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Por qué tiene tanta importancia la cocina en la serie ‘La Promesa’, ganadora de un Emmy Internacional
La gastronomía es una de las patas importantes de este producto audiovisual, que cuenta con un equipo de documentación y una persona se encarga de cocinar todos los platos que aparecen
Cuando se estrenó la bautizaron como el “Downton Abbey español”, pero tras casi dos años en antena, su reciente aterrizaje en Netflix y el Emmy Internacional con el que se ha hecho este lunes, la serie diaria de RTVE ha demostrado que va sobrada de personalidad propia. La Promesa, creada por Josep Cister Rubio, transcurre en el primer cuarto del siglo XX en un lujoso palacio del mismo nombre situado en el Valle de los Pedroches (Córdoba) y, más allá de sus laberínticas tramas, destaca por el mimo con el que tratan los aspectos culinarios de la ficción. No es de extrañar, cuando el propio Cister se define a sí mismo como “un loco de la gastronomía”. Para él, era impensable que la comida no jugara un papel fundamental.
“En ningún lugar se come tan bien como en La Promesa”, es un piropo que se repite a menudo en la serie. El secreto está en el equipo de cocina del palacio, que despierta la admiración de todo el que pasa por allí, ya sea para una simple merienda o para quedarse una temporada. Ese equipo, formado por tres de los personajes más queridos, tiene además un peso importante en las tramas. “Yo siempre digo que la cocina es uno de los pulmones que hace respirar a La Promesa. Sin la cocina, no sería lo que es”, dice Cister.
Simona es la cocinera más experimentada. Candela, su ayudante y amiga del alma. Y a ellas se une Lope, un lacayo que descubre que su vocación no está llevando bandejas, sino en los fogones y que, tras muchas peripecias, consigue trabajar en lo que le gusta, a pesar de que en La Promesa nunca antes habían tenido a un hombre en cocina. Simona y Candela ponen el sabor local y tradicional, mientras que el personaje de Lope es el que aporta una visión de lo que pasa fuera de España a nivel gastronómico, sobre todo en Francia. Él es quien introduce en palacio recetas como los éclairs, el parmentier o los volovanes.
Este peculiar trío protagoniza algunos de los momentos más divertidos, emotivos y didácticos de la serie. Porque con La Promesa se aprende, y mucho, de gastronomía española. Por ejemplo, lo que simboliza el huevo duro en un potaje de vigilia o que hay tantas variantes de la pipirrana como personas, pero también cosas más prácticas, como cuál es la mejor manera de recuperar la mayonesa cuando se corta, la ciencia que hay detrás de un buen cocido o el truco para que el arroz con leche quede bien cremoso. La ficción está plagada, además, de anécdotas históricas, como la explicación al color rojo de las puertas de las tabernas madrileñas (una forma de indicar a la gente que no sabía leer que allí se servía vino) o el guiño a que la palabra “cocreta” se recogerá algún día en el diccionario (a pesar del alcance de esta leyenda, la RAE aclara que nunca ha figurado en el diccionario académico).
Pero el protagonismo de lo gastronómico en La Promesa va más allá. Uno de los negocios familiares es una línea de mermeladas con recetas vanguardistas que logra un gran éxito y que, por supuesto, es fuente de múltiples conflictos. Nuestra ilustre gastrónoma Emilia Pardo Bazán ha salido a relucir en algunos episodios cuando a una duquesa de la zona le da por seguir sus pasos y elaborar un recetario. Y la comida ha cobrado importancia en momentos de gran peso dramático, como cuando Simona relata que unas manitas de cerdo lograron que el marqués empezara a superar la muerte de su primera esposa o cuando Lope prepara un cabritillo con trufa para homenajear a un compañero que acaba de morir, recordando que “la comida es uno de los placeres de la vida”, dice Cister.
Tampoco pierden la oportunidad de hacerle algún guiño a la actualidad. En esos meses en los que ir al súper era sinónimo de gastarse un dineral, hicieron una mención a la subida del precio de los alimentos que también tenía lugar en la España de la época en la que transcurre la serie. “Estando en la tele pública, creo que nuestra obligación es entretener y algo más. Ese algo más es siempre tener el retrovisor puesto, y estas series te permiten ver cómo hemos cambiado, para bien o para mal”, cuenta Cister.
Estos detalles son la demostración de que cuentan con un gran equipo de documentación. Diego Sandoval, del restaurante Coque, les asesoró en los inicios sobre algunos aspectos clave y, para las cosas más concretas, los guionistas se documentan con libros de todo tipo. El equipo de arte se encarga de que cada cosa esté en su sitio para sumergir al espectador en la cocina de aquella época. Para quien tenga la duda: sí, en La Promesa se come de verdad. Una persona se encarga de cocinar todos los platos que aparecen en pantalla y tienen hasta una vajilla propia con el emblema del palacio, un sueño personal de Cister, que logró cumplir hace un año. “Podrías decir ‘si esto no se ve, nunca haces un plano corto de un plato’. Pero para mí es importante cuidar los detalles, que la gente que está actuando aprecie que eso es real”, explica Cister.
