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Las 3 claves de la longevidad: deporte, alimentación y cuidado de la piel
Para Patricia Smith, una británica que recientemente celebró su centenario en un hogar de retiro en West Sussex, la clave de la longevidad reside en sus hábitos saludables, los cuales ha mantenido a lo largo de toda su vida. Desde la actividad física diaria hasta una rutina de cuidado personal sencilla, su ejemplo capturó la atención de médicos y científicos que buscan comprender los secretos detrás de una vejez saludable.
A lo largo de los años, diversos estudios demostraron que una combinación de actividad física regular, una dieta equilibrada, cuidado personal y lazos sociales pueden aumentar significativamente tanto la longevidad como la calidad de vida.
Según la Mayo Clinic, pequeños hábitos diarios, como una alimentación rica en frutas y verduras o realizar ejercicio físico, son fundamentales para envejecer con salud. Patricia Smith es un claro testimonio de ello.
Patricia Smith, quien nació en 1923, ha llevado una vida plena y activa desde temprana edad. A los 100 años, su apariencia juvenil y energía sorprenden a quienes la conocen, haciendo que muchos se pregunten cuál es su secreto para desafiar el paso del tiempo.
El deporte en la rutina de Patricia Smith
Uno de los pilares fundamentales en la vida de Patricia ha sido el deporte. Desde su participación en competencias juveniles hasta sus caminatas diarias en el hogar de retiro, ha mantenido una rutina activa a lo largo de los años.
Este hábito es respaldado por estudios científicos. Un artículo del British Journal of Sports Medicine señala que mantener una rutina física regular no solo mejora la salud cardiovascular y muscular, sino que también puede retrasar los signos del envejecimiento físico y cognitivo. Patricia es un claro ejemplo de cómo una vida activa puede prolongar tanto la longevidad como la calidad de vida.
La hidratación, el secreto de Patricia Smith para el cuidado de la piel
Ella ha sido constante en su cuidado de la piel, aunque de una manera muy simple. Ha evitado tratamientos cosméticos costosos, confiando únicamente en la hidratación diaria con cremas de día y de noche. Esta rutina le ha permitido mantener una piel libre de arrugas, algo que ha sorprendido a muchos, dada su edad.
Su enfoque está respaldado por investigaciones como la publicada en la revista Dermatology Research and Practice, que confirman que una piel bien hidratada mantiene su elasticidad y firmeza durante más tiempo, retrasando los signos visibles del envejecimiento. El uso de cremas hidratantes crea una barrera protectora que preserva la humedad de la piel, lo que puede ser uno de los secretos más sencillos, pero efectivos, para un envejecimiento saludable.
Una copa de vino tinto
El aspecto más curioso de la rutina diaria de Patricia es su hábito de disfrutar de una copa de vino tinto al día. A pesar de que el consumo de alcohol generalmente se desaconseja en exceso, algunos estudios como han demostrado que el consumo moderado de vino tinto puede tener beneficios para la salud cardiovascular, gracias a su contenido de resveratrol, un potente antioxidante que ayuda a combatir los radicales libres responsables del envejecimiento.
Para aquellos que buscan envejecer con salud, es importante tener claro que adoptar una rutina activa, cuidar de uno mismo constantemente, y disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
A menos calorías, más años, pero con matices: un estudio indaga en la compleja relación entre ayuno y longevidad
Un análisis realizado con un millar de ratones genéticamente diversos con distintos tipos de dietas de restricción calórica y ayuno intermitente muestra que los posibles beneficios de estas intervenciones son más complejos de lo que se pensaba
Consumir menos calorías puede llevar a vivir más años. La idea ha sido repetida con insistencia en los últimos tiempos, pero podría ser mucho más compleja de lo que se creía y la genética tendría un papel fundamental. Así lo explica un completo estudio realizado en casi 1.000 ratones genéticamente diversos que se publica este miércoles en la revista científica Nature. Aunque la restricción calórica demostró alargar la vida en todos los roedores, los efectos sobre su salud no siempre fueron iguales. Los datos aportan matices, detalles y nuevos conocimientos sobre la compleja relación entre restricción dietética y longevidad.
