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El arte de convertir literatura en plato.
El artículo de Alexandra Sumasi aborda el poder evocador de la literatura en relación con la gastronomía y cuestiona la dependencia actual de la fotografía para apreciar y transmitir la experiencia culinaria. Sumasi abre con una anécdota sobre una conversación en la que su interlocutor declaró que «nunca haría una receta que no llevara foto». Este comentario la lleva a reflexionar sobre el valor de la imaginación y de las descripciones literarias para transmitir el encanto de los alimentos, sin la necesidad de apoyarse exclusivamente en imágenes.
Sumasi compara la fotografía y la literatura, reconociendo la capacidad visual de la primera para capturar y exponer la esencia de un plato, pero sugiriendo que la literatura permite un viaje más profundo a través de las palabras. Recuerda el libro 1080 recetas de cocina de Simone Ortega, un clásico español de la gastronomía que carece de imágenes, y se pregunta si hoy en día una obra así seguiría siendo atractiva para los lectores. En su opinión, el problema no radica en la falta o el exceso de fotos en los recetarios modernos, sino en la ausencia de imaginación. La literatura gastronómica, en contraste, puede envolver al lector en una experiencia visual y sensorial, ofreciendo el placer de «comer con los ojos», aunque sin una imagen presente.
A lo largo del artículo, Sumasi cita ejemplos de autores que han utilizado la literatura para describir alimentos con tal riqueza y detalle que el lector puede casi «saborearlos». En particular, menciona a Honoré de Balzac, quien en su obra La Comedia Humana describe platos de manera tan realista que parecen cobrar vida en la imaginación del lector. Sumasi comparte un fragmento en el que Balzac narra la preparación de un plato de cebolla dorada, buey y perejil fresco que logra abrir el apetito solo con su descripción.
Sumasi opina que la expresión «comer con los ojos» originalmente no se refería a la fotografía de alimentos, sino a la experiencia de ver directamente el plato frente a uno mismo. La literatura, en su opinión, puede igualmente despertar los sentidos al lector, incentivando a que imagine el aspecto, sabor y textura de los alimentos. Para la autora, el valor de una descripción radica en que el lector construye su propia versión de la comida narrada, explorando y reactivando su imaginación.
Además, Sumasi señala que las redes sociales como Instagram, donde la fotografía domina, no han eliminado el poder de la literatura para inspirar. Aun cuando la plataforma visual pueda parecer la forma preferida de consumir contenido sobre comida, cree que todavía existe un público que aprecia la riqueza de las descripciones literarias, prefiriendo «crear su propia visión» en lugar de recibir una imagen impuesta.
Sumasi concluye que, si bien la fotografía y la literatura pueden complementarse, también deberían tener la libertad de destacarse por sí mismas. A modo de ejemplo, describe un alimento con términos literarios intensos que evocan su textura, color y sabor, demostrando que una buena descripción puede captar la esencia de un plato tan vívidamente como una imagen. Con esta reflexión, la autora invita al lector a apreciar la literatura gastronómica como un arte en sí mismo, capaz de recrear experiencias sensoriales y emocionales tan vívidas y evocadoras como las imágenes fotográficas.
https://www.bonviveur.es/opinion/el-arte-de-convertir-literatura-en-plato
Salt Bae: la historia de cómo trabajar en una carnicería lo ayudó a ser millonario y tener fama mundial
Nusret Gökçe, conocido como Salt Bae, nació en 1983 y es hijo de un minero de carbón. Debido a los problemas financieros de su familia tuvo que buscar diversos empleos desde adolescente. “Empecé trabajando más de 13 horas al día como asistente de cocina de un carnicero”.
Si bien esta experiencia laboral fue clave, cuando cumplió 27 años decidió utilizar el dinero ganado durante esos años para cumplir su sueño. En 2010 abrió su primer restaurante en Estambul. Pero lo que decidió su carrera posterior fue un viaje que hizo a Argentina y a Estados Unidos para aprender sobre los cortes de carne y las distintas formas de preparación. Ahí fue donde aprendió la técnica que lo hizo conocido. Es ahí donde Nusret experimentó lo que era trabajar sin recibir dinero, pues lo hizo gratis en diversos restaurantes solo para aprender las técnicas culinarias y mejorar las suyas.