Por supuesto, la comida es uno de los aspectos que más conversación generan en torno a la serie en redes sociales. “Ay, esto mi abuela lo hacía exactamente así’ o ‘Simona ha dicho que le pondría un toquecito de vinagre, así que se lo voy a poner yo también”, son solo dos ejemplos de los muchos comentarios que reciben. Hay quien les saca los colores señalando algún ingrediente o receta que está fuera de lugar, pero lo cierto es que se toman estas licencias de forma consciente, para poder reflejar un abanico culinario lo más amplio posible. “Cuando hacen pescado, por ejemplo, es algo que no sería normal en el Valle de los Pedroches, pero entendemos que La Promesa no solamente es el reflejo de ese lugar. Con el tiempo, se ha convertido en un reflejo de España”, dice Cister.
Gastronomía y literatura, el mejor maridaje posible
En el mundo de la creatividad humana, hay dos artes que han sido inseparables desde tiempos inmemoriales: la gastronomía y la literatura
En la intersección de estas dos disciplinas, se entretejen historias de sabores, aromas y emociones que han enriquecido nuestras vidas de maneras inimaginables.
El próximo 23 de abril, en el Día Internacional del Libro, celebramos la profunda conexión entre estas dos formas de expresión cultural. Desde los banquetes descritos en las epopeyas homéricas hasta los exquisitos platos mencionados en las novelas contemporáneas, la literatura ha sido un vehículo para transmitir la pasión por la comida y la cocina.
Uno de los aspectos más fascinantes de esta relación es cómo los autores utilizan la gastronomía como una herramienta narrativa para profundizar en la caracterización de sus personajes y en la ambientación de sus historias. A través de descripciones detalladas de comidas y bebidas, los escritores pueden evocar no solo sensaciones gustativas, sino también contextos culturales y emocionales que enriquecen la trama de sus obras.
Un ejemplo clásico de esta fusión entre gastronomía y literatura es ‘Como agua para chocolate’ de Laura Esquivel, donde las recetas culinarias se convierten en metáforas de los deseos y las pasiones de los personajes. En esta novela, cada plato preparado por la protagonista está imbuido de sentimientos intensos que desencadenan eventos trascendentales en la trama.
Asimismo, la literatura ha inspirado a chefs y cocineros de todo el mundo a crear platos que rinden homenaje a obras y personajes célebres. Pero la conexión entre la gastronomía y la literatura va más allá de las páginas de un libro o los platos de un restaurante. En la cocina misma, cada receta es un relato en sí mismo, transmitido de generación en generación a través de la tradición oral o escrita. Detrás de cada ingrediente y técnica culinaria, se esconde una historia que nos conecta con nuestras raíces culturales y con las personas que nos precedieron.
En este Día del Libro, los lectores tienen la oportunidad de explorar el delicioso mundo de la literatura gastronómica. Sumergirse en las páginas de las novelas y cuentos favoritos y dejarse llevar por los aromas y sabores que despiertan en la imaginación. Como dijo el genial Jean Anthelme Brillat-Savarin, «La cocina es la base de la felicidad del hombre».
5 libros sobre gastronomía que no pueden faltar en tu librería profesional
TOP 5 sobre libros de gastronomía para todos los cerebros:
Papilas Y Moléculas – Chartier Francois
Seguro que si trabajas en este sector te has enfrentado con terror a la hoja en blanco, a la hora de escribir una nota de cata y has sentido sudores fríos y calambres intestinales.
Escrito por François Chartier, reconocido como mejor sumiller del mundo en 1994 e inventor del movimiento de la sumillería molecular, al principio cuesta entender el orden de los conceptos planteados pero una vez lo tienes, ya puedes decir que eres el rey del mambo a la hora de describir un vino o proponer maridajes por imposibles que parezcan.
Enciclopedia de los sabores – Niki Segnit
Otro imprescindible para escribir sobre maridajes y combinaciones de sabores…
Imagina un listado de alimentos en el que te indican qué sabores les van bien. Pues eso es este libro, un compendio brutal en el que se recogen cientos y cientos de sabores.
Tremendamente útil si tienes que buscar con qué combinan unas anchoas en aceite que se te habían quedado despistadas en el fondo de la nevera, o te toca asesorar al cliente hostelero de turno sobre los sabores de su última carta.
La cocina y los alimentos – Harold McGee
No te asustes cuando veas semejante tocho… De primeras impresiona, abras por la página que lo abras, pero este libro-enciclopedia es el libro de consulta definitiva sobre cualquier tipo de alimento, ya sea para aplicarlo a la industria o a la hostelería.
