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10 tendencias en alimentación que llegan pisando fuerte este 2024
El panorama alimentario de 2024 estará marcado por la consolidación de tendencias ya presentes en los últimos años, pero que ahora se desarrollarán con mayor fuerza. La gastronomía será un reflejo de un mundo lleno de contrastes: lo saludable frente a los ultraprocesados, lo sostenible frente a la globalización, y el lujo frente a las dificultades económicas. Este juego de opuestos no solo define qué comemos, sino también cómo entendemos la alimentación en un contexto de desigualdades sociales.
La revolución de la alimentación saludable
La búsqueda de una alimentación más equilibrada y respetuosa con el medioambiente sigue en auge. La cocina plant-based, basada en alimentos de origen vegetal, se posiciona como la gran protagonista. Según Àngels Puntas, directora de la escuela de cocina La Patente, este enfoque no solo responde a una cuestión de salud, sino también a convicciones éticas y sostenibles. Productos como quesos y embutidos veganos, harinas de legumbres y alternativas integrales continuarán marcando tendencia en 2024.
A esto se suma la popularización de probióticos en alimentos fermentados como el kimchi y el chucrut, junto con el auge de snacks saludables y dietas específicas como la ayurvédica. Paralelamente, electrodomésticos como las freidoras de aire están transformando los métodos de cocción en los hogares, facilitando formas de cocinar más sanas y prácticas.
El auge de los alimentos «sin»
El crecimiento de alergias e intolerancias alimentarias ha provocado la expansión de productos libres de gluten, lactosa y, más recientemente, fructosa. Este último, un azúcar natural presente en muchas frutas y vegetales, está siendo eliminado de algunos productos para adaptarse a consumidores con restricciones dietéticas, ampliando las opciones de una dieta inclusiva.
Sostenibilidad y gastronomía circular
La preocupación por el medioambiente influye cada vez más en la gastronomía. La cocina circular, basada en el reaprovechamiento de alimentos, será una de las principales tendencias de 2024. Ingredientes como cáscaras de plátano o restos de legumbres encontrarán nuevas aplicaciones en destilados, compostaje y otras formas de reutilización creativa. Restauradores como Matteo Bertozzi, del restaurante My Fucking Restaurant, apuestan por el modelo de zero waste, promoviendo prácticas que reducen los residuos.
Lujo democratizado y globalización frente a lo local
Mientras muchas familias enfrentan dificultades para cubrir su cesta básica, el consumo de productos tradicionalmente considerados de lujo, como ostras, caviar y langosta, sigue creciendo. Estos alimentos están dejando de ser exclusivos de las grandes celebraciones para formar parte del día a día de algunos hogares.
Por otro lado, la globalización gastronómica continúa ampliando el acceso a ingredientes de todo el mundo, desde especias exóticas hasta recetas multiculturales. Sin embargo, esta tendencia convive con un renovado interés por los productos de proximidad y de temporada, impulsado por campañas que destacan sus beneficios para la economía local y el medioambiente.
Coctelería sin alcohol y experiencias gastronómicas
El interés por el bienestar y un estilo de vida saludable ha llevado al auge de la coctelería sin alcohol, donde bebidas como kombucha y Gimber sustituyen al champán y los cócteles tradicionales. Este fenómeno, conocido como «sober is sexy», asocia la ausencia de alcohol con valores positivos como la salud y la sostenibilidad.
Además, los comensales ya no buscan solo comida, sino experiencias. Restaurantes de alta cocina están reinventándose para ofrecer vivencias multisensoriales que van más allá de lo gastronómico, haciendo de cada visita un espectáculo único.
La consolidación de las cocinas fantasma
En paralelo, el fenómeno de las ghost kitchens está transformando el sector de la comida para llevar. Estas cocinas, diseñadas exclusivamente para preparar platos a domicilio, optimizan procesos y costos, lo que las posiciona como una solución cada vez más viable para la producción masiva de alimentos.
Un contexto marcado por desigualdades
A pesar de estos avances, persisten profundas desigualdades en el acceso a una alimentación adecuada. Según Javier Guzmán, director de Justicia Alimentaria, la falta de políticas públicas en este ámbito ha dejado la alimentación en manos de empresas privadas, agravando las consecuencias sanitarias y sociales de dietas inadecuadas para una parte significativa de la población.
