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11 escenas memorables de comida en el cine
La comida, como el amor, siempre está presente en nuestra vida aunque no siempre le pongamos el total de nuestra atención. En el cine, la comida (casi) siempre tiene un papel relevante: a veces es solo un elemento para unir o familiarizar a los personajes; otras veces es un protagónico.
La relación del cine y la comida en nuestra vida es inevitable. Está en las palomitas de maíz que no perdonamos cuando vamos al cine o le damos play a Netflix: pero también está en las escenas icónicas que se quedan en nuestra memoria y que nos antojan comer lo que el de la pantalla está comiendo, por ejemplo: las codornices en sarcófago del Babette’s Feast (Gabriel Axel, 1987), la hamburguesa con queso de Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994), o el espagueti marinara de Goodfellas (Martin Scorsese, 1990).
¿Cuál es tu escena favorita de comida en el cine? Aquí diez de las más memorables. (Quitamos las películas específicas de comida, no sin antes resaltar una frase de Julia Child —salida de Julie & Julia—: “La gente que ama comer, siempre es la mejor gente”).
Inglorious Basterds (Quentin Tarantino, 2009)
Difícil de olvidar la escena del strudel que pide Hans Landa (Christoph Waltz) y obliga a comer a Shoshanna (Mélanie Laurent), donde cada segundo, aún con esa delicia en la mesa, se hace cada vez más tenso. Entre el sonido crujiente del hojaldre y cómo llega hasta sus bocas esta escena es food porn absoluto.
Marie Antoinette (Sofia Coppola, 2006)
Ver la historia de la reina de Francia María Antonieta nos obliga a pensar en lo delicioso que pudo ser ella… bueno, antes de que la enfermedad hiciera su aparición; pero en los años dorados, un pastel, una copa de champaña o un macarrón podía arreglarlo todo. Los banquetes, las fiestas, los zapatos, la diversión que se vive en el Versalles de Coppola se quedó en nuestros sueños por siempre.
Eat, Pray, Love (Ryan Murphy, 2010)
Elizabeth (Julia Roberts) va en busca del amor propio y para ello debe hacer tres cosas fundamentales, pero lo que mejor le sale es comer. Al principio le cuesta trabajo deshacerse de la culpa por comer “carbs”, pero cuando entiende que no se puede conocer un lugar sin probar su comida, disfruta con todo su ser un plato de espagueti y una pizza Margarita que se come ella sola, sin importarle nada más en el mundo.
Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994)
“¡Hamburguesas! La piedra angular de cualquier desayuno nutritivo”, dijo Samuel L. Jackson en su papel de Jules Winnfield. ¿Qué clase de hamburguesas? “Hamburguesas con queso”. Esta escena, en la que Jules le da una gran y deliciosa mordida a una hamburguesa con queso de Big Kahuna Burger —marca inventada por el director— es pilar en la película que fue premiada con un Óscar en 1994. Aunque también recordamos la escena en la que Mía Wallace (Uma Thurman) cena malteadas con Vincent Vega (John Travolta) en Jack Rabbit Slims. “Es como fumar un helado”, dicen. Sí, también queremos una orden de eso, por favor.
Blue Is The Warmest Color (Abdellatif Kechiche, 2013)
Espagueti a la boloñesa es la respuesta a muchas dudas en esta película. Tan importante es esta boloñesa que casi se convierte en un personaje. No hay timidez a la hora de presentar los rojos y cárnicos tallarines en porciones abundantes. Tampoco hay decoro en la forma de comer de Adèle, quien come con voracidad, con gusto, sin preocuparse por la salsa que le escurre. Incluso hay teorías sobre la manera de comer de Adèle, pues es parte de su personalidad sensual y su libertad sexual. Cada vez que vemos esta escena se nos antoja comer el mismo espagueti. Así funciona el antojo: no solo deseamos el objeto, sino la sensación de gozarlo.
A Little Princess (Alfonso Cuarón, 1995)
Un día despertó y tenía un banquete servido para ella y su amiga Becky (Vanessa Lee). Sarah (Liesel Matthews) se va a dormir sin comer y cierra los ojos deseando saciar el hambre que no la deja descansar. Al despertar se encuentra con un banquete servido sólo para ella y su amiga Becky (Vanessa Lee). Están todas sus comidas favoritas y la escena está tan bien filmada que las ganas de comer llegan inmediatamente al espectador.
Crazy, Stupid, Love (Glenn Ficarra, John Requa, 2011)
Pizza + Ryan Gosling. ¡Oh si! ¿Necesitas más razones para verla? Ok, pues la mejor escena del filme —la que en realidad hace que valga la pena verla— es esa en la que Jacob (Ryan Gosling) espera a Cal (Stev Carell) comiendo pizza, así sin más, con toda la desfachatez del mundo.
Zombieland (Ruben Fleischer, 2009)
Si de algo nos acordamos, además de Emma Stone y Jesse Eisenberg, es de la búsqueda implacable por Twinkies de Woody Harrelson. ¡Claro!, son una excelente comida para el apocalipsis zombie: duran prácticamente para siempre.
El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006)
La joven Ofelia no pudo resistirse al banquete que brillaba frente a sus ojos y nadie la culpa, nosotros también hubiéramos caído en la tentación. Esta escena es clave en la historia de esta hermosa película.
Spirited Away (Hayao Miyazaki, 2001)
Ya hemos hablado de la importancia de la comida en ésta, una de las películas más representativas de Miyazaki. Tres escenas llenas de comida marcan esta historia: la primera es cuando los padres de Chihiro se convierten en cerdos; la segunda ocurre durante una cena de Chihiro con la bruja; y la tercera es la ofrenda al espíritu. Todo siempre se ve delicioso a pesar de que es un dibujo animado. Incluso existen blogs donde se comparten recetas y fotos de cómo luce en la vida real la comida de la película.
Matilda (Danny DeVito, 1996)
El castigo que le impuso Tronchatoro a Bruce fue comer un enorme —y a juzgar por cómo se ve, delicioso— pastel de chocolate. Esta escena marcó nuestra infancia y no sabíamos si se nos antojaba o sólo teníamos miedo de que nos pasara alguna vez.
Hay muchas más grande escenas en el cine que nos han hecho morir de antojo. Y podríamos pasar horas hablando de esas comida icónicas, aunque sería mejor si lo hacemos compartiendo un espagueti boloñesa, una hamburguesa con queso o un pastel de chocolate, ¿no?
https://www.vice.com/es/article/11-escenas-memorables-de-comida-en-el-cine/
«Cultura por alimentos» de Afundación presenta un nuevo ciclo de cine con la Alianza francesa de Santiago