Sigue una estructura de diccionario, repasando alimento por alimento y técnica por técnica, para que logres tener un conocimiento profundo de cada uno de ellos, partiendo de unos conocimientos iniciales de menos diez o siendo un fucking master del universo.
Cocinar: Una historia natural de la transformación – Michael Pollan
Este libro es una pequeña maravilla que te hace entender la alquimia de lo básico en cocina, y por extensión, en la industria de los alimentos.
Partiendo de los cuatro elementos, el fuego, el agua, la tierra y el aire, el autor ahonda en las cuatro grandes transformaciones que suponen la base de la cocina: ‘Asar al fuego, cocinar en líquido, cocer el pan y fermentar todo tipo de cosas’, haciendo fácil lo más complejo.
Historia de la Gastronomía – Néstor Luján
Vale… Igual este es el libro menos técnico de todos pero para entender la gastronomía, también hace falta meterle un buen repaso a su historia.
Un libro en el que se repasa, de forma detallada, los chefs, restaurantes y modos y maneras de comer del siglo XX, escrito de un modo fino, elegante y por qué no, con algún que otro latigazo humorístico.
Un libro indispensable para los amantes y curiosos de la gastronomía.
https://www.veintemillas.com/5-libros-sobre-gastronomia-para-comerte-este-sant-jordi/
Pato laqueado de Pekín: el plato más icónico de la China Imperial
Casi siete siglos de historia tiene esta receta, que se ha convertido en todo un símbolo nacional.
El pato pekinés, pato laqueado o pato de Beijing es una de las preparaciones más tradicionales de China y una de las más internacionales, presente en muchos de los restaurantes que el país asiático tiene repartidos por el mundo. El plato, que comenzó sirviéndose solo a un emperador, puede tener su origen en una receta que ya existía en el siglo V. Con todo un ritual alrededor de su cocinado y con un sabor que ha conquistado paladares de todo el mundo, el pato pekinés constituye un manjar y un gran legado de la cocina imperial.
Un símbolo nacional
El primer testimonio escrito de la receta del pato laqueado de Pekín se remonta al año 1330, momento en que Hu Sihui, inspector a cargo de las cocinas imperiales Chinas, escribió el libro Recetas completas de platos y bebidas. La dinastía Yuan fue la primera en integrarlo en sus costumbres culinarias, o más bien su emperador, pues la preparación se cocinaba solo para su disfrute. Esto cambió con la llegada de la dinastía Ming, que llevó el pato laqueado al menú de toda la corte, extendiéndose en la dinastía Qing a los aristócratas chinos.
El plato de casi 700 años, que inspiró a artistas y estudiosos de la época y que se conocía como “el primer plato bajo el cielo”, podría haber sido creado mucho antes, pues hay evidencias de que los chinos ya comían pato asado en el siglo V, una preparación llamada shaoyazi en la que se utilizaba otra raza de pato, siendo la actual la autóctona de Pekín. La admiración por el pato laqueado fue tal que muchos creen que el acercamiento entre chinos y estadounidenses se debió a las alabanzas que el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, hizo al probar la receta, un símbolo nacional ya en aquella época.
El cocinado, todo un ritual
El pato requerido para esta receta ha de ser blanco, con el pico amarillo y con una alimentación a base de cereales y soja durante 40 días. Su elaboración, de varias horas, requiere de una técnica y cuidado milimétricos. En el restaurante China Crown, cocineros expertos han viajado en varias ocasiones al país asiático para indagar en la receta imperial y conseguir la más ajustada perfección para el plato. Para ello, escaldan el animal en una mezcla de agua y licor chino con el fin de contraer la piel y sacar las plumas sin métodos invasivos.
Luego se sazona el interior del pato con verduras y aromáticos, se seca y se baña en una mezcla de agua y maíz en pasta, que le aporta sabor de cereal. Seguidamente, el animal se seca en una cámara estanca con baja humedad antes de volver a bañarse, esta vez, en una mezcla de vinagre y jugo de remolacha, volviendo a secarse después para eliminar al máximo la grasa. Antes de asarlo por una hora, el pato se pincela con miel y soja, lo que le da un acabado brillante y crujiente a la piel.
China Crown, uno de los mejores restaurantes de Barcelona donde probar el pato laqueado de Pekín, lo sirve en un carrito, en el que un experto cortador realiza aproximadamente 20 cortes estilo pluma ante los comensales. En el local, el pato se sirve acompañado de finas tortas de harina en las que se añade salsa hoisin o la especial de la casa, además de verduras crudas como pepino y puerro, además de azúcar, al gusto de cada cliente.
