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El 44% de los alimentos en los supermercados españoles están innecesariamente envasados en plástico
Según un estudio de DS Smith, casi la mitad de los productos alimentarios en los supermercados de España están empaquetados en plástico que podría eliminarse o sustituirse por alternativas más sostenibles, lo que supone utilizar 16.600 millones de piezas de plástico al año innecesariamente.
Un estudio pionero sobre 1.500 productos de supermercados revela el uso excesivo de plástico en los envases de alimentos y bebidas en España. El Material Change Index (Índice de Cambio de Materiales), elaborado por Retail Economics para DS Smith, cifra en un 44% los productos alimentarios en los supermercados españoles que están envueltos en plástico que podría ser reemplazado por alternativas más sostenibles.
Este uso masivo de plástico supone que en el país se utilizan, innecesariamente, 16.600 millones de elementos de plástico cada año. La mayoría de este plástico proviene del packaging de carne y pescado (84%), productos lácteos (83%) y alimentos procesados, incluidas las comidas preparadas (78%).
Una encuesta entre productores y distribuidores de alimentos en Europa, realizada en el marco del estudio, revela que un 98% del sector se ha comprometido a reducir el uso de envases plásticos. Sin embargo, tres de cada cinco tienen dos años o menos para cumplir sus objetivos, y una cuarta parte reconoce que no está en camino de lograrlos.
Entre los obstáculos a superar, destacan el coste de las materias primas (40%) y el miedo a que los consumidores no acepten los cambios (39%). En este sentido, los productores y distribuidores de alimentos temen que las modificaciones en los envases puedan hacerlos menos competitivos: un 72% creen que los compradores no estarían dispuestos a pagar más por envases sostenibles, y casi dos tercios (65%) piensan que los consumidores no querrían sacrificar la comodidad por la sostenibilidad.
Dependencia excesiva del plástico
El estudio Material Change Index ha analizado los materiales de packaging en 25 de los supermercados más populares de seis mercados europeos: Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España y Polonia. Los resultados muestran que España es el segundo país más dependiente del plástico en Europa, con más de dos tercios (67%) de los alimentos envasados en plástico. Reino Unido encabeza la lista con un 70%, seguido de España (67%), Italia (66%), Alemania (66%), Polonia (62%) y Francia (59%).
España tiene una proporción significativa de productos sin envasar (11%) en comparación con otros países, gracias a la mayor presencia de panaderías y mostradores de alimentos frescos en los supermercados. Sin embargo, las empresas españolas sienten menos presión por parte de los consumidores para cambiar sus envases por alternativas más sostenibles, ya que solo un 40% prevé que la demanda de alternativas sin plástico aumente en los próximos años, muy por debajo de la media europea del 81%.
Francia es el país donde menos productos de los supermercados utilizan plástico como principal material de embalaje. Esta tendencia se debe, en parte, a la gran presencia de mostradores de productos frescos (como panaderías y queserías), donde los artículos se venden sin envoltorios, y a las secciones de productos orgánicos que ofrecen alimentos a granel y opciones de recarga para cereales y granos. El sólido desempeño de Francia también está impulsado por la prohibición gradual de envases plásticos para frutas y verduras frescas. Incluso al incluir productos procesados o precocinados (como frutas y verduras deshidratadas), el uso de plástico en esta categoría es del 44%, muy por debajo del 78% del Reino Unido. Se espera que esta cifra siga disminuyendo antes de que entre en vigor una prohibición total en 2026.
El 82,4% del plástico innecesario podría reemplazarse con alternativas en fibra
El estudio Material Change Index está impulsado por DS Smith, compañía líder a nivel mundial en soluciones de packaging sostenible en cartón ondulado, con gran presencia en España. Ignacio Montfort, director ejecutivo de DS Smith Packaging Iberia, apunta: “Las empresas de alimentación están comprometidas con la sustitución de los envases de plástico, pero mientras los objetivos sigan siendo voluntarios, no podremos cambiar la situación”. Aunque la UE ha establecido reglas para eliminar ciertos plásticos, a menudo avanzar en esta dirección puede hacerles perder competitividad, creando una desventaja para quienes actúan primero: “Necesitamos normas globales unificadas que permitan acelerar el proceso. La UE y Estados Unidos deben liderar este esfuerzo con el Tratado Global sobre Plásticos”, defiende Montfort. “No todo el plástico puede o debe ser reemplazado, y no todo puede suceder de inmediato, pero hay demasiado plástico que nunca será reciclado, por lo que eliminarlo de nuestras cadenas de suministro es clave para reducir los residuos”.