Afundación, la Obra Social de ABANCA, en colaboración con la Alianza Francesa de Santiago de Compostela, presenta un nuevo ciclo de cine francés, «Pas comme les autres». La actividad se enmarca en la iniciativa social «Cultura por alimentos» que Afundación lleva a cabo en colaboración con FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos) y que pretende llevar alimentos de primera necesidad a los bancos de alimentos locales. El acceso a cada una de las sesiones será a cambio de la entrega de productos no perecederos.
Los filmes La page blanche, Trois nuits par semaine, Pétaouchnok, Les Goûts et les couleurs y La petite bande son los escogidos para formar parte del cartel de este ciclo que se desarrollará del 9 de abril al 11 de junio, con proyecciones en versión original subtitulada, a las 19.30 h, en la Sede Afundación de Santiago de Compostela (rúa do Vilar, 19).
LAS PELÍCULAS
El ciclo se inaugurará el próximo martes 9 de abril con la película La page blanche, de Murielle Magellan (2022). Eloïse está sentada sola en un banco en París. No puede recordar quién es, de dónde viene o cómo llegó allí. Ante esta situación decide iniciar una divertida investigación sobre su vida. La amnesia puede ser también una oportunidad para encontrar el amor y hasta para reinventarse.
El 23 de abril se proyectará Trois nuits par semaine de Florent Gouëlou (2022). A sus 29 años, Baptiste tiene la sensación de que no está haciendo nada con su vida, centrada en un trabajo de encargado en unos grandes almacenes y una vida conyugal desestructurada. Pero al conocer a «Cookie Kunty», descubre que hay otros caminos. Como si se tratase de un hechizo, una ventana que se abre, Baptiste se deja arrastrar por el camino noctámbulo del pequeño grupo de drag queens que rodea a Cookie. Un encuentro del que nace la oportunidad de iniciar un proyecto fotográfico, su verdadera vocación.
La siguiente película, Pétaouchnok, de Édouard Deluc (2022), se podrá ver el martes 14 de mayo. Dos buenos amigos, en una situación precaria y a quienes les acompaña la mala suerte, deciden crear una empresa que organiza excursiones a caballo en las montañas de los Pirineos franceses, para intentar cambiar su poca fortuna.
Les Goûts et les couleurs, de Michel Leclerc (2022), se proyectará el 28 de mayo. Marcia, una joven cantante, graba un álbum con Daredjane, un icono del rock de los 70 que muere accidentalmente antes del lanzamiento del disco. Marcia enfrenta dificultades para obtener la aprobación del heredero de Daredjane, Anthony, acomodador en el mercado de una pequeña ciudad, que nunca amó a su pariente y mucho menos a su música. Entre lo bueno y lo malo, lo popular y lo chic, la sinceridad y la mentira, sus dos mundos se enfrentan.
El martes 11 de junio se podrá ver La petite bande, de Pierre Salvadori (2021). Narra la historia de Cat, Fouad, Antoine y Sami, cuatro adolescentes de 12 años. Deciden emprender un proyecto: destruir la fábrica que contamina el río de su pueblo desde hace años. Incorporan a su grupo a Aimé, un niño solitario y que sufre acoso escolar. Los cinco jóvenes aprenderán en esta aventura a vivir y luchar juntos.
La gastronomia en el cine
La creciente presencia de la gastronomía en los últimos años ha supuesto la apreciación de una nueva tendencia cinematográfica que, aunque lleva años existiendo, adquiere gran importancia en el siglo XXI. Nos referimos a la paulatina propagación del cine gastronómico, en el que la cocina, los fogones o el propio arte de comer son el detonante, el contexto o el escenario de la narración. Puesto que el cine es una de las manifestaciones culturales con más impacto socioeconómico, la gran pantalla se convierte en un escenario especial a la hora de reflejar tendencias, saberes, lógicas y modas.
Algunas películas sobre gastronomía
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A FUEGO LENTO (2023) de Tran Anh Hung
con Juliette Binoche, Benoît Magimel, Sara Adler, Patrick D’Assumçao
Película dramática de ambientación histórica que gira en torno a la relación de Eugenie, una cocinera excepcional, y el famoso chef Dodin, con el que lleva trabajando 20 años. Después de practicar juntos los secretos de la gastronomía y de una admiración recíproca, con el paso del tiempo, ha surgido entre los dos una relación sentimental. Una unión de la que nacen nuevos platos, cada uno más delicioso y sabroso que el anterior, propuestas gastronómicas que asombran incluso a los mayores expertos del mundo. Sin embargo, Eugénie, con sed de libertad, nunca ha querido casarse con Dodin. Será entonces cuando él decida hacer algo que nunca había hecho hasta la fecha: cocinar para ella.

