Inicio » Entradas etiquetadas como «historia» (Página 4)
Archivos de la etiqueta: historia
La cocina tradicional de los pueblos nómadas del norte de Siberia
La cocina tradicional de los pueblos nómadas del norte de Siberia, como los nenets, evenkis, chukchis y khantys, se desarrolló en condiciones de clima extremo y con recursos naturales limitados. Su dieta se basa en carne, pescado y unas pocas plantas silvestres.
Carne: El principal alimento es la carne de reno, que proporciona una gran cantidad de calorías, proteínas y grasas. La carne se consume fresca, seca o ahumada, y se preparan diversos platos, como sopas. A menudo se consume cruda, congelada (stroganina) o con un poco de sal. Ejemplo: Yukola — carne de reno seca, cortada en tiras y secada al aire libre. Es conveniente llevarla en expediciones o cacerías
Pescado: Es un elemento importante en la dieta de los pueblos costeros y de los nómadas que viven cerca de ríos y lagos. Pescan todo el año, incluso en invierno, a través de agujeros en el hielo. El pescado se seca, se ahuma o se consume crudo o congelado. Ejemplo: Stroganina — finas rodajas de pescado congelado, generalmente de lucio o muksun. Se come crudo, a veces con sal o ajo silvestre.
Grasa: Las grasas animales (por ejemplo, de pescado o focas) son esenciales en su dieta, ya que ayudan a soportar las bajas temperaturas. La grasa suele añadirse a los alimentos o consumirse por separado. Ejemplo: Grasa de foca — se consume como alimento por sí sola o se agrega a otros platos. Por ejemplo, se añade a la “stroganina” para aumentar su contenido calórico.
Sangre y órganos internos: Estas partes de los animales también son valoradas, ya que contienen nutrientes esenciales y permiten aprovechar al máximo los recursos. La sangre se utiliza para sopas y embutidos. Ejemplo: Sopa de sangre — sopa tradicional de sangre de reno, que a menudo se prepara con carne y especias.
Actualmente, estos platos no son la base de la dieta, pero, aun así, todavía se consumen.
LA HISTORIA DE LA ZANAHORIA
La historia de las verduras, y en particular de la zanahoria, se remonta a los inicios de la humanidad moderna, cuando los cazadores-recolectores comenzaron a expandirse desde África. Desde entonces, se reconoció el potencial medicinal y nutricional de los vegetales.
La zanahoria, generalmente de color anaranjado, es uno de los ingredientes más populares en todo el mundo, destacándose por su alto valor nutricional, que incluye β-caroteno, fibra, antioxidantes y minerales. Este vegetal ha sido mejorado a lo largo de los siglos, dando lugar a la zanahoria naranja moderna que apareció en el siglo XVII en los Países Bajos. El origen de las zanahorias se puede rastrear hasta Irán y Afganistán, donde se usaban desde 3000 a.C.
Las zanahorias se difundieron a través de caravanas hacia tierras árabes y asiáticas, donde se cultivaron variedades de diferentes colores, como negro, blanco, rojo y morado. En el Antiguo Egipto, las zanahorias eran tan valoradas que se colocaban en las tumbas de los faraones, siendo el morado el color más cultivado. La tradición de usar zanahorias con fines medicinales se trasladó a Grecia y Roma, donde se utilizaban como remedios para diversas enfermedades. En el siglo XIII, las zanahorias llegaron a Japón y comenzaron a cultivarse en Europa, especialmente en Francia y Alemania. En 1609, los colonos ingleses las cultivaron en Jamestown, Virginia, y su popularidad se expandió rápidamente. La zanahoria amarilla moderna fue desarrollada en los Países Bajos en el siglo XVII como un homenaje a la Casa de Orange, y se caracterizaba por su dulzura y falta de amargor. En Estados Unidos, las zanahorias no se popularizaron hasta después de la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados trajeron semillas y recetas de Europa. Su cultivo se promovió durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra. Hoy en día, China es el mayor productor y exportador de zanahorias, con una producción de 33,5 millones de toneladas en 2010, de las cuales 15,8 millones fueron en China. Gracias a la domesticación de estas raíces, hoy disfrutamos de las zanahorias naranjas que conocemos.