DS Smith estima que el 82,4% del plástico utilizado innecesariamente en España podría reemplazarse o reducirse significativamente con alternativas basadas en fibra. Asimismo, la empresa continúa invirtiendo en la búsqueda de nuevas soluciones, como la creación del R8, un Centro Global de Investigación y Desarrollo e Innovación, diseñado para acelerar la innovación en envases y llevar a cabo programas piloto con algunas de las mayores empresas de productos de consumo del mundo.
Crean bioplásticos a partir de celulosa para el envasado de alimentos de consumo rápido
En este artículo descubriremos un gran invento para la industria alimentaria. En general en el mundo es un gran problema el uso masivo de plásticos, sobre todo en los artículos de consumo rápido como por ejemplo las magdalenas. En un paquete cada magdalena tiene su propio envoltorio de plástico haciendo que la cantidad de este sea excesiva.
Un equipo de investigación de IHSM la Mayora ha producido un plástico transparente y biodegradable como alternativa a los tradicionales. Este material es más resistente que otras propuestas similares y mantiene su transparencia. Los expertos confirman que podría emplearse como envase para la comida rápida o productos de panadería.
Un equipo de investigación del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (IHSM, UMA-CSIC) en Málaga ha desarrollado un bioplástico elaborado a partir de celulosa para envasar alimentos de consumo rápido. Este material podría emplearse para recubrir bollería como pan, magdalenas o galletas, o como complemento a otros envases sólidos como los que se emplean en la carne o el pescado.
El material se podría emplear como envase para productos de repostería o comida rápida.
Para elaborarlo, los expertos han aplicado, por un lado, celulosa comercial – principal componente de las plantas-, y glicerol, un alcohol con aspecto aceitoso que posee propiedades lubricantes y ablandantes. “Se trata de una estrategia sencilla que no se había estudiado con anterioridad”, explica la investigadora del IHSM La Mayora, Susana Guzmán.
Una de las características de este material es que es inocuo para el medio ambiente, repele el agua y a los microorganismos patógenos y posee propiedades físicas muy similares al del papel film, como su elasticidad, transparencia y maleabilidad. Según los expertos, su objetivo era encontrar una manera sencilla de desarrollar un material a través de residuos agrícolas que fuera transparente, resistente y biodegradable como alternativa a los plásticos de uso común, derivados de fuentes fósiles.
Equipo de investigación del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ (IHSM, UMA-CSIC) en Málaga.
La proporción perfecta
Tal y como explican en el artículo ‘Transparent, plasticized cellulose-glycerol bioplastics for food packaging applications’ publicado en la revista International Journal of Biological Macromolecules, para desarrollar este material, emplearon celulosa, una sustancia que proporciona rigidez y resistencia a las paredes celulares de las plantas. Después, la disolvieron hasta obtener una solución transparente. A continuación, añadieron glicerol, que reúne propiedades aglutinantes que aportó a la mezcla cualidades plastificantes. “Tuvimos que realizar varios experimentos con distintas proporciones hasta dar con un rango de composición aceptable para el contacto con alimentos”, indica Guzmán.
Bioplástico de celulosa-glicerol, material con propiedades físicas muy similares al papel film como su elasticidad y transparencia. Foto: IHSM.
Tras preparar distintas soluciones, el grupo científico evaporó el disolvente y obtuvo distintas películas transparentes. Todas ellas mostraron una buena resistencia y conservaron sus propiedades sin descomponerse al contacto o pasar directamente a los alimentos, requisito para su potencial uso en envases alimentarios.
Para probarlo, envolvieron pequeños bizcochos y evaluaron la dureza de los mismos a distintos tiempos, demostrando que el alimento se conservaba mejor cuando estaba protegido por este bioplástico. “Estas pruebas sirven como primer paso para continuar con el desarrollo de este material, que podría emplearse en el futuro en los mercados, restaurantes de comida rápida o panaderías”, explica la responsable del estudio.
Material biodegradable
Por último, sometieron este material a un ensayo de degradación en agua de mar para comprobar cómo se descomponía de forma natural en los entornos acuáticos. Así, confirmaron que este bioplástico se degradaba con más facilidad debido a su contenido en glicerol, dado que los microorganismos pueden consumirlo y nutrirse del mismo.