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A MÍ ME GUSTA (2008) de Ralph Kinnard
con Mónica Pasqualotto, Jonathan Ashford, Diana Aboujian, María A. Ardila
Margarita García sueña con ser una gran chef, pero para ella el éxito no está en su país. Así que deja Venezuela para irse a Londres, donde se estrella contra una realidad muy distinta. De vuelta a su cocina caraqueña, le toca empezar desde cero. Y justo cuando su estima se viene al piso, parece tener otra oportunidad: Paul Welsare, el chef inglés que tanto admiró en sus pasantías londinenses, viene al restaurante donde ella trabaja. Si obtiene una recomendación de él, tendrá en sus manos el pasaporte al éxito. Pero Margarita y Paul son polos opuestos.

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AMERICAN CUISINE (1999) de Jean-Yves Pitoun
con Irène Jacob, Jason Lee, Eddy Mitchell, Thibault de Montalembert
Cualquier cocinero que se precie sueña con igualar el talento del mayor genio culinario de Francia, Louis Boyer, pero sólo alguien tan atrevido como Loren Collins podría albergar el sueño de compartir fogones con él. En principio, las posibilidades de hacerlo realidad parecen nulas: no ha estudiado en una alta escuela de cocina, trabaja para el ejército de los EE.UU., procede de una familia que se dedica al negocio de las pizzas y, por último, es un ciudadano americano. Sin embargo, tras una disputa con un oficial del ejército, Loren, sin un franco en el bolsillo, parte para Francia.

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BON APPÉTIT (2010) de David Pinillos
con Unax Ugalde, Nora Tschirner, Guilio Berruti, Elena Irureta
Esta es una historia de amigos que se atreven a cruzar esa delgada línea que separa la amistad del amor y que cambia la vida para siempre. Daniel, un joven y ambicioso chef español, acaba de conseguir su sueño: una plaza en el prestigioso restaurante de Thomas Wackerle en Zurich. Su extraordinario talento como chef le servirá para progresar en la exigente cocina de Wackerle, pero no podrá conseguir que su relación con Hanna, la atractiva sumiller del restaurante, se transforme en algo más que una simple amistad. Esta situación sacudirá el ordenado mundo de Daniel, enfrentándole a una difícil decisión: continuar por la senda del éxito profesional o arriesgarse y luchar por la chica que ama.

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https://archivocine.com/index.php/extras/gastronomia-en-el-cine
El curioso motivo por el que comemos palomitas de maíz en el cine