El nexo agua-alimentación: un vínculo clave para el futuro sostenible
El vínculo existente entre agua y alimentación es uno de los pilares más críticos sobre el que reposan la vida y el bienestar humano. En un mundo cada vez más expuesto al cambio climático, la escasez de recursos, los shocks económicos y las desigualdades sociales, conseguir conciliar de forma sostenible agua y alimentación se ha convertido en un desafío estratégico clave para lograr el desarrollo humano y la estabilidad global.
Es en ese vínculo en el que se centra el último informe del Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo, presentado ante la Asamblea General de Naciones Unidas en octubre de 2024. Para el Relator, más allá de la cuestión de la escasez, existe un problema de mayor envergadura relativo a la necesidad de modelos de gobernanza alineados con los derechos humanos y encaminados a garantizar la sostenibilidad. Su propuesta para conciliar los sistemas alimentarios con una gestión responsable del agua pasa por una transición agroecológica que integre los derechos humanos a la alimentación y al agua.
El nexo agua-alimentación se enmarca en dos crisis globales de grandes dimensiones. Por un lado, la crisis mundial del agua causante de que 2.200 y 3.500 millones de personas no tengan acceso, respectivamente, a agua o a saneamiento gestionados de forma segura. A su vez, una crisis alimentaria por la que 737 millones de personas sufren hambre y 2.200 millones se encuentran en situación de inseguridad alimentaria. En este contexto, surge el reto de cómo un sistema agrícola que consume un 70% del agua disponible puede alimentar a una población mayor sin comprometer unos recursos cada vez más escasos.
Historia de la alimentación humana
La alimentación de los seres humanos ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
En un inicio, nuestros antecesores eran cazadores-recolectores, comiendo frutas y frutos junto a carne de caza. Hace 800.000 años se domesticó el fuego. Hay que tener en cuenta que la cocción facilitó la masticación y la extracción de nutrientes de alimentos vegetales y animales, además de eliminar toxinas, alargar la vida útil de un alimento y mejorar su sabor.
Entre los años 8.000 a 1.000 a.C. se inició el desarrollo de la agricultura y la ganadería, con el predominio en la dieta de cereales integrales complementados escasamente con legumbres, verduras, lácteos, carne, pescado y frutas estacionales.
La alimentación de los seres humanos ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
En un inicio, nuestros antecesores eran cazadores-recolectores, comiendo frutas y frutos junto a carne de caza. Hace 800.000 años se domesticó el fuego. Hay que tener en cuenta que la cocción facilitó la masticación y la extracción de nutrientes de alimentos vegetales y animales, además de eliminar toxinas, alargar la vida útil de un alimento y mejorar su sabor.
Entre los años 8.000 a 1.000 a.C. se inició el desarrollo de la agricultura y la ganadería, con el predominio en la dieta de cereales integrales complementados escasamente con legumbres, verduras, lácteos, carne, pescado y frutas estacionales.
Los cereales destacan por su alto contenido calórico y se convirtieron en el principal producto de consumo en las distintas civilizaciones (maíz en América, trigo en Europa y arroz en Asia).
También empezó la transformación de alimentos, siendo los productos lácteos o la cerveza algunos de los ejemplos más tempranos.
Aunque la dieta neolítica estaba basada en alimentos de origen vegetal, las proporciones no siempre serían las adecuadas ni existiría la diversidad necesaria. Ello propició la aparición, en algunos casos, de deficiencias nutricionales como escorbuto (déficit de vitamina C), anemia (deficiencia de hierro), bocio (deficiencia de yodo), etc. Por ser poblaciones agrícolas, a veces, padecieron carestías y hambrunas por fenómenos climáticos adversos o conflictos bélicos.
Con el desarrollo de las civilizaciones, el ser humano formulará diferentes tipos de dieta, casi siempre con los cereales integrales como base, aunque seguirá siendo difícil tener una alimentación diversificada por las limitaciones del sistema productivo y el reparto desigual de recursos alimentarios en los estratos sociales.
