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Un nuevo ‘semáforo’ indica si los alimentos se encuentran en buen estado sin abrir el envase.
Si mirar la fecha de caducidad de los alimentos al hacer la compra no convence con frecuencia a algunos consumidores, ahora van a disponer de otro indicador más fiable, una especie de ‘semáforo’, en sentido literal, porque este biosensor cambia entre los tres colores (rojo, amarillo y verde) según el grado de conservación. Eso sí, las tonalidades se interpretan al revés: el rojo da vía libre y el verde significa peligro.
El Grupo de Análisis de Polímeros y Nanomateriales (Nanobiopol) de la Universidad de Alicante (UA) ha desarrollado esta tecnología que mejora el envasado de alimentos aprovechando además los desechos de la industria agroalimentaria.
Se trata de un biosensor colorimétrico, es decir que cambia de color, a partir de desechos de naranja sanguina, propia de la Comunitat Valenciana y con una producción de residuos anual de una tonelada, también de remolacha, tal como han detallado desde el campus.
Este nuevo material «inteligente y biodegradable» es una película transparente que tiene la capacidad de actuar como sensor y ofrecer al consumidor una información adicional sobre el estado del alimento envasado.
Basta con incorporar una pequeña pieza de este sensor en el envase que contenga el alimento para que funcione esa reacción. En consecuencia, tanto las distribuidoras como los establecimientos que trabajan con productos frescos envasados o vendidos al peso, «pueden ofrecer al consumidor una garantía de seguridad alimentaria que complementa las fechas de consumo preferente, contribuyendo, además, a disminuir el desperdicio alimentario», han resaltado desde la Universidad de Alicante.
El hallazgo de este sensor inteligente se enmarca en el proyecto ‘Nuevos materiales multicapa para sistemas de envasado inteligente de alimentos con biosensores sensibles a pH (Multisens)’, coordinado por las universidades de Alicante y la Politècnica de València, y financiado en la convocatoria 2020 de ‘Proyectos de I+D+i’ de la Agencia Estatal de Investigación y el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Un nuevo ‘semáforo’ indica si los alimentos se encuentran en buen estado sin abrir el envase
La diferencia entre la fecha de «consumo preferente» y de «caducidad».
¿Podemos consumir productos «caducados»? Para responder a esta pregunta es imprescindible conocer la diferencia que existe entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente de los productos que ingerimos.
La fecha de consumo preferente indica el momento hasta el cual el alimento conserva la calidad prevista. Este tipo de fecha es frecuente en los alimentos refrigerados, congelados, desecados (pasta, arroz, etc.), enlatados o en productos como el aceite vegetal o el chocolate.
Aún pasada la fecha de consumo preferente, la ingesta del alimento sigue siendo segura, siempre que se hayan respetado las instrucciones de conservación indicadas. Sin embargo, algunas de sus propiedades organolépticas pueden verse afectadas, sin suponer ningún riesgo para la salud del individuo.
Una vez el envase del producto ha sido abierto, se deben seguir las instrucciones en las que se indica dentro de qué período se debe consumir el producto.
Por otra parte, la fecha de caducidad indica el momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura, por lo que cuando el producto supera esta fecha ha de desecharse. Esta fecha aparece en alimentos muy perecederos como el pescados fresco o la carne fresca.
Se debe seguir las instrucciones de conservación y consumo ya que en caso contrario, el alimento se estropea antes, suponiendo un riesgo de intoxicación alimentaria para el consumidor. Una vez el producto se haya abierto, es importante seguir estas normas en las que se indica el período en el que se debe de consumir siempre teniendo en cuenta la fecha de caducidad indicada.
En caso de la congelación del alimento poco después de adquirirlo, se puede alargar su conservación más allá de la fecha de caducidad siempre y cuando el proceso de congelación se lleve a cabo de forma correcta. Cabe tener en cuenta las instrucciones del envase, en las que se indica si se debe cocinar sin descongelar, descongelar el producto por completo o si solo se puede guardar congelado hasta la fecha de caducidad.
FUENTE: https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/para_el_consumidor/ampliacion/fechas_caducidad.htm