Es imposible no asociar cine y palomitas ya que disfrutar de una buena película mientras se disfruta del sabor salado de las palomitas de maíz es una combinación más que acertada., pero… ¿Cómo empezó todo?
El origen de comer palomitas en el cine
Los primeros en comer palomitas en el cine fueron los estadounidenses. Para conocer el origen hay que remontarse hasta octubre de 1929, más concretamente hasta el 29 de ese mes, cuando sucede el martes negro, y los valores de la bolsa de Nueva York caen de forma tal, que se produce una de las crisis más importantes de la historia de la economía moderna, el crack del 29. Más de 13 millones de personas acabaron en el paro. Por ello, el cine se convirtió en el principal medio de evasión y entretenimiento de la dura realidad porque, además, era asequible para todos los bolsillos.
El cine no valía demasiado dinero, por lo que la gente seguía acudiendo a él para disfrutar del ocio, y ahora además se compraban las palomitas de maíz antes de entrar ya que era un tentempié barato para disfrutar durante la película.
En un principio, el consumo de comida dentro de las salas seguía estando prohibido, ya que antes de estos años, las salas para las proyecciones parecían una ópera o un teatro y no se permitía comer en su interior, debido a la delicadeza de las alfombras y otros objetos decorativos. Por lo que los dueños contrataron a revisores para que comprobaran que la gente no escondiera comida y consumiera dentro de las salas, algo que enfurecía a las masas.
Pero en 1931, una mujer llamada Julia Braden vio una oportunidad de negocio. Decidió montar su propia empresa y empezar a vender palomitas dentro de las salas a cambio de darles un tanto por ciento de los beneficios a los dueños del cine. Entonces los propietarios cambiaron de opinión, vieron una oportunidad de aumentar sus ganancias, por lo que comenzaron a permitir que se consumieran palomitas dentro de los cines. No es hasta 1938 cuando los propietarios de las salas se dan cuenta de que no necesitan un intermediario como Julia para vender palomitas, si las podían producir ellos mismos y ganarse el 100% de los beneficios.
Así pues, las palomitas se unieron definitivamente con el cine tras la Segunda Guerra Mundial, donde la escasez de azúcar hizo que se potenciara el consumo de palomitas, debido a la elevada producción de maíz que había en el país y era el producto más barato. De esta manera consumir palomitas en el cine se convirtió en un hábito que arrastramos hasta hoy.
https://www.huffingtonpost.es/sociedad/el-curioso-motivo-comemos-palomitas-maiz-cine.html
La eterna polémica de la comida en el cine: ¿Es legal que las salas te prohíban llevar tus propios alimentos?

Probablemente habría gente encantada con que las cadenas de cines prohibiesen comer en las salas durante el visionado de una película, pero, aunque el asunto de la comida en los cines está siendo objeto de cierto revuelo en los últimos días, no tiene nada que ver con eso. Sino con la prohibición expresa de las cadenas de exhibición a sus espectadores de entrar con sus propios alimentos en sus instalaciones.
No es la primera vez que se habla de este tema, que, de hecho, ya ha sido objeto de polémica en ocasiones anteriores, pero el popular tuitero El Hematocrítico ha vuelto a ponerlo sobre la mesa estos días al compartir en su cuenta la fotografía de un cartel que ha visto junto a una sala en una de las instalaciones de la famosa cadena de cines Yelmo. En el cartel, que además es de gran tamaño, puede leerse que «la compañía no permite el acceso a estas instalaciones con alimentos y/o bebidas adquiridas fuera de YELMO, reservándose por tanto el derecho de admisión».
Que el hecho de que nos prohíban introducir nuestros propios alimentos en una sala de cine sea objeto de enfado, y he ahí la polémica, no es sorprendente. Al fin y al cabo las entradas no son baratas y la comida que suele venderse en las cadenas suele ser bastante cara, así que es lógico que las medidas que nos impiden ahorrar un poco en nuestras visitas al cine no sean bien recibidas. De igual modo, como las cadenas de exhibición cinematográfica también cuentan con su propia cafetería o acuerdos para la venta de comida y bebida dentro de sus instalaciones, que la gente traiga comida de fuera hace que dejen ingresar beneficios por esa vía.
Sin embargo, la cuestión aquí es la que precisamente plantea el tuit que ha vuelto a dar origen a la eterna polémica: ¿Es legal que te prohíban meter tu comida en una sala de cine?
¿Es legal? Lo que dice la Ley
La prohibición que vemos en el cartel, desde luego, se hace en base a una Ley: «Concretamente en el artículo 13.3 de la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia», puede leerse en el mismo. Sin embargo, en los mismos carteles que ha colocado Yelmo en otras salas fuera de la citada comunidad autónoma se hace referencia al artículo 7.2 del Decreto 10/2003 de 28 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Admisión de personas en los establecimientos de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.
Un artículo que dispone como condición de admisión, como publica Magnet, que «los titulares de establecimientos de hostelería y ocio y esparcimiento pueden solicitar al Ayuntamiento respectivo la autorización (o DER) de la condición específica de admisión de impedir el acceso de personas que porten comidas y bebidas para ser consumidas en el interior de dichos establecimientos».
Sin embargo, los cines no podrían acogerse a dicho artículo, puesto que no son considerados establecimientos de hostelería o de ocio y esparcimiento según la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor).
La Ley de Consumidores y Usuarios, a favor de los clientes
Además, la Ley de Consumidores y Usuarios, claro, está a favor de los clientes: En su Artículo 82 se establece que “Se considerarán cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y todas aquéllas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato”.
Y los compañeros del sitio web Espinofhan preguntado directamente a FACUA sobre el asunto, lo que les ha permitido poner ejemplos concretos sobre conflictos resueltos a favor del consumidor, como un caso concreto en Andalucía a comienzos de 2020, cuando la Junta de la comunidad instó a Yelmo a dejar de impedir el acceso con comida y bebida del exterior en sus salas de todo el territorio andaluz. No obstante, según les comentaba el periodista y activista Rubén Sánchez, la práctica ha seguido vigente desde entonces.
De igual modo, en la publicación sobre esta noticia que FACUA recoge en su web, se incluyen declaraciones del Jefe del Servicio de Juegos y Espectáculos públicos de Cádiz en las que advertía que «son ilegales todas las condiciones específicas de admisión no autorizadas previamente (o sometidas a su control) por el Ayuntamiento». Es decir, que «ninguna empresa puede unilateralmente anunciar una condición específica de admisión sin haberla sometido a los medios de intervención municipal que correspondan». Y aclaraba: «Los cines no pueden acogerse a dicha condición de admisión, toda vez que no son establecimientos de hostelería o de ocio y espercimiento, conforme a la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor). El hecho de que en su interior tengan como servicio complementario la hostelería no cambia su consideración jurídica determinada por su licencia de apertura».
No es el único precedente. Hay otro de 2019 en Badajoz, cuando el Instituto de Consumo de Extremadura impuso una sanción de 3.005 euros a los Multicines España tras una denuncia de FACUA que señalaba una limitación abusiva del derecho de admisión que se reflejaba en un cartel que prohibía la entrada con alimentos del exterior.
https://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia-1000020361/?utm_source=chatgpt.com
Qué representa la comida en ‘La sustancia’