A partir de la Revolución industrial, en el siglo XIX, se va a producir una oferta más abundante de alimentos y los productos de origen animal serán más consumidos. Poco a poco disminuirán la inseguridad alimentaria y los problemas endémicos de malnutrición. Progresivamente irán apareciendo productos procesados con la finalidad fundamentalmente de garantizar la seguridad de los mismos (pasteurización, esterilización,..).
Ya a lo largo del siglo XX se fue configurando la nutrición como una ciencia y se iniciaron los estudios epidemiológicos que relacionan tanto la virtud de ciertas dietas para promover la salud, como es el ejemplo de la dieta de los países mediterráneos o los efectos perjudiciales de una alimentación insana.
En poco más de un siglo se ha producido un cambio en los trastornos vinculados a la alimentación: desde los derivados de la escasez y las dietas monótonas a los causados por el exceso y por la amplia oferta de alimentos insanos.
Uno de los cambios más significativos en la alimentación humana es la introducción en el mercado del consumo de productos procesados y ultraprocesados. El consumo de los productos ultraprocesados ha aumentado en España en el siglo XX y XXI siendo el 11% en 1990, el 24,6% en 2000 y el 31,7% en 2010 del total de la cesta de la compra.
Una de las preocupaciones más destacadas en la actualidad en relación con la alimentación es el sobrepeso y la obesidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas.
Historia del pan
Por ser la forma más importante en la que en nuestra civilización europea-mediterránea se ha consumido el cereal a lo largo de la historia, presentamos una breve historia del pan.
Desde el inicio de la agricultura se empezó a preparar pan. Un antepasado del hombre conoce ya las semillas y cereales, y sabe que una vez triturados y mezclados con agua, dan lugar a una papilla. Este hombre olvida la papilla en una especie de olla y al volver encuentra una torta granulada, seca y aplastada: el primer pan acaba de tomar forma.
Los egipcios, los griegos y los celtíberos preparaban pan y era un alimento muy consumido. En la época romana el pan de harina blanca era más valorado que el pan moreno (integral), que lo comían pobres y esclavos. En la Edad Media, las ciudades comienzan a tener importancia y surgen los primeros gremios de artesanos, entre ellos el de panaderos. El pan blanco sigue siendo signo de prestigio social, sólo accesible para clases ricas.
A finales del siglo XVIII aumenta la producción del trigo, se mejora la técnica del molino y se consigue una harina mejor. El precio del pan baja al aumentar la oferta y el pan blanco llega a toda la población.
Ya en el siglo XX se empieza a estudiar y difundir que es más saludable consumir los cereales con todas sus capas (salvado, germen y endospermo), como granos integrales. Y se realizan investigaciones que asocian el consumo de pan integral con beneficios para la salud y relacionan el pan blanco con enfermedades como la obesidad y la diabetes mellitus tipo 2.
10 comidas inolvidables de la historia del cine
A continuación, el autor del artículo ha realizado una selección de 10 platillos memorables que han dejado huella en la historia del cine.
10. El vaso de leche de ‘Sospecha’
En la película de Hitchcock, Joan Fontaine encarna a una rica heredera que se huele que su marido, un vividor interpretado por Cary Grant, quiere matarla para quedarse con su fortuna. El momento cumbre de su paranoia tiene como protagonista un vaso de leche presuntamente envenenado que el galán le sube a la habitación, y que el director iluminó por dentro para dar más mal rollo todavía.
9. La sorpresita de ‘Quién mató a Baby Jane’
A esta película no le hicieron falta monstruos, ni fantasmas ni asesinos en serie para dar mucho, mucho miedo. Con la sola presencia de Bette Davis ya era suficiente. La escena del plato sorpresa que le sirve a Joan Crawford, su hermana en la película, la tengo grabada a fuego en la memoria desde que la vi de pequeño, y creo que de ella se deriva mi fobia hacia cierto animalito…
8. Hamburguesa de ‘Pulp Fiction’
El clásico de Quentin Tarantino cuenta con dos escenas memorables de hamburguesas: en una, los dos mafiosos asesinos interpretados por John Travolta y Samuel L. Johnson mantienen una charla trivial sobre la forma de llamar a las hamburguesas de McDonalds en Francia («Royaaaaal with cheese»). En la otra, el segundo habla sobre las Big Kahunas con unos chavales que deben dinero a su jefe. Me quedo con esta última por su insoportable tensión y por la frase «¡hamburguesa!, la piedra angular de todo desayuno nutritivo!».