El siguiente paso del grupo Materiales Agroalimentarios Sostenibles del IHSM es mejorar la fórmula de este bioplástico para que sea más resistente al agua. En paralelo, trabajan con otros materiales como los residuos de patata y de tomate, así como el caparazón de pequeños crustáceos, para desarrollar a partir de los mismos recubrimientos para envases alimentarios respetuosos con el medioambiente e inocuos para el ser humano.
Este trabajo ha sido financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y fondos propios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
ay diversos estudios sobre el reciclaje del plástico, pero la mayoría coinciden en que se recicla una pequeña parte del plástico usado, una alternativa muy eficaz para evitar que todo ese plástico acabe en la naturaleza y contamine sería creando este tipo de plásticos que se puedan degradar. Es importante invertir en este tipo de proyectos de investigación y fomentar sobre la importancia que puede tener esto en el futuro.
Nuevos grados plásticos biodegradables y compostables para alimentación
El consumo de plástico ha aumentado significativamente en los últimos años, superando las 400 TM a nivel global en 2022. En Europa se producen 54 MT, de las cuales el 39% de se destinan a aplicaciones de envase según datos de Plastics Europe. Esto se traduce en un gran aumento de la acumulación de residuos plásticos y, por tanto, de desechos de envases en los vertederos. Para frenar esta tendencia se han investigado diferentes estrategias como el desarrollo de soluciones compostables en línea también con las estrategias europeas para los plásticos.
Itene ha trabajado en el desarrollo y validación de diferentes materiales compostables ad-hoc compostables industriales o domésticos para aplicaciones de envase alimentario flexible y rígido en el proyecto COMPOLIST, financiado por IVACE+i. El objetivo fue optimizar las formulaciones determinando las combinaciones más compatibles y maximizando el grado de mezcla mediante el diseño de husillos a medida. De este modo, se han alcanzado las propiedades adecuadas para mantener o alargar la vida útil del producto envasado, evitando el desperdicio alimentario. En concreto, se han obtenido dos tipos de envases: flexibles para ensalada fresca cortada y, rígidos, para productos listos para el consumo.
En el caso de los envases flexibles, los dos films desarrollados se han utilizado para la fabricación de bolsas para envasar ensalada cortada y se ha monitorizado su vida útil. Tras analizar el comportamiento del producto, se ha concluido que ambos materiales son adecuados para envasar ensaladas frescas y que permiten alcanzar una vida útil de los productos envasados de 14 días.
Para la obtención del material flexible se han diseñado distintas formulaciones combinando diferentes biopolímeros con aditivos orgánicos e inorgánicos, con una configuración de husillos a medida. Estas se han procesado obteniéndose film mediante extrusión soplado en un equipo industrial, al que se le ha aplicado un recubrimiento barrera mediante huecograbado, obteniendo las referencias Flex. 1 y Flex. 2.
Con los films obtenidos se han conformado bolsas en las que se ha envasado ensalada fresca cortada. La vida útil de este producto ha sido monitorizada mediante la evaluación de los siguientes parámetros: evolución de atmósfera, pérdida de peso, análisis microbiológico y análisis sensorial.
La evolución de la atmósfera ha seguido una tendencia similar en ambos casos, manteniéndose más constante en la referencia Flex. 2. Sin embargo, esta misma referencia ha presentado una mayor pérdida de peso, alcanzando el 1,4%, mientras que Flex.1 no ha llegado al 1%.
Los ensayos microbiológicos han mostrado un incremento gradual de la carga microbiológica durante el tiempo de ensayo en todas las referencias evaluadas, siendo ligeramente menor en la referencia Flex. 1. Por último, el análisis sensorial indica una aceptación general por parte de los consumidores, con una valoración muy positiva para ambas muestras, especialmente para la Flex.1.
Los ensayos realizados indican que el producto es apto para el consumo de acuerdo con la legislación hasta el día 14, una semana después del fin de la vida útil indicada en el envase original. Asimismo, las ensaladas presentan una calidad sensorial adecuada en el día 12, dos días después del final de la vida útil indicada en el envase original. Comparando ambos materiales, se puede concluir que el film Flex.1 es el que ha demostrado un mejor comportamiento, considerándose el más adecuado para la conservación de productos de IV gama.