La evasión de la depresión a través de la comida, el desorden alimenticio o el desmontaje de los absurdos cánones de belleza. Todo ello se enmarca dentro de una presión o fuerza maximalista de la que Demi Moore, como Elisabeth Sparkle, no puede escapar desde su propia cárcel basada en la violencia del control.
Tratamiento gráfico y simbólico de la comida
La provocación de la obra audiovisual se canaliza asimismo a través de un zoom continuado a la comida, como un adelanto del horror corporal que se sucederá a posteriori. Los primeros planos de los alimentos, que parecen traspasar la pantalla, generan precisamente el efecto repugnante deseado. Algo que ya podemos ver desde el inicio del filme con la secuencia de la yema de huevo a la que se inyecta la sustancia química; que presenta, a su vez, la gastronomía como uno de los componentes clave del lenguaje visual de la película.
El filme proyecta así de manera repulsiva y audaz escenas culinarias intensificadas por el diseño de sonido y la presentación
La perspectiva tétrica y oscura de la película atraviesa la comida: Elisabeth no come por placer, sino por acelerar lo inevitable, sabiendo que el mundo la castigará por ese descontrol. Comer lo que realmente desea significa arrebatar el control de su cuerpo en una sociedad que se lo niega.

Un símbolo de violencia
Labios babeantes que desgarran comida, pavos eviscerados y consumo excesivo. Todas esas escenas decadentes adelantan las secuencias de horror corporal que le suceden. Mientras tanto, la forma de comer de los personajes los convierte en monstruos repugnantes y glotones. Véase la escena de Harvey comiendo gambas, sorbiéndolas y descuartizándolas sin control, como un acto que representa de manera sustancial su papel de hombre tóxico y repulsivo.

Por otro lado, la manera en la que Sue sorbe sus bebidas también define su personalidad, como un ser que consume todo lo que la rodea. El espectador oye y percibe el ansia de cada glug glug de su Coca-Cola que diluye en ella la codicia humana, en una misma sátira de terror en la que cada comida o bebida, junto con el acto mismo de cocinar, se convierte en una expresión de violencia.

Bajo esa misma visión, cabe poner el foco en otra de las secuencias gastronómicas en la que Elisabeth se encuentra en el Paseo de la Fama de Hollywood, y un transeúnte deja caer su pedido de fast food sobre su placa, manchándola con kétchup, como si se tratase de sangre. Sangre que anticipa la violencia posterior que la protagonista ejercerá sobre ella misma, sobre su propio cuerpo con la comida.
A medida que avanza la película, los personajes, como la yema de huevo y la clara, se dividen cada vez más. También lo hace la alimentación que marca su divergencia dietética. La dictadura del cuerpo hace que Elisabeth desde el inicio limite su comida a unos Martinis con aceitunas o un par de huevos. En su frigorífico sólo hay latas de Coca-Cola Light. No obstante, cuanto más se transforma en Sue, el odio que siente hacia sí misma también se intensifica a través de la comida.