7. Gazpacho de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’
El gazpacho más famoso de la historia del cine salió de la cabeza de Pedro Almodóvar cuando escribió el guión de su comedia más redonda. Todos sus ingredientes eran normales… salvo unos pocos somníferos añadidos por Carmen Maura. La sopa obraba efectos milagrosos en Rossy de Palma, a la que tras el sueño se le quitaba de la cara «la típica dureza esa de las vírgenes».
6. ‘Wafer-thin’ de menta de ‘El sentido de la vida’
Con permiso de Divine y la caca de perro en Pink Flamingos, la monumental aparición del señor Creosota en la película de los Monty Python reina entre las escenas de comida más asquerosas de la historia del cine. Aparte de los vómitos, lo que más me gusta es la perversión del maître, interpretado por John Cleese, al administrar al gordo su lámina de menta mortal.
5. Huevos de ‘La leyenda del indomable’
¿Puede un ser humano comerse 50 huevos cocidos en una hora? En el cine, sí. Lo hizo Paul Newman en en esta escena, cuya visión anima a convertirse al veganismo. Atención a la postura final en la que se queda el actor, sospechosamente cercana a la de Jesucristo en la cruz.
4. Tarta de ‘American pie’
Bochornoso, denigrante y desorinante: así es el momentazo que nos brinda Jason Biggs al ser pillado por su padre zumbándose una tarta de manzana. Si esto no es una cumbre del cine para adolescentes de los noventa, que venga Dios y lo vea.
3. Codornices en pétalos de rosa de ‘Como agua para chocolate’
La comida no sólo sirve para alimentarse. Ni para dar gusto al paladar. También vale para mantener relaciones sexuales a través de ella. Al menos eso sucede en la película de Alfonso Arau, en la que la protagonista prepara unas codornices en pétalos de rosa que ponen cachonda a toda la mesa.
2. Zapato de ‘La quimera del oro’
Charles Chaplin, un vagabundo buscador de oro, comparte una magra cena de Acción de Gracias con su compañero de cabaña consistente en una bota hervida. Pocas veces el cine ha representado el hambre de una manera tan efectiva y tan cómica.
1. Ratatouille de ‘Ratatouille’
Para el New York Times y para Ferran Adrià, Ratatouille es la mejor película sobre comida de la historia. No puedo estar más de acuerdo con ellos. De sus incontables escenas memorables, me quedo con el momento en el que el crítico Anton Ego prueba el plato en cuestión y le produce el mayor de los placeres gastronómicos que existen: el viaje a la infancia.
¿Cuál es tu escena de comida favorita del cine?
https://elpais.com/gastronomia/el-comidista/2012/02/27/articulo/1330334853_133033.html
La horchata y los fartons: Dulces embajadores de la cultura valenciana.
La horchata y los fartons son mucho más que simples delicias gastronómicas , forman parte de la cultura valenciana. Ahora explicare como han evolucionado a lo largo de la historia y su impacto en la sociedad valenciana .
Orígenes ancestrales
La historia de la horchata se remonta a tiempos antiguos. El cultivo de la chufa, ingrediente principal de esta refrescante bebida, tiene sus raíces en el Antiguo Egipto, donde ya se apreciaban sus propiedades nutritivas y medicinales. Sin embargo, fue durante la época de la conquista árabe de la Península Ibérica cuando la chufa encontró su hogar definitivo en las fértiles tierras valencianas3.
El nacimiento de una tradición
La elaboración de la horchata como la conocemos hoy en día se consolidó en la región valenciana, especialmente en Alboraya, que se convirtió en el epicentro de su producción. Este pequeño municipio, cuyo nombre proviene del árabe «Al-buraig» (torrecita), fue donado por el rey Jaime I al obispo de Huesca tras la Reconquista de Valencia .