Karlos Arguiñano: «Si tienes cariño a tu familia, una hora al día cocinando es poco. No digas que no tienes tiempo»
Karlos Arguiñano es incombustible. Si bien es cierto que ya no hace lo mismo que antes y que ya delega mucho en sus hijos, todavía sigue adelante con su programa diario de cocina, emitido por Antena 3 con el nombre de ‘Cocina abierta de Karlos Arguiñano’ y cada año, semanas antes de Navidad, lanza un libro de recetas. Así lo hizo en 2024 con ‘545 recetas para triunfar. Fáciles de hacer y ricas de comer’, un recetario con una serie de platos asequibles que presentó en un acto en Madrid en el que Bekia estuvo presente.
Para empezar, el chef mostró lo alucinado que está después de tantos años y tantos libros, sobre todo porque su madre le decía ‘que poco fundamento tienes’. Y ahora de pronto me voy a encontrar con el hombre del fundamento. No sé si es por la cantidad de veces que mi madre me decía qué poco fundamento tienes. Y yo digo, ‘pues tendré que tener un poco más de fundamento'».
De su madre contó también que «era inválida. Nos tuvo a cuatro hijos y casi no se tenía de pie. Yo era el mayor de los hermanos, y ya con siete, ocho, nueve años, me tocaba llegar a casa y pelar patatas, pasar la salsa de tomate que ya había marcado, pasar el pasapuré… Y para mí era una cosa normal, montar la mesa, el limpiar un poco, porque mi madre era muy limpia, no podía moverse mucho, pero era superlimpia. Y cuando empecé televisión, le llamaba a mis hermanas: «Poner la tele, eh? para hacer audiencias» Para mí era una cosa natural cocinar», expresó el cocinero, que antes de serlo trabajó como chapista de locomotoras de tren, algo que confesó que se le daba mal.
Recordó además que cuando empezó en la tele lo hizo en la ETB, la misma en la que décadas más tarde le hace la competencia Joseba Arguiñano con su propio programa de recetas, el hijo al que ve como su heredero respecto a su trabajo en televisión. «Entonces pensé que iba a estar en televisión, pues unos meses, 6 u 8 meses, o un año. Y de pronto llevo 36 años seguidos en televisión. 36 años. O sea, yo era moreno. Jamás pensando que íbamos a estar tantos años. Y han pasado los años y resulta que estoy en mi mejor momento», bromeó.
«A ver si voy a cambiar los hábitos culinarios de un país», señala que pensó cuando se dio cuenta que la gente le seguía de semejante manera, pero no hablando solo de él, sino también de su equipo, sin el que dice que no sería nada: «Tú solo tienes muy poco recorrido. La persona por sí sola tiene muy poco recorrido. Si en la vida has llegado a triunfar en algún momento, es porque tienes un entorno acojonante. Es lo que más me pasa a mí. Me pasó en mi casa con mi mujer, con Luisi, que si no es por ella, yo no sé qué hubiera sido de mi vida».
Arguiñano aseguró que pese a los años que han pasado, le «hace mucha ilusión cocinar cada día. Si tuviera que trabajar en un restaurante ya a los 76 años no estás preparado para dar a comer a 200 personas todos los días, ni físicamente ni anímicamente. La compra, las cantidades, los clientes que te llaman, que la mesa va a 6, que la mesa va a 4, que la mesa va a 8, comunión, tres comuniones, oye, que no, que no quiero pescado, que no quiero carne, que no quiero, que quiero vegetariano. Esto es un lío. Esto ya lo dejo a mis hijos. Pero, ¿cocinar cómo cocino yo? Cocino como una abuelita, que es cocinar para cuatro, y me hace feliz. Es lo que hago todos los días».
Por otro lado, aseguró que «una persona normal tranquilamente puede cocinar para cuatro en una hora y hacer dos platos. Y eso lo demuestro cada día», aunque incluso una hora le parece «muy poco. Si una hora la pasas en el crossfit». Dio además consejos para hacer ejercicio mientras cocinas: «Cocino un poquito, lo picas, y luego mientras se están cociendo las albóndigas haces unos ejercicios».
Criticó además a toda esa gente dice que no tiene tiempo para cocinar, «y luego, un año antes, coges entradas para ir a un concierto. Un año antes. A 50 euros. Que vienen los hermanos Gallagher. Y si tú tienes cariño a tu historia y a tu familia, una hora al día me parece poco. Si tienes cariño, ¿eh? Si no tienes cariño a nadie, no tienes cariño a tu madre, ni a tu suegra, ni a tus hijos, ni a tu mujer, bueno, pues haz de lo que quieras. Vete a tomar cubalibres y no tienes tiempo para nada. Algunos van en bici todos los días y hacen dos horas y media de bici. ¡Tampoco vas a correr el tour! Haz una hora de bici y otra en la cocina», manifestó el cocinero.
«La gente dice ‘no tengo tiempo’. ¿No tienes tiempo para qué? A mí, en la ciudad, sí me agobia un poco más. Porque vivo en un pueblo y vengo a Madrid y a Barcelona y llegas aquí a las siete de la tarde como yo y empiezas a preguntarte: ‘Es que veo tanta gente para todos los lados. Nadie mira a nadie. No tienen tiempo de llegar a casa’. Las ciudades grandes me tienen agobiado. En el pueblo se respira», añadió.