Muchas veces, Sue se despierta tras siete días de letargo y descubre que Elisabeth ha dejado en apartamento montones de huesos de pollo, gofres y eslabones de desayuno. En este sentido, Beth se ha dado cuenta de que tiene todo el derecho a comer todo lo que quiera, al igual que ‘un hombre’. Aunque ese descontrol alimenticio haga que acabe teniendo pesadillas, como cuando se imagina que un muslo de pollo va a sobresalirle del ombligo. El tormento y el horror corporal nunca terminan.
Qué representa la comida en ‘La sustancia’ – Tapas
Tomado de: Tapas Magazine: Ñam Ñam Lifestyle. La vida a bocados. Premio Nacional de Gastronomía 2016.
¿Es real la comida que aparece en series y películas? El papel fundamental del asesor gastronómico para elaborar las recetas más icónicas del cine
Aunque algunas películas utilizan alimentos ficticios, son muchos los directores que prefieren trabajar con comida real, una apuesta que tiene sus pros y sus contras.

La tarta de chocolate de Matilda, las gambas de Forrest Gump, la hamburguesa de Pulp Fiction o el strudel de Malditos Bastardos. ¿Por qué la comida que aparece en series y películas nos abre tanto el apetito? Y, lo que es más importante, ¿es siempre comida de verdad? Carlos Brioso, tiktoker experto en cine y dueño de una productora, ha respondido a esta pregunta a través de sus redes sociales, explicando a fondo todo lo que pasa tras los fogones de grandes producciones como The Bear, la serie de Disney+ que ha traído el mundo de la cocina a muchos de nosotros.
“Hoy en día se pueden hacer muy buenos ficticios de comida”, asegura. Sin embargo, hay muchas razones por las que los directores prefieren utilizar comida real en sus rodajes. Por un lado, la interacción de los actores con la comida: “Si un actor lo tiene que comer ya no puede ser un ficticio”, explica Carlos Brioso.