Los fartons: El complemento perfecto
Aunque la horchata ya era popular por sí sola, no fue hasta mediados del siglo XX cuando surgió su inseparable compañero: el fartón. Este bollo dulce, alargado y esponjoso, fue creado específicamente para ser mojado en la horchata, elevando la experiencia gustativa a nuevas alturas.
Impacto cultural y literario
La combinación de horchata y fartons ha trascendido lo meramente gastronómico para convertirse en un fenómeno cultural: Estos productos se han convertido en embajadores de la cultura valenciana, siendo reconocidos tanto a nivel nacional como internacional. La horchata y los fartons son ahora un atractivo turístico, con horchaterías tradicionales que se han convertido en paradas obligatorias para los visitante. Han inspirado a artistas locales, como demuestra la colaboración entre Pepina Pastel y Pils Ferrer, que crearon una caja que «rezuma Valencia por los cuatro costados», representando icónicamente la horchata y los fartons. Chefs y mixólogos están incorporando estos sabores tradicionales en creaciones modernas, como el cóctel Terreta del restaurante Mamma Pazo, que utiliza horchata en su elaboración.
Preservación de la tradición
A pesar de la globalización gastronómica, la horchata y los fartons han mantenido su autenticidad. Horchaterías centenarias como Horchatería Daniel (fundada en 1949), Panach (desde 1971) y Santa Catalina (establecida en 1835) continúan elaborando estos productos de manera artesanal, preservando así el sabor y las técnicas tradicionales.
La horchata y los fartons no son solo una merienda refrescante; son un testimonio vivo de la rica historia y cultura valenciana. Su evolución a lo largo de los siglos y su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia los convierten en verdaderos tesoros gastronómicos. https://www.levante-emv.com/horta/2023/06/07/origen-mojar-horchata-fartones-88415268.html
El pelo encontrado en los dientes de leones de hace un siglo revela uno de los alimentos principales de su dieta: humanos
El análisis del ADN de los pelos acumulados en las cavidades de los dientes de dos ejemplares de leones de Kenia, almacenados en el Museo Field de Historia Natural de Chicago desde hace un siglo, ha permitido reconstruir la ecología y la dieta rica en humanos de estos grandes felinos.
Los resultados aparecen recogidos este viernes en la revista científica Current Biology e ilustran hasta qué punto los avances biotecnológicos están permitiendo reconstruir con precisión la vida pasada.
En 1898, dos leones asaltaron un campamento de trabajadores de la construcción de puentes en el río Tsavo (Kenia), devorando al menos a 28 personas hasta que John Patterson, el ingeniero que dirigía el proyecto, les disparó. Patterson acabó vendiendo los restos de los cuerpos de los leones al Museo Field de Historia Natural de Chicago en el año 1925.
Años más tarde, en la década de los 90, el gestor de colecciones del museo, Thomas Gnoske, se dio cuenta, mientras examinaba las dentaduras de aquellos leones, de que los dientes rotos dejaban al descubierto cavidades donde habían ido acumulando pequeños amasijos de restos de pelo de sus presas a lo largo del tiempo, y comenzó a estudiarlos junto con otros investigadores.
Ahora, los avances en microscopía y genómica han permitido reconstruir la dieta y el entorno en el que se movían aquellos leones a través del análisis del ADN de esas muestras de pelo almacenadas en los dientes rotos.
Los helados en España: del postre de Felipe II al Frigo Pie de los ochenta
Un repaso a la historia de uno de los bocados que forma parte de la memoria sentimental de un país, y cuyo rastro lleva a la China del año 2000 a.C
La mayoría de nuestros recuerdos van asociados a sabores de la infancia. La memoria y, por extensión, la vida entera, se construye a partir de sabores y momentos. Perderlos equivale a borrar nuestra identidad y buena parte de los anclajes con la realidad. Por eso, la historia del helado en España es un recorrido sentimental por aquellos instantes brevísimos en los que fuimos felices, a la par que una narración sobre el desarrollo tecnológico de un país que soltó el botijo para abrazar un Frigo Dedo.