“La restricción de calorías empezó a demostrar extender la vida útil de los roedores en la década de 1930″, explica en conversación telefónica Gary Churchill, genetista del Jackson Laboratory (Maine, Estados Unidos) y autor principal del estudio junto al biólogo Andrea di Francesco. Desde entonces, la restricción calórica también ha demostrado prolongar la existencia de muchos otros seres, desde gusanos hasta macacos (aunque de forma modesta), y se ha convertido en el Santo Grial de la eterna juventud. Pero tras los grandes titulares aparecieron los matices. “A principios de la década de 2010, se empezó a ver que no todos los antecedentes genéticos se benefician igual de esta restricción”, continúa Churchill. Fue entonces cuando empezó a idear el estudio que ahora ve la luz.
El actual trabajo quería probar hasta qué punto la genética podía condicionar los resultados, así que sometió a 960 ratones hembra genéticamente diversos a cinco intervenciones diferentes. Unos tendrían una dieta normal; otros, una reducción de la ingesta calórica del 20%; y los últimos, de hasta el 40%. Hubo dos grupos de ratones que se sometieron a una dieta de ayuno intermitente, en la que los roedores estaban sin comer uno o dos días consecutivos por semana. A continuación, los autores recopilaron datos de unas 200 evaluaciones de rasgos inmunitarios, sanguíneos, metabólicos, funcionales y conductuales. Y los cruzaron.
Descubrieron así que “la restricción dietética aumentaba la esperanza de vida de los ratones en general”. Incluso en aquellos que se sometieron al plan más estricto de reducción de un 40% de su dieta normal, lo que sorprendió a los investigadores. “Es una restricción extrema. Pero no hubo ningún indicador de que algo fuera mal, aparte de que los ratones eran más pequeños de lo normal”. Los investigadores también constataron que los efectos de la restricción calórica en la esperanza de vida eran distintos no solo según el tipo de dieta seguida, sino según la edad, la ascendencia genética e incluso la resistencia del ratón a su nueva situación.
Ponerse a dieta y no adelgazar puede resultar frustrante para millones de humanos, pero en el caso de los ratones, este hecho demostró estar relacionado con un mayor incremento de la esperanza de vida. “Los animales que fueron capaces de mantener sus grasas corporales y sus niveles de glucosa altos, vivieron más. Y mi suposición aquí es que estos animales tienen una resiliencia intrínseca”, explica Churchill. “Estas intervenciones son estresantes y los animales que están perdiendo peso te están demostrando que responden negativamente a la dieta. En este sentido, las dietas simplemente revelan algo sobre la naturaleza del animal”, añade.
Otro caso en el que una mayor grasa parecía tener un efecto protector fue en los roedores de avanzada edad. Muchos mamíferos, cerca del final de su vida, empiezan a bajar de peso. A veces es la señal de que tienen alguna enfermedad, pero otras es un simple proceso de desgaste, da la sensación de que el anciano se esté consumiendo. Esto nos sucede a los humanos. “Y a los ratones”, señala el genetista, “unas semanas antes de morir empiezan a adelgazar. La capacidad de mantener la adiposidad más allá de lo normal, a una avanzada edad, es un indicador de que todavía están sanos”.
Solemos pensar, de forma intuitiva, que una dieta estricta puede aumentar la esperanza de vida, principalmente, por mejorar la salud cardiovascular. Pero es un proceso más complejo. En este estudio constataron como “la reducción de la grasa corporal y de los niveles de azúcar en sangre, no estaban necesariamente correlacionados con una mayor esperanza de vida”. Es decir, que no es que los ratones vivieran más por no tener problemas relacionados con el sobrepeso. Había algo más que se escapaba a los análisis. “Hay algunas buenas hipótesis al respecto”, reflexiona Churchill. “Por ejemplo, la limitación de calorías cambia el funcionamiento interno de una célula, aumenta el reciclaje celular y la autofagia”. Este término, que significa literalmente “comerse a sí mismo”, sirve para explicar el proceso por el que las células queman sus componentes innecesarios o dañados para producir energía. Esto serviría para limpiar nuestro cuerpo a nivel celular. Hay mucha literatura científica que sugiere que la autofagia podría alargar la esperanza de vida.