Pero la comida en pantalla no solo se come, también se cocina. En series y películas inspiradas en restaurantes o bares, así como en aquellas escenas en las que un personaje aparece con las manos en la masa, los alimentos toman un gran protagonismo. “Por bueno que pueda ser un ficticio, no reacciona bien a la manipulación. Están bien de aspecto, pero no puedes picarlos, trocearlos, cocerlos o ponerlos a la plancha. Porque solo la comida se comporta como comida”, explica.
Otras razones son mucho más prácticas y tienen que ver, por supuesto, con un tema económico. Los alimentos ficticios son mucho más caros que la comida real, por lo que muchos directores o productores apuestan por esta última opción. No obstante, hay excepciones. Los alimentos ficticios “salen a cuenta cuando los vas a necesitar mucho tiempo y les vas a sacar mucho partido porque la ventaja es que siempre tienen un aspecto perfecto o cuando realmente no puedes usar comida real”, aclara en su vídeo el productor.
De esta manera, es común utilizar sustitutos como cubitos de hielo de plástico que sustituyen a la versión real para que no se derritan durante las horas de rodaje. Sucede también con la comida de fondo que aparece en escenas de distinto tipo, alimentos que no son imprescindibles ni aparecen en un primer plano. Sucede con el pan en las estanterías de una panadería, las tartas en una vitrina, las cajas de frutas y verduras en un supermercado o las grandes mesas de banquetes.
El asesor culinario, un papel fundamental
En películas y series donde la cocina es la protagonista, es común que los directores cuenten con un asesor gastronómico o asesor culinario, un chef o cocinero experto que aconseja al equipo sobre cuestiones de alimentación. Su papel no es solo el de hacer que la comida se vea apetecible en cámara, sino también de asegurarse de que los procesos dentro de la cocina son creíbles y similares a los que tendrían lugar en un verdadero restaurante. Estas son algunas series y películas que contaron con un asesor gastronómico en su equipo de rodaje:
- The Bear: la reciente serie de Disney +, basada en la historia de un restaurante y su chef, contó con la ayuda de la cocinera Courtney Storer, veterana de 15 años en la restauración y convertida en productora culinaria. Ella misma ideó todos los deliciosos platos que aparecen en pantalla y formó a los actores del exitoso programa en habilidades esenciales de la cocina. También ayudó a los guionistas a que el guion fuera lo más fiel posible a la vida de los restaurantes.
- La vida padre: esta película narra la historia de Mikel, un afamado y ambicioso chef, que tiene su propio restaurante. El chef vitoriano Diego Guerrero, que se dio a conocer en Madrid en El Club Allard y ahora dirige sus propios restaurantes DSTAgE y DSPEAK, fue el asesor gastronómico de La vida padre. También es el autor real del macguffin de la película, la famosa receta de la crema de erizos con la que el personaje de Enric Auquer aspira a conseguir la estrella Michelin.
- Hannibal: el chef asturiano José Andrés ayudó a los creadores de la película sobre Hannibal Lecter a crear la comida que disfrutaría el caníbal. La versión televisiva que elaboró la cadena NBC sobre el famoso Hannibal Lecter tuvo referencias al chef francés Auguste Escoffier, a vinos exquisitos y muy exclusivos, así como escenas con distintos platos.
- Nada: la miniserie de ficción de cinco capítulos Nada narra la historia de un crítico gastronómico acorralado por la falta de recursos y la muerte de su empleada doméstica y cuenta con Robert De Niro como artista invitado. La chef Narda Lepes, galardonada como la Mejor Chef Mujer de América Latina en 2020, fue la asesora gastronómica de la miniserie.
- Esperando a Dalí: la ópera prima de David Pujol trata sobre el arte de la vida, el amor y la comida, con el mítico restaurante de Ferrán Adrià de fondo. El chef de elBulli leyó y dio el visto bueno al guion, y recomendó tener a Eduard Bosch, exjefe de cocina de su restaurante, como asesor gastronómico de la película. Durante la película llegamos a ver incluso la creación del famoso aire de zanahoria, uno de los platos emblemáticos de elBulli.
Tomado de: Noticias de España – Infobae
Pequeños agricultores llegan a las pantallas de los cines de todo el mundo
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, la Asociación Global de Publicidad en el Cine (SAWA) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) lanzaron una campaña global en cines para destacar el papel vital que desempeñan los pequeños agricultores en la alimentación del mundo.
El filme «A New Day», un spot cinematográfico premiado de 45 segundos, que muestra la vida de personas rurales y comunidades agrícolas en Túnez y el norte de África, será proyectado en cines de todo el mundo. Durante los próximos seis meses, muchos miembros de SAWA se unirán para transmitir este poderoso mensaje, aumentando la conciencia sobre el papel esencial de las comunidades rurales y los desafíos que enfrentan.
A pesar de las severas sequías, las personas destacadas en el filme continúan cultivando alimentos y adaptándose a los desafíos climáticos gracias al apoyo de un proyecto financiado por el FIDA en Túnez.
Ante el cambio climático y los conflictos crecientes que desafían la seguridad alimentaria y los sistemas alimentarios globales, la campaña busca inspirar acciones para aumentar las inversiones inteligentes y dirigidas en la agricultura. Se estima que invertir en agricultura es de dos a tres veces más efectivo para reducir la pobreza que invertir en cualquier otro sector.
“Sabemos que el cine, con su gran pantalla, gran sonido y ambiente envolvente, puede educarnos, conmovernos y cambiar nuestros corazones y mentes. Los ciudadanos entienden que existen problemas complejos como el cambio climático y el hambre, pero a menudo se desconectan debido a sentimientos de desesperanza,” dice Julian Pinn, CEO de SAWA.
“Los cines globales proporcionan la plataforma perfecta para destacar los problemas críticos que enfrentan los pequeños agricultores todos los días. Estamos muy agradecidos por su colaboración,” dijo Kathrine Meighan, Vicepresidenta Asociada, Departamento de Relaciones Externas y Asesora General de FIDA. “La película llama a los ciudadanos y a los líderes mundiales a tomar una decisión: reaccionar a una crisis tras otra o invertir en soluciones sostenibles y estructurales que garanticen la seguridad alimentaria para las futuras generaciones,” añadió Meighan.
“Desde 2015, el Medio Cinematográfico Global ha apoyado los Objetivos de Desarrollo Sostenible y estamos comprometidos y emocionados de ver a tantos de nuestros miembros y sus socios cinematográficos globales apoyando este importante mensaje y el trabajo vital de FIDA. Esperamos que los líderes mundiales escuchen su llamado y tomen medidas para invertir en un futuro más esperanzador para todos nosotros,” agregó Pinn.
Feeling Good
El atemporal himno de la cantante de blues estadounidense Nina Simone, «Feeling Good», sirve como banda sonora y marca el tono de la campaña, subrayando temas de libertad, resiliencia y esperanza. «Feeling Good» recuerda a los espectadores que existen soluciones para los desafíos más apremiantes del mundo y que las personas rurales, que llevan vidas dignas, están impulsando su propio desarrollo y pueden prosperar aún más con un poco de apoyo. La icónica canción fue donada al proyecto.
“Esta canción edificante, combinada con la capacidad única del poder del cine para conmover emocionalmente a las personas, tiene como objetivo educar a los ciudadanos sobre por qué sus líderes deben usar sus impuestos para invertir en soluciones que impulsen cambios a largo plazo y soluciones reales, como la agricultura sostenible y climáticamente inteligente, para aquellos que lo necesitan,” dijo Pinn.
El filme fue concebido por el director galardonado Jonathan Pearson y la compañía de producción con sede en Londres UNIT9. La modelo somalí-canadiense, activista y Embajadora de Buena Voluntad de FIDA, Sabrina Dhowre Elba, narra la pieza, que recientemente ganó un premio British Arrow por cinematografía y color.
Día Mundial de la Alimentación
El Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada año el 16 de octubre, es un momento crucial para reflexionar sobre el estado de la seguridad alimentaria en todo el mundo y el Derecho a la Alimentación Adecuada, un derecho humano reconocido por el derecho internacional.
Los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos del mundo, pero son de los más afectados por el hambre y la pobreza. El cambio climático les impacta desproporcionadamente, incluso cuando trabajan para alimentar al mundo, recibiendo solo el 0.8 por ciento del financiamiento climático total, muy por debajo de las necesidades.
Las inversiones para aumentar la producción de alimentos, construir resiliencia ante el cambio climático y proporcionar acceso a conocimientos, mercados y tecnologías pueden sacar de la pobreza y el hambre a las personas más vulnerables en las zonas rurales, donde viven el 80 por ciento de las personas más pobres del mundo.
En el Día Mundial de la Alimentación, SAWA y FIDA esperan que su campaña encienda un renovado compromiso de los líderes mundiales para apoyar a los pequeños agricultores e invertir en un futuro más sostenible y seguro en términos de alimentos.
https://www.ifad.org/en/w/news/small-scale-farmers-take-to-the-screens-of-cinema-theatres-worldwide
Gastronomía y cine, una ¿apetitosa? simbiosis
Desde que en 1895 Louis Lumière rodase Le repas de bébé hasta la última entrega de Chef’s Table en Netflix, la comida o su escasez han estado presentes en el cine. Hitchcock la relacionó con la muerte, Buñuel la usó para criticar a la sociedad burguesa. Más allá de los golosos banquetes de un buen puñado de películas, tras la entrega de los Goya y ante la próxima gala de los Oscar repasamos una simbiosis que puede abrir o quitar el apetito.
Siempre ha habido distintas formas de ver el valor de la comida en la vida. Desde el inicio del cine, la comida se simbolizó no por su presencia sino por su falta. Siempre ha mostrado la diferencia de clases sociales como en las películas de Luis Buñuel. Destaca, por ejemplo, Alfred Hitchcock. Ninguna de sus películas abre el apetito. «Normalmente si los personajes comen, mueren, o se juntan a comer para matar. Utilizó la comida como reclamo publicitario». Los platos que aparecen en Frenesí resultan poco agradables a la vista, ya que quiso ironizar con la alta cocina francesa. Fue capaz de convertir una pata de cordero en un arma mortal y hacer que un arcón en el que han escondido un cadáver sirviera de mesa para cenar en La soga. «Es el director que más ha relacionado comida y muerte».
Más tarde aparecería la corriente de directores italoamericanos que introducirían la comida y la cocina como un acto de comunidad y unión en el que las familias se juntan a disfrutar de la comida juntos. Aquí destacan Martin Scorsese y Francis Ford Coppola, que en El padrino explica el secreto de la salsa de tomate para los spaghetti.
Por otra parte, la comida también puede ser el epicentro de la película desarrollando el placer hedonista como en Julie and Julia, Chocolat, Ratatouille; Comer, Beber, Amar o El festín de Babette.