El helado, un postre que hoy disfrutamos con tanta naturalidad, tiene una fascinante historia en España que se remonta siglos atrás. Aunque sus orígenes se remontan a la antigua China hace 2000 a.C., su camino hacia la popularidad en tierras españolas fue largo y gradual.
Durante siglos solo para una élite
En sus inicios, el helado era un lujo reservado para la realeza y la nobleza. La dificultad para obtener y conservar el hielo, junto con el alto costo de ingredientes como el azúcar y las especias, lo convertían en un manjar exclusivo. Para preservar el hielo, se construyeron estructuras especiales como el Pozo del Frío en Almería o la Gran Cava en Alicante.
El siglo XIX vio la aparición de los primeros heladeros ambulantes en las ciudades españolas. Estos vendían una versión primitiva del polo, raspando barras de hielo y añadiendo siropes de diversos sabores. Esta práctica perduró hasta mediados del siglo XX.
La llegada del frío industrial
La verdadera revolución llegó con la industrialización del frío en el siglo XX. En 1952, coincidiendo con el fin del racionamiento en España, se generalizó el uso de neveras domésticas y el frío industrial en la restauración. Este avance, junto con el auge del turismo de playa, popularizó enormemente el consumo de helados.
Del Frigo Pie al Twister y el Calippo: El Marketing y la Publicidad que convirtieron a estos Helados en Top Ventas e Iconos del Verano / PuroMarketing
Los años 70 y 80 marcaron una época dorada para los helados industriales en España. Aparecieron productos que se volvieron icónicos como el Frigo Dedo, el Frigo Pie, el Calippo y el Twister. Estos helados se convirtieron en parte fundamental de los recuerdos de infancia de toda una generación.
Hoy en día, el helado no es solo un postre refrescante, sino un símbolo de momentos felices y despreocupados. Su evolución en España refleja no solo el desarrollo tecnológico del país, sino también los cambios en las costumbres y la creación de recuerdos colectivos. El helado se ha convertido en una «porción de felicidad congelada en el tiempo», un testigo dulce de la historia y la cultura española.
FUENTE: Butrón, I., Butrón, I., & Butrón, I. (2024, 25 julio). Los helados en España: del postre de Felipe II al Frigo Pie de los ochenta. El País. https://elpais.com/gastronomia/2024-07-25/los-helados-en-espana-del-postre-de-felipe-ii-al-frigo-pie-de-los-ochenta.html
¿Cómo se preservaban los alimentos en la antigüedad?
Antes de la invención del refrigerador, mantener los alimentos en buen estado era muy difícil, aunque algunos de los métodos de conservación antiguos continúan empleándose en la actualidad. Es el caso de la fermentación, perfeccionada en el Antiguo Egipto para elaborar pan, el curado, la forma más antigua empleada para conservar la carne y el encurtido, que origino los pepinillos en la Mesopotamia antigua.
Origen de la fermentación de los alimentos
En las zonas más cálidas del planeta, la fermentación ocurría de forma natural. Los lácteos fermentaban naturalmente en ciertos climas, por lo cual el proceso comenzó a realizarse de forma manual.
La fermentación artificial se remonta al 10.000 a. C. El registro histórico más antiguo es el de una bebida china hecha de arroz fermentado, frutas y miel, que data del año 7000 a.C.
Muchas de las técnicas de fermentación egipcias, desarrolladas entre el 3500 y el 300 a. C., se siguen utilizando en la actualidad. En Egipto comenzó a fermentarse la masa para hacer pan, mientras que, en el valle del Tigris, actualmente Irak, se originaron los encurtidos de pepinos, en el año 2000 a.C.
Desde el año 500 a. C., los chinos utilizaron la cuajada de soja como un tratamiento antibiótico y, alrededor del año 200 a. C., la fermentación de las hojas de té dio lugar a la popular kombucha.
Con el desarrollo del cultivo de cereales, la fermentación de estos y de otros alimentos, como leguminosas, se haría muy popular en todo el mundo, a partir del 500 al 1000 d. C.
Utilizado para alcohol, vinagre, queso, pan y aceitunas, este proceso de conservación tenía dos ventajas: las bacterias actuaban como conservantes y, a la vez, enriquecían el sabor, el color y la textura de los alimentos.