«Voy a los super y veo unas tortillas hechas. Digo, ¡qué arte! El que lleve esta tortilla a casa no sabe lo que es el cariño. El cariño, cero. En casa en 15 o 20 minutos haces una tortilla de patatas y con cariño. Mientras que la que compras hecha la hicieron en Castellón hace 25 días. ¡Hace 25 días que está hecha la tortilla que vas a llevar a tu marido y a tus niños! No es nada de amor», expresó el de Beasain, al que no le gusta ese tipo de comida.
La importancia de comer bien
Fue entonces después a la salud, que «es lo más importante. Si cocinas con un poco de fundamento y comida variada. Cuanto más variado comas, mejor alimentado estás. Hay un montón de verduras distintas. Tienes ya la borraja, los puerros, las acelgas, las alcachofas, la coliflor, el brócoli… Tienes un montón de verduras distintas. Las verduras cuecen en una olla exprés en cuatro minutos. Pones el agua en una olla, pones ahí la verdura, pones sal, cierras y en cuatro minutos, apagas y está la verdura cocida. Y luego lo aliñas con un aceite crudo o con un refrito», manifestó el presentador de ‘Cocina Abierta’, que tiene claro que si la gente no come verdura es porque no quiere y no va a comprarla.
«Una familia con salud es una familia que está preparada para todo. Y cuando tienes 25, 30 años igual aguantas todo. Pero tienes 45, 50, 55, ya 76 que tengo ya. Y dices, ‘aquí ya no’, o cuidas la alimentación o te vas a saludar a tus abuelos en 4 días. Yo quiero aguantar y aguantar bien, y eso se consigue con una alimentación variada y comiendo bien. No es comer ni mucho ni caro. Comer bien es comer variado. Cuanto más variado comas, mejor alimentado estás».
Preguntado por la importancia que tiene hacer la compra, Arguiñano señaló que es fundamental hacerla bien, comer de temporada y mejor comprar de poco en poco: «Hoy día en los supers hay de todo. Yo suelo entrar a mirar en todos y hay verduras variadas, hay legumbres variadas, hay carne variada, pescado, de todo. Si vas y te preocupas de mirar, siempre vas a encontrar cosas que son del momento. Las verduras que hemos estado diciendo antes están en todos los súpers también, en fresco».
«Entonces, el hacer la compra es la base de una buena alimentación. Vas, haces la compra del día o de dos días y es una buena manera de hacer una comida sana y relativamente barata. Porque la vida ha subido. Pero si tú vas al mercado y compras lo que produce cada temporada, suele estar en su mejor momento y a su mejor precio. Lo que no puedes ir es a por cerezas ahora al mercado, porque sabes que vienen de ocho mil kilómetros, no digo que no haya que comprarlas, pero aquellas sí que están caras. Y cuando llega la temporada de las cerezas, en la primera semana están caras, pero en la segunda, tercera, cuarta y quinta ya no», manifestó.
Karlos Arguiñano, que desde luego es elocuente como pocos, reveló además que pasea «bastante, hora y media o así todos los días. Tomo café con los amigos todos los días. Tres cuartos de hora a la mañana. No me quiero jubilar porque tengo jubilados a mis amigos y me repiten muchas de las cosas. Les miro y están bien, pero no quiero estar tan repetitivo. Quiero estar activo. Me siento bien para hacer lo que hago. Vivo en el campo. Tengo gallinas, tengo cerdos, tengo conejos. Cabras», finalizó, no sin antes decir que «cuando vas a cenar a casa de un amigo no puedes ir con las manos vacías. Llevas unas pastas o llevas una botella. No se os ocurra ir nunca a una casa sin nada cuando vais a cenar o a comer. Hay que llevar siempre algo».
El alicantino Quique Dacosta escala en The World’s 50 Best Restaurants y ya es el número 14 del mundo
«Somos felices por representar a Dénia, la Comunitat Valenciana y España. Es realmente emocionante», asegura el chef
El restaurante de Quique Dacosta en la localidad alicantina de Dénia sigue escalando puestos en la The World’s 50 Best Restaurants y alcanza ya el número 14. De esta manera, sube varios escalones desde la edición del año pasado de esta prestigiosa gala -que se celebró en València- y que lo situó en la vigésima posición.
Al final, ‘Disfrutar’ de Barcelona, de los chefs catalanes Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, como el mejor del mundo en 2024 en la la ceremonia ‘The World’s 50 Best Restaurants’, celebrada en Las Vegas, seguido de los españoles Asador Etxebarri y DiverXO.
Quique Dacosta Restaurante, galardonado también con tres estrellas Michelin, se coloca de este modo en el ‘top’ de los 15 mejores del mundo. «Estamos muy agradecidos por mantener una posición tan privilegiada. Tras más de 35 años de carrera profesional, seguir en la cúspide y generar interés de todos nuestros colegas y profesionales nos enorgullece de forma especial», ha afirmado tras conocerse el listado.
