación con la comida, haciendo que la nutrición sea más personalizada, eficiente y accesible que nunca.

Este es solo el principio de una era donde la tecnología no solo se ocupa de la producción de alimentos, sino también de cómo los consumimos y los integramos en nuestras vidas cotidianas, con un enfoque cada vez más centrado en el bienestar individual.

Un nuevo sistema determina de qué especie proviene la leche de los quesos de mezcla

Un método desarrollado por la Unidad de Proteómica en el Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC) permite conocer la cantidad exacta de leche de diferentes especies (vaca, oveja y cabra) presente en los quesos de mezcla. El sistema ha sido publicado por la Asociación Española de Normalización (UNE, designado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad) como una especificación técnica, lo que permite su distribución a nivel nacional.

Los quesos de mezcla contienen leche de diferentes especies, habitualmente vaca, oveja y cabra, y el porcentaje correspondiente a cada especie determina en muchos casos su sabor, calidad y su precio. Además, muchos de estos productos están protegidos por denominaciones de origen o indicaciones geográficas. Hasta el momento, las técnicas para conocer la composición láctea de un queso se limitaban al análisis cualitativo, sin cuantificar con precisión el porcentaje de leche de vaca, oveja o cabra presente en el mismo.

Alberto Paradela, investigador del CNB-CSIC y desarrollador del método, indica que “esta técnica permite identificar la huella digital de la leche de cada especie presente en la mezcla y cuantificar su abundancia relativa en cada muestra compleja”. Gracias al análisis proteómico de los resultados, también puesto a punto en el CNB-CSIC, se puede determinar la composición real en quesos de mezcla.

Aunque inicialmente pensada para quesos de tipo ibérico, la técnica también tiene aplicación en otros productos lácteos producidos con leche de otras especies como podría ser el queso tipo mozzarella (fabricado con leche de búfala).

Utilizando esta especificación técnica, otros laboratorios de proteómica o incluso las agencias alimentarias reguladoras podrían implementar su uso para determinar la calidad de productos presentes en el mercado y certificar el origen y composición de los quesos de mezcla.

Este método ha sido el resultado de un proyecto de I+D+i impulsado por Inlac con el apoyo del CNB-CSIC, Laboratorios Arroyo, las empresa Zeulab, Queserías Entrepinares, Grupo Lactalis, Central Quesera Montesinos, Reny Picot, Grupo TGT y el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación (MAPA).

Un nuevo sistema determina de qué especie proviene la leche de los quesos de mezcla – Alimentación

Crean bioplásticos a partir de celulosa para el envasado de alimentos de consumo rápido

Un equipo de investigación de IHSM la Mayora ha producido un plástico transparente y biodegradable como alternativa a los tradicionales. Este material es más resistente que otras propuestas similares y mantiene su transparencia. Los expertos confirman que podría emplearse como envase para la comida rápida o productos de panadería.

Un equipo de investigación del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (IHSM, UMA-CSIC) en Málaga ha desarrollado un bioplástico elaborado a partir de celulosa para envasar alimentos de consumo rápido. Este material podría emplearse para recubrir bollería como pan, magdalenas o galletas, o como complemento a otros envases sólidos como los que se emplean en la carne o el pescado.

Para elaborarlo, los expertos han aplicado, por un lado, celulosa comercial – principal componente de las plantas-, y glicerol, un alcohol con aspecto aceitoso que posee propiedades lubricantes y ablandantes. “Se trata de una estrategia sencilla que no se había estudiado con anterioridad”, explica la investigadora del IHSM La Mayora, Susana Guzmán.

Una de las características de este material es que es inocuo para el medio ambiente, repele el agua y a los microorganismos patógenos y posee propiedades físicas muy similares al del papel film, como su elasticidad, transparencia y maleabilidad. Según los expertos, su objetivo era encontrar una manera sencilla de desarrollar un material a través de residuos agrícolas que fuera transparente, resistente y biodegradable como alternativa a los plásticos de uso común, derivados de fuentes fósiles.

La proporción perfecta

Tal y como explican en el artículo ‘Transparent, plasticized cellulose-glycerol bioplastics for food packaging applications’ publicado en la revista International Journal of Biological Macromolecules, para desarrollar este material, emplearon celulosa, una sustancia que proporciona rigidez y resistencia a las paredes celulares de las plantas. Después, la disolvieron hasta obtener una solución transparente. A continuación, añadieron glicerol, que reúne propiedades aglutinantes que aportó a la mezcla cualidades plastificantes. “Tuvimos que realizar varios experimentos con distintas proporciones hasta dar con un rango de composición aceptable para el contacto con alimentos”, indica Guzmán.

Tras preparar distintas soluciones, el grupo científico evaporó el disolvente y obtuvo distintas películas transparentes. Todas ellas mostraron una buena resistencia y conservaron sus propiedades sin descomponerse al contacto o pasar directamente a los alimentos, requisito para su potencial uso en envases alimentarios.

Para probarlo, envolvieron pequeños bizcochos y evaluaron la dureza de los mismos a distintos tiempos, demostrando que el alimento se conservaba mejor cuando estaba protegido por este bioplástico. “Estas pruebas sirven como primer paso para continuar con el desarrollo de este material, que podría emplearse en el futuro en los mercados, restaurantes de comida rápida o panaderías”, explica la responsable del estudio.

Material biodegradable

Por último, sometieron este material a un ensayo de degradación en agua de mar para comprobar cómo se descomponía de forma natural en los entornos acuáticos. Así, confirmaron que este bioplástico se degradaba con más facilidad debido a su contenido en glicerol, dado que los microorganismos pueden consumirlo y nutrirse del mismo.