El curado, encurtido y azucarado de alimentos
El curado es la forma más antigua de preservar ciertos alimentos, especialmente carnes. El procedimiento era salar el alimento, ahumarlo, colgarlo y dejarlo secar al aire libre. De esta forma, se eliminaban las bacterias y la carne se mantenía en buen estado durante largos períodos.
En la Edad Media, el azúcar era un producto muy caro, pero hacia el final del período comenzó a ser más accesible. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo y la llegada de la caña de azúcar, el azucarado se comenzó a utilizar para conservar las frutas. Estas se deshidrataban y se colocaban dentro de frascos con agua hervida y azúcar sin refinar.
Como en la actualidad, el encurtido se realizaba envasando vegetales con agua hervida, salmuera, vinagre y aceite. Sin embargo, en ocasiones el agua no se hervía, para promover el crecimiento de ciertas bacterias, las que producían ácidos orgánicos, como el ácido láctico, los que actuaban como conservantes.
Información encontrada en:
https://okdiario.com/historia/como-preservaban-alimentos-antiguedad-8482696
¿Quién está detrás de la comida ecológica en Asturias?
En las últimas décadas ha crecido considerablemente el interés por la agricultura y la ganadería ecológicas, una forma de producir alimentos que prioriza el respeto por el medio ambiente, la sostenibilidad y la salud humana. En un contexto global marcado por el cambio climático, la degradación de los suelos y la preocupación por la calidad de los alimentos, la producción ecológica se presenta como una solución a muchos de los problemas asociados con los sistemas convencionales. ¿Quién hay detrás de esta forma de producir comida? NORTES ha estado con dos explotaciones asturianas, una de agricultura y otra de ganadería, para buscar su motivaciones y problemas en un sector que resulta más desconocido que la forma de producir sin sello ecológico.
En Asturias el organismo encargado de vigilar el cumplimiento de la normativa vigente de producción agraria ecológica es el Consejo de Producción Agraria Ecológica de Asturias (COPAE).
“Hay todo un procedimiento, unas condiciones para que los productores puedan sellar sus productos como ecológicos. Y hay todo un esfuerzo que tal vez no se conozca”, afirma Ulises Tuero desde COPAE. Se refiere a esos agricultores y ganaderos cuya dedicación a este tipo de productos es algo más que un empeño empresarial. Solo hay que hablar con algunos de ellos para darse cuenta de que detrás de todo ello hay una vocación campesina que busca cuidar la tierra y los animales para poder alimentarse de ellos.
Un químico y una maestra se hicieron campesinos
La Güerta Monga, situada en el entorno de Nava, es una de las empresas ecológicas asturianas con sello COPAE. Al frente una pareja, Paula y Antón, que al hablar de sus motivaciones para estar en este sector, utilizan palabras como “compromiso”, “militancia”, “identidad” y “recampesinar”.
Paula Cristóbal, de 43 años, era maestra de escuela y dejó su puesto para ser “campesina”. Antón Cadierno, su pareja, de 42 años, estudió Químicas, pero también fue arrastrado “por esta vocación”. Él cuenta cómo aún siendo de Tinéu, a pesar de estar en un entorno rural, vivía “desconectado” de los tiempos de la tierra: “No se pone en valor la vida y el mundo campesino, así que lo normal es que la gente estudie y luego se marche. Mi vida parecía encaminarse en esa dirección.”
Aunque la familia de Paula venía del campo, ella se había criado fuera del entorno rural. Siempre mantuvo contacto con lo rural, pero de una manera que ella denomina “un poco externa, desde fuera”. “Hasta que empecé a trabajar de maestra en Cabrales, donde estaba mi familia materna, que eran campesinos”, recuerda. “Allí empecé a darme cuenta de muchas cosas, de cómo había sido mi vida, de cómo debía ser. Me daba cuenta de que en la escuela los niños no eran parte del sistema. En realidad, aquellos niños fueron mis maestros. Empecé a conectar todo eso que estaba sintiendo con la trayectoria campesina de mi familia.”
https://www.nortes.me/2024/10/05/comida-ecologica-en-asturias/