El salto a la fama internacional se dio en 2017 y luego se volvió viral por la peculiar forma de espolvorear la sal en la carne que quedó registrada en diversos videos. “No lo hice para llamar la atención, es mi toque final, como si estuviera bendiciendo la carne”, contó en una entrevista; lo cual le valió su apodo «Salt Bae», que significa «sal antes que nada». Desde entonces su popularidad y éxito no han dejado de crecer al mismo ritmo que su cuenta bancaria.
Pero este chef turco no siempre fue el excéntrico personaje en el que se ha convertido. A base de trabajo fue creando su imperio. En 2014 llegó a la lujosa ciudad de Dubái y desde entonces ha ido abriendo restaurantes de su cadena Nusr-Et por casi los cinco continentes. Además de contar con clientes de la talla de Connor McGregor, Cristiano Ronaldo o hasta el mismísimo Al Pacino.
¿Por qué la mayoría de la población mundial tiene carencias en su alimentación?
Comer bien no solo está estrechamente relacionado con los recursos económicos disponibles, que son el primer gran obstáculo para llevar una alimentación sana y variada. Existen otros factores como la información o desinformación respecto a la dieta adecuada; o la disponibilidad o carencia de alimentos frescos, lo que ya se conoce con el término desierto alimentario.
Recientemente, la revista The Lancet Globlal Health ha publicado un trabajo en el que se estudian las deficiencias nutricionales en todo el mundo. La conclusión global es que la mayoría de la población no consume suficiente yodo (68%) vitamina E (67%), calcio (66%), hierro (65%), vitamina B2 (55%), folato (54%) y vitamina C (53%). La investigación hace también una distinción por sexos. El déficit de hierro en las mujeres, junto con la menstruación, puede derivar en deficiencias clínicas. Y la falta de yodo supone un mayor riesgo de desarrollar problemas tiroideos o, en caso de embarazo, problemas en el feto. Las deficiencias en los hombres son más típicas de las personas que tienen una menor ingesta de alimentos de origen vegetal; y, por tanto, de magnesio o vitamina C.
Las ingestas deficientes son más frecuentes en países más pobres, pero el mundo desarrollado hace tiempo que exhibe una total compenetración entre fenómenos aparentemente contrarios, como la obesidad y la falta de nutrientes.
Para evaluar la alimentación de los españoles está el Estudio Anibes, que elabora la Fundación Española de la Nutrición. El último trabajo publicado en 2017 indica que la ingesta energética media estaba por debajo de las recomendaciones para los diferentes grupos de edad y sexo. Este estudio concluye que nos alejamos del patrón de dieta mediterránea, siendo esto más pronunciado en los grupos de población más jóvenes.
El cuerpo es capaz de compensar las deficiencias alimentarias durante un tiempo, pero luego llegan los problemas. El organismo tiene sus depósitos de minerales, proteínas y vitaminas, y cuando hay niveles subóptimos, aunque todavía no se produce la enfermedad, el cuerpo deja de funcionar al cien por cien y esto puede provocar fallos metabólicos.
EUFIC desarrolla una herramienta interactiva para interpretar las etiquetas de los alimentos
El Consejo Europeo de Información Alimentaria (EUFIC) ha desarrollado una herramienta interactiva diseñada para ayudar a los consumidores a comprender mejor las etiquetas de los alimentos. Esta herramienta ofrece una forma atractiva y accesible para explorar los componentes clave de las etiquetas nutricionales, como tamaños de las raciones, calorías, grasas y azúcares. A través de elementos interactivos, como animaciones y cuestionarios, los usuarios pueden aprender sobre los nutrientes de los alimentos, su impacto en la salud y cómo ajustar su dieta para mejorarla.
La herramienta está diseñada para ser intuitiva, ayudando a los usuarios a tomar decisiones informadas de manera rápida, incluso cuando tienen poco tiempo, como al hacer la compra. Está disponible en varios idiomas, incluidos francés, alemán, español e italiano, y está pensada para ser una guía fácil de seguir, eliminando las dudas sobre cómo interpretar las etiquetas alimentarias.