El siguiente paso del grupo Materiales Agroalimentarios Sostenibles del IHSM es mejorar la fórmula de este bioplástico para que sea más resistente al agua. En paralelo, trabajan con otros materiales como los residuos de patata y de tomate, así como el caparazón de pequeños crustáceos, para desarrollar a partir de los mismos recubrimientos para envases alimentarios respetuosos con el medioambiente e inocuos para el ser humano.

Este trabajo ha sido financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y fondos propios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Crean bioplásticos a partir de celulosa para el envasado de alimentos de consumo rápido – Alimentación

Científicos desarrollan una nueva técnica para cultivar carne de pescado en laboratorio

La producción de pescado cultivado utilizando técnicas avanzadas de bioimpresión 3D, a partir de células animales pluripotentes, es una realidad, gracias al trabajo investigadores del Instituto de Bioingeniería y Biociencias (iBB) del Instituto Superior Técnico Superior de Lisboa.

Con esta técnica, no solo lograron producir filetes con un grosor de seis centímetros, sino también imitar la textura y hasta el olor del pescado para una experiencia sensorial real.

También produjeron fibras o colágeno (un tejido muy importante en el filete de pescado),  a través de electrofusión y con la estructura bioimpresa en 3D. 

“Hemos conseguido mejorar de manera efectiva los colores de los filetes, logrando tonalidades más neutras. Además, hemos logrado hacer que los colores se asemejen a los del atún y el salmón”, dijo Diana Marques, líder de la investigación.

Lo anterior se logró con la selección de microalgas para las tintas utilizadas en la bioimpresora. 

Este desarrollo se basa en una investigación llevada a cabo por Diana Marques en 2019, que se centró en la producción de sushi en laboratorio. 

Hace dos años comenzó a realizar pruebas para elaborar sashimi y logró  avanzar en el desarrollo de un filete que imita la textura y el sabor del pescado.

Transformación de las células

Diana Marques destacó que en su investigación utilizaron células madre porque tienen el potencial de convertirse en las células que componen la carne.

Así se crean productos en un entorno controlado y se eliminan las etapas contaminantes presente en los métodos convencionales de obtención de proteína animal.

“Partimos de células, generalmente células madre, que tienen potencial para diferenciarse en tipos de células presentes en la carne y el pescado, como las células musculares y grasas”, explica Diana Marques.

Destacó que la obtención de las células necesarias para la producción de los cortes de carne de pescado se realiza sin causar sufrimiento animal.

Tras haber obtenido las células madre viene el procesamiento de los alimentos. A partir de la biomasa, conformada por las células, se crean productos simples, como frituras de pescado o nuggets. 

Para elaborar un producto más estructurado, como un filete de pescado, entonces se emplea la técnica de la bioimpresión 3D.

Bajo este procedimiento utilizan una bioimpresora para completar la tarea y las biotintas aptas para el consumo humano y que contienen células de lubina o pescado para formar el tejido muscular y otras la grasa que se encuentra de forma natural en los filetes de este pescado.

Después de haberse diferenciado las células musculares y grasas en el laboratorio, entonces se mezclan con biotintas. 

Las biotintas se colocan en jeringas que se usarán en la bioimpresora para crear el filete. 

Una vez creado el pescado, el siguiente paso dependerá de la aprobación de este desarrollo y de las leyes que regulen su producción y venta.

La investigadora dijo que falta en Europa la aprobación para llevar al mercado este tipo de alimentos cultivados, mientras que países como Estados Unidos y Singapur se ha regulado para flexibilizado su introducción.

Un proyecto escalable

La investigadora señaló que su “ambición” es tener el producto terminado, hacerlo escalable, rentable y de bajo costo. Y “quién sabe, algún día, que nuestro filete de robalo pueda estar a la venta”, manifestó. 

Destacó la importancia de esta investigación por el aumento poblacional previsto para el 2030 que demandarán mayor cantidad de alimento y estos tienen que producirse a una mayor escala a la actual.

Actualmente, agregó, la producción de alimentos, carne y pescado está en su máximo nivel, pero además, está dañando bastante al planeta, al entorno, contribuyendo al cambio climático. 

“Necesitamos una forma de producir carne y pescado que sea sostenible, y esta es nuestra primera base. Además, lo que estamos haciendo aquí es sostenible y amigable con los animales, porque no necesitamos sacrificar animales para producir carne y pescado”, recalcó. 

Por lo que desde el punto de vista medioambiental, la producción de pescado y carne en laboratorios podría resultar una alternativa más limpia que las industrias ganadera y pesquera.

Potencial de crecimiento 

Para el 75% de las personas en todo el mundo, la textura de la carne de origen vegetal es tan importante como sus contrapartes derivadas de animales, pero solo alrededor del 60% están realmente satisfechos con ella, según un estudio publicado por V-Label International.

Las razones principales por la cual prefieren carne “alternativa” van desde beneficios ambientales, de salud y de confiabilidad.

Las preferencias entre la salud y la sostenibilidad reflejan ahora cómo los consumidores relacionan el bienestar personal con la sostenibilidad ambiental. 

Las marcas tienen una oportunidad para aprovechar esta tendencia, promoviendo los beneficios para la salud y la sostenibilidad de estas opciones de proteína hecha con vegetales o células animales.

Pueden posicionar sus productos si contienen opciones nutritivas y libres de culpa, atrayendo a un público cada vez más consciente de su impacto en el medio ambiente y su salud personal.

Mientras que la bioimpresión por extrusión 3D es la técnica de bioimpresión más utilizada debido a la amplia gama de materiales compatibles y su facilidad de operación, señala Diana Marques. 

La bioimpresión por extrusión 3D es la deposición precisa de biotintas cargadas de células para construir tejidos complejos y funcionales, promoviendo el crecimiento celular y la viabilidad.

Investigadores crean carne de pescado en laboratorio con esta tecnología 3D