No es el caso de este análisis. “Podemos sospecharlo, pero no hicimos estudios a nivel molecular”, explica Churchill. El especialista es cauto a la hora de trasladar sus resultados con ratones al entorno médico. “De momento, los estudios que se han realizado en humanos sobre la restricción calórica y el ayuno intermitente se centran en los efectos metabólicos. Son cosas importantes, pero no creo que a corto plazo veamos que se demuestre que estas dietas extienden la esperanza de vida de las personas”, lamenta. Un metaanálisis de la literatura científica preexistente, publicado por la revista Science, destacaba en 2021 como, a pesar de la cantidad de estudios en animales, “no es posible saber si las dietas de restricción calórica afectan al envejecimiento biológico de las personas”.
Dan Buettner, el experto en longevidad que investiga los secretos para vivir 100 años: “Me concentro en llevar una dieta basada en plantas”
‘Infobae España’ entrevista al mayor experto en zonas azules del mundo y a un joven local de estas regiones repletas de centenarios.
Poster de la miniserie «Live to 100: Secrets of the Blue Zones» disponibles en Netflix
Dan Buettner, un reconocido experto en longevidad, ha centrado su carrera en descubrir los secretos para vivir hasta 100 años o más. Su trabajo se ha popularizado a través del concepto de las «Zonas Azules», áreas geográficas donde las personas tienden a vivir más tiempo y con mejor salud que el promedio mundial. Estas zonas incluyen lugares como Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Nicoya en Costa Rica, Icaria en Grecia y Loma Linda en California.
Buettner ha identificado que uno de los factores clave para la longevidad en estas regiones es una dieta predominantemente basada en plantas. Las personas que viven en las Zonas Azules consumen regularmente legumbres, granos enteros, verduras y frutas, mientras que la carne se consume con moderación. La dieta está enriquecida con alimentos locales, frescos y naturales, evitando los productos procesados, carnes rojas y azúcares añadidos.
Dan Buettner con un centenario de Nicoya (Costa Rica) comiendo los platos típicos (Netflix)
Además de la dieta, Buettner destaca otros hábitos de vida que contribuyen a la longevidad. El ejercicio físico regular es fundamental, pero no necesariamente en forma de rutinas intensas de gimnasio. En las Zonas Azules, la actividad física está integrada naturalmente en la vida diaria a través de caminatas, trabajos manuales y actividades al aire libre.
La conexión social también juega un papel crucial. Las personas longevas suelen tener fuertes lazos familiares y comunitarios, lo que les proporciona apoyo emocional y un sentido de pertenencia. Mantener relaciones significativas y participar activamente en la comunidad son aspectos que Buettner considera esenciales para una vida larga y saludable.
Dan Buettner con una centenaria en su documental de Netflix ‘Vivir 100 años: Los secretos de las zonas azules’
Otro factor importante es tener un propósito claro en la vida, algo que los habitantes de las Zonas Azules denominan «ikigai» en Japón o «plan de vida» en Costa Rica. Este sentido de propósito motiva a las personas a mantenerse activas y comprometidas con sus intereses y responsabilidades.
En resumen, Dan Buettner ha demostrado que la combinación de una dieta basada en plantas, actividad física regular, conexiones sociales sólidas y un propósito claro puede aumentar significativamente las posibilidades de vivir una vida larga y saludable. Su investigación ofrece valiosas lecciones para quienes buscan mejorar su calidad de vida y alcanzar una longevidad excepcional.
FUENTE: Osuna, C. A. (2024, 12 agosto). Dan Buettner, el experto en longevidad que investiga los secretos para vivir 100 años: “Me concentro en llevar una dieta basada en plantas”. Infobae. https://www.google.com/amp/s/www.infobae.com/espana/2024/08/12/dan-buettner-el-experto-en-longevidad-que-investiga-los-secretos-para-vivir-100-anos-me-concentro-en-llevar-una-dieta-basada-en-plantas/%3foutputType=amp-type