https://www.7canibales.com/opinion/gastronomia-cine-una-apetitosa-simbiosis/
La Comida como Protagonista

Películas que Celebran la Gastronomía
Hay películas que convierten la comida en un personaje central, utilizando platos y recetas para contar historias profundas como por ejemplo:
- «Ratatouille» (2007): Esta película animada no solo presenta una historia conmovedora sobre un ratón que sueña con ser chef, sino que también celebra la cocina francesa y el arte de cocinar.
- «Julie & Julia» (2009): Basada en dos historias reales, esta película entrelaza las vidas de Julia Child y Julie Powell, destacando el impacto de la cocina en sus vidas y cómo la comida puede ser una forma de autoexpresión.
Documentales sobre Alimentación
Los documentales han sido fundamentales para concienciar sobre temas relacionados con la alimentación como en :
- «Jiro Dreams of Sushi» (2011): Este documental sigue a Jiro Ono, un maestro sushi, y explora su dedicación culinaria, ofreciendo una profunda reflexión sobre el arte de hacer sushi.
- «Food, Inc.» (2008): Este impactante documental examina el sistema alimentario estadounidense, revelando las prácticas poco éticas en la producción de alimentos y sus consecuencias para la salud
La Comida como Metáfora
En muchas películas, los alimentos se utilizan como metáforas para explorar temas más amplios:
- «Como agua para chocolate» (1992): esta película utiliza la comida como símbolo de amor y deseo, mostrando cómo los platos pueden evocar emociones intensas.
- «El festín de Babette» (1987): una chef francesa prepara un banquete opulento que transforma a una comunidad , simbolizando el poder de la comida para unir a las personas.
La Influencia Cultural
La representación de la comida en el cine no solo refleja las tradiciones culinarias de diferentes culturas, sino que también puede influir en ella promoviéndola y fomentándola
El cine y la alimentación están ligados. A través de historias visuales , el cine no solo nos entretiene, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la comida. Ya sea celebrando la cocina como un arte o explorando sus implicaciones sociales y culturales.https://diamondfilms.com/pe/noticia/1309-en-la-cocina-del-cine-la-comida-que-se-utiliza-en-las-pel%EF%BF%BDculas