Dacosta no ha querido dejar pasar la oportunidad de felicitar a todos aquellos restaurantes que han logrado estar en esta lista: «Siempre digo que todos los que están aquí merecen el número uno. Mi enhorabuena a Disfrutar porque realizan un trabajo excelente, son geniales e inspiradores», ha concluido.
Este nuevo logro para Quique Dacosta se suma a las tres estrellas Michelin, a su posicionamiento como uno de los Mejores de Europa según Opinionated About Dining, al premio como Mejor Empresario de la Restauración Española o a la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes otorgada por Sus Majestades los Reyes de España, entre otros.
Esta temporada, ‘Por Amor al Arte II’, la propuesta gastronómica en Quique Dacosta Restaurante, está logrando seducir a sus comensales con una obra que por sensibilidad y alcance ha conseguido trascender ya a otras disciplinas artísticas.
El cocinero Ricard Camarena, en Cheste: “Hoy vamos a llenar tres tráilers con más de 25.000 raciones de comida”
Desde una nave industrial en la localidad valenciana, el chef y su mujer, Mari Carmen Bañuls, gestionan un equipo de 80 personas para cocinar y llevar los platos a las zonas más afectadas por la dana.
“Hoy vamos a llenar tres tráilers de comida y a repartir más de 25.000 raciones”. Lo dice Ricard Camarena, cocinero valenciano con dos estrellas Michelin, que lleva 24 horas en una nave industrial cocinando con 80 personas bajo su batuta y la de su mujer, Mari Carmen Bañuls (copropietaria, directora general de la empresa Ricard Camarena). “Podríamos ser más, por la cantidad de personas que se han puesto en contacto para venir a echar una mano, pero no somos capaces de gestionar más gente”, afirma.
Ayer, a las nueve de la mañana, Camarena se disponía a cocinar lentejas en su restaurante y a preparar bocadillos para repartir entre quienes se acercaran a su local, situado en el norte de la ciudad de Valencia. Fue entonces cuando se le encendió la luz. “Llamé a los dueños de Costa Brava Food, compañía cárnica con la que fabricamos productos elaborados, y les pregunté si podíamos usar toda la capacidad productiva de la fábrica para cocinar allí. En sus instalaciones hacemos desde croquetas a empanadas, y me dijeron que fuera rápido para allá, que sacarían todo el producto de sus cámaras. Han donado toneladas de alimentos”, cuenta al teléfono.
La nave está en Cheste, una de las zonas más afectadas, “pero se halla en un alto y, aunque entró un poco de agua, las instalaciones están en marcha y aquí estamos cocinando con su generosidad y la de muchas empresas y particulares. Es fácil de decir, pero soportar la parte económica y dejar de producir lo que te aporta dinero… Cuando las cosas vienen mal, nos ponemos todos a disposición de todos”, asegura el chef.
Mari Carmen Buñols es el otro pilar de esta operación. Con la ayuda de dos personas, se encarga de toda la logística, recibe productos y gestiona el envío a las zonas más afectadas. “Está siendo lo complicado porque lo estamos haciendo con transportistas voluntarios, y Mari Carmen está en contacto con policías de municipios y alcaldes, todos desbordados. Buscamos un contacto directo para ver las necesidades reales que tienen y cómo las podemos resolver en zonas inaccesibles y prácticamente incomunicadas como Cheste, Chiva o Buñol”, explica Camarena. “Tenemos a gente de nuestra empresa que vive en estas zonas, y estamos organizando brigadas particulares con furgonetas que vienen, recogen y se van a lugares concretos para repartir la comida. Hacemos dos horarios de entrega y recepción con tráilers, y Mari Carmen ha organizado las recogidas en los pueblos”.
Ayer salieron a las doce de la noche de la nave en Cheste y hoy, a las siete de la mañana, ya estaban allí. “Los 30 kilómetros de trayecto me los paso llorando, pero en 24 horas hemos logrado una eficiencia increíble, y hoy, a las once de la mañana, teníamos producido lo mismo que ayer en todo el día”. Hoy han cocinado mucho guiso. “Hemos hecho unos 2.800 kilos de albóndigas con salsa y verduras, 2.000 kilos de jarrete de ternera en salsa con patatas, unos 6.000 kilos de pollo empanado y croquetas, 800 kilos de garbanzos con carne, y ahora estamos preparando alubias con emperador, que nos acaba de llegar un palé. Aparte, como en muchas zonas ya pueden cocinar porque ya tienen luz y agua, en los mismos envíos vamos a mandar muchas bandejas de productos para terminar (hamburguesas, filetes o conservas), para que la gente pueda tener en su casa, por si acaso”, cuenta. “Cuando pase la urgencia de alimentos, pensaremos de qué otra manera podemos ayudar. Lo importante es ir de máximo impacto a mínimo. Si solo puedes sacar barro, pues saca barro. En siete días lo estaré quitando yo. La desgracia va a ser inimaginable. Es algo inenarrable. Pero estar al servicio de los demás y ver que con lo que haces puedes mejorar en algo su vida es de las cosas más bonitas que hay. No hay una sensación que supere a esa: ni el dinero, ni el poder. Ayudar a los demás es el poder verdadero”.