Por lo que, el 2024 será un año en el que las tendencias alimentarias reflejarán las tensiones y contradicciones de nuestro tiempo. Mientras algunos consumidores apuestan por una alimentación saludable, sostenible y de proximidad, otros enfrentan barreras económicas y sociales que limitan su acceso a una dieta equilibrada. Este contraste define no solo la evolución de la gastronomía, sino también los retos y oportunidades que enfrentará el sector en los próximos años.
Crean bioplásticos a partir de celulosa para el envasado de alimentos de consumo rápido
Un equipo de investigación de IHSM la Mayora ha producido un plástico transparente y biodegradable como alternativa a los tradicionales. Este material es más resistente que otras propuestas similares y mantiene su transparencia. Los expertos confirman que podría emplearse como envase para la comida rápida o productos de panadería.
Un equipo de investigación del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (IHSM, UMA-CSIC) en Málaga ha desarrollado un bioplástico elaborado a partir de celulosa para envasar alimentos de consumo rápido. Este material podría emplearse para recubrir bollería como pan, magdalenas o galletas, o como complemento a otros envases sólidos como los que se emplean en la carne o el pescado.
Para elaborarlo, los expertos han aplicado, por un lado, celulosa comercial – principal componente de las plantas-, y glicerol, un alcohol con aspecto aceitoso que posee propiedades lubricantes y ablandantes. “Se trata de una estrategia sencilla que no se había estudiado con anterioridad”, explica la investigadora del IHSM La Mayora, Susana Guzmán.
Una de las características de este material es que es inocuo para el medio ambiente, repele el agua y a los microorganismos patógenos y posee propiedades físicas muy similares al del papel film, como su elasticidad, transparencia y maleabilidad. Según los expertos, su objetivo era encontrar una manera sencilla de desarrollar un material a través de residuos agrícolas que fuera transparente, resistente y biodegradable como alternativa a los plásticos de uso común, derivados de fuentes fósiles.
La proporción perfecta
Tal y como explican en el artículo ‘Transparent, plasticized cellulose-glycerol bioplastics for food packaging applications’ publicado en la revista International Journal of Biological Macromolecules, para desarrollar este material, emplearon celulosa, una sustancia que proporciona rigidez y resistencia a las paredes celulares de las plantas. Después, la disolvieron hasta obtener una solución transparente. A continuación, añadieron glicerol, que reúne propiedades aglutinantes que aportó a la mezcla cualidades plastificantes. “Tuvimos que realizar varios experimentos con distintas proporciones hasta dar con un rango de composición aceptable para el contacto con alimentos”, indica Guzmán.
Tras preparar distintas soluciones, el grupo científico evaporó el disolvente y obtuvo distintas películas transparentes. Todas ellas mostraron una buena resistencia y conservaron sus propiedades sin descomponerse al contacto o pasar directamente a los alimentos, requisito para su potencial uso en envases alimentarios.
Para probarlo, envolvieron pequeños bizcochos y evaluaron la dureza de los mismos a distintos tiempos, demostrando que el alimento se conservaba mejor cuando estaba protegido por este bioplástico. “Estas pruebas sirven como primer paso para continuar con el desarrollo de este material, que podría emplearse en el futuro en los mercados, restaurantes de comida rápida o panaderías”, explica la responsable del estudio.
Material biodegradable
Por último, sometieron este material a un ensayo de degradación en agua de mar para comprobar cómo se descomponía de forma natural en los entornos acuáticos. Así, confirmaron que este bioplástico se degradaba con más facilidad debido a su contenido en glicerol, dado que los microorganismos pueden consumirlo y nutrirse del mismo.
El siguiente paso del grupo Materiales Agroalimentarios Sostenibles del IHSM es mejorar la fórmula de este bioplástico para que sea más resistente al agua. En paralelo, trabajan con otros materiales como los residuos de patata y de tomate, así como el caparazón de pequeños crustáceos, para desarrollar a partir de los mismos recubrimientos para envases alimentarios respetuosos con el medioambiente e inocuos para el ser humano.
Este trabajo ha sido financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y fondos propios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).