Un estudio realizado por EUFIC, con la participación de más de 17,000 personas en diferentes países europeos, reveló que la mayoría de los consumidores europeos reconoce y entiende los sistemas de etiquetado nutricional. Sin embargo, a pesar de este conocimiento, solo el 18% de los participantes consulta las etiquetas regularmente al hacer compras. La herramienta interactiva, por tanto, busca mejorar este comportamiento y facilitar la comprensión de las etiquetas, proporcionando a los consumidores los recursos necesarios para elegir productos de forma más saludable.
Además, los envases de alimentos en la Unión Europea deben incluir información esencial, como el nombre del producto, lista de ingredientes, información sobre alérgenos, y la declaración nutricional, entre otros detalles. Esta normativa busca garantizar que los consumidores puedan tomar decisiones informadas y evitar información engañosa. La herramienta de EUFIC tiene como objetivo optimizar este proceso y apoyar a los usuarios a interpretar correctamente estos datos.
¿Sigue siendo importante la etiqueta orgánica para los consumidores?
La etiqueta orgánica sigue siendo relevante para los consumidores, aunque su importancia varía según la generación y la región. Las ventas de productos orgánicos continúan en auge, especialmente entre los jóvenes, quienes están más dispuestos a pagar precios elevados por alimentos sostenibles. No obstante, los adultos mayores también invierten en productos orgánicos, posiblemente debido a un mayor ingreso disponible.
A pesar del encarecimiento de la vida, los consumidores mantienen su interés en opciones sostenibles, aunque exigen una mejor relación calidad-precio. Esto plantea el desafío de la sostenibilidad asequible, especialmente cuando la crisis económica limita el acceso a estos productos.
En la Unión Europea, el apoyo a los productos orgánicos es parte fundamental del Pacto Verde y la estrategia «De la Granja a la Mesa», con el objetivo de que el 25% de las tierras agrícolas sean orgánicas para 2030. Aún así, obtener la certificación orgánica es complejo y costoso, pues requiere altos estándares de producción y transporte, además de procesos de recopilación de datos exhaustivos.
A pesar de estos desafíos, muchas empresas ven valor a largo plazo en apostar por lo orgánico debido a la demanda creciente y la exigencia de transparencia por parte de los consumidores. La adopción de prácticas orgánicas ofrece ventajas competitivas en un mercado donde la autenticidad y la sostenibilidad son cada vez más valoradas.
https://www.foodnavigator.com/Article/2024/08/14/Is-organic-still-important-to-consumers
Cerveza sostenible: Las cervecerías en Latinoamérica están liderando el cambio hacia la cerveza sostenible
La industria cervecera ha convertido la sostenibilidad en un aspecto clave, influenciada por la demanda de productos ecológicos y el endurecimiento de las regulaciones ambientales. En Latinoamérica, este movimiento ha cobrado fuerza, con un número creciente de cervecerías que han implementado estrategias ecofriendly para reducir su impacto ambiental en diversas áreas, desde la selección de ingredientes hasta el manejo de residuos.
Las principales prácticas sostenibles incluyen el uso de ingredientes locales y orgánicos, como cebada y lúpulo, que reducen el empleo de pesticidas y las emisiones de transporte. Asimismo, la optimización del consumo de agua es prioritaria debido a la escasez global; algunas empresas, como Heineken y Grupo Modelo, han incorporado sistemas avanzados de reciclaje y recuperación para reducir su consumo de agua por litro de cerveza.
En cuanto a la energía utilizada en el proceso, muchas cervecerías han optado por fuentes renovables, incluyendo paneles solares, turbinas eólicas y biodigestores, reduciendo así la dependencia de combustibles fósiles y disminuyendo su huella de carbono. El empaque también ha sido repensado, con un enfoque en materiales biodegradables, compostables o reciclados, como cartón reciclado y bioplásticos, promoviendo una economía circular mediante la reutilización de vidrio y aluminio.
Finalmente, la reducción de la huella de carbono se ha vuelto esencial para la industria. Cada vez más cervecerías usan herramientas de análisis avanzadas para monitorear y reducir las emisiones a lo largo de todo el proceso, desde la producción hasta el transporte.
Estas iniciativas no solo permiten a las cervecerías reducir costos y cumplir con normativas, sino que también les proporcionan una ventaja competitiva en un mercado donde los consumidores valoran cada vez más los productos sostenibles.
Cambio de hora: ¿cómo influye la luz en lo que comemos?