Cuenta que la inspiración para llevar esto a cabo ha sido el trabajo que hace José Andrés con Word Central Kitchen. “Pero como yo lo tenía todo a mano y podía incluir la estrategia de cocinar en una industria, algo que hasta ahora nunca habíamos hecho, me he lanzado y ha sido algo exponencial. Si moviendo la espátula puedes hacer 20 raciones de garbanzos, genial, y si puedes hacer 100.000, el movimiento es el mismo”, afirma.
El truco de un cocinero para que no se queme el pimentón cuando lo ponemos en la sartén
El chef ha compartido a través de las redes sociales este pequeño truco que se suele llevar a cabo en la gastronomía hindú.
El pimentón es uno de esos condimentos que no falta en ninguna hogar de España. De hecho, en nuestro país tenemos dos Denominaciones de Origen: el de La Vera y el de Murcia. Dulce, picante o ahumado, pero su color y aroma aporta un gran sabor a las recetas o sofritos. El problema es que su uso a veces puede resultar complicado para los aficionados de la cocina debido a que es muy fácil que se queme en la sartén si el fuego está muy alto.
Existe un truco perfecto para que esto no ocurra. De esta forma lo ha compartido a través de sus redes sociales uno de los cocineros del restaurante Surban. El chef de este local de Algeciras explica en un vídeo cuál es el mejor método para que el pimentón no termine quemado.
El truco para que no se queme el pimentón
El cocinero ha revelado un secreto que tiene su origen en la cocina hindú. Es algo que suelen hacer para elaborar uno de sus platos estrella: el curry. Lo que ellos hacen, «de manera muy inteligente, es humedecer las pastas de especias de su curry».
Habrá que «añadirle un chorrito de agua, echarle vino o echarle caldo. Hacer como una pastita y entonces cuando nosotros lo echamos en nuestra olla, el agua se evapora y mientras tanto el pimentón se va dorando. Suelta todo su perfume y no se quema» con las que preparan este plato», cuenta en el vídeo.
Beneficios del pimentón
El pimentón posee un alto contenido en hierro, por lo que es ideal para evitar la anemia por falta de este mineral o ferropénica. Es una especia recomendada para las personas que llevan a cabo deportes intensos porque son las que experimentan un mayor desgaste de hierro.
También es rico en potasio, por lo que regula la presión arterial y ayuda a tener una buena circulación. Aporta zinc que facilita, por ejemplo, el almacenamiento de insulina, puede ayudar a metabolizar las proteínas o ser beneficioso en la cicatrización de las heridas.
Su consumo es recomendable para controlar la glucemia en personas diabéticas. Puede reducir el colesterol o prevenir el cáncer de colon. El pimentón tiene vitamina A que es eficaz para prevenir ciertas enfermedades en los ojos y fortalece el sistema inmunitario.
Posee un alto contenido en diferentes vitaminas como la B1 que ayuda en el estrés y la depresión. Además, es un alimento rico en vitamina B2 que puede influir en la superación de las migrañas, por ejemplo. La vitamina K presente en esta especia puede ser beneficiosa para tener una buena coagulación de la sangre.
El libro más deseado de la gastronomía española: se editó en 1993 y se cotiza a más de 3.700 euros
El libro más deseado de la gastronomía española es «Sabor Mediterráneo», editado en 1993 y valioso por más de 3. 700 euros. Esta obra fue la primera del famoso elBulli, convirtiéndose en un referente para chefs y amantes de la comida española. Publicado por Empúries, inicialmente pasó desapercibido pero ahora es codiciado por su valor histórico. Incluye recetas del restaurante y un análisis de la revolución gastronómica iniciada en Cala Montjoi en los años 80. Fue el primer libro de alta cocina española que influyó en generaciones posteriores.
El autor, Ferran Adrià, destaca que este libro marcó una señal al codificar la cocina desde un enfoque teórico, abriendo nuevas posibilidades. A pesar de numerosas obras escritas sobre el restaurante, «Sabor del Mediterráneo» se ha convertido en un objeto de colección, alcanzando precios elevados en el mercado de segunda mano. Las recetas y conceptos presentados en sus 224 páginas reflejan la época más radical del restaurante en los 90. Desde platos innovadores como el nido de judías verdes con bogavante hasta el salmonete Gaudí en homenaje al arquitecto catalán, el libro destaca el espíritu creativo que definió elBulli.