El cambio de hora, vigente desde 1974, afecta el ritmo circadiano, que regula funciones fisiológicas como el sueño, la temperatura corporal y el apetito. Este cambio, que ocurre en octubre hacia el horario de invierno, altera la producción de melatonina y cortisol, hormonas que regulan el sueño y el estado de alerta, y puede provocar malestar, somnolencia y cambios de humor. La reducción de exposición al sol durante los días más cortos del año contribuye a este desajuste, afectando especialmente a personas mayores y adolescentes.
España, aunque geográficamente debería tener el horario del meridiano de Greenwich, sigue el horario central europeo, lo que provoca un desfase mayor en la relación entre luz y actividad diaria. Este desajuste entre el reloj biológico y los horarios de actividad afecta la calidad del sueño y los hábitos alimenticios, incrementando la sensación de hambre y el riesgo de desarrollar problemas metabólicos como obesidad y enfermedades crónicas.
Nutricionistas como Clara Puig recomiendan ajustar el horario de las comidas al ciclo de luz y oscuridad, lo que ayuda a alinear el metabolismo y evitar el cansancio, que suele llevar al consumo de alimentos altos en calorías en busca de energía rápida. También es ideal cenar más temprano (antes de las 8 p.m.) y optar por cenas ligeras para facilitar la digestión y prevenir problemas como el reflujo o despertares nocturnos. Alimentos ricos en triptófano, como el yogur, queso, huevos, pescado y pollo, ayudan a regular la producción de serotonina y melatonina, mejorando el descanso.
Un estudio de la International Journal of Obesity señala que el cuerpo metaboliza carbohidratos y grasas de manera más efectiva cuando las comidas se realizan en sintonía con el ritmo circadiano. Para mantener una dieta saludable y equilibrada, la planificación de un menú semanal que incluya alimentos frescos y nutritivos (verduras, frutas, cereales y proteínas) es clave, y contribuye a reducir el tiempo de preparación y evitar la tentación de comidas rápidas o poco saludables.
Para seguir leyendo: https://elpais.com/salud-y-bienestar/2024-10-18/cambio-de-hora-como-influye-la-luz-en-lo-que-comemos.html
¿Qué alimentos son los mejores para donar a los afectados por la DANA?
España une fuerzas para ayudar a los damnificados por las fuertes lluvias, sobre todo en Valencia. Sin embargo, en los centros de recogida se ven alimentos que no son los más idóneos para las condiciones climáticas. ¡Te contamos qué alimentos se necesitan!
La DANA ha devastado varios municipios españoles, especialmente en la región de Valencia. Las intensas lluvias han arrasado viviendas completas y muchos residentes se han quedado sin nada.
En uno de los momentos más difíciles para el pueblo valenciano hasta ahora, todo el país se une para ayudar a los afectados, especialmente a través de donaciones de suministros y alimentos. Los puntos de recogida envían a diario cientos de productos, pero advierten que hay ciertos alimentos que deberíamos evitar.
Según nos informa Luis Alberto Zamora, es importante considerar que no hay refrigeración en las áreas afectadas, por lo que lo más recomendable es enviar conservas, frutas en su jugo, verduras listas para consumir o pan de molde. Otra alternativa son los platos preparados que, aunque no puedan ser calentados, son nutricionalmente completos y ayudan a restaurar las defensas que se han perdido.
Lo que más se requiere es agua y leche. En el caso de la leche, lo ideal es adquirir envases de un litro, ya que, si son más grandes, es probable que se deterioren rápidamente. Además, para los más pequeños, se necesita leche en polvo o leches infantiles listas para usar, que no requieren refrigeración.
Los alimentos que hay que evitar son aquellos que requieran cocinado, como los paquetes de pasta o legumbres. ¡No te pierdas todos los consejos en el video!
Los cinco alimentos que no parecen sanos pero sí lo son, según un nutricionista
El experto Mario Ortiz ha explicado a través de las redes sociales cuáles son esos alimentos que sí son sanos y podemos seguir incluyendo en nuestras dietas.
Para mantener una buena salud, es fundamental seguir una dieta equilibrada y saludable, una preocupación creciente entre la población en España. Este tipo de alimentación no solo beneficia el bienestar físico, sino también el mental, ayudando a prevenir malnutrición y enfermedades no transmisibles como diabetes, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una dieta saludable debería incluir frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales, con recomendaciones de al menos 400 gramos de frutas y hortalizas al día y una ingesta de azúcares libres que no exceda el 10% de las calorías totales. Algunas creencias sobre alimentos considerados no saludables podrían estar equivocadas, según el nutricionista Mario Ortiz, quien revela información sorprendente al respecto.
Los cinco alimentos que sí son saludable, según Mario Ortiz
- ACEITUNAS
Las aceitunas son un alimento excelente que muchos evitan por miedo a engordar. Sin embargo, expertos destacan que, al igual que el aceite de oliva, que es muy valorado en la dieta española, las aceitunas son una materia prima nutritiva. Son ideales tanto para picar como para incorporar en ensaladas.
- MAÍZ
El maíz es un alimento ampliamente consumido y muchas veces rodeado de mitos y malentendidos. Según expertos en nutrición, no hay razón para temer su consumo, ya que se trata de un grano nutritivo que puede ser un buen complemento en diversas preparaciones culinarias, como ensaladas y otros platos. Su inclusión en la dieta puede ser beneficiosa y deliciosa, siempre y cuando se consuma de manera equilibrada. Así, desmitificar el «miedo infundado» hacia el maíz permite disfrutar de sus ventajas sin preocupaciones.
- LOMO DE CERDO Y CARRILLERAS
Ortiz ha abordado la percepción negativa de ciertos cortes de carne, como el lomo de cerdo y las carrilleras, que a menudo se consideran opciones poco saludables debido a la creencia de que contienen un alto contenido de grasa. Sin embargo, el nutricionista aclara que, en realidad, el lomo de cerdo aporta menos de 6 gramos de grasa por cada 100 gramos, y que las carrilleras presentan un contenido similar, con menos de 5 gramos de grasa por cada 100 gramos. Esto demuestra que, a pesar de las creencias populares, estos cortes pueden ser opciones razonables dentro de una dieta equilibrada.
- PATATAS
Y por último, hablemos de la patata. Este tubérculo es un producto con unas propiedades increíbles, ya que contiene solo 88 calorías por cada 100 gramos y 18 gramos de hidratos de carbono. Aunque a menudo se considera un alimento “malo”, lo verdaderamente importante es la forma en que se elabora. Al cocinarla adecuadamente, la patata se convierte en un gran saciante y, además, aporta una buena cantidad de agua al organismo. Su versatilidad en la cocina y sus beneficios nutricionales la convierten en un alimento valioso que merece un lugar en nuestra dieta.
¿Hasta cuándo se puede comer algo si su fecha de consumo preferente ha vencido?
Entender la diferencia entre fecha de caducidad y consumo preferente, así como saber qué alimentos tienen excepciones y cuáles no, es fundamental para evitar las intoxicaciones y el desperdicio alimentario.
No entender las fechas nos hace tirar comida
Según un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea en 2018, un 10% de los alimentos que tiramos a la basura acaban en el contenedor porque no entendemos la información que nos indica la etiqueta. Los autores de la investigación concluyen que este desperdicio podría reducirse si se abordasen varios frentes relacionados con las fechas que aparecen en los envases. Centrándose en los consumidores, se insiste en que una condición fundamental es que seamos capaces de distinguir entre caducidad y consumo preferente.
La parte de la industria
La recomendación es que la fecha indicada se establezca basándose exclusivamente en criterios de calidad y seguridad alimentaria, y no en otros como el marketing, y utilizar las fechas de caducidad -en lugar de las de “consumo preferente”- solo cuando realmente hay razones de seguridad alimentaria que así lo indiquen.
¿Pero es que hay dos tipos de fechas?
Por una parte, tenemos la “fecha de caducidad” que se utiliza con alimentos que microbiológicamente son muy perecederos. Aquí nos ponemos serios porque ya no nos habla de la calidad, sino de la seguridad: efectivamente, si te lo comes pasado ese plazo -que suele ser corto, generalmente unos días- puedes sufrir una toxinfección alimentaria.
Te la encuentras en loncheados, ensaladas en bolsa lavada, carne y pescado envasado, bollería rellena o platos preparados listos para comer. Si ha pasado la fecha de caducidad no hay duda posible: NO TE LO COMAS. “¿Y se ha pasado la “fecha de caducidad” pero huele bien, sabe estupendamente y tiene buen aspecto?” Lamento muchísimo decirte que en alimentos que llevan fecha de caducidad no es un indicativo de que el alimento esté en buen estado. Si lleva fecha de caducidad no puedes fiarte de tus sentidos.
Esto se debe a que nos encontramos con dos tipos de microorganismos que pueden contaminar los alimentos; microorganismos alterantes, que deterioran el producto y hacen que aparezcan esos sabores, colores o aspecto anómalos -que son muy útiles porque te hacen rechazar el alimento sin mirar atrás-; y microorganismos patógenos, que son los que nos pueden producir esas toxinfecciones alimentarias, ya sea porque nos comemos el microorganismo vivo o porque ingerimos las toxinas que ha ido dejando en el alimento, pero no tienen por qué cambiar en absoluto las propiedades organolépticas del alimento. Sí, los patógenos son traicioneros y mezquinos. Es lo que ocurre con la famosa Salmonella, la tristemente conocida Listeria o las toxinas de Bacillus cereus: la tortilla, el salmón ahumado o el arroz están bien cargaditos de bacterias o de toxinas, pero tu paladar es incapaz de detectarlo.
Por otro lado, la fecha de duración mínima es equivalente a lo que llamamos fecha de consumo preferente. Se indica mediante la expresión “consumir preferentemente antes de…” y va seguido del día y el mes si el producto dura menos de tres meses, del mes y el año si dura entre tres y 18 meses y solo del año si dura más de 18 meses.
Se utiliza en alimentos que son estables y se relaciona con la calidad del alimento, es decir, el plazo en el que el alimento conserva sus propiedades (textura, aroma, sabor, olor) siempre que se haya almacenado bien. Es la que te encuentras en alimentos congelados, latas y botes, galletas, gran parte de la bollería (salvo la que tiene rellenos), pan envasado, leche o bebidas vegetales con tratamiento UHT, etcétera.
A efectos prácticos esto se traduce en que puedes comerte el alimento pasada esa fecha sin que corras riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria .
Caducidad secundaria: la tercera en discordia
Sobra decir que la duración que se indica en la etiqueta solo sirve mientras el alimento esté cerrado, ¿verdad? Una vez que se abre el bote, el blíster, el brick o lo que sea nos olvidamos de esa fecha. No vaya a ser que, como en la lata pone que las sardinillas tienen marcado 2028 como consumo preferente, pienses que ese es el tiempo que te van a durar las que te han sobrado de la ensalada de hoy.
Sí, por si teníamos poco con dos tipos distintos de fechas, tenemos todavía otra más para complicar el panorama: la caducidad secundaria. Es la que nos indica lo que dura el alimento una vez abierto el envase. Te la encuentras con fórmulas como “una vez abierto conservar en el frigorífico y consumir en un plazo de tres días”. No es obligatorio que el fabricante la ponga, así que, si no dice nada, ten en mente que la mayoría de los alimentos abiertos te van a durar unos tres o cuatro días en la nevera.
¿Cuál es el plazo para comerte algo “pasado de fecha”?
Insistimos de nuevo: esto solo es aplicable a los alimentos que llevan “consumo preferente”. Ni se te ocurra hacerlo con los que llevan “fecha de caducidad”.
En el documento científico de la EFSA Orientaciones sobre el marcado de la fecha y la información alimentaria relacionada se establecen varias condiciones:
- Comprobar que el envase no está dañado ni abierto.
- Asegurarnos que se ha conservado adecuadamente (por ejemplo, si es un alimento congelado no debe haber superado los -18ºC).
- Verificar sus propiedades organolépticas: En los alimentos que llevan fecha de consumo preferente sí que debemos examinar su olor, sabor, textura, aspecto. Ante la mínima alteración, fuera con él.
En resumen , en cuanto a seguridad alimentaria: ante la duda, ¡a la basura! Que el desperdicio alimentario se combate con planificación -comprar lo que vayas a comer, cocinar cantidades adecuadas- y trucos de organización como colocar hacia adelante lo que ya tenías en la despensa y poner detrás lo que acabas de comprar, reaprovechar las sobras o congelar etiquetando la fecha, pero nunca corriendo riesgos.