Adrià lamenta la falta de reconocimiento generalizado a la innovación de la gastronomía española en esos años, comparando la obra con la nouvelle cuisine. Para aquellos que no pueden costear «Sabor del Mediterráneo», recomienda el «Catálogo General de elBulli 1983-1993», más accesible a 130 euros. Este libro más completo abarca los primeros años del restaurante, marcando la evolución hacia un estilo más contemporáneo a partir de 1994. Con 608 páginas, recopila 226 platos y la historia culinaria del restaurante hasta mediados de la década de los 90.
«Sabor del Mediterráneo» es un tesoro gastronómico que captura la esencia creativa y revolucionaria de elBulli en sus años formativos. Su singularidad y valor histórico lo convierten en un objeto de deseo para coleccionistas y amantes de la cocina de vanguardia española. A través de sus recetas y reflexiones teóricas, este libro sigue inspirando a chefs y aficionados a descubrir y apreciar la riqueza culinaria que marcó una era en la gastronomía española.
Un cocinero de Puerto Rico gana el premio World Paella Day Cup 2024
El concurso celebrado este viernes en la Marina de València busca dar visibilidad a todo lo que rodea este popular plato valenciano y su importancia en el mundo
El cocinero Joe W. Padilla Castro, de Puerto Rico, se alza con el primer premio del World Paella Day, que se ha celebrado este viernes en la Marina de València. El segundo premio es para Miguel Ángel Castro, de Colombia, y Japón ha quedado en tercer lugar con Shingo Hinokio.
Los doce finalistas han presentado versiones particulares de la paella en el día que se homenajea a este plato en todo el mundo. Doce chefs han competido por alzar el trofeo a la mejor paella realizada por un cocinero internacional.
Doce chefs han competido por alzar el trofeo a la mejor paella elaborada por un chef internacional
Esta nueva edición de la World Paella Day Cup lleva por lema “Paella: un idioma universal“, para dar visibilidad a todo lo que rodea este popular plato valenciano y su importancia en el mundo. La World Paella Day Cup es una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de València, a través de la Fundación Visit València, junto al Centro de Turismo de la Diputación de València, Turisme Comunitat Valenciana y Turespaña, con la colaboración de la D.O. Arroz de València, la Federación de Hostelería de València, Wikipaella y el Concurso de Paella Valenciana de Sueca.
En esta edición 2024 el jurado estaba compuesto por Eric Gil, chef ganador de la World Paella Day Cup 2022; Kohei Hatashita, chef ganador de la World Paella Day 2023; Cristina Oliete, directora del Mercado Central; Raul Magraner, chef ejecutivo del restaurante BonAire; y Maria Luisa Martín Tejera, profesora y escritora de la cultura del vino y la alta gastronomía, así como miembro del Comité de Gastronomía & Vinos, de la AEPEV.
El secretario autonómico de Turismo destaca que se busca dar relevancia “no sólo al plato y sus ingredientes, sino también a todo el proceso de elaboración”
“Este año, el certamen se ha celebrado en un entorno inigualable: La Marina de València, concretamente en la Pérgola, un espacio que refleja a la perfección los valores que esta fecha representa”, ha apuntado la concejala de Turismo, Paula Llobet.
Por su parte, el secretario autonómico de Turismo de la Generalitat Valenciana, José Camarero, ha destacado que «con la celebración de este día buscamos dar relevancia, no sólo al plato y sus ingredientes, sino también a todo el proceso de elaboración y la tradición que supone para los valencianos. Hacer una paella es todo un ritual: es un momento de unión, en familia o con amigos, de compartir y celebrar. Por eso, es la mejor forma de representarnos como sociedad y como destino a nivel nacional e internacional, porque traslada nuestros rasgos más identitarios. La paella, como el destino Comunitat Valenciana, es hospitalidad, esencia, cercanía, tradición, creatividad…es nuestra mejor carta de presentación”, ha descrito Camarero.
El director del Centro de Turismo de la Diputació de València, Xavi Pascual, ha añadido que ”el World Paella Day es una gran ocasión para dar a conocer a los participantes la ciudad y su provincia y todo lo que ofrece mediante visitas experienciales a enclaves próximos, convirtiéndose así en nuevos prescriptores de nuestro territorio como destino turístico en sus distintos países».
Inmersión en la tradición de la paella
Además de cocinar, los concursantes han disfrutado de una semana llena de actividades para enriquecer sus técnicas y conocer de primera mano las particularidades que envuelven la elaboración de una paella valenciana. Así, del 17 al 20 de septiembre tuvieron la oportunidad de contar con el consejo y entrenamiento de pilares de la gastronomía valenciana como son los cocineros Chabe Soler y Rafa Margós o Santos Ruiz; así como visitar lugares de gran relevancia para la gastronomía valenciana, como son sus despensas naturales, la huerta, l’Albufera o